Capítulo 14

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Al caer la tarde se acercaban a su destino Kikyo y Sasuke. Decidieron llegar a una pequeña aldea que se encontraron por el camino, alquilaron habitaciones cada uno para pasar la noche y descansar mejor.

Después de alistarse Kikyo decidió salir y caminar un poco, entonces pudo sentir su chakra.

Se adentró un poco entre los árboles y allí estaba él esperándola.

Miró hacia arriba, el lugar donde provenía el chakra. Kikyo tensó la cuerda de su arco y preparó dos flechas. Apuntando a su cabeza.

—Por fin te atreves a dar la cara—habló Kikyo con voz afilada hacia el hombre que se encontraba oculto en las sombras.

Aunque Kikyo no veía su rostro pudo notar que estaba sonriendo.

—Después de tanto tiempo ¿así es como recibes a tu propia sangre?—fingió dolor en su voz.

—Hace mucho que dejaste de ser algo mío—Kikyo miraba al hombre con desprecio.

—Tenía muchas ganas de verte de cerca, mi querida Kikyo, te has convertido en toda una mujer—prosiguió el hombre ignorando el comentario de la pelinegra, mientras bajaba del árbol con tal velocidad y agilidad que sorprendió a Kikyo.

Ahora Kikyo podía verlo claramente. Poseía largos cabellos negros, su piel pálida y el característico color carmesí de sus ojos. Usando un tradicional Kimono masculino de colores Púrpura e Índigo.

Si Kikyo no lo conociera hasta habría pensado que era muy atractivo.

—¿Ya me dirás qué es lo que quieres?—preguntó con frialdad Kikyō.

—Son muchas las cosas que quiero… pero por lo pronto…Quiero que vengas conmigo— dijo el hombre con una sonrisa burlona.

—Primero muerta—respondió Kikyo con la misma sonrisa burlona pero fingida.

Aquellas palabras eliminaron todo rastro de diversión en el rostro del hombre y su mirada se tornó oscura y sería.

—No lo digo yo, lo dice la gran sacerdotisa del país de los demonios—aseguró el hombre lanzándole un pergamino a Kikyo.

Kikyo tomó el pergamino frunciendo el ceño. Mientras leía de qué se trataba.

—¿No crees que ya hemos jugado por mucho tiempo a las escondidas? Ya es hora de asumir nuestro destino... — Llegó a acercarse demasiado a Kikyo para acariciar su cuello, en donde se encontraba por debajo de su ropa la joya—.Todo este mundo podría ser nuestro si lo queremos... hacer pagar a todos los que nos han hecho sufrir—susurró muy cerca del oído de Kikyo. 

Kikyo no habló por un momento.

—Tu oscura alma ha hablado, Naraku—declaró Kikyo con seriedad

—Entonces ¿por qué no la purificas... ayudándome?—expresó Naraku en un susurro tomando un mechón de pelo de Kikyo mientras lo acariciaba.

—Tengo asuntos que atender... pero ¿ahora eres el protector de la sacerdotisa? Hay que ser muy ingenua para darte ese puesto—respondió la pelinegra apartándose del hombre con fastidio.

Naraku sonrió satisfecho ante ese comentario.

Entonces ambos sintieron el chakra de alguien acercándose.

—Tú y yo tenemos asuntos pendientes—Le recordó Naraku en el oído a Kikyo, lo cual hizo dar escalofríos a la pelinegra.  

—¡No te me acerques!—gruñó Kikyo asqueada.

—¿Qué pasa aquí?—cuestionó Sasuke apuntando con su katana a Naraku.

—Nos volveremos a ver Kikyo...—Fue lo último que dijo Naraku antes de desaparecer.

Cadenas de Herencia |Neji y KikyōWhere stories live. Discover now