Después de un sangriento ataque de ansiedad nocturno, Matt termina siendo internado en un hospital, sin embargo no hay mejora, no hay salvación, no hay esperanza y nunca la ha habido, no cuando el recinto alberga una secta interna de doctores y enfermeras que disfrutan torturando y sacrificando a los pacientes con el único fin de que la bestia los premie. Una lástima que Matt ya contara con sus propios demonios internos. Al final, la vida perfecta de Matt se va desmoronando y los secretos que alguna vez guardaron salen a la luz, dejando ver que la ansiedad es el menor de sus trastornos.