Frozen fire

Capítulo 4

P.O.V Darwin

Gema se quedó de piedra al escuchar las palabras de su madre.

- Los demás podéis abandonar el salón -añadió la reina de Eldim- , esta es una conversación que me gustaría tener a solas con mi hija.

Me quedé un poco decepcionado, ya que desde luego que quería saber quién demonios era la Señora Colorines. Y descubrir los secretos de la pequeña. Ya que, desde luego, lo suyo no era normal. Siempre parecía saber más cosas que los demás respecto a Harliam, dibujaba cosas siniestras y la poseían. ¿Deberíamos recomendarle un psiquiatra?

Josh y Naomi fueron los primeros en dejar la habitación cogidos de la mano, e intentando no resbalar con el hielo. Los siguientes fueron los hermanos de Rose, Annabelle, Grace y Fanny, que se habían hecho muy amigos al parecer. Harry y Maddie les siguieron y me quedé en la habitación solo con los padres de Rose y Gema, que estaba temblando un poco.

La niña echó a correr hacia mí, pero se ve que no se acordaba del hielo, porque tropezó y se pegó la culada del siglo.

- Auch -gimió mientras se frotaba el culo-, eso me va a dejar un buen moratón.

Sus padres se levantaron con muecas preocupadas, aunque la reina parecía estar suprimiendo la risa, pero yo ya estaba cogiendo en brazos a Gema y haciendo desaparecer los restos de hielo del salón. Matt me miró agradecido.

- No quiero que Darwin se vaya -exigió la niña a sus padres mientras me rodeaba el cuello con sus pequeños brazos. Su madre alzó una ceja en su dirección al escuchar el tono que había utilizado-. Es mejor que él se quede, ya que lo que os voy a contar le incumbe mucho.

Me congelé en mi sitio, mientras los reyes de Eldim compartían una mirada. ¿Qué nos había estado ocultando Gema? Comparé a la niña con sus padres mientras nos sentábamos en unas sillas mullidas. Gema era un réplica de su madre pero con unos ojos verdes brillantes, heredados de su padre. También tenía la sonrisa de Matt y algunos gestos. Una mezcla perfecta.

- Respondiendo a tu primera pregunta, la Señora Colorines es más conocidas por su nombre verdadero, Eldim -Gema dijo sin saber el efecto que había tenido esa revelación sobre nosotros-. La Señora Colorines es sólo un estúpido mote que le puse porque es muy colorida. Tiene el pelo de un color azul eléctrico muy bonito, ¿sabéis? Y sus ojos le cambian de color. Cuando me visita casi siempre son verdes, como los míos. Aunque su piel es un poco rara por su tono rosado...

- Espera un momento - le cortó su madre, que estaba más pálida de lo normal-, ¿Eldim?

- ¿Eldim es una persona? -pregunté sintiéndome tonto- ¿No es simplemente el nombre de la dimensión?

- ¿Si Eldim no fuera una persona de dónde te crees que salieron las Damas? -añadió el padre de Rose con un tono que indicaba que era obvio.

- Papi, no vayas muy de listillo, porque tú tampoco lo sabes todo.

A su madre el comentario le pareció gracioso, pero a él se ve que no.

- Pues más que tú sé, jovencita.

Pero hasta yo estaba empezando a dudar eso. Gema negó, sacudiendo su pelo, irguiéndose en su asiento.

- No, vosotros sabéis lo que la abuela os ha contado -repuso ella-. No la historia completa.

- ¿Estás diciendo que nos ha mentido? -inquirió la reina de Eldim con las cejas levantadas.

- No -contestó cautelosamente Gema-, simplemente os ha ocultado un poco de información.

- Ilumínanos entonces, hija mía. -dijo su padre con una sonrisa sarcástica.

- Bueno, empezaré desde el principio. Si Eldim es una persona corpórea, Harliam también lo es ¿no? Pues lo más normal es que al ser las dos únicas personas en la otra dimensión aparte de la Tierra, que en ese momento no tenía nombre, se enamorarán. Eldim se quedó embarazada primero de los Señores de Fuego y Oscuridad, y al tenerlos, crearon otra dimensión para criar allí a los niños. Pero cuando tuvieron a las Damas de Fuego y Oscuridad decidieron criar a los niños y a las niñas separadas para que no hubieran discusiones. Eldim se quedó con las niñas en la primera dimensión, la que se llamó Eldim, y Harliam se quedó con los niños en la que se llamó Harliam. A medida que iban teniendo más hijos los separaban en las dos dimensiones con cuidado de que no se enteraran de la existencia de los otros.