Capítulo 10

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Miles

A la mierda con todo, me tienen harto las reglas de la casa y las amenazas constantes de Alexander. Si me quiere enviar al Monte Everest porque se le da la gana pues que lo haga, mi diversión no se va a acabar por una idiotez.

De reojo miré el despacho de papá que estaba en el pasillo, se ve tenebroso aunque no lo es del todo. Allí me han dado los peores cuatro castigos de toda mi vida pero que no se malinterprete, nunca ha sido con otra cosa más que su mano y dios, no es de pluma ¿vale?

Me duele el estómago de solo pensar en donde será el jodido castigo porque es una sorpresa con él, perfectamente podría llamarme a su despacho y darme pocos azotes como también podría ser en mi cuarto y ya a la noche ni pensar en sentarme.

—¿Me vas a contar o seguirás callado? —Milan me observó con curiosidad.

—Pues me expulsaron de la escuela ¿contento?

Su cara fue de asombro total, primero levantó las cejas luego se sentó y por último dio una carcajada el muy pesado.

—Tú sí que sabes cagarla a fondo ¿no?

—¿Son mis papeles? —me acerqué a la mesa del comedor y abrí una carpeta donde aparecían todas mis calificaciones.

No creí que me fuera tan mal, entiendo que haya sido un flojo toda la secundaria pero pensé que mínimo aprobaba tres asignaturas.

—Que buen alumno eras, me impresiona.

—¿No quieres callarte por un puto segundo? —dije molesto.

—No van a desaparecer así como así Miles, de nada sirve que los andes mirando —susurró Milan a mi lado.

—¡Que fastidioso eres!

—Era un comentario...

Resoplé y con el viento que entró por la ventana se volaron algunos. De mala gana me levanté y me congelé al leer un informe. La maldita escuela tiene todo registrado ahí, hasta las idas a detención... no es que yo estoy más que jodido.

—¡¿Quince?!

—No te entiendo.

—Son quince idas a mi perdición —lloriqueé por primera vez en frente de mi hermano.

Ya me estoy desesperando, no quiero perder las esperanzas de que me van a regañar y me mandarán a mi cuarto como si nada.

—Vaya —Milan hizo una mueca—, no pensé que me quedaría sin hermano tan pronto.

—No me ayudas, idiota —me sacó una pequeña sonrisa—. De todas formas cuando me vaya a un internado será casi lo mismo.

— ¿Ah? ¿Qué tonterías estas diciendo? No juegues con eso.

— Ojalá fuera una broma —cerré los ojos—. Al ser expulsado le pareció que "excedí el límite" y para más, el año pasado me lo advirtió así que supongo que lo cumplirá ahora.

— No dejaré que pase.

Wow en todo este tiempo nunca había sentido que le importara tanto a alguien como para que hiciera algo por mí. Lo simple que es que alguien te defienda a los ojos de otras personas pero para mí es muchísimo. Con decir que mis ojos se llenaron de lágrimas y me aparté un poco para no llorarle enfrente.

—¿Estas bien?

— No lo conoces, cumple su maldita palabra. Hace tres años me comporté horrible y me envió a un campamento de verano por dos semanas.

— Pero estamos hablando de años Miles, quizás...

— Recuerdo haber llorado cada noche que estuve allí pensando que no me quería —me mordí el labio y no pude detener la primera lágrima que cayó por mi mejilla.

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now