Capítulo 37

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Alexander

Una carta, el comunicarse por algo tan simple como eso, generalmente las personas hoy en día lo hacen por el celular, computador o hasta un correo electrónico sin embargo mis padres no tenían otra opción ya que yo no les contesto, debe ser su último recurso y no planeo botarlo a la basura sin antes leerlo, solo que tarde, ya que ayer no tuve las fuerzas para recibir comentarios negativos hacia mi persona. Respiré profundo antes de sacar el papel del sobre y comenzar con el párrafo.

"Querido, hijo

Esperando que te encuentres bien, nos agrada escribirte y estamos muy ansiosos de que esto llegue a tus manos. Puede que sea una sorpresa para ti recibir un par de palabras por este medio, pero quería probar otro método con el que nos puedas contestar. No hemos sido los mejores padres, lo admitimos y perdónanos si es que fuimos duros al decirte algunas palabras el otro día. Déjame decirte que te extrañamos, siempre lo hicimos y jamás lo confesamos abiertamente, pero eso no significa que no lo hayamos sentido.

Queremos verte, no seguir distanciados, arreglar las cosas contigo y con nuestros nietos es por eso por lo que les hacemos una invitación para mañana si es que llegas a ver esto antes de la fecha del sobre. Te esperamos con ansias y te adelanto que tenemos que hablar de algo importante.

Se despide tu madre y tu padre".

Me quedé pensando, ¿serán verdad todas estas palabras? Sé que mi madre fue la que escribió esto, pero ¿Por qué ahora? Son cosas que me causan curiosidad e inseguridad al mismo tiempo ya que ellos no son las típicas personas que reconocen sus errores y se disculpan. Aceptaría con gusto su invitación sin embargo debo pensar en mis hijos, ¿y si no los miran con la mejor cara y los hacen pasar un mal rato? No me gustaría que sintieran aquel rechazo de su propia familia, sobre todo Milan, esto debido a las palabras anteriores de mi padre y como se refería a él como una carga más en mi vida cosa con la que estuve en completo desacuerdo.

—Jefe, ¿preparo el auto? —preguntó Lucas y yo sentado atrás del escritorio en el despacho lo miré.

—Uhm —tragué saliva—, si por favor. Necesito que le comuniques a Parker que los chicos lleven las cosas al auto. Iremos a Manchester.

—Enseguida jefe.

—Y Lucas...

—Dígame —se quedó parado en la puerta.

—Los autos preparados por si nos vamos de ahí, lo más seguro es que no nos quedemos en esa casa. Mis padres suelen ser un poco...

—No es necesario que me explique señor Alexander, lo sé. Todo estará preparado por cualquier cosa. Me retiro, con su permiso.

—Gracias, adelante —salió del despacho y llevé mis manos a mi cara.

No quiero hacer esto, pero debo ir, no sé qué pensarán en estos momentos o lo que me quieren decir. Ojalá no esté mi hermano mayor allí porque no soporto estar en el mismo lugar que él, hemos tenido un par de problemas en estos últimos años y al parecer soy el único que los recuerda. Estoy nervioso y no sé el motivo, tal vez es porque no los he visto hace un par de años.

—Pa, no —oí a Miles llegar y abrió la puerta de manera exagerada, golpeándola contra la pared—. Por favor no vamos. No quiero ver a los abuelos.

—¿Que? ¿Y desde cuándo? Siempre me decías que querías ir a verlos.

—¡Cuando discutíamos para enfadarte! —admitió y levantó la vista—. No lo decía enserio.

—Lamento que no puedas quedarte Miles, no te dejaré solo después lo que pasó y lo sabes.

—Dios no te cuesta nada —se quejó—. Déjame con muchos guardaespaldas y prometo no irme de aquí ¿sí?

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now