Capítulo 7: Juramento

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Capítulo 7

Juramento


TAESUNG

Taesung creyó se le caería el brazo con la presión que Alesha tenía sobre este, cada vez más fuerte mientras Jaehyeon hablaba.

Con cada palabra Alesha perdía un poco más el color en su piel y Taesung esperaba que se desmayara, o peor, que intentara herir al kumiho. No quería ver a su mejor amiga con la garganta cortada, aunque los ojos de Alesha reflejaban que eso era exactamente lo que quería hacerle a Jaehyeon, más de una vez.

—Cierra la boca, no tienes idea de lo que hablas.

Jaehyeon bufó de forma burlona —¿No? ¿Tu hermano no fue quien se cansó de la familia, te inundó con sus ideales liberales —levantaba un dedo por cada cosa que decía—, te abandonó y desapareció por años dejándote sola? Tal vez me equivoqué de familia genocida.

—Al... —Taesung le susurró a la bruja, y bajó su mano hasta la de ella, que brillaba al igual que el anillo de poder.

Cada familia de magoi tenía un color distintivo en su magia común, la de los Van Darte era verde al crear su característico fuego, la de los Kwon amarilla al usar magia del tiempo, pero fuera de la habilidad consanguínea cada individuo portaba un color en su magia de acuerdo a su esencia. La de Alesha era, como se dejaba ver en este preciso e inconveniente momento, violeta. Probablemente, ni siquiera estaba consciente que activó su magia y Taesung tenía mucho miedo de que terminaran con media biblioteca en llamas.

—Si no quieres ayudarme por tus propios medios —continuó el kumiho—, tendremos que hacerlo por los míos —chasqueó la lengua, buscando algo en su bolsillo—. Por alguna razón a casi nadie le gustan.

Taesung reaccionó, imitando la nueva posición de Alesha, levantando el brazo, su mano temblaba mientras un halo de energía azul la rodeaba y el anillo resplandecía del mismo color. Sabrán los ancestros qué estaría buscando el kumiho. Mierda ¿cómo se defenderían contra él si decidía atacarles? Podían ser muy buenos magoi, pero Taesung no se mentiría a sí mismo creyendo ser rival para Jaehyeon. El corazón se le quería salir por la garganta.

Los segundos donde Jaehyeon rebuscaba en su bolsillo se sintieron eternos, y el cerebro del brujo iba a mil kilómetros por segundo, sacando diferentes conclusiones, hasta que el kumiho terminó.

Tenía un anillo.

Taesung frunció el ceño, enfocando más la vista en la pequeña joya que tenía en su mano. Su magia titiló cuando cayó en cuenta de lo que era. Ya no sentía el agarre en su brazo, buscó la mirada de Alesha y solo la encontró petrificada, sin parpadear, viendo fijamente el anillo.

No era cualquier joya, era un anillo de poder Van Darte, y por lógica, solo había una persona a la cual podía pertenecerle. Alexander, su hermano.

—¿Qué coño le has hecho? —preguntó Alesha con la voz entrecortada.

Taesung se quería ir. Quería correr y esconderse en su cuarto con sus libros y Bazil, donde el conflicto era únicamente narraciones que se imaginaba como una obra de teatro y donde las consecuencias eran una pequeña mancha de tinta dentro de un pozo sin fondo.

Y entre esas manchas estaban los Kwon, que eran meros vigilantes de los eventos y ayudaban a que la historia se escribiera de la forma correcta. Pero los Kwon no formaban parte de ella, eran terceros escondidos en las sombras para ayudar a los que realizaban los hechos de cumplirlos, o fallarlos. Pero Taesung acababa de formar parte de algo que no tenía vuelta atrás, él no debería estar aquí.

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1]Where stories live. Discover now