🚬14. Un clavo más al ataúd

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1921


    —AMÉN— DIJO EL CORO DE CUERVOS NEGROS QUE HABÍAN ASISTIDO AL FUNERAL DE FREDDIE THORNE.

    No era demasiado tarde, pero el cielo ya estaba amenazando con llover bajo el presagio de sus nubes grises, lo cual era lo común en Birmingham, pero las caras largas con ojos melancólicos no lo eran, al menos no desde hace dos años dentro de la comunidad cercana a los Peaky Blinders. El inicio de la nueva década había abierto las puertas del éxito a la familia, pues con los peces grandes fuera de los hipódromos, Tommy y sus hermanos se habían puesto al frente del negocio de apuestas.

    Sascha había sido testigo de cómo su confianza crecía lo suficiente para que la idea de aventurarse en urbes más grandes y nuevos tipos de tráficos aparecieran en la mesa, desde el alcohol ilegal hasta algo aparentemente cercano a la legalidad como lo era la fábrica de autos. Sin embargo, Penny tenía razón, en la vida nada era gratis, así que por cada favor, también pedía un pago... un sacrificio, era como las letras pequeñas de un contrato que los Shelby habían logrado evadir hasta ese momento.

   —¿Justo ahora? Ya había tardado— fue la simple respuesta de Penny cuando Sascha le informó por la noche que Freddie había sucumbido a la enfermedad que lo había puesto en cama desde hace una semana. Los doctores no pudieron hacer nada, ya que los síntomas actuaron demasiado rápido al debilitar su cuerpo.

   Los años y el matrimonio con Ada no habían mejorado la relación entre Sascha y Freddie, puede que los enfrentamientos directos hubieran cesado y la mala sangre se controló con la carencia de insultos, especialmente cuando sus hijos y esposas estaban presentes, pero a veces lo único que necesitaban eran la mirada para saber que la desconfianza seguía a carne viva. Así que cuando la muerte lo reclamó, Sascha sólo pudo pensar en Ada y Charlie, su corazón sintió su dolor y por eso su presencia fue necesaria en el funeral.

    Y a pesar de sus esfuerzos, los rostros tranquilos e impasibles de Sascha y Penny sobresalía como un pulgar enrojecido entre la multitud cercana al féretro cubierto por la bandera roja del partido socialista. ¿Pero podían culparlos? Freddie había escogido un mal día para morir... Uno en el que Sascha y Penny no podían estar tristes aunque lo intentaran, pues iría en contra de su naturaleza de padres.

    Tommy se aclaró la garganta antes de darle una última despedida al frío cadáver, así como un consuelo a las familias reunidas por la desafortunada ocasión; le hacía recordar a Sascha los viejos funerales en casa, había asistido a unos cinco antes de la Gran Guerra -antes de que fueran tan comunes cómo una reunión social para tomar el té-, y había más familia que en ninguna otra fiesta dada por su madre.

    —Sólo las bodas, bautizos y funerales unen a las familias— era el dicho del padre de Sascha, el rubio podía estar de acuerdo hasta cierto punto. Aunque el llanto de Charlie en los brazos de Ada lo hicieron mirar a su propia hija, Yuhan estaba en los brazos de Penny, jugando con las plumas del tocado de red en el cabello de su madre.

DERNIÈRE DANSE ─── Tommy ShelbyWhere stories live. Discover now