♡Capitulo treinta y tres♡

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Croos

Esos segundos en los que Candas pensaba su respuesta, fueron como milenios para mi, sentía el sudor salir de mis poros, mi lengua secarse, mi pulso acelerarse.

— No — respondió y todo mi yo salto de alegría.

Salte de la cama y aplaudí: — Gracias Candas — me puse de rodillas frente a ella — muchas gracias — abrace su cintura.

Candas se tenso: — Eso no significa que te he perdonado Croos — me separe de ella y la mire.

— ¿De qué hablas?

Soltó una risa sin gracia: — Las humillaciones y golpes que me hiciste pasar.

— Yo... Que puedo hacer para remediarlo...

— Nada porque el daño, el daño ya esta hecho, pero si podrías explicarme porque lo hacías.

Camine y mire hacia la ventana: — Cuando era niño — comencé a narrar — mi padre me enseñaba muchas cosas... Una de ellas era a desquitar mi coraje, según él, yo tenia linaje puro que no podía desperdiciar, era... Soy muy violento por naturaleza, se que se escucha mal, pero es la verdad, esa es la cruel y triste realidad, me enojo con facilidad, y no se controlarme, simplemente golpeo todo lo que se me pone en frente... Yo... Estoy avergonzado de mis actos, pero así soy, así nací, no puedo cambiarlo.

— ¿Acaso estás advirtiéndome?

Moví mi cabeza en forma de negación: — Si... Es una advertencia de que si te quedas conmigo veras cosas feas... Siendo honesto me odio, me gustaría ser normal...

— Cada quien nace marcado con su futuro — dijo caminando hacia a mi — no puedes negar esto que eres...

— Solo le causo desgracias a todos, tu me odias, y no te culpo...
— No te odio, ciertamente te tengo un poco de rencor, pero no te odio... Intento entenderte pero eres tan... Bipolar, estoy segura que en tu otra vida fuiste mujer — bromeo.

Reí y me gire para poder verla: — ¿Tengo alguna oportunidad? — pregunté mirando sus preciosos ojos cafés.

— Tal vez — respondió sonriente — solo si prometes que al menos intentarás dejar el pasado atrás, ya eres todo un hombre y ya puedes tomar tus propias decisiones y acciones Croos, yo se que tu puedes.

Sonreí y la abrace por la cintura: — Eres muy rara, tienes unos cambios de ideas que ¡Dios! a veces me das miedo. — Reímos.

— Bien, ya que ambos estamos tranquilos podremos dormir — dijo dando la vuelta para dirigirse al baño.

Sonreí. Ella es una increíble mujer, una increíble mujer a la que he lastimado... Pero esta vez, haré las cosas mejor.

[...]

Desperté y mire a mi lado, me senté rápidamente en la cama, no estaba Candas, me puse de pie como pude, y corrí escaleras abajo. Inhale con fuerza el lugar, aunque eso ya no fue necesario, unas risas me hicieron caminar con rapidez hacia el comedor.

— ¿En serio? — preguntó ella entre risas.

— Si, ese en serio — respondió él riendo.

Entre al comedor y Candas y Caín estaban ahí, mire la escena algo molesto, ambos estaban tomando café como si nada.

— Hola hermano — saludo Caín feliz.

Hasta la eternidadWhere stories live. Discover now