🚬07. Mensur

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    PARECIERA QUE TODOS LOS QUE PRECENCIARON LA PELEA, HUBIERAN ACORDADO NO DECIRLE UNA PALABRA a Tommy, mucho menos los motivos de la discusión o las palabras dichas entre Arthur y Sascha, pero a el sargento mayor no podían engañarlo, él sabía que pasaba algo entre sus hermanos y amigo, ya fuera por la tensión como cuerda de violín que apenas les permitía estar en una misma habitación o la falta de reuniones para jugar póker en el Garrison que John solía organizar y en la que Arthur pasaba quejándose al siguiente día que había sido estafado por Sascha y su hermano menor, aunque luego diría que estaba orgulloso de sus habilidades.

    Tommy podía oler cuando había secretos a su alrededor, cómo cuando en su tiempo se enteraba de cada murmullo en las trincheras bajo tierra, volviéndolo un sentido entrenado más allá de la intuición, por lo que sea lo que fuera, pronto lo descubriría. Más probable por voz de Sascha que de cualquier otro, ya que cuando lo pedía con buenos modales, el alemán no tardaba en cantar para él cómo un sinsonte bajo la mano que le muestra comida.

    Pero para eso, primero tendría que encontrar a Sascha, quien había estado bastante desaparecido de la casa Shelby en los últimos tres días desde que se quedó a dormir. Tommy también sospechaba por eso, ya que incluso cuando le preguntaba a Polly, Sascha había rechazado las invitaciones de ella para toma el té o sus charlas nocturnas. Simplemente rondaba a la hora del trabajo, pero cuando el sol se metía, la sombra parecía desaparecer con él.

    Y no era para menos, Sascha ya no se sentía bienvenido en la casa de los Shelby.

    Puede que sólo haya sido sólo Arthur echándolo de casa entre maldiciones, tampoco eran sus insultos hostiles lo que dejaron a Sascha con angustia, no, eran las miradas de re filo de John o el ocasional vacilo de Polly cuando quería decir algo con su humor negro lo que tenían al alemán con la sensación de que caminaba sobre vidrio. Arthur lo había expuesto sin irse por las ramas, dejando en claro que le desagradaba ahora por la preferencia de su compañía romántica y Sascha no podía hacer más que resignarse para vivir con ello, había aprendido a que difícilmente era posible cambiar la mentalidad tan arraiga de una persona y mucho menos de una sociedad.

    Enfermo. Un termino con el que no se habían dirigido a él desde que tenía dieciséis y su padre lo descubrió besando a Manfred en su estudio, de no ser por la escuela militar, probablemente Wolfgang Von Stoffen habría arreglado que ambos no volvieran a verse hasta que estuvieran casados; su padre habría hecho muchas cosas para mantener su título de caballero y evitar escándalos como el del general Kuno von Moltke con el príncipe Philipp von Eulenburg que había escandalizado al imperio alemán con un juicio que paralizó a la nación. Aunque la detallada información del suceso había servido para generaciones futura como las de Sascha que, en su adolescencia, llegó a entender que su caso no era único.

    "La homosexualidad era parte del plan de la naturaleza y la creación, al igual que el amor normal", diría el controversial doctor Magnus Hirschfeld como testigo en aquel juicio, dejando que sus viejas frases sirvieran de consuelo para Sascha en sus peores días. Sin embargo, años de culpa religiosa antes de la Gran Guerra, lo habían perseguido hasta creer que de verdad había algo malo y sucio en él que debía curar. Sus padres lo llevaron durante un año con diferentes médicos, haciéndolo probar un par de tratamientos cuando él estaba en temporadas de permiso hasta que su madre lo llevó personalmente con el celebre Sigmund Freud, buscando tratar su aparente problema, aunque el verdadero era que ella ni siquiera podía pronunciar homosexual sin vergüenza, una que Sascha habría aprendido a compartir.

DERNIÈRE DANSE ─── Tommy ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora