| BE MY GHOST

2 2 2
                                    


Matt no pudo más con la visión tan bizarra de aquella mórbida escena, sentía ganas de vomitar, las arcadas rasgando su garganta, quemándola, pero sin nada qué vomitar, no había nada con él, no estaba en su cuerpo terrenal no podía hacer esa clase de actos y aun así sus ganas de hacerlo eran enormes, quería vomitar dejar atrás aquel malestar, dejar de sentir el mal que de pronto lo habitaba.

El extraño los llevó hasta el pasillo del hospital, lejos del cuarto rojo Matt cayó ver rodillas y cubrió su rostro con sus manos, ahogando sus gritos desesperados de impotencia, de miedo y asco, gritos animales.

-Tranquilo, ya se te pasará, sé que el primer espanto es feo, pero con el tiempo te acostumbras a los fantasmas.

—¿Eran fantasmas? -dijo mirándolo con miedo. - ¿Eso eres tú? ¿Eso seré ahora? ¿De eso se trataba todo? ¿De matarme?

-No sé cuántas veces tendré que decirte que te calmes, pero cálmate, sí son fantasmas, almas errantes de los sacrificados que aún no son arrastradas al abismo, no, no soy un fantasma de otra manera él único que podría verme serías tú, y no, tú tampoco eres un fantasma, justo ahora somos almas libres que pueden ir y venir de su cuerpo a voluntad, pero no fantasmas, no estamos muertos, no estás muerto Matt.

Matt

Matt

MATT

- ¡MATT DESPIERTA!

Abrió los ojos, la enfermera dejó de agitarlo y suspiró aliviada, los aparatos que estaban conectados a su cuerpo volvieron a sonar, su pecho comenzó a subir y bajar errático por el shock, pero se movía en señal evidente de que había vuelto a respirar.

La mente de Matt daba vueltas, su estómago revolviéndose nuevamente, el pánico erizando su piel. ¿Había soñado todo acaso?

No, el semblante burlón de su amigo nocturno recargado en aquella esquina de la habitación le decía que no lo había imaginado, no había soñado nada.

-Me disté un susto enorme niño, estaba durmiendo y de repente las alarmas sonaron, vine aquí corriendo y estabas muerto, lo estabas, te juro que lo estabas, pero no me rendí, ningún paciente se ha muerto en mi turno y tú no ibas a ser el primero, no señor....

La enfermera siguió hablando con evidente alivio en la voz, mientras revisaba los signos de Matt y se aseguraba de que todo estuviera en orden, le acarició el rostro antes de irse y prometió volver más tarde, cuando la mañana se hiciera presente.

El clic de la puerta cerrándose hizo eco en el cuarto y estuvieron solos nuevamente, el extraño se acercó.

-Te alteraste demasiado, no pudimos continuar con el ocurrido porque el malestar estaba transcendiendo a tu cuerpo físico, estabas muriendo Matt, por un momento fuiste uno de ellos, un fantasma.

P a g a n oWhere stories live. Discover now