─── P R Ó L O G O

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    ROEDRICK VON STOFFEN HABÍA NACIDO un 11 de marzo de 1893 en la ciudad de Bremen del Imperio Alemán. Su madre le había dicho que había sido un día plenamente soleado aún en el interior del esqueleto del invierno que se deshacía con la llegada de la primavera, Roedrick suponía que de ahí venía su afición por los climas cálidos y paisajes verdes de Austria dónde pasaba los veranos de cacería con sus tíos o con la nariz entre los libros de poesía de Schiller y psicoanálisis de Freud conforme crecía.

    De hecho, entre sus recuerdos adolescentes recordaba la frase de Nietzsche: "Cómo podrías renacer sin antes haber quedado reducido a cenizas". Y era particularmente curioso que el debate de sí era una pregunta o una afirmación al lector se respondiera justo cuando estaba por hacer un aterrizaje forzoso que podía matarlo.

    Roedrick decido que era una afirmación, y sobrevivió; no sólo al choque, sino a la caminata y la evasión de tropa aliadas británicas, australianas y francesas tratando de salir de Vaux-sur-Somme, pero después de dos días sin comida, agua ni descanso, había colapsado en su intento de volver a las líneas alemanas en Hindenburg.

    Ni siquiera recordaba haberse desmayado, sólo que cuando abrió los ojos había frente a él una enfermera de constitución robusta y mejillas llenas informándole en francés que estaba en un campo de prisioneros en las trincheras Somme. Roedrick cerró los ojos, pero no sabía por el dolor punzante de cabeza que aún lo aturdía o el amargo recuerdo de las millones de vidas perdidas que formaron el parte aguas definitivo en el retroceso de las tropas imperiales desde hace dos años.

    ─Señor, ¿Cuál es su nombre? ─ probablemente Roedrick no se mantuvo más despierto que en ese momento las próximas setenta y dos horas─. ¿Señor? ¡Soldado!

   ─ Sascha ─ murmuró con un espantoso inglés remarcado por el robusto acento alemán, porque podía ocultar muchas cosas, pero no de dónde venía ─. Sascha Haas.

    ¿Y por qué no? Llevarse una última herida abierta de su alguna vez llamada gloria en el aire, porque con esas dos primeras palabras, el resto de su mentira se labró como su verdad en papeles oficiales. Roedrick Von Stoffen murió para dejar vivir a Sascha Haas.

DERNIÈRE DANSE ─── Tommy ShelbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora