Parte II: Capítulo nueve.

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IX

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IX. Normalidad.

Ibiza;
Archipiélago de España, 2022.

Llegamos a mi habitación luego de despedirnos de Lisa y buscar un par de cosas que Luciana podría necesitar por esta noche ya que decidió quedarse conmigo

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Llegamos a mi habitación luego de despedirnos de Lisa y buscar un par de cosas que Luciana podría necesitar por esta noche ya que decidió quedarse conmigo.

Cierro la puerta tras de mí y la observo sentarse sobre la cama. No tarda ni dos segundos en derrumbarse. Mi pecho duele al verla en ese estado, verla llorar se siente horrible. De pronto quisiera que me traspase todo su dolor, para que ella no sufra jamás.

Finas lágrimas mojan sus mejillas y apenas me siento a su lado no tarda en aferrarse a mi pecho. Nos quedamos en esa posición por largos minutos, mientras le acaricio la espalda y dejo cortos besos sobre su cabeza. Ninguno de los dos dice nada, no es necesario. Ella necesita esto, ya cuando esté lista querrá hablar conmigo.

Recordar todo lo sucedido en el ascensor me hace sentir pequeño, como si fuera un niño que puede ser manipulado fácilmente. Me hace sentir como un imbecil haber perdido tanto valioso tiempo con Luciana por un simple capricho de Bianca, a la cual nunca le importamos realmente. Sé que eso es lo que le duele a ella, sé que las palabras que le dijo, las mentiras, el rencor con el que la miraba son lo que la hace llorar de esta manera ahora. Y sé también que verla embarazada removió algo dentro de ella, porque aunque Luciana dice odiar a los niños, yo sé que sería una excelente tía, especialmente si vinieran de Bianca, que hace tan solo un tiempo ella seguía queriendo.

-¿Quieres recostarte? -murmuro, dejando un beso en su frente cuando la brisa ondea las cortinas de la terraza y comienza a enfriar la habitación.

Ella levanta su mirada al fin y asiente en mi dirección sin decir nada. Se quita las sandalias, mientras con el dorso de su mano limpia el rastro de lágrimas en sus mejillas. Se quita el vestido y me pide una de mis camisetas para usarla esta noche. No me puedo negar y le entrego una camiseta negra que le queda bastante grande. Es inevitable no sonreír al verla así, me trae muchos recuerdos. Siempre amé verla con mi ropa.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Where stories live. Discover now