Capítulo 18: Los árboles caminantes

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Capítulo 18

Los árboles caminantes



TAESUNG

Había pasado ya una semana de su segundo salto. Los pasillos de la academia se habían convertido en un mar de rumores sobre la muerte del estudiante, ya se sabía que fue un elfo y las voces con chismes viajaban de un lado a otro, rebotando entre las paredes y encontrándose a donde quiera que fuera.

En su camino de vuelta a la habitación desde la biblioteca, con libros y espejo negro en una mano y su taza de C-3PO*⁸ en la otra, se topó con Tamanaco hablando con alguien en recepción. No era el mismo ser que había estado ahí desde el primer día.

—Buenos días —se acercó a saludar y Tamanaco le devolvió el saludo con un movimiento de cabeza.

—Señorito Kwon —extendió su mano a su acompañante—, le presento a Erwin, ella será nuestra nueva recepcionista —Erwin, de piel morena y cabello corto en media coleta, dio una inclinación como saludo. Tamanaco continuó— ¿Puedo ayudarlo en algo?

—No, solo —maniobró como pudo para evitar que sus libros se cayeran—, ¿pasó algo con quien estaba antes aquí? —señaló el puesto.

Tamanaco asintió —La permisión de la visita sin anuncio del magoi Viktor Van Darte no fue del agrado del propietarie de la academia. Hubo que tomar ciertas acciones al respecto. Espero su compañera Alesha pueda comprender, tengo entendido que ustedes dos son muy unidos.

Una ola de alivio inundó a Taesung ante la noticia, no lo podía negar, y estaba seguro de que Alesha sentiría lo mismo —No se preocupe por eso —le aseguró al decano. Tamanaco miró a alguien que iba detrás de Taesung e inclinó la cabeza de forma un poco más pronunciada al saludar.

—Buen día —Taesung sintió una palmada en su espalda y se encontró con la imagen de Jaehyeon en un largo abrigo peludo, con sombra brillosa en sus párpados y con aretes de piedras brillantes en sus orejas que iban a juego con sus anillos. Olía fuerte a alguna fragancia que mezclaba el aroma de colonia con perfume—. Dame esos libros —tomó los libros del magoi y tras despedirse de Tamanaco y Erwin, fueron por las escaleras. El más joven adelante, para dejar todo en su recámara.

—Te ves-

—De maravilla —Jaehyeon terminó lo que claramente no era el final de su oración.

—Iba a decir bien.

—Es lo mismo —una vez en el cuarto, Taesung dejó su taza en un estante y el kumiho los libros en el escritorio. Era la primera vez que entraba, ahora que se daba cuenta. Pasó una mirada rápida por el lugar, asegurándose que todo estuviese en orden.

Era jueves, el día anterior Taesung fue a una partida de ajedrez en el cuarto del mayor, quien nombró los miércoles como sus días de ajedrez designados. Ya lucía en más que perfecto estado y la mordedura en su cuello había sanado.

—Me gusta tu cuarto.

Se le escapó una sonrisa ante el cumplido —Gracias.

—No puede ser —caminó hacia la cama, sobre la almohada descansaba su antifaz de los ojos de Yoda*. Sintió la necesidad de justificarse.

—Yo... no puedo dormir con luz y Alesha siempre deja una encendida. Yoda es un gran personaje, si sabes quien es-

—Por supuesto que lo sé, quiero uno como este —la sensación de nerviosismo en su pecho se esfumó. No se esperaba eso, mucho menos de alguien como Jaehyeon, porque bueno, era Jaehyeon. Pero era parte de su proceso de deconstrucción que dio inicio al conocer al kumiho, de él podía esperarse todo y nada al mismo tiempo. El de ojos bicolor se volteó con las manos en sus caderas—. Iré al bosque, ¿me acompañas?

Zemblania: Máscara de seda y secretos [LIBRO #1]Where stories live. Discover now