capítulo 5

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P.O.V ROSE

El chico miraba a la nada desprendiendo un aire de tristeza con las profundidades de sus ojos azul turquesa, los más bonitos que había visto en mi vida.

- No te podemos fallar -murmuraba a la nada, aunque no había nadie para escucharle-,no te puedo fallar. Te encontraré, Rose.

Me decepcioné al instante, puesto que era el chico más guapo que había visto. Tenía el pelo negro corto, aunque le caían mechones sobre los ojos esos tan despampanantes que tenía, y la piel morena pero no exageradamente. Esa tal Rose debía tener mucha suerte de tenerle.

Al momento entró otro chico a la habitación y le palmeó el hombro. También era guapo, de pelo y ojos castaños. Por la mirada del chico de ojos azules, no le caía muy bien.

- No pasa nada, tío, la encontraremos -aseguró el castaño-. Estamos haciendo todo lo que podemos.

La mirada del primer chico se suavizó y asintió en su dirección.

- Siento mucho lo que pasó la otra vez -continuó el castaño-, no sabía que te gustaba Rose. Aunque, es normal con lo buena que está.

El de ojos azules le fulminó con la mirada.

- Acepto tus disculpas, aunque creo que voy a hacer como que no he escuchado lo último.

Se sonrieron mutuamente, aunque el de ojos azules lo hizo con recelo. La puerta se volvió a abrir y esta vez entró una niña pequeña que de un salto se tiró a los brazos del de ojos azules.

- ¡Darwin! -exclamó mientras comenzaba a parlotear. Luego miró al otro chico y arrugó la nariz en señal de disgusto- Uy, el bastardo.

Para mi sorpresa, los tres se empezaron a reir. Yo estaba hipnotizada con el pelo de la niña, que parecía como si fuera fuego.

Fuego...

Fuego...

Fuego...

La niña se giró y me miró a los ojos, con los suyos completamente negros y brillantes.

- No eres Nadia. -susurró, y pude darme cuenta de que no era la misma voz que tenía antes.

Me desperté en la misma cama que ayer, intentando recordar el sueño que había tenido. Solo recordaba unos ojos azul turquesa y una voz de una niña pequeña. Agarré las sábanas y las estrujé, porque no podía soportar el fuerte dolor de cabeza que tenía. Parecía que cuánto menos pensara, menos me dolía.

Me quedé mirando a la nada cuando me di cuenta de que tampoco me acordaba de casi nada de lo que había pasado ayer. Conocí a mi padre, mi hermana me contó nuestra historia familiar y luego...Nada. Espacio en blanco.

Hablando de mi hermana, hubo un toque en mi puerta y entró llevando la misma trenza que ayer y ropa oscura, aunque diferente.

- Buenos días, hermanita - dijo con una sonrisita que casi parecía burlona.

- Melanie -gemí mientras me presionaba las sienes-, me duele mucho la cabeza.

- Ah, eso es normal. Es el efecto secundario del medicamento que te dimos ayer.

- ¿Qué medicamento?

- Uno que te tienes que tomar cada día para recuperarte más rápido -afirmó con determinación.

En mi mente destelleó el recuerdo de un vaso conteniendo un líquido con una ligera tonalidad azul y luego se desvaneció tan rápido como había aparecido.

Frozen fireWhere stories live. Discover now