Train of Time [Kiheon/Kiho] [...

By Yarianafics

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Una dulce melodía que deja de sonar para Yoo Kihyun. No vuelve a oírla, no vuelve a tocarla. El tiempo pasó d... More

Prólogo.
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Jooheon
Minhyuk
Changkyun
Hyungwon
Epílogo
Nota final + preguntas

Hyunwoo

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By Yarianafics

Año 2015.

Lo lindo de terminar con su trabajo, era quedarse una hora más bailando junto a Chae Hyungwon, un muy buen amigo suyo que conoce desde que está en la academia de baile. Ellos dos y Hoseok han sido cercanos desde bastante tiempo, los tres comparten esa exagerada pasión por el baile. Llegaron hasta competir en un pequeño grupo, hacer cortas presentaciones en la calle y, ahora que Hyunwoo tenía su propia academia de baile que iba creciendo a pasos muy cortos, aprovechaban su tiempo libre en estar un ratito juntos compartiendo esa pasión que tanto disfrutaban y que llevó a forjar una fuerte amistad entre ellos.

Esa noche, Hoseok no estaba porque se había ido de vacaciones por el aniversario con su novia. Por lo que estaban Hyungwon y Hyunwoo solo, bailando Atention de Charlie Puth. Al menor de los dos, Chae Hyungwon, le encantaba ese artista. Amaba hacer coreografías del solista estadounidense, subía bastante seguido a las redes sus bailes en solitario. Esta vez, el mayor quiso acompañar a uno de sus mejores amigos en la pasión por el artista. Y bajo la tenue luz de la sala de prácticas, con la melodía sonando, se miraban en el reflejo del espejo cómo sus movimientos se iban luciendo. Eran un excelente dúo, la cordinación que manejaban -inclusive con Hoseok- era impresionante. Tantos años juntos eran ya, que no hacía falta duras prácticas para que los tres vayan al tiempo.

La canción acabó. Hyungwon soltó una exclamación, satisfecho por el resultado, mientras Hyunwoo sólo fue directo por la botella de agua a hidratarse. Una gota resbaló por la comisura de sus labios y vio a su acompañante acercarse a él. Lo vio un poco con preocupación, pues estos días, Hyungwon había estado bastante raro. Generalmente, los martes y jueves no solían juntarse a la noche a bailar porque el menor prefería pasar su tiempo internado en la biblioteca de la universidad. Pero, por esta ocasión, se lo vio bastante insistente en poder bailar. Vio que salía más seguido de lo normal este último tiempo, según las historias que subía a Instagram, despegándose un poco de los estudios. Se lo veía un poco más feliz, y aunque Hyunwoo a veces era algo distraído, este no era el caso. Algo pasaba y lo estaba sospechando.

—Me gustó cómo quedó —preguntó Hyungwon pidiéndole la botella a su amigo, quien se la pasa.

—Podríamos grabarla, para que subas el vídeo a tu canal de YouTube.

Hyungwon traga el agua, apartándose la botella con una burlona sonrisa.

—¡El oso quiere grabar un vídeo conmigo! ¿Quién lo diría?

Muchas veces Hyunwoo se negó a grabar algo junto con Hyungwon. No por vergüenza o algo por el estilo, simplemente no quería. Apenas y usaba sus redes sociales personales, él no estaba ligado a ese tipo de cosas porque no llamaban su atención. Pero, considerándolo, no creía que estuviese mal cumplirle el capricho a Hyungwon alguna vez. Era sólo un jodido vídeo.

—Es una buena coreografía—comentó el mayor dejándose caer sobre el suelo—. Podemos grabarla mañana o esperar a que Hoseok venga para hacerla los tres.

—Nah, ya tengo un vídeo con ese idiota—dijo Hyungwon—. Mi meta en la vida era grabar contigo.

Y sólo hubo un silencio repentino e incómodo entre ellos dos. Era broma, claro que se lo decía en broma, pero sonó como si hubiera quedado algo más para decir. Hyunwoo quiso ignorar eso, tratando de no hacer conclusiones tontas y tarareando la canción mientras miraba un punto fijo. Hyungwon, por otra parte, lo veía desde arriba. Hasta que suspiró y se hizo un lugar al lado del más grande de los dos, bastante cerca del otro. Juntos, mirando el suelo de la sala de prácticas.

El menor quería decir algo y lo necesitaba, sus amigos debían saberlo de alguna manera. Así que suspiró, como si necesitara tomar coraje por eso y dejó salir sus palabras.

—Oye, hyung... —¿cómo se lo irán a tomar?

Hyunwoo miró con atención al menor.

—Tengo cáncer—soltó entonces—. Cáncer colorrectal. Me lo diagnosticaron la semana pasada.

Ahí, el tiempo pareció avanzar lento. Sin un sólo ruido entre ellos, quitos, con Hyunwoo que trataba de procesar la información y sin saber cómo tomar esta noticia. Se quedó helado en el instante, pero sabía que debía mantener la calma. No era el fin del mundo. Tampoco iba a preguntar por qué no lo dijo antes, ya se hacía una pequeña idea del motivo. Y la razón principal era que, probablemente, era Hyungwon el primero que debía procesarlo.

Fue ahí donde varias cosas comenzaron a conectar: los dolores repentinos de Hyungwon, los vómitos, sus ausencias a la academia porque se encontraba mal. Pensaron que era lo que cualquiera pensaría: diarrea, una simple descompostura que pasaría con los días. Pero no, quizás hubieron señales más fuertes que el menor no quiso contar y fue al médico. Al final, era esto.

—Por eso te encontrabas mal.

—Seh—respondió Hyungwon con indiferencia. Hyunwoo sólo asintió, aceptando los hechos.

Ninguno de los dos supo qué decir. Eso había dado lugar a entender también por qué Hyungwon decidió tomarse su tiempo de la universidad, quería despejarse. Tal vez, por eso mismo, quiso venir a bailar. Insistió tanto durante la semana que aquí están.

Era muy extraña la situación. Se supone que debía ser un momento para llorar o reaccionar de una manera más dramática como en las películas, pero no es así. Querían mantenerse optimistas, después de todo. ¿Era horrible enterarse de algo así? Sí, pero existe la posibilidad de superar la enfermedad. Hyunwoo tampoco era muy bueno con sus palabras cuando trataba de aconsejar en este tipo de cosas. Lamentarlo o no, ¿de qué servía? Las cosas ya están hechas, sólo queda acompañar y llorar o preocuparse cuando sea necesario, no ahora donde apenas está comenzando.

—¿Quién más lo sabe?

—Mis padres y tú—dijo Hyungwon—. A Hoseok se lo diré cuando regrese.

—Llorará mares—Hyunwoo trató de reír. No había motivo para reírse, pero lo hizo. Fue una risa tensa, rascando su nuca y acomodando sus cabellos. Trataba de liberarse de la situación.

—Quizás—suspiró el menor—. Pero bueno, es una ruleta rusa. El que toca, toca.

—A Minhyuk también le va a afectar mucho.

—A Kihyun se lo diré hoy cuando llegue a casa, estuvo muy preocupado estos días porque sabía que algo no iba bien. Jooheon y Chang...—deja la frase en el aire, pasando sus manos por su cabello.

Chicos que conocen de otros lugares lejos de la academia. Del trabajo, de la universidad o de sus respectivas escuelas. Como Jooheon, que fue amigo de Hyungwon desde la primaria. A Kihyun lo conoció por ser compañero del antiguo trabajo de Hyunwoo cuando juntaba dinero para abrir su propia academia. Aún se preguntan de dónde fue que salió Minhyuk, pues de un día para el otro después de haberse juntado en una fiesta, ya lo tenían integrado. Mientras que Changkyun vino detrás de Jooheon. Eran un grupo de amigos algo grande, pero se querían. Con el paso de los años, iban forjando lazos más fuertes. Todos se verían muy afectados por esta noticia.

—En fin, soy joven—concluyó Hyungwon—. No voy a morirme mañana, es muy probable que lo supere.

—Espero, no está en mis planes dejar de soportarte al menos por un largo tiempo.

—De todas maneras, sigo sorprendido—confesó—. Pero bueno, es lo que hay. Pronto comenzaré la quimioterapia y en un par de años iremos a emborracharnos y tirarnos del puente Han los siete juntos para celebrar la superación al cáncer.

Pero eso no ocurrió.

Año 2017.

El funeral había acabado. Hyunwoo y Hoseok estaban fuera del velatorio, sentados en la entrada, pero sin impedirle el paso a la gente. En silencio, mirando el suelo y aún tratando de asimilar todo lo que había ocurrido. Por dios, en verdad dolía, en verdad estaban tristes y querían llorar, pero sus cerebros aún estaban tratando de asimilar esta tragedia. Sus rostros como piedra, sin una expresión capaz de trasmitirse y sus mentes en blanco. No lloró ninguno de los dos, sólo miraban el cajón abierto con Hyungwon allí. Pálido, delgado, ni siquiera el maquillaje que le habían puesto para cubrir sus imperfecciones lo hacían ver un poco mejor. Mientras tanto, sus amigos que estaban a su lado, lloraban como si fueran niños. Inclusive Kihyun, quien se aferró a Hyunwoo en todo momento y no era capaz de mirar al frente. La amistad que tenía con Hyungwon no era perfecta, pero si algo le pasaba, era Kihyun el primero en llegar al hospital. Es más, hace una semana, cuando estaban todos reunidos en la sala de espera a esperar que alguien saliera a darle noticias sobre la operación y recibieron las tristes noticias, fue el primero en echarse al piso a llorar.

Minhyuk y Kihyun estaban realmente afectados. Changkyun y Jooheon lloraban en silencio. Hyunwoo y Hoseok... nada. No sabían cómo reaccionar. Era tan duro ver a su amigo de casi toda la vida ahí, inmóvil y totalmente demacrado. A la tercer rueda del triciclo averiada, sin tener otro remedio más que desecharla. Se supone que estos tres son los que más tiempo llevan conociéndose, pero aunque sus emociones dijeran lo contrario, estaban tan rotos por dentro como el resto del grupo. Tal vez más.

—Primero me deja mi novia y ahora... pasó esto—comentó Hoseok, rompiendo el silencio que se había formado desde que los dos salieron. Fueron los primeros en escapar de aquel lúgubre sitio. En poco tiempo debían ir al cementerio para el entierro, pero ninguno de los dos quería.

Hyunwoo miró a su amigo. Sabía que lo decía más para asimilar los hechos que para tener algo de qué hablar. Nadie querría hablar de la muerte de un ser querido.

—Sabíamos que iba a ocurrir.

Estos últimos meses, fueron horribles y realmente difíciles para Hyungwon. No parecía haber mejoras, su salud iba cada vez más en decadencia desde que fue diagnosticado. Los chicos, desde aquel momento, no hicieron más que prepararse psicológicamente para lo que era inevitable y estaba por pasar. Por mucho que les doliera soltar al final la pérdida.

Tal había sido el miedo al final, que cuando acompañaban a Hyungwon a la salida del quirófano para cada operación, se despedían sin despedirse realmente. Le recordaban que lo querían, que lo estarían esperando y que todo iba a salir bien. Ahora, es su amigo el que está esperándolos por algún sitio. O al menos eso les gusta pensar para mantenerlos algo reconfortados. No eran creyentes de ninguna religión, pero vaya que los calmaba el convencerse a sí mismos que Hyungwon está por ahí, esperándolos pacientemente a que su día llegue.

—Era lo mejor para él, no podía seguir sufriendo—concluyó Hyunwoo.

—Chicos, ya hay que ir al entierro—Kihyun apareció delante de los ojos de ambos muchachos. Sus ojos hinchados y rojos, todavía cristalinos. Mejillas coloradas, un aspecto realmente deprimente. Incluso su cabello se veía fatal, desordenado por estar abrazado y apoydo contra todo aquel que podría llegar a contener ese niño interior que lloraba desconsoladamente por un amigo—. Minhyuk y yo nos vamos juntos. ¿Necesitan venir con nosotros?

—Yo sí—dijo Hoseok.

—Yo... creo que no asistiré—respondió Hyunwoo. No quería ver cómo el cajón en el que estaba uno de sus mejores amigos quedaba tres metros bajo tierra, dándole fin y cierre a una vida.

Los demás respetaron por completo su decisión.

Año 2020.

Habían pasado tres años de aquel momento. Hyunwoo, a pesar de no haberlo demostrado en su tiempo, de verdad quería y admiraba a Hyungwon. Al comienzo del duelo, estaba en una etapa de negación donde sus sueños se reducían en que él no estaba muerto realmente, que su identidad se había confundido con la de otra persona. Sin embargo, iba superándolo y aprendió a vivir con ese vacío. Superó el duelo, se seguía viendo con sus amigos y ese espacio que había entre los seis casi ni se sentía. O tal vez se habían acostumbrado a eso.

La vida de todos fue constuyéndose: Hyunwoo iba perfecto en su academia de baile donde Hoseok también enseñaba, el mayor le había dado un espacio puesto a que su amigo se había quedado sin trabajo. Kihyun y Minhyuk habían formalizado una relación que antes se negaba, mientras uno trabajaba en una radio y el otro era fotógrafo. Changkyun continuaba con su carrera en astrofísica, manteniendo una relación bastante estable con una chica y tal parecía ser que tenían mucho tiempo juntos por delante. Jooheon era compositor, apenas se había separado de su anterior relación. Pero estaba bien con ello, todos se encontraban felices.

A veces salía el nombre de Hyungwon, y en lugar de quedar en un incómodo silencio, recordaban su nombre con alegría. Se veían cada tanto, su amistad no se vio afectada en lo más mínimo. Ni siquiera la de Hoseok y Hyunwoo, más bien al contrario. Se aferraron más al presente, a disfrutar de los que les rodean para crear una huella importante en sus vidas en caso de que algún día deban marcharse. Temían de ser olvidados.

Hyunwoo se encontraba haciendo las compras, en un lugar cercano al centro de la ciudad. Puso en el carrito una bandeja de carne de cerdo, guisantes, cebollín y arroz. Aún faltaba cosas por tomar, los productos de limpieza estaban en su lista de compras, algo de postre y quizás una cerveza no vendría mal. Era sábado, podía quedarse viendo alguna película él sólo mientras tomaba algo y comía helado. Fantaseó con esa idea durante todo el trayecto por el pasillo, caminando hacia donde habían frutas. Pensaba si debía tomar algunas, quizás un par de manzanas o de naranjas. El kiwi no era una mala idea.

Pero se detuvo en seco.

Alto, delgado, cabellos negros y largos. El porte era bastante familiar, pero podía ser una simple coincidencia. El tipo tenía la mitad del rostro cubierto por un barbijo blanco, esos que puedes comprar en una farmacia. Y Hyunwoo vio los ojos del hombre verlo de reojo. Se parecía demasiado a Hyungwon. Se quedó viéndolo, con su corazón en la boca.

Ese tipo, definitivamente, era Hyungwon. Y no podía estar loco. No. Para nada.

Hizo un esfuerzo enorme en seguir con su día. Se obligó a tomar las cuatro manzanas verdes que ya estaban separadas y salió de allí antes de que le bajara ese trozo de tela de la cara a alguien que simplemente era un Don Nadie. No obstante, para su desgracia, se encontró con el sujeto en la caja y ambos salieron al mismo tiempo. ¡Vamos! ¿Cuál era la posibilidad de que coincidieran en todo?

Hyunwoo no quería, pero al salir fue detrás del tipo de todas maneras. Ese iba a ser la separación entre ambos, pero de verdad estaba intrigado. Y lo siguió, caminó detrás de él mientras el otro no parecía notar su presencia. Se sentía todo un acosador, pero su mente estaba inquieta y perseguida en ver si era o no Hyungwon. El muchacho lo guió hacia la estación abandonada de la ciudad, entrando como si realmente estuviera en funcionamiento pasando por debajo de esa persiana que habían roto hace unos años unos delincuentes para drogarse allí dentro.

Quizás era mala idea porque le costaría la liba o su libertad, pero de todas maneras Hyunwoo entró.

—¿Por qué me sigues? —habló entonces el sujeto. Volteando en mitad de la escalera que iba en descenso. Todo estaba oscuro.

El chico se bajó el barbijo, revelando su identidad. Y Hyunwoo casi se desmaya ahí mismo.

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