Capítulo 2

2.6K 100 7
                                    

Miles

Reflexionar, bueno, es una palabra que me repiten diariamente tanto en la escuela como en casa, lo pensé en el trayecto y no me conviene en lo absoluto que esté enojado conmigo así que se me ocurrió una idea. Nunca dije que iba a reflexionar para bien, solo que lo hice.

—Mira papá, podemos negociar —propuse en el auto y este me miró por el retrovisor.

—Silencio.

—¡Ves que no me escuchas, soy invisible para ti maldita sea! —aquí el plan se fue a la mierda.

—No me levantes la voz Miles —su voz hizo encogerme en el asiento—. En primer lugar no tienes por qué ir llamándome Alexander si soy tu padre, en segundo...

—¿Qué quieres entonces? ¿Qué te diga Gael? ¿Lucas? ¿James?

—Basta Miles, estas en más problemas de los que piensas.

—Pues no es novedad.

—Quince —dijo un número y mi piel se erizó—, esas llevas agregadas.

—No hice nada grave.

—Dije que silencio, no quiero escuchar excusas ahora. Te justificas en casa.

—Mandón —se hizo a una orilla en la carretera.

No, no, no.

¿Para qué tengo que hablar tan fuerte? Maldigo a todos, a mí mismo también por semejantes cosas que se me ocurren decir. Quisiera transportarme a lo más lejos de este lugar, pero no donde haya tranquilidad si no diversión, un par de luces de colores y música al tope. Necesito ir a una fiesta para poder despejarme, es imposible que me lleve estos dolores de cabeza por discutir con Alexander.

Él no entiende que siendo un adolecente necesito mi espacio y que me trate como corresponde a mi edad, a mis amigos no los andan castigando por cualquier cosa. Pero bueno, es su problema si quiere prohibirme salir de casa cada vez que se le da la gana pero es el mío si decido salir por voluntad propia.

—No puedes hacer esto —gruñí molesto—, ¡pido justicia!

—Última vez que te digo silencio, Miles —tragué saliva—. ¿Tengo que repetirte todas estas cosas que has hecho? Porque no son una ni dos.

—Entiendo que no quieras ser comprensivo...

—¿Te estas escuchando? Créeme que... —su celular sonó y resoplé.

—Vamos, contesta esa mierda de celular, de seguro vas a terminar la puta conversación aquí y te vas a ir así que hazlo, vete que te necesitan —salí del auto dando un portazo y caminé a plena carretera.

—¡Miles! —me gritó y le levanté el dedo.

—¡Jodete tú y tu maldita empresa!

¿Ahora que procede? ¿Correr por mi vida o aventarme? Porque no hay muchas opciones con papá viniendo hacia mí con su cara roja de enfado.

Creo que la segunda opción es mejor...

Si, definitivamente.

—Das un paso más y te juro que...

—¿Me cambiarás por Milán? Me parece perfecto —le grité a todo pulmón interrumpiéndolo—. ¡Déjame tranquilo!

Sus órdenes no me importaron y puse un pie en la carretera, fue en ese instante que el sonido de un auto me congeló y papá me abrazó por detrás quitándome del lugar. No es como que no esperara algo así en este sitio, fue un poquito irresponsable ¿tal vez?

Aventuras de un herederoWhere stories live. Discover now