Capítulo 21

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Milan

—Papá técnicamente tengo 16 —su mirada dirigida a mí me hizo callar de golpe.

Al parecer no está para chistes. Es la verdad, tengo un año menos del que me dijo, pero a los padres les encanta aumentar años cuando uno se mete en problemas ya que lo condenan más, es una tradición, me pasaba absolutamente lo mismo con mi madre solo que ella me los quitaba para agravar la situación. Son igualitos en ese sentido, lástima que no decidieran seguir juntos, en fin, era su relación y ellos sabían cómo manejarla.

—Basta ya Milan, ¿entiendes la gravedad de la situación?

—¡Y más sin licencia! —continuó Miles quien bajaba las escaleras.

Joder, ¿cómo se le ocurre echarle más leña al fuego? Me está dejando por quedarse en el lado de papá. Es un estúpido genio, ganaría cosas así y se está aprovechando de la situación.

—Exacto, lo que dice tu hermano es cierto —apreté los labios muy molesto.

—¡Es inaceptable! —siguió.

—¡Cállate idiota!

—A ver, ¿quién es el que volvió de madrugada aquí? —se burló y me levanté dispuesto a pelear—. ¡Ja!

—¡Te dije que te callaras! —le di un empujón y papá alcanzó a tomar uno de mis brazos para que nuestra pelea no llegara a mayores.

Esa jugada no me resultó bien tengo que admitir ya que lo siguiente que sentí no fue enojo sino vergüenza porque dos palmadas muy fuerte para mi gusto cayeron en mi trasero. Mis mejillas se tornaron de un color rojo intenso y Miles no hallaba donde meterse.

—Tengo que irme, regáñalo, papá —me sacó la lengua y no alcanzó a escapar.

PLAS PLAS

—¡Au! ¿Y por qué yo?

—¿No te dije que te fueras a acostar hace dos horas, jovencito? ¿Qué haces despierto? —sonrió inocentemente e hizo un puchero que podría convencer a cualquiera de que se arrepiente de lo que hizo.

Ojalá tuviera ese poder, es increíble como se le hace fácil a mi hermano menor librarse de los problemas, como no, si debía lidiar con papá diariamente, es un experto y debo aprender de eso.

—Al despacho, Milan. Ahora mismo —abrí y cerré la boca. Quiero llorar.

—¡No, es un problema pequeño, ni siquiera consumí alcohol! —grité molesto y nervioso por lo que pasará.

—¿Alcohol dices? ¿Dónde andabas? —tenía que cavar mi propia tumba.

¿Soy idiota, ¿no? Ya no sé qué pensar, solo tengo que esperar que las cosas pasen o correr por mi vida.

—¡Uy, alcohol! —Miles acabó mi paciencia y sí que estuve dispuesto a pelear si no hubiera sido por la advertencia de papá.

—¡Una más y los castigaré ya mismo! Se me calman los dos, caramba.

Mi hermano por supuesto que subió las escaleras y se escapó de la situación, ojalá hubiera sido él, así me libraría de lo que está por venir. No quiero palmadas, tampoco no poder sentarme en un año, eso debí pensarlo antes de sacar el puto auto del estacionamiento e ir a recoger a un par de idiotas que me metieron en un problema.

Alexander

¿Que si estaba preocupado? Dios, fueron las peores horas de mi vida allí esperando una señal de vida del menor, sentía que el aire me faltaba cuando no lo encontré después de una hora indicada hasta que vi su ubicación, sé que no debería hacerlo porque es como invadir su privacidad sin embargo es por seguridad, si no lo hubiera hecho estoy seguro de que colapso.

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now