Capítulo 24

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Alexander

Deposité mi confianza en mis hijos, ¿Cómo no lo haría? De verdad pensé que podían estar unas horas solos, en otra ciudad y cuidados por el mejor guardaespaldas, pero ¿Qué pasó? No es que Parker no sepa hacer su trabajo si no que les creyó una mentira tan simple que desató una travesura. Apenas me informó que no los encontraba quise despedirlo, fue entre enojo y miedo a que algo les pudiera haber pasado y él estaba a su cargo sin embargo lo pensé. He estado tantas veces en la misma situación con Lucas que no lo hice, no tiene la culpa de que los chicos les guste meterse en problemas, sé que con el tiempo aprenderá a no caer tan fácil.

Les daré una lección, de eso no hay duda.

Por suerte dejé la reunión completa al momento de salir al hotel porque a la hora de que la interrumpo es posible que haya arruinado un gran trato para la empresa. Lo primero que se me vino a la mente fue "deben estar en el bar", no fue así, luego los busqué por el cuarto, los llamé y ambos celulares estaban apagados.

—Necesita un respiro —Lucas me dijo en medio de la crisis que tenía—. Cálmese, los encontraremos como siempre lo hacemos.

—¿Y si no? Lucas yo no puedo estar sin ellos... —caminé desesperado.

—Seamos positivos...

—Es una ciudad nueva, no tienen donde ir, los podrían secuestrar o aún peor —coloqué mis manos en mi cara, estoy temblando.

¿Cómo describir lo que siento? Es entre miedo, preocupación, enojo y decepción. No hay algo mejor que me pueda dar a entender que esas cuatro palabras. Es que ya no puedo estar ni tranquilo sabiendo que tienen guardaespaldas.

No sé qué les habrá causado la suficiente curiosidad como para salir sin permiso alguno, si es algo malo estarán más que castigados. Es increíble que no se sepan comportar y me deban tener así cada vez que se les ocurre irse.

Pasaron horas... horas en las cuales no supe dónde estaban mis hijos, si les había pasado algo, donde la angustia era tanta que tenía un horrible nudo en la garganta, pensé en ir a la policía, darlos por desaparecidos que era lo que más me temía. Ya no podía más, me culpé a mí mismo por traerlos hasta aquí, por dejarlos solos y no llevarlos a la reunión, por ser un mal padre quizás.

—¡Encontramos algo! —dijo Parker y sentí que el alma me volvía al cuerpo.

—Los vieron en una cervecería y una pareja de extranjeros dijeron que se les cayó un papel mientras corrían, es una dirección.

—¡Pues vamos! ¿Qué estamos esperando? —Lucas y Parker se miraron—. Díganme.

—Es una zona bastante peligrosa.

—¿Qué tanto? —me mostraron la pantalla y las calles que aparecían allí no me causaron buena espina.

¿Dónde se metieron?

­Miles

Le hicimos caso y nos fuimos al auto, juro que fueron los peores minutos de suspenso de mi vida. Mi hermano no quería mirar a la ventana y yo intentaba crear cualquier excusa para que la sanción no fuera tan grave. Deberé utilizar las opciones bajo la manga, tal vez si lloro antes no sea tan malo lo que pasará después.

—¿Tú crees que esté enojado?

—Ay Miles ¿enserio me lo preguntas?

—Botará humo por la nariz —coloqué una mueca de solo imaginarlo.

—¿Qué habrá ido a hacer que se demora tanto? —Milan se removió en el asiento—. No quiero me castiguen ya me gané una...

—¿Crees que yo sí quiero?

Aventuras de un herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora