Capítulo 22

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Había pasado una semana desde que su amado Neji se había ido de su lado, la pelinegra empezaba a pensar que la vida se encargaba de separarlos siempre de alguna manera. Y aunque no lograba entender la razón por la que él había tomado la decisión de irse con el ser que más la había hecho sufrir durante su infancia y adolescencia, se recordaba a si misma las últimas palabras de Neji, antes de irse; “confía en mi” y Kikyo confiaba, y confiaría hasta el final. 

Cuando se dio a conocer el fallecimiento de la sacerdotisa Shion, pocos días después, se realizó su entierro, el cual se desarrolló como un acto emotivo donde sus protectores, ayudantes y personas cercanas a la misma, hicieron acto de presencia y le daban el último adiós mientras se lamentaban de su fallecimiento. 

Los altos mandos del país de los demonios instaron a Kikyo a tomar el lugar de sacerdotisa, asumiendo también la responsabilidad de investigar sobre los presuntos planes del protector de Shion, es decir Naraku. La pelinegra no tuvo otra opción que aceptar el cargo, después de todo ella estaba directamente implicada en todo lo ocurrido. Era consciente ahora de la responsabilidad que tenía, además Naraku ahora se había llevado consigo a la persona más valiosa para la sacerdotisa; Neji. Y eso es algo que no podría perdonárselo. 

También decidió hacerse cargo de la bebé por la que Shion había renunciado a su vida, dándole más valor a esa nueva vida que a la suya propia. Simplemente no podría no hacerse cargo, cuando por más que odie reconocer, aquella bebé llevaba su sangre. Y sin darse cuenta, no falto mucho tiempo para empezar a tomarle cariño a Kagura que realmente no reflejaba la maldad que poseía.

Días después Kikyo fue nombrada sacerdotisa del país de los demonios, y se le informó a las grandes naciones de la muerte de Shion y la traición y posterior desaparición de Naraku. Además fue anunciado también su nueva posición como sacerdotisa. Aunque esto no era algo de lo que se sintiera orgullosa, más bien, lo sentía como una nueva atadura y un gran peso en los hombros que llevar consigo.

Por su parte, Naraku fue tomado como traidor del país, y también fue añadido al libro bingo. Ante las preguntas de los demás, Kikyo no quiso dar ningún detalle sobre el paradero de Neji, ella no quería señalarlo como traidor, porque confiaba en que no lo era.  

Kikyo se sentía un poco angustiada, ya que debía intentar hallar pistas sobre Naraku, mientras aún tenía presentes las últimas palabras de Shion. Seguramente, Naraku le reveló la verdad y a causa de eso, su parto se adelantó y finalmente ella no pudo soportarlo. Con esto en mente, Kikyo examinó a la pequeña Kagura, intentando descubrir la procedencia del chakra. Luego de examinar a la pequeña, con un Jutsu de sellado, selló el chakra demoniaco del interior de la pequeña. Se dio cuenta que esta heredó en realidad el color de ojos de su madre. La pelinegra esperaba que aquello fuera suficiente para que la pequeña pudiera tener una vida normal. 

Por más que odiara admitirlo, era consciente que este había sido el plan de Naraku desde el inicio, y ella y Neji habían caído en su juego o trampa. La había conducido a tener una responsabilidad de sacerdotisa sin poder dejar este país, de esta manera él podía mantenerla vigilada fácilmente, pero que a la vez, la había convertido en su mayor enemiga. Sin duda, alejar a Neji de ella era lo más doloroso y lo que había temido desde un inicio. Sin contar, que además, finalmente había logrado robarle su joya. 

Kikyo pensaba que Naraku no era tan tonto como para volverla a buscar, pues ya había obtenido lo que quería, sin embargo, dudaba cuando recordaba que él siempre decía que quería tenerla a su lado. Aquello le daba esperanzas de que solo fuera cuestión de tiempo para que volviera a aparecer. Ella solo deseaba que Neji estuviera bien. 

Y tal como había pensado, sucedió, pero para su sorpresa no fue Naraku quien apareció, sino Neji. 

Era de noche y el silencio reinaba en el lugar, sin embargo la pelinegra estaba despierta, arropada entre las cobijas, mientras la oscuridad solo era difuminada por la luz de la luna. Entonces sintió de repente la presencia de Neji muy cerca. Kikyo se sentó de golpe en su cama frunciendo el ceño.

Cadenas de Herencia |Neji y KikyōDonde viven las historias. Descúbrelo ahora