Capítulo 36: Sombras, garras y libros

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Capítulo 36

Sombras, garras y libros



ALESHA

—Increíble —dijo Taesung, con sus manos apoyadas sobre sus rodillas, a una distancia prudente de su nueva enredadera en la pared. Para cuando Alesha había despertado fue que realmente cayó en cuenta de que su habitación, por fin, había mostrado cambios. Demasiado cansada para cualquier cosa que no fuera dormir, el día anterior solo se apagó.

Fue este día, que la despertó el aroma fresco y dulce de las lavandas, que asimiló lo que había pasado la noche anterior. Abrió los ojos con su grimorio abrazado, su pijama cubierta de sangre y vómito secos, y un enorme deseo de un buen té para su garganta.

¿Qué pasó después? Pues, quedó petrificada en su cama viendo cómo se preparaba un té de miel, limón y lavanda, frente a sus ojos. Sin que ella lo hiciera con magia. Y estaba delicioso.

Tras una urgida ducha, y de quemar su pijama, aplicó un ungüento de cicatrización sobre sus antebrazos. Sanaría rápido, mas eso no evitó que se lanzara encima un suéter manga larga, para no ver la evidencia de lo que se hizo.

Luego de eso, se dedicó a detallar las luces flotantes que parecían estrellas, el techo igual a un cielo nocturno lleno de luceros y nubes de polvo estelar, y la pared de enredaderas con capullos. No se percató de que también había varias macetas con arbustos, algunos tenían capullos, algunos eran solo verdes y otros tenían lavandas, la cual era la única planta ya florecida.

Imaginó que la magia se encargaba de alimentar la enredadera y resto de las plantas, puesto que los pétalos, hojas y tallos estaban recubiertos por una delgada capa tornasol que, de alguna forma, permitía que las plantas se conservaran, proveyendo las condiciones climáticas que necesitaban, dentro de esa membrana. Pareció a lo que había creado Alesha en el invernadero de su casa.

Por supuesto que fue corriendo a llamar a Taesung.

—Yo conozco esto —dijo Lyra, acercándose a unas hojas con capullos de un verde más intenso que el resto—. Son del bosque de Lilura.

Ah, por cierto, Lyra y Kilari pasaban por el pasillo cuando Alesha dejó la puerta abierta y no resistieron el chisme del cuarto nuevo.

—¿Y qué es? —preguntó Alesha.

—Sueño de los inocentes —tocó con cuidado las hojas, tenían forma de espiral con bordes de puntas como las hojas de los serruchos. La sirena asintió para sí misma—. Es súper venenosa.

Alesha se aclaró la garganta. Ya había identificado algunas de las plantas no florecidas, varias eran de las que más usaba para pociones, y algunas solo flores.

—Tu cuarto te está tratando de matar ¿o qué? —Kilari se tiró al colchón, de brazos cruzados— No te recomiendo aceptarle más tazas de té.

Alesha frunció el ceño y, acto seguido, la sábana se enrolló alrededor de la mujer lobo y la lanzó al suelo.

—¿Qué- ¡Van Darte!

—Eso no lo hice yo.

—Increíble —repitió Taesung—. Mi cuarto no está vivo.

—Tu magia debe de entenderte muy bien —Lyra la tomó de las manos. Alesha dió un paso atrás—. Esto va más allá del encantamiento de los cuartos.

—Es la magia de la academia —respondió, de forma simple. Lyra apretó más sus manos.

—¡Déjame hacer un artículo sobre eso!

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora