Capítulo 25 // Fanaa.

14.3K 1K 2.2K
                                    

Capítulo 25 // Fanaa.
Emma.

Mientras lloro como una magdalena hecha una bolita en mi cama, alguien toca la puerta.

Yo me extraño al instante, puesto que deben ser alrededor de las tres de la madrugada y no tengo las mejores pintas para ver a alguien.

—Emi, ¿estás llorando?— interroga la inocente y somnolienta voz de Cam antes de abrir la puerta.

—No— me enderezo y niego mientras sorbo por la nariz, aunque es inútil. Hasta un ciego se daría cuenta por mi voz gangosa y el olor a depresión que invade el cuarto.

Cameron se percata del rollo de papel higiénico en mi mesita de luz, mi estado deplorable y se acerca arrastrando sus pantuflas de Spiderman.

No hace preguntas. Simplemente se sube a la cama y me abraza fuerte.

Me dan aún más ganas de llorar y me reprendo internamente. Seguro estaba llorando muy fuerte y lo desperté.

—No llores, Emi— me quita una lágrima con delicadeza—. ¿Quieres que duerma contigo?

Yo asiento y él se acurruca a mi lado sin dejar de abrazarme.

—¿Tuviste una pesadilla?— murmura bajito y su inocencia me rompe en mil pedazos.

Eso espero digo para mis adentros. Me gustaría que fuera una pesadilla. Me encantaría, de hecho. Levantarme un poco asustada, pero aún teniendo un mensaje de "buenos días" de Jagger. Quizás quedar por la tarde, besarnos hasta el cansancio e incluso dormir juntos. Pero no. No es una pesadilla.

Ni mi mejor sueño podría imitar la manera en la que me miró Jagger. Como si no valiera nada. Y en cierta parte, es así. Para él no valgo ni nunca valí nada. Fui un intento de distracción de la mujer que él en verdad quiere, pero ni siquiera eso conseguí, porque nunca pudo olvidarla.

El recuerdo aumenta el dolor en mi corazón hecho trizas. Yo estaba dispuesta a darlo todo por él. Lo puse en el centro de mi mundo como jamás había puesto a nadie. Incluso estaba preparada para recibir las peores críticas de parte de sus fanáticos, ¿pero lo que me hizo él? Eso sí que me tomó con la guardia baja y fue un buen golpe.

Aún así, asiento con la cabeza.

—Sí, fue una pesadilla—. Mi voz sale más cruda de lo que creía posible.

—No te preocupes, Emi. Yo tengo muchas de esas. Pero, una vez que te despiertas, te das cuenta de que todo está aquí— se da toquecitos con el dedo índice en la cabeza.

—¿Y si no me puedo despertar?— inquiero, siguiéndole el juego.

Él se queda en silencio durante unos segundos.

—Siempre nos acabamos despertando de las pesadillas, por más largas e interminables que parezcan— susurra y si no me doliera tanto el pecho, sonreiría.

—¿De qué tratan tus pesadillas?— pregunto para desviar el tema.

—Que mamá nos separa— responde automáticamente.

Yo frunzo el ceño.

—¿Cómo?

—Sueño con que mamá nos separa y ya no deja que me cuides. El otro día, cuando tú no estabas, dijo que estaba mal que te quisiera tanto y que si seguía así te iba a echar de la casa por mi culpa. No quiere que seamos tan pegados, pero yo no quiero separarme de ti, Emi— asegura y siento sus bracitos apretarme con un poco más de fuerza.

Yo niego con la cabeza.

—No nos vamos a separar, Cam. Nunca. Tú eres mi niño y nadie podrá cambiar eso— le doy un beso en la frente.

Sinfonías Internas ©Where stories live. Discover now