7

6.6K 732 384
                                    


- 7 -







La puerta sonó, tres golpes seguidos. Me encontraba tirada en la cama viendo el techo, pensando en nada y al mismo tiempo en todo.

¿Cómo?

¿Cuándo?

¿Y dónde?

Estaba agotada mentalmente, ese mismo día había intentado procesar tantas cosas que las horas fueron pasando, cada minuto del reloj iba corriendo mientras las agujas marcaban los segundos.

Otros tres golpes en la puerta me sacaron del trance. Y le rogué a Dios que no fuese ningún desconocido en busca de romper ventanas para ser perseguido por los pasillos.

Cuando abrí me llevé la grata sorpresa de ver la sonrisa de Wilre.

— ¿Lista para la fiesta o qué?—entró en la habitación como Pedro por su casa y se me quedó viendo como si tuviese algún animal raro en la cabeza—. ¿Qué son esos trapos tan feos, Danforth?

Blanquee los ojos.

¿Por qué esa chica era tan... tan... así?

Me caía bien, pero me daba cierto escalofríos estar cerca de una persona tan optimista para estar metida en un internado del que, supuestamente, ni siquiera era parte.

—Primero que todo, ¿de qué fiesta hablas?—me crucé de brazos—. Y segundo, es mi pijama, o aunque sea la única que me trajeron.

—Oh, querida, estas tan perdida—se rió y pasó sus dedos por el vestido rojo que llevaba puesto, le esculpia una envidiable figura—. No necesitamos matar para divertirnos siempre ¿sabes? A veces tomarse una que otra copa le cae bien al cuerpo.

Fruncí el ceño.

—Soy menor de edad—me excuse, la verdad era que no quería ingerir alcohol.

—Y yo tengo 16, todo normal, entonces ¿vamos?

Sorprendida me le quedé viendo.

¿Cómo alguien con esa capacidad podía tener 16 años?

Recuérdalo, Vellty.

Todos están locos.

Es el lugar.

Wilre se aclaró la garganta y señaló mi pijama.

—Tenemos que hacer algo con eso—me miró y sonrió con inocencia.

—No haremos nada porque no iré a ningún lado—sentencié y regresé a la cama para volver a lo mío.

Lo mío era hacer nada, pero lo hacía sin molestias.

—Primero faltas a tus clases, y ahora no quieres ir a una fiesta ¿eres humana, Danforth?

—Lo soy, pero no estoy loca—concluí, pero su comentario me cautivó nuevamente—. ¿Cómo sabes que falte a clases?

—Los chismes tienen piernas largas.

—Vale.

—Si, vale.

—¿Me dejas sola? Voy a dormir.

—No me iré hasta que salga contigo de esa puerta—señaló la puerta de la habitación.

—Escucha algo, Wilre—respiré hondo y la miré—. Te conocí ayer, no somos amigas y tu locura junto a la de todos la puedes dejar tres metros bajo tierra.

Finalice y señalé la puerta para ver si captaba que quería que se fuera, la chica solo se me quedó viendo muy seria. Por mi parte, no bajé la guardia ante su mirada astuta.

Red - [La Orden Sangrienta]Where stories live. Discover now