Capítulo 5

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Alexander

Fue un viaje extenso y donde estuve molesto por las actitudes infantiles de mi hijo al no querer escucharme. Sin embargo me quedé en silencio esperando que su reacción no fuera explosiva al ver a su hermano en un par de horas. Le pedí a Lucas que nos llevara a un hotel para quedarnos y en el trayecto Miles fue despertando de su gran siesta.

—¿Qué hora es? —se estiró y apoyó su cabeza en la almohada que le dejé en el auto—, ¿No estábamos en el jet?

—Vamos camino al hotel.

—¿Para qué vinimos? —dijo de mal humor—, ¿Puedo salir a pasear si quiera?

—Es peligroso —me fulminó con la mirada—. De todas formas nos conocen aquí.

—Aguafiestas —se volteó dándome la espalda.

Nuestra relación padre e hijo a estado un poco frágil estos últimos años y a veces me gustaría ver un poco de disposición de su parte para que no siempre sea una guerra.

Al llegar bajaron las maletas y Lucas me entregó dos tarjetas para las habitaciones por lo que caminamos con Miles hasta el cuarto piso.

—Una ventaja de ser rico es tener esto... —susurró entrando y lanzándose a la cama.

Solté una carcajada y me quedó mirando como si nunca lo hubiera hecho frente a él.

—Si quieres darte una ducha ve rápido ¿de acuerdo? —asintió—, Tenemos que hablar antes de...

—¿Por qué insistes? —su cara cambió—, no quiero hacerlo.

—Si tan solo escucharas el motivo...

—¡No, déjame!

¿Qué puedo hacer? ¿Regañarlo y que sea peor?

Tengo a un hijo demasiado difícil. Suspirando y aguantando las ganas de decirle que no me tiene que gritar salí a mi habitación a despejar un poco mi mente.

Puse las manos en mi rostro y relajé mis hombros.

•••

Dormí media hora antes de ir a arreglarme para buscar a Milán. Estoy decidiendo aún si llevarlo o dejarlo con Lucas por mientras que hablo con su inconsciente madre.

—¡Lucas no inventes!

Escuché gritos provenientes del cuarto del lado. Terminé de colocarme el reloj y abrí la puerta sin esperarme ver a un chico listo para salir.

—¿Qué haces Miles?

—Voy a salir solo —rodó los ojos—. Ahora dile a Lucas que me deje pasar.

—¿Qué fue lo que te dije en el auto?

—¿Cuándo me ha importado lo que tú me dices? —abrí los ojos en grande, no creí que me fuera a dar esa respuesta.

—Entra —dije sin más—, o yo mismo te llevo.

—Alexander...

Caminó frustrado hacia su cama y puse una mano en mi cintura.

—¿Para qué me miras así? —pateó su maleta— ¡Podría vivir mi vida tranquilo!

—No te desquites con las cosas que no te han hecho nada.

—¿Puedes irte? Estas contento supongo, ahora me voy a aburrir el resto del jodido día por tu culpa.

—A mi regazo —su actitud rebelde cambió—, no lo repetiré.

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now