🚬 02. Dies Irae

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    ─ ESCUCHE QUE VIERON A UN SHELBY EN EL BARRIO CHINO ─ Sascha le dio un sorbo a su vino y miró de soslayo a la dueña del club Lazarus ─, supongo que la información sirvió para encontrar a su brujita.

    Y entre el fonógrafo tocando un rápido jazz, estaba Penny Yuwen, parecía ir ahí a donde las voces murmurando sin agobio viajando junto a las risas estruendosas que ni siquiera la música podía ahogar, el penetrante olor a tabaco y las luces doradas que concedían una vibrante ambientación en contraste de las paredes rojas que, por momentos, hacían sentir al rubio cómo sí hubiera ingerido morfina en lugar de cualquier tipo de alcohol que le vendieran en el establecimiento.

    Manos rugosas a pesar de su juventud por sus años como costurera que ahora eran decoradas con discretos anillos de plata y jade, un vestido recto con un recatado escote de un apantallante color azul turquesa que abrazaba su figura larguirucha y un abanico de plumas de avestruz que hacía juego con la que llevaba en su diadema de un blanco perlado para hacer juego con sus medias de seda. Tenía una imagen tan exótica como su club y los diversos negocios que se movían dentro.

    No era un secreto que el Lazarus era el lugar favorito de inmigrantes en Small Heath, mayormente visitado por chinos y negros que no eran recibidos en otros establecimientos que tuvieran un licor aceptable.

    ─Todo el que pueda pagar puede entrar─ Penny le había explicado la primera vez que se conocieron, y para Sascha quedó claro que ella era una mujer de negocios. Su moralidad llegaba hasta donde el dinero se acabará, era un cheque en blanco dispuesto a llenarse por el mejor postor.

    Y Sascha había dado en el blanco al ofrecer la protección de los Peaky Blinders, después de convencer a Tommy y Polly que se encargaron de las discrepancias del resto de la familia. Eso fue a finales de diciembre del año pasado, desde entonces, Ada y él pasaban largas noches en el Lazarus con una cuenta gratis... hasta que tocaban el vino, pero Sascha no podía evitarlo, se hartaba de la cerveza después de un tarro, el whisky le quemaba demasiado la garganta y su estómago no toleraba el vodka. Sólo tenía el brandy o el vino, pero seguía prefiriendo las bebidas dulces.

    ─ Tommy dice que Monaghan Boy ganará ─ elevó una de sus cejas y la miró ─. ¿Quieres apostar?

    ─ Pasaré, mi alma ya está vendida por contrato ─ su voz era seductoramente lenta como el ronroneo de un gato.

    ─ Una pena, pero siempre queda ver. ¿Qué han visto tus lindos ojos por la estación?

    ─ Muchas promesas, Haas.

    ─ ¿Sobre qué?

    ─Justicia sin excepción ni misericordia. Dies Irae.

    ─Ah... ─ canturreó Sascha y rio, pero había una nula diversión en el sonido ─. "...cuánto terror habrá en el futuro cuando venga el juez a exigirnos cuentas rigurosamente". ¿Ha llegado ese día, querida Penny?

DERNIÈRE DANSE ─── Tommy ShelbyKde žijí příběhy. Začni objevovat