Parte II: Capítulo doce.

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XII

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XII. Kaia

Monza;
Italia, 2022.

El caluroso sol de Monza me hace querer desmayar aún cuando apenas son las 8 de la mañana, mientras arrastro mi pequeña maleta de camino al lugar en que Charles me indicó que nos encontremos

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El caluroso sol de Monza me hace querer desmayar aún cuando apenas son las 8 de la mañana, mientras arrastro mi pequeña maleta de camino al lugar en que Charles me indicó que nos encontremos. Agradezco haber elegido ropa ligera para venir y, también, la paciencia de Lisa en mi búsqueda del outfit perfecto. A pesar de quejarse toda la noche, fue de gran ayuda en la elección.

El viaje en general fue horrible, no pude dormir y le vomité los zapatos a una de las azafatas. Sentí su mirada de odio atravesar mi cráneo hasta que el avión aterrizó, pero la entiendo, el vómito es de lo peor, especialmente viniendo de otra persona.

Caminando a paso apresurado, veo a la distancia el lujoso automóvil negro de Charles y a él apoyado sobre el capó de éste con sus brazos cruzados sobre su pecho. Lleva puesta su camiseta del equipo, amarilla esta vez, junto a unos jeans azules y anteojos de sol oscuros que le quedan a la perfección. Si bien hizo miles de bromas acerca de que parecería una banana, el amarillo le queda increíble. Siento mi corazón palpitar con fuerza al verlo allí esperando por mi. De pronto, como si tuviera quince años otra vez, comienzo a sentir aquellas mariposas revoloteando por mi estómago.

—¿Cómo estuvo el viaje? —me pregunta Charles con su hermosa sonrisa plasmada en el rostro, mientras me sostiene en el aire debido a que prácticamente corrí a sus brazos. Para mi tranquilidad, fui muy bien recibida.

Inmediatamente siento la necesidad de quedarme allí abrazada a su cuerpo y no soltarlo jamás. Han sido semanas difíciles sin él, solo viéndolo por videollamada en horarios desfazados. Luego del receso de verano no había podido acompañarle debido a los reiterados ensayos en la filarmónica, ya que si bien soy solo una suplente, debo aprenderme cada una de las piezas musicales.

—Horrible. Comí algo que me hizo vomitar —me quejo, haciendo ese gesto con el labio inferior que hacen los niños pequeños antes de comenzar a llorar— Lisa me advirtió que esa hamburguesa estaba en mal estado y aún así me la comí antes de viajar.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora