Capítulo 39

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Alexander

Ni una sola palabra. Milan no se ha quejado en las últimas seis horas y ya está oscuro afuera. Me tiene más que preocupado y eso que actúa "normal", yo diría que sospechoso, con la intención de que no descubra sus síntomas y no lo saque de este lugar. Me paseé por quinta vez consecutiva alrededor del living fingiendo que buscaba un papel que se me había perdido para vigilar a los chicos que miraban una película.

—Dile —susurró Miles y presté atención, pero discretamente por supuesto—, te ves cada vez peor...

—Gracias hermano, siempre podré contar contigo y me motivan esas palabras de aliento —dijo sarcásticamente.

—De nada —carraspeó—, oye por si no sabes está aquí...

Tosí moviendo los libros, soy pésimo fingiendo cosas y creo que mis chicos pueden notarlo a la perfección sin embargo no puedo sacarle la verdad al mayor, se esfuerza por no revelar información de ningún tipo y no puedo ir contra mi palabra, le prometí que él me podía decir cuando lo consideraba necesario. Gran error mío ¿no? Porque jamás se acercaría a confesarse.5

—¿Buscas el libro amarillo, pa? Ese que nos preguntaste hace unos minutos... —Miles preguntó.

—Si el mismo.

—¡Mientes! ¡Nos habías pedido un contrato de la empresa! —se cruzó de brazos. Joder, es muy buen detective—, ¿venías a chismosear?

—¿Disculpa jovencito? —Milan lo empujó con el hombro—, ¿Y eso?

—Ups, yo y mi boca, lo siento —levantó las manos indicando "paz".

—Al parecer no quedó clara la charla de hace unos minutos en el despacho —sus mejillas se colocaron rojas de la vergüenza.

Fue una conversación con unas cuantas advertencias por ahí, si lo castigué como correspondía. Supongo que entendió el mensaje.

—Si... hum —se miró los pies.

—Milan —el mayor me miró inmediatamente—. ¿Cómo te sientes?

—De maravilla —maldijo para sus adentros—. Nada de qué preocuparse, pa.

—¿Si? Entonces me preocuparé por el trabajo —me levanté de ahí para hacer realmente las cosas pendientes, no puedo seguir atrasándome, queriendo que el mayor de una vez por todas me diga lo que siente. De todos modos, soy la figura de autoridad aquí y si lo veo peor no discutiré del asunto. Con un aire de derrota salí de allí.

Me dirigí al despacho y me senté en la silla enfrente del escritorio, con cuidado levanté un par de carpetas comenzando por la de color transparente con contratos de ciertos trabajadores nuevos. Estuve alrededor de tres horas sin despegarme ni un momento de allí, concentrado en terminar lo más rápido posible para irme a dormir. Ya van a ser las diez de la noche.

Lucas se acercó a mi oficina para entregarme un par de mensajes directos de la empresa. Por otro lado, Parker anunció sus ganas de salir de vacaciones dentro de un mes y yo accedí, será difícil no tenerlo esos días sin embargo él también debe descansar y tomarse tu tiempo.

—¿Las pedirás también? —le pregunté a Lucas apenas el guardaespaldas salió por la puerta.

—Disculpe, ¿qué cosa jefe?

—Las vacaciones, Lucas. Sabes que tienes un periodo para pedirlas. En realidad, todo el año.

—Si, es solo que no creo que se pertinente.

—¿Deseas tenerlas en el cumpleaños de tus hijos? —negó—. Comprendo, cuando quieras están disponibles lo que sí, avísame con antelación para organizarme mejor.

Aventuras de un herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora