Las notas de Lola | Malenavit...

De malenavitale

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El cuerpo de Lola es encontrado sin vida flotando dentro de una piscina. La policía no tiene pistas, y en la... Mai multe

Anónimo
Lola
Lola
Nina
Lola
Jano
Lola
Ámbar
Lola
Luca
Lola
Vera
Lola
Giovanni
Lola
Nina
Lola
Jano
Lola
Ámbar
Lola
Luca
Lola
Vera
Lola
Giovanni
Lola
Nina
Lola
Jano
NOTA DE LA AUTORA
Lola
Ámbar
Lola
Luca
Lola
Vera
Lola
Giovanni
Lola
Nina
Lola
Jano
Lola
Ámbar
Lola
Luca
Lola
Giovanni
Nota de la autora
El rastro de Lola

Vera

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De malenavitale

Durante el desayuno estoy en otro mundo. Me la paso callada, revolviendo mi café con una cuchara, con la mirada perdida en el plato de tostadas. Pero es que no puedo dejar de pensar en todo lo que pasó anoche; mi cuerpo está en el living de mi casa, pero mi cabeza está en ese galpón. El maldito galpón.

Los primeros diez minutos mi mamá se dedica a poner su atención sobre el programa de chimentos que está en la tele, así que pasa por alto el hecho de que su hija tiene el aspecto de un muerto viviente. Pero si hay algo que le sale horrible es ignorarme, así que le dura muy poco y lo noto cuando deja su taza sobre la mesa y suspira. Acá vamos, me digo a mí misma.

—Vera, hija, desde que te sentaste en el sillón no te escucho ni respirar. Y eso fue hace un rato largo —suelta—. ¿Qué te pasa?

Muy buena pregunta: ¿qué me pasa? No encuentro las palabas correctas para describir todo lo que está pasando en mi interior ahora mismo. Porque anoche recibí el baldazo de agua fría, pero a mi cabeza le pareció buena idea procesarlo todo ahora.

Anoche salí de mi casa sabiendo que en ese galpón podía pasar de todo. Y cuando digo de todo, puedo asegurar que el abanico de posibilidades era inmenso. Solo que la confesión de Uriel no estaba entre lo esperado y acabó sorprendiéndome por completo; a todos, de hecho. Porque lo llevamos a ese lugar ya que descubrimos que nos ocultaba algo, pero no imaginamos que su secreto iba a ser tan pesado.

Cuando vi que tenía una foto con Lola, lo cual dejaba en evidencia que se conocían, pensé que a lo mejor trabajó para ella. Y sí, claramente fue así. Pero no se me ocurrió que también pudo haber sido su novio. N-o-v-i-o. O su amante, en realidad, porque estuvo con ella mientras que salía con Serpiente. Aunque no importa el título: estuvo involucrado amorosamente con ella. Y mientras más veces lo repito en mi cabeza, mayor es el impacto.

Me pregunto cómo podía dormir tranquilo durante las noches sabiendo que estaba ocultándole algo muy importante a Nina, su novia actual (o ex, en realidad). Porque puedo entender que no haya sentido la necesidad de decírnoslo a nosotros, que técnicamente no somos ningún eslabón importante en su vida. ¿Pero Nina? Literalmente tuvo que llevarla al cementerio el día que nos volvimos a ver. Y en dos años Nina no dejó de llorar a su amiga. ¿Cómo hizo para mantenerse callado tanto tiempo? Es que simplemente no entiendo cómo funciona su cabeza, y mucho menos su corazón.

Intento pensar en cómo debe sentirse Nina hoy, incluso pienso en mandarle un mensaje, ya que anoche todos estuvimos en completo silencio en el viaje de vuelta, pero algo me dice que es mejor darle su espacio. Merece un momento de paz consigo misma. Aunque yo en su lugar no podría conseguirlo. De hecho, ahora mismo estoy más pensativa y afectada de lo que debería, y Uriel ni siquiera me importaba.

— ¿Vera? —insiste mi mamá.

Yo solo la miro en silencio.

— ¿Te peleaste con tus amigos?

Su pregunta me toma por sorpresa y me hace fruncir el ceño. Así que ella se acerca a mí y me agarra la mano de forma cariñosa.

—Si no querés decirme qué pasó anoche, está bien. Claro que me encantaría saber qué te tiene tan ida, pero bueno, tengo que empezar a aceptar que no siempre vas a abrirte conmigo —dice en un tono cálido y más rápido de lo que mi cerebro mañanero puede procesar—. Pero, insisto, podés confiar en mí.

—No me peleé con los chicos —respondo—. De hecho, creo que son una de las pocas cosas positivas que me pasaron en estos últimos meses.

Mi comentario la hace sonreír, pero la preocupación sigue reflejada en su mirada. Eso significa que va a seguir insistiendo.

— ¿Entonces qué te tiene tan pensativa?

Me muero por decirle todo, desde las notas hasta lo que pasó anoche. Necesito hacerlo a modo de deshago. Pero todo el tema de la investigación es bastante peligroso y prefiero mantenerla fuera de esto, porque la conozco y sé que va a querer involucrarse para protegernos a todos. Así que decido desviar la pregunta.

—Honestamente no lo sé.

—Mentís.

—Probablemente —le sonrío pícara—. Estoy cerrando algunas heridas viejas y eso me trae muchos recuerdos, y me pongo triste. Pero estoy bien.

—Imagino qué heridas serán, pero quiero decirte que Lola no debe estar contenta de verte recordándola con tristeza —me acaricia la mano.

—Lo sé. Solo que por momentos siento que fue ayer que se esfumó por completo. Y entonces la extraño más de lo que me gustaría.

Mi mamá nota que los ojos se me llenan de lágrimas y me abraza. Solo en ese momento, cuando estoy acurrucada contra su pecho, me permito llorar. Lloro por todo lo que viví este último tiempo con la investigación y porque la extraño. La extraño tanto que siento que la angustia no me entra en el cuerpo, y me da miedo contagiársela a los chicos.

—Quiero que te tatúes algo en la cabeza —me susurra en el oído—: Lola siempre va a vivir en tu corazón, hija.

Y tiene toda la razón.

Termino de desayunar después de mi quiebre y me quedo mirando la tele con mi mamá, con la esperanza de que ese programa de chimentos me levante un poco el ánimo. Y la verdad funciona un poco, pero no por completo, porque mi celular vibra a mi lado y veo que tengo un mensaje de Sharon.

Ya sé qué significan las notas.

Camino a la estación mis manos no dejan de temblar. Sé que estoy nerviosa, pero no descifro si es por lo que descubrió Sharon o porque estoy a punto de lanzarles una bomba a mis amigos. Otra más, en realidad, pero en este grupo ya nos acostumbramos a los bombardeos constantes. Solo que esta noticia no es una más del montón, sino que podría darle cierre a nuestra investigación.

Me pregunto cuántas horas estuvo Sharon para darse cuenta de su significado. También me pregunto cuál será la reacción de mis amigos. Porque lo que estoy a punto de decirles es demasiado fuerte. Es decir, quizás ahora me siento una estúpida por no haberlo notado antes, sobre todo porque era bastante obvio. Pero cuando leí el mensaje de Sharon no lo podía creer.

A lo lejos veo que los chicos y Ciro están sentados en un banco, todos con malas caras que posiblemente vienen arrastrando desde anoche. Pero sus expresiones cambian cuando me ven llegar. Porque claro, fueron citados sin saber de qué se trata todo esto, solamente les dije que quería verlos urgente. Así que imagino que ninguno debe entender nada.

— ¿Está todo bien, Vera? —me pregunta Jano—. Tu mensaje me preocupó.

—A mi también —dice Nina—. Estaba desayunando y literalmente salí corriendo de casa porque pensé que te había pasado algo.

—Es que tengo que decirles algo importante.

—Imagino que sí, sino no veo por qué citarnos con tanta urgencia un domingo a la mañana—gruñe Luca, bastante dormido.

Realmente no sé cómo decirlo. Porque no es una noticia que pueda decirse con liviandad, sino que es la noticia que va a ponerle un punto final a esto.

—Vera, ¿qué pasa? Estás temblando —me dice Giovanni.

Tomo una inmensa cantidad de aire.

Acá voy, me digo.

—Ya sé quién es Serpiente.

Los rostros de los chicos no muestran otra cosa que sorpresa, pero ninguno dice nada. Así que interpreto su silencio como un motivo para seguir hablando, para decirles lo que pasó esta mañana cuando recibí el mensaje de Sharon.

—Tengo una amiga, Sharon, que sabe todo sobre nuestra investigación porque yo se lo conté. No omití ningún detalle. Y como notó que el tema de las notas me tenía muy preocupada, se ofreció a ver si podía descubrir algo a través de la caligrafía. Así que se mandé fotos de las notas y quedamos en que iba a avisarme cuando tenga noticias. Eso fue hace unas semanas —hago una breve pausa y vuelvo a tomar aire—. Esta mañana me dijo que las notas tenían un mensaje secreto, que ella no lo podía creer cuando se dio cuenta. Y el mensaje es un nombre que está escondido en la primera letra del apellido de todas las personas que Lola mencionó.

—No puede ser... —murmura Ámbar, atónita.

— ¿Quién es Serpiente? —pregunta Nina.

Esta es la parte complicada.

Giro mi cabeza hacia una persona en específico y digo:

— ¿Querés decirlo vos, Ciro?

Todas las miradas se van a él.

—No estoy entendiendo —dice Jano—, ¿por qué tiene que decirlo él?

— ¿Le dijiste a él antes que a nosotros? —Giovanni suena confundido.

Y el único que parece haberlo entendido todo es Luca, que asiente con la cabeza lentamente, como si en cierto modo se lo hubiese esperado.

Ciro nos mira a los dos y luego al resto de los chicos, y se muerde el labio. Por un segundo creo que va a hacerse el tonto, pero acaba asintiendo con la cabeza y nos dice:

— ¿El nombre que se formaba era el mío? —pregunta. Yo asiento con la cabeza y le enseño el esquema que hice en mi casa, para que pueda ver que es cierto, que su nombre realmente está ahí—. Sí, está claro que dice Ciro y la S es por mi apellido: Smith. Pero ustedes no tenían por qué saberlo, porque quizás no fui lo suficientemente honesto con ustedes. Y tampoco les dije mi apodo: Serpiente.

Y no pasa ni un segundo desde su confesión que Luca lo agarra del cuello de su suéter y lo empuja fuera del banco. Automáticamente se le tira encima y empieza a golpearlo contra el pasto, una y otra vez, sin descanso y sin importarle nada, mientras le suelta un desfile de insultos. Jano se mete para intentar separarlos, y ahí es cuando me doy cuenta que Ciro no está defendiéndose, sino que se limita a recibir los golpes. E incluso cuando Jano se lleva a Luca permanece tirado en el piso y no amenaza con devolverle los golpes a Luca.

A excepción de Luca que es una máquina de furia, el resto estamos en silencio, probablemente sorprendidos e intentando procesar todo. Y me sorprende tanta serenidad por parte de Giovanni, que al principio de todo esto era al que debíamos cuidar de que no termine a los golpes con alguien. Pero no hace otra cosa que mirar fijo a Ciro en absoluto silencio.

Ciro sigue en el piso y no hace ningún intento por levantarse. Solamente se limpia el hilo de sangre que sale de su nariz con el puño de su suéter azul y su mirada permanece perdida en el cielo.

— ¿No pensás decir nada? —le grita Luca. Jano lo tiene que agarrar con fuerza para evitar que se le abalance a Ciro de nuevo.

Y no le responde. Bueno, sí lo hace, pero no con palabras, porque empieza a llorar desconsoladamente y se tapa la cara con ambas manos. Y esa acción enfurece más a Luca, quien se suelta del agarre de Jano y obliga a Ciro a sentarse de golpe jalándolo del brazo. Ciro parece un muñeco de trapo. Pero cuando creemos que va a pegarle otra vez, Luca retrocede y noto que sus ojos también están llenos de lágrimas.

—Me parece muy injusto que vos llores y te victimices —le dice—, porque no estuviste meses siguiendo rastros que desembocaban en miles de preguntas. Nos metimos en lugares peligrosos, pusimos nuestras vidas en peligro, sufrimos muchísimo con cada secreto que íbamos descubriendo. ¿Y vos te das el lujo de llorar? ¡Tendría que darte vergüenza! ¡Todo esto es tú culpa! Vos metiste a Lola en ese mundo y ahora por eso está muerta.

—Luca... —dice Ámbar en un hilo de voz, intentando tranquilizarlo.

— ¿Qué? ¿Me vas a pedir que me calme? Bastante bueno soy que no estoy rompiéndole la cara a golpes.

—Creo que tenemos que calmarnos y escuchar a Ciro —opina Nina. Y agrega antes de que Luca le pueda decir algo—: quizás a vos no te importe, pero a mí me gustaría escuchar la historia de Lola contada por la única persona que la conoció mejor que nosotros. Quiero la verdad.

Entonces Ciro empieza a tranquilizarse de a poco y finalmente habla:

—Todo lo que les dijeron es cierto, no hay absolutamente nada en nuestra historia que haya sido inventado o malentendido. Lola y yo fuimos novios, la metí en ese basural y si quieren echarme la culpa por eso, está bien, tienen razón. Porque, aunque haya intentado sacarla de ahí, soy culpable por haber huido y no haberme quedado a su lado. Y no hay una noche que no piense en eso, que no me sienta culpable, porque sé que si no me hubiese ido, ella ahora estaría viva. Conmigo, con Uriel, con ustedes, con quienquiera que sea, pero viva, al fin y al cabo.

>> No sé por qué mi nombre está escondido en las notas, ni quién las está enviando, pero quiero que sepan que yo sé lo mismo que ustedes acerca de su muerte: absolutamente nada. Cuando dejé el negocio, realmente desaparecí y todos me perdieron el rastro, así como yo se lo perdí a ese mundo. Por eso cuando supe que Lola estaba muerta, no entendía qué había sucedido, pero tampoco quise indagar porque era demasiado doloroso. Es decir, ella era mi vida entera, la persona que más amaba en el mundo y quien me enseñó que había una luz al final del túnel. Tan solo recordar que ya no estaba conmigo me destruía el corazón en mil pedazos. Así que llevé mi duelo en silencio durante dos años, hasta que los vi reunidos en el cementerio el día del aniversario y entendí que era momento de hacer justicia. Y les pido perdón por no haber sido sincero con ustedes desde un principio, por eso entiendo si a partir de ahora me hacen a un lado.

— ¿Por qué no nos dijiste quién eras cuando nos conociste? —pregunta Nina, en un tono firme—. ¿Qué te costaba decirnos la verdad desde el principio?

—Iban a odiarme más de lo que deben odiarme ahora —responde con frialdad—. Conozco las historias que escucharon de mí y es todo cierto: fui terrible con Lola durante nuestros primeros meses de relación. Y eso es motivo suficiente para que ustedes me odien, porque si tratarla mal fue un acto errado, meterla en ese mundo fue lo peor que pude hacerle.

—Lola no era tonta —interviene Ámbar—, a este punto ya sabemos que tenía dos personalidades totalmente opuestas. Así que creo que sabía dónde estaba metiéndose y si se quedó, entonces fue porque estaba a gusto con su nueva realidad.

—Y vos ni siquiera fuiste el motivo por el que eligió quedarse —opina Luca. Su comentario resulta bastante hiriente, pero Ciro elije pasarlo por alto.

—Después de todo lo que vivimos, me duele mucho más que alguien me mienta que el historial dudoso de una persona —Nina vuelve a tomar la palabra—. No niego que si nos decías que eras Serpiente nuestra reacción no iba a ser la mejor, pero sé que todos íbamos a estar de acuerdo en volver a buscarte, ya sea para saber más de vos o para que colabores con nosotros en la investigación.

—Ustedes estaban seguros de que yo era su asesino —le recuerda Ciro.

—Pero ahora te conocemos —insiste Nina—. No pondría las manos en el fuego por nadie, siendo totalmente honesta, pero algo en mi interior me dice que sos inocente. Lo veo en tus ojos, Ciro.

—Y al menos a mí —acota Ámbar— no me queda ninguna duda de cuánto amaste a mi amiga. Y te lo agradezco, en serio. Me alegra que alguien más haya podido llegar a quererla como la queríamos nosotros, porque sin importar la versión de Lola que te haya tocado, ella merecía ser amada. Todos lo merecemos si las personas son las correctas.

Ciro no responde, se queda en completo silencio y vemos que sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas otra vez. Entonces se tapa la cara con ambas manos y solloza débilmente.

E inesperadamente para todos, Giovanni se acerca y le da un abrazo. Ahí es cuando se suma a los sollozos de Ciro y en mi cabeza no puedo evitar pensar que de todos los encuentros que imaginé que tendríamos con Serpiente, en definitiva, ninguno iba a terminar así.

Es una tarde de sorpresas, eso está claro, porque mi celular suena y encuentro un mensaje que dice:

Terraza.


___________________________________

Anteúltimo capítulo...

¿Cómo estánnnn? Yo emocionada porque la historia está, literalmente, a un capítulo de llegar a su fin. Y jamás imaginé que durante todo el tiempo que estuve publicándola iba a recibir tanto amor <3 Pero todavía no es tiempo de ponerse melancólica, porque aun resta un capítulo. No puedo prometer una fecha de actualización, pero será duante la semana y prometo que vienen grandes cosas junto con el final de la historia.

Los amo,

Male.

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