Parte I: Capítulo siete.

5K 307 78
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


VII. Mad Max

Montecarlo;
Mónaco, 2019.


Lu, estamos encantados con lo que les has enseñado a nuestros niños. Tenemos varios amigos que quieren el mismo servicio para sus hijos.

Sonrío genuinamente ante los halagos de la familia Leblanc. La verdad es que ha sido complejo, pero en tan solo unas semanas he sido capaz de enseñarles lo básico a sus hijos. Lo cual es un verdadero logro.

—Muchas gracias, señora Leblanc.

—Es más, estamos pensando en proponerte algo —dice ahora su esposo, un hombre alto y de cabello canoso que siempre se ve muy serio y concentrado en sus pensamientos. Cuando lo conocí fue inevitable pensar que luce bastante mayor como para tener hijos con una mujer tan joven como la señora Leblanc, pero bueno, eso no me incumbe— Tenemos al menos seis conocidos que quieren inscribir a sus hijos a clases de piano. ¿Qué te parece abrir una academia de música?

Me quedo en silencio por un momento pensando cuidadosamente en cada palabra que acabo de escuchar. Parece una oportunidad buenísima, los amigos de mi abuela también mencionaron interés en mis clases. Trabajar en una academia es mucho mejor que estar cesante o haciendo clases a domicilio, sin embargo pienso, ¿en realidad quiero quedarme en Mónaco? No quiero que suene mal, estar lejos de mi familia y de mi querido país fue difícil a veces, pero uno de mis más grandes sueños en la vida es ser partícipe de alguna orquesta sinfónica. Y lamentablemente aquí no hay una.

—Recibirás un buen sueldo, además de tener un relajado horario de trabajo —agrega— No tiene porqué ser algo grande. Puede ser una academia pequeña. Al menos al principio.

La señora Leblanc se acerca a mí— No te sientas presionada. ¿Te parece que nos reunamos mañana para que lo pienses mejor?

Sigo pensando. A veces quisiera que tomar decisiones no sea tan complejo para mi, pero siento que es uno de mis peores defectos. Pienso una y otra vez mis decisiones para al final optar por la peor opción.

Me tomo unos segundos para pensar en mamá, que a veces se comporta muy mal conmigo, en Gianna que me tiene durmiendo en una habitación tan pequeña que apenas y cae una cama con un armario y en Charles que pasa tanto tiempo en casa que a pesar de llevarnos un poco mejor, a veces me llega a incomodar. La mejor decisión es aceptar el trabajo y juntar dinero para irme de casa pronto.

Ya habrá tiempo para cumplir mis sueños.

—No tengo nada que pensar —hablo al fin— Acepto el trabajo.

—¡Magnífico! —dice la señora Leblanc.

—Tenemos un lugar cerca del muelle disponible, ya que la empresa no lo utiliza. Danos un par de días para amoblarlo y podrás comenzar.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Where stories live. Discover now