Parte I: Capítulo veinte.

4.4K 256 71
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


XVIIII. ¿Alejarse?

Montecarlo;
Mónaco, 2020.


Subo por el ascensor del inmenso edificio de Charles con la última caja de pertenencias que me queda por desempacar. Ya llevo dos días viviendo junto a él en su departamento y estoy haciendo todo lo posible para no llamar la atención entre los demás inquilinos. Una anciana señora se sube al ascensor y me observa con curiosidad. Acomodo mi mascarilla mientras evito mirar o cruzar palabras con ella. Debo pasar desapercibida.

Al fin llego a mi piso y salgo casi corriendo para no entablar una conversación que provocará que termine delatando todo lo que está sucediendo. Tengo tan poco contacto con otros seres humanos, que siento que si alguien me dice "hola" yo comenzaré a contarle la historia de mi vida.

—¿Estás bien? —me pregunta Charles, apenas entro al departamento y me quedo parada en la puerta, mirando hacia afuera por la mirilla.

—Shhh. Nos puede oír —murmuro, aún mirando hacia afuera, en donde la anciana mujer ronda como si estuviera buscándome. O bueno, tal vez solo esté siendo paranoica y realmente solo esté buscando su departamento.

—Traje pizza para el almuerzo —comenta, intentando distraerme de mi paranoia.

Me giro hacia él y boto mi mascarilla en el pequeño basurero de la entrada y lavo mis manos antes de lanzarme a sus brazos. Amo abrazarlo. Podría estar las 24 horas del día abrazada a su cuerpo.

—Amo la pizza.

—Lo sé.

Me acerco a sus labios y dejo cortos besos sobre ellos. Poco a poco él comienza a hacerlos cada vez más largos e intensos. Llevo mis manos a su cabello y lo acaricio. Dije que podría abrazarlo por 24 horas seguidas, sí, también podría besarlo por ese y más tiempo aún si fuera posible.

Un sonido en la puerta me distrae de pronto y me encuentro de frente con la mirada de Bianca sobre ambos. Luce furiosa o decepcionada, a esta altura ya no sé diferenciar.

—Wow. Aún siguen juntos —escupe, con repulsión, mientras me barre con la mirada— ¿Sabías que puedes tener serios problemas por esto?

Intento alejarme del agarre de Charles, pero él me aferra a su cuerpo.

—¿Cómo entraste? —le pregunta él, cabreado.

—Tengo tu llave. ¿No lo recuerdas? —dice jugando con la pequeña llavesita en su mano.

Hace meses que no la veía. Cinco aproximadamente. Su tono de voz ya no es el mismo, su apariencia, su forma de vestir y su corte de cabello son totalmente distintos. Ya no hay rastros de la Bianca tierna que hacía destellar arcoirís al mover los dedos. Y era mi culpa.

¿Cómo evitar un amor prohibido? Where stories live. Discover now