Parte I: Capítulo seis.

4.9K 290 42
                                    

VI

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

VI. La familia Leclerc

Montecarlo;
Mónaco, 2019.

Peino mi cabello y lo dejo suelto, mientras acomodo mi largo vestido de flores frente al espejo de mi ahora pequeña habitación.

Escucho los gritos de mamá ordenando que nos apresuremos y apenas bajo, noto que me observa con cautela— Siempre usas esa ropa tan colorida. Deberías usar otro tipo de ropa, Luciana —me reprocha— Podrías aprender de tus hermanas.

Bianca, que utiliza un corto y sobrio vestido blanco que le queda a la perfección, le lanza una mirada recriminatoria a mamá debido a su comentario.

—A mí me encanta —me defiende.

Esbozo una sonrisa agradecida en su dirección sin decir nada más.

—Ya vámonos —dice nona desde la puerta— Nos están esperando. Si llegamos tarde daremos una mala impresión.

La familia Leclerc nos invitó a cenar para conocer mejor a Bianca. Estuve varios días intentando encontrar una respuesta del por qué debíamos ir todas si Bianca es la única que importa, sin embargo, me obligaron a callarme y a ir. Como siempre.

Llegamos luego de al menos media hora en automóvil, entre chillidos desesperados de Gianna porque un insecto le picó el brazo, mis carcajadas debido a lo gracioso que fue presenciar aquello y el nerviosismo de Bianca por conocer al fin a su suegra. Conocerla es un gran paso en su relación, lo que quiere decir que todo va en serio.

Un chico bastante apuesto nos abre la puerta con una gran sonrisa plasmada en su rostro. Parece más joven que yo y llama al instante la atención de mi hermana menor, que lo observa como si fuera una deidad.

—Tú debes ser Lu —me dice apenas paso por su lado.

Lo miro extrañada— Sí, ¿cómo supiste?

—Eres tal cual Charles te describió.

—Ups. En ese caso debo verme horrible—hago una mueca.

Él ríe ante mi comentario— No dijo nada malo. Él...

—Arthur, mamá te necesita en la cocina —le dice Charles, interrumpiendo lo que iba a decir.

—Pero...

—Ahora —le ordena.

Molesto, Arthur se dirige hacia donde supongo está la cocina dejándonos solos a su hermano y a mí. Lo observo de pies a cabeza y es inevitable no notar lo bien que luce con aquella camisa celeste. De todas maneras no es algo que reconocería en voz alta. Ese tipo de pensamientos jamás saldrán de mi boca.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Where stories live. Discover now