Capítulo 11 // Brownies.

23.4K 1.3K 1.1K
                                    

Capítulo 11 // Brownies.

Emma.

Meto la llave en el cerrojo de la puerta y la empujo para pasar a mi casa.

Apenas entro, veo a Cameron sentado en la mesa de la sala garabateando algo en una libreta y esbozo una sonrisa, tragando el nudo que tengo en la garganta desde hace rato, el cual amenazaba con ahogarme en cualquier momento.

—Hola— saludo animadamente mientras cierro la puerta.

Lo último que quiero es que Cam se preocupe por mí.

Él voltea la cabeza para verme y me sonríe dulcemente.

—Hola— me dice antes de continuar pintando—. ¿Te fue bien?

—Sí, aunque un poco aburrido. Ya sabes, era un proyecto de la universidad. No había muchas cosas divertidas para hacer— miento—. ¿Qué estás haciendo?

—Deberes— me muestra una mariposa un poco chueca y mal pintada que abarca toda una hoja—. ¿Te gusta?

—Precioso.

En realidad no me gusta. Y no es porque le haya quedado mal, sino porque es una copia del tatuaje que tiene mi madre en el brazo.

—¿Necesitas ayuda?

—No, gracias. Estoy bien— asegura, tan independiente como de costumbre.

—Vale— digo—. ¿Mamá ya te bañó?

Cameron levanta la vista de su libreta y niega lentamente, evitando mi mirada.

—¿Cómo que no?—pregunto, más alterada que de costumbre—. ¡Esta semana le tocaba a ella!

Con mi madre habíamos acordado que ella duchaba a Cameron una semana y yo la siguiente, así a ella no se le mezclaba con el turno nocturno en el Hospital, pero parece que le importó una mierda. De hecho, yo pensaba que lo hacía mientras yo estaba en el trabajo, por eso no había sospechado antes.

Mi hermano da un respingo por mi cambio de tono repentino y me arrepiento al instante.

—Perdón, no quería asustarte— bajo la voz.

—Está bien— asiente con una mueca.

Lanzo un suspiro de agotamiento, esperando que con eso cualquier signo de inquietud se vaya de mí. Los días que pasé prácticamente sin dormir por el proyecto, las tareas del hogar, ocuparme de Cameron, el trabajo, las demás asignaturas de la universidad y otras cosas que ahora no me apetece recordar me están pasando factura.

—¿Al menos te bañó ayer?— cuestiono intentando sonar tranquila.

Él vuelve a negar lentamente y yo me masajeo el tabique de la nariz con cansancio.

—No te enfades, Emi. Estoy bien, te lo prometo— murmura—. Puedo bañarme solo

Me río sin gracia alguna y lo miro.

—¿Cómo piensas ducharte solo si no sabes cómo hacerlo?

Cam se queda pensando unos segundos en silencio hasta que habla:

—Puedes enseñarme.

Arqueo una ceja hacia él y me da una sonrisa reconfortante.

—¿De verdad quieres aprender a bañarte solo?— interrogo y él asiente, intrigado por saber cómo hacerlo—. Vale, termina tus deberes mientras yo lavo los platos y después te enseño.

En realidad, de lo único que tengo ganas es de dormir hasta la navidad del dos mil novecientos, pero si él quiere pasar tiempo conmigo, me es imposible negárselo.

Sinfonías Internas ©Where stories live. Discover now