Capítulo 13

1.3K 68 10
                                    

Miles

Pensé que porque estábamos enfermos nos íbamos a librar de ir a la escuela, papá por supuesto ya tenia todo calculado. Me sorprendí cuando Lucas llegó con unos papeles en la mano y comentando que ya estaba todo en perfectas condiciones para ingresar en dos días. Algo se revolvió en mi estomago y estoy seguro de que ganas de vomitar no eran, sin duda los nervios me atacaron ¿Qué carajos haré en una nueva escuela? No tengo amigos, tengo a mi hermano, pero él no cuenta.

— Esperen ¿Cómo dijiste, Lucas?

— ¿Yo? No lo sé joven, dije muchas cosas durante un minuto.

— ¿Estas chistoso Lucas? ¿Por qué nadie me dijo que íbamos a entrar tan pronto?

— No hay que ser adivino para saberlo, papá insiste que la "educación" es lo más importante, mírame, aquí estoy sin palabra para reclamar. Hice todo lo posible por librarme y no lo logré —dijo Milan exagerando en el sofá.

— Pero es que no es justo, digo, no me siento en condiciones de volver a estudiar.

— Tú jamás vas a estar de acuerdo con estudiar Miles —papá apareció detrás de la puerta con una bandeja de comida.

— Ja, muy gracioso —rodé los ojos y carcajeó

— Necesito que ambos se sienten porque van a comer —apreté los labios—. Sin esas caras largas que ya estoy viendo Miles ¿de acuerdo?

— Pero es que la comida es asquerosa, sin ofender ¿el cocinero conoce la sal? —reclamé bastante molesto—, pues debería porque a esto le falta un montón.

Indiqué sin vergüenza la comida que aún no nos entregaba y Lucas se colocó rojo de la risa por lo que tuvo que salir del cuarto para no seguir aguantándosela. Alexander me quedó mirando por unos segundos y luego colocó una mueca.

— Yo lo preparé —abrí y cerré la boca sin creérmelo—. De todos modos, Miles, la sal no es buena así que se acostumbran que de ahora en adelante así serán las comidas.

— Hoy reina la simpatía señores —rodé los ojos.

Después de una mirada de advertencia y que nos hayan dado una comida realmente asquerosa nos quedamos en el cuarto de juegos con Miles, no había nada interesante que hacer y cuando esto pasa mi mente comienza con escenarios impresionantemente divertidos. Perfectamente podría hacer un par de llamadas y salir a hacer algún deporte, me siento mucho mejor, pero papá no piensa lo mismo.

— ¿Vas ganando? —dije indignado—. No puede ser cierto.

— ¿Qué cosa? ¿Qué sea mejor que tu o que seas tan malo que te ganen a la primera?

— ¿Te crees muy gracioso imbécil? —resoplé.

— ¡Gol! —gritó y se levantó feliz del sofá— ¡Soy genial en esto!

— Fue suerte.

— Que mentira, acepta tu jodida derrota y listo.

— Eres pésimo jugando Milan, acéptalo tú.

— ¿Quieres comprobarlo?

— Yo tenía el récord, no me vengas a joder —molesto tomé un vaso de agua que tenía en la mesa y se lo lancé, mojando sin querer el control que usábamos para jugar, y de paso también su celular que se colocó negro al instante.

— ¡Mira lo que haces!

— ¡Lo estoy viendo!

— No quiero pelear Miles, déjame tranquilo —salió dando un portazo y me quedé de brazos cruzados en el sofá.

Aventuras de un herederoKde žijí příběhy. Začni objevovat