The Election of the Prince [T...

Bởi LylaVerssec

116K 13.1K 7.5K

El heredero al trono desapareció. La conmoción del pueblo se desata al enterarse que su rey cayó en una grave... Xem Thêm

The Election of the Prince.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.

Capítulo 22.

1.9K 293 104
Bởi LylaVerssec

El recorrido hasta el palacio real no era lo que esperaba. El príncipe Taehyung le cuestionó al chófer el porqué no cruzamos entre la ciudad, y él sólo contestó: son órdenes del rey.

Nos llevaron por los espacios más vacíos, casi puedo decir que rodeamos el total de la sección norte. Sólo pude ver uno que otro campesino y mucho pastizal. El vehículo nos condujo por los lugares más rurales de la ciudad, dónde los habitantes eran escasos. Quizá sea para que los reporteros no acosen de más a los príncipes, porque otro motivo no le encuentro.

La noche ya nos había alcanzado y no pude ver más allá. Había delgadas líneas de luz blanca dentro del vehículo, trazando los lados del suelo, iluminando sólo lo necesario dentro del mismo.

El príncipe Taehyung se encontraba en silencio, mirando hacia la ventana oscura, pensando quizá en nada o en todo, con el entrecejo fruncido y recargando su brazo a lo largo del respaldo. La imagen de él frente a mí, siendo parcialmente iluminado me recordó a la imborrable experiencia dentro de la sala privada del sótano. Él era lo único hermoso de apreciar en aquél lugar.

Nunca he creído que las miradas puedan sentirse, pero justo él acaba de encontrarse con la mía. Aparté la vista, sintiendo como el ardor subía por mis mejillas al haber sido atrapada de esa forma.

El tiempo se hacía largo. Parecía que el rumbo nos llevó por fin a la población en general, pues el ruido fuera del vehículo se incrementó de pronto, escuchando lo que ahora podía identificar como reporteros.

Estaba esperando el golpe de los cuerpos contra el vehículo, igual que en nuestra sección oeste, pero no fue así. La oscuridad de la noche nos rodeaba, y fue justo delante donde pude ver una increíble estructura de concreto, iluminado desde su inicio en el suelo hasta su culminación en lo alto. Había hombres resguardando la entrada, pues entre los pilares de concreto habían vallas de lo que parecía metal, negras, con el símbolo real plasmado en el centro de ellas.

— Llegamos —nos anunció el príncipe Taehyung a Joshua y a mí.

La luz por fuera me permitió ver con mayor detenimiento la entrada del palacio. La entrada tenía detalles en toda su estructura, no podía ver hasta donde se extendía, pero sí podía ver cómo las plantas comenzaban a trepar por ella.

Los guardias abrieron las rejas, y de a poco el vehículo avanzó hasta cruzar la entrada. El ruido de los reporteros disminuyó mientras avanzábamos.

De nuevo nos cubría la oscuridad, pero en seguida pude ver más luz. Había iluminación en el jardín, entre arbustos y esculturas varias. Después de pasar la entrada, nos encontrábamos en la extención del jardín, y lamenté tanto que nuestra llegada fuera de noche, ya que los vidrios oscuros del vehículo no me permitían apreciar lo poco que distinguía allá afuera. Tendría que esperar hasta mañana para poder ver todo lo que me perdí.

Anduvimos el línea recta un rato más, y entonces apareció una gran fuente, amplia, ocupando un espacio bastante considerable, iluminada por todos lados. El agua caía de una sola manera, pero salía de diferentes puntos, chocando entre sí. Era la cosa más bonita que había visto hasta el momento. Sí así de grande era el jardín y la fuente, no imagino la majestuosidad del palacio real.
Rodeamos la gran fuente, y detrás de ella, se encontraba nuestro esperado destino.

El vehículo se detuvo por completo, siendo el príncipe Taehyung el primero en bajar, siguiéndole detrás Joshua y yo.

El palacio real del norte era tan imponente. Había escaleras hacia su entrada principal, pero no eran muchas. Más arbustos bien podados adornaban sus alrededores. Las ventanas formaban tres hileras, entendiendo así que el palacio constaba de tres pisos. La hilera del primer piso tenía ventanales dobles, en el segundo y tercer piso habían balcones, y podías ver a una que otra persona del servicio enfocado a sus deberes. Su color exterior era de un tono amarillo oscuro, marcando ciertos detalles en verde, como las divisiones entre pisos, el techo o las orillas de los balcones.

Los hermanos del príncipe Taehyung también salieron de sus vehículos, acompañados de sus servidores.

Los príncipes parecían desinteresados ante tal lugar, y pude entenderlo, vivieron parte de su niñez aquí, y por lo que me ha contado el príncipe Taehyung, los recuerdos no son tan lindos, al menos para él.

Los hombres de la guardia que nos acompañaron en carruajes bajaron, y en seguida empezaron a bajar las maletas.

El hombre capitán de la guardia, Kenzo, se acercó hasta nosotros, ya que los tres príncipes se colocaron juntos.

— Por favor, si pueden acompañarme dentro —dijo, haciendo una pequeña reverencia para extender su brazo hacia la entrada del palacio.

De pronto los nervios empezaron a apoderarse de mí. Empezamos a caminar, subiendo las escaleras. Cada moza y guardia iba detrás de su príncipe. Era la primera vez que sentía que las manos me sudaban.

Habían más guardias de pié frente a la las puertas del palacio. Hicieron una reverencia, y acto seguido nos permitieron el paso.

Un olor esquisito fue lo que percibí en cuanto las puertas se nos abrieron. El aire era frío. Los azulejos en el suelo eran color crema, brillaban tanto que podíamos ver nuestro reflejo en ellos. Un hermoso candelabro colgaba en medio, su pedrería era encantadora. Por supuesto que esto no se parecía al palacio del oeste, las medidas le superan quizá el triple. Justo más adelante habían dos escaleras principales, ambas subiendo en manera curva, como dos paréntesis. Llegaban hasta el segundo piso, y parecía que el gran pasillo aún tenía continuación hacia el fondo, pues de aquí podía ver cómo otro candelabro ocupaba un lugar ahí. Personal del servicio aparecía por los costados del segundo piso, suponiendo entonces que las escaleras hacia el tercer piso se encontraban por ese mismo pasillo.

Debajo de las dos escaleras principales, hacia el fondo, aún continuaba el primer piso. Habían pilares en fila, y adornos de flores colgando por las paredes.

— Por favor —el guardia, Kenzo, extendió su brazo hacia adelante, caminando rumbo al fondo del primer piso—, el rey los espera en la gran sala.

Los tres príncipes no decían palabra, y caminaban hacia donde eran dirigidos. Yo ya me sentía fuera de lugar aquí. Miré a Joshua, quién se encontraba igual de impactado que yo, y al ver a los otros servidores de los príncipes pude cerciorarme de que era la primera vez de todos aquí, ya que estábamos esforzándonos para no sentirnos incómodos o no lucir demasiado impresionados.

La suela de los zapatos hacía ruido al chocar contra el piso, y el débil eco de este pasillo hacia que me sintiera ansiosa. Pude divisar una gran puerta doble al final. No había otro ruido mas que el que hacían nuestros pasos. ¿La gran sala era la que está frente a nosotros? Miré hacia los otros pasillos que surgían de las esquinas, al fondo. Hacia esta dirección, el primer piso terminaba con eso, dos pasillos y una puerta doble en medio.

De repente, esas mismas puertas empezaron a abrirse. Todos nos detuvimos, estábamos a punto de llegar. Estaba segura de que los cuerpos de los príncipes se tensaron en ese instante.

¿El rey se revelaría ya frente a nosotros?

La luz de dentro no dejo apreciar a quién abría si no cuando las hojas de la puerta se separaron lo suficiente.

Una moza apareció. Al terminar una mirada rápida hacia nosotros, sonrió.

— Había estado esperando mucho tiempo —dió varios pasos hacia el frente, colocando sus manos delante del estómago, entrelazando sus dedos—, supuse que llegarían más tarde.

¿Ella es la moza del rey? No podía creerlo. Hasta dónde ahora sabía, la moza debe tener una edad exacta o aproximada al príncipe al que sirve, y ella lucía joven, a comparación de como imagino al rey.

Era alta, quizá un poco más que yo. Delgada, de piel aceitunada, castaña. Su mirada era segura, intensa. Su cabello caía en rizos de gran tamaño, definidos y sueltos. Transmitía una vibra imponente, como una gran figura autoritaria. Las marcas de edad en su rostro me hacían pensar que tenía más de treintaicinco, puede que los cuarenta, y no puedo visualizar a nuestro rey de esa misma edad.

Ella era la tan amenazante Zaila, según mi abuela.

— Lo lamento —dijo Kenzo—, tuvimos que rodear el centro de la ciudad como lo pediste.

— El rey lo pidió, Kenzo —ella lo miró, con una expresión de reprimenda.

— ¿Dónde está nuestro padre? —habló el príncipe Taehyung.

— Él al final no pudo bajar a la gran sala, así que me pidió recibirlos —sonrió— ¿Supongo que tienen algo de hambre? Se prepararon varios platillos para ustedes.

— ¿Dónde está Yoongi? —el príncipe Jimin ignoró por completo la invitación— Quisiera saber porqué dejaste que hablara frente a los reporteros.

Zaila alzó ambas cejas, quizá sorprendida de la manera en que el príncipe Jimin le habló.

— El príncipe Yoongi habló con ellos antes de entrar al palacio, así que no pude hacer nada al respecto.

— Yo sólo quiero descansar —el príncipe Hoseok llevó su mano hasta el cuello, estirándose para relajar el músculo—, y conociendo a nuestro padre, nos seguirá dando excusas para no vernos a menos que ya estemos todos aquí —explicó, mientras veía a sus hermanos— ¿O acaso creen que muere de ganas por vernos de nuevo, después de veinte años sin importarle un carajo? —dijo, levantando una ceja. A pesar de la cruel pregunta, él no lo dijo con dolor ni tristeza.

— No llores —le contestó el príncipe Jimin, con picardía burlesca.

— Creo que tienes razón —dijo el príncipe Taehyung, ignorando la respuesta del príncipe Jimin— será mucho mejor ir a descansar, de cualquier modo, Seokjin y Namjoon llegarán tarde que temprano.

— Será temprano —agregó el príncipe Hoseok, obteniendo la atención de todos—, ellos vienen en camino. Calculo que llegarán por la madrugada, ya que son los que más lejos están.

— ¿Cómo lo sabes? —cuestionó el príncipe Taehyung.

— ¿Estuviste espiando? —el príncipe Jimin parecía tener la respuesta.

— Necesitaba saber que hacían mis hermanos después de que Zaila nos llamó por la enfermedad de papá, no se sientan especiales —contestó el príncipe Hoseok, rodando los ojos.

No sólo el príncipe Yoongi quería tener ventaja, sino que también el príncipe Hoseok se preparó anticipadamente.

— Ni siquiera yo he mandado espías a las demás secciones, qué pútrido —dijo el príncipe Jimin, en verdad indignado.

— ¿Seguro? —le cuestionó el príncipe Taehyung.

— Tú tampoco llores —contestó el príncipe Jimin, con una expresión bastante harta.

— Me da gusto verles reunidos otra ves —interrumpió Zaila, sonriendo incómoda, pero a la vez, divertida—, me doy cuenta de que sí necesitan descansar, el viaje fue agotador, ¿no? —ladeó la cabeza.


👑


Después de estar todos de acuerdo, los tres príncipes decidieron ir a descansar. Estaba contenta de que concluyeran en eso, ya que también me sentía muy cansada, jamás había viajado por tanto tiempo. Jamás había viajado, de hecho.

Zaila no me dió ninguna mala impresión, no como me la contó mi abuela. Ella tan sólo era una representante, igual que todas, y a causa de la enfermedad del rey, debía tener algo de más control sobre las riendas de este reino.

El capitán Kenzo nos llevó por otros pasillos del segundo piso del palacio. Zaila le entregó varios juegos de llaves, le explicó que habitaciones nos darían y se despidió. La jefa de servicio parecía estar bastante atareada, así que ella no podría guiarnos, en su lugar, Kenzo nos acompañaría. El sólo recordar el montón de trabajó que realizó la señora Sun Won cuando el príncipe Jimin llegó al palacio me hace pensar el mal rato que debe estar pasando la jefa de servicio del norte, ya que no es uno, son seis príncipes los que habitarán el palacio durante quién sabe cuánto tiempo. Me lamentaba por ella, aunque no la conociera aún.

Nuestro recorrido hizo su primera parada. El capitán Kenzo le entregó un par de llaves al príncipe Hoseok, y otro a su guardia. En el pasillo, había habitaciones una frente a otra, pero la distancia entre ellas era extensa debido al ancho pasillo. Su moza se quedó esperando a que le hicieran entrega de unas llaves.

En cuanto el capitán Kenzo se dió cuenta, le explicó; — Zaila me dijo que las mozas compartirían habitación con los príncipes, o en su caso con los guardias. Cada habitación tiene dos camas, suficientemente separadas una de la otra, todas tienen dosel, de esta manera podrán tener privacidad.

El príncipe Hoseok frunció el ceño. Todos los que escuchamos las palabras del capitán Kenzo hicimos lo mismo que él.

— Hay una enorme cantidad de habitaciones en este palacio, ¿Porqué ella tendrá que compartir con alguno de los dos? —al príncipe Hoseok no le gustaba la idea. Yo creo que a nadie le gusta esa idea.

— Se prepararon habitaciones para su estadía, sólo las suyas cuentan con cama —explicó, algo desorientado, ya que este no era su trabajo—. Lo lamento, no entiendo tampoco porque organizaron esto así, Zaila solo me pidió que les entregara de esta manera. Usted decide en qué habitación, porque como servidores deberían dormir aparte, pero si necesita algo de ella puede llevarla consigo —le informó.

El príncipe Hoseok tenía una expresión confundida. Miró a su moza, después a su guardia.

Miré al príncipe Taehyung, quién ya estaba mirándome, y después ví a Joshua, que al igual que el príncipe, me veía. Dormiría en la misma habitación de alguno de ellos dos, y de acuerdo a las palabras del capitán Kenzo, el príncipe decide dónde pasaré la noche.

Lo más correcto es que ellos nos permitan dormir en la otra habitación, y suena descabellado pensar que en realidad sea debido siquiera, pero ante estas circunstancias, sería mejor guardar la apariencia, ya que un secreto se encuentra de por medio. Me aterra pensar que Joshua supusiera lo que de verdad puede pasar, y es que me avergonzaría mucho.

No sé cómo terminará está noche.

El príncipe Hoseok asintió, y dijo: — Quédate con Sukjae y ven a mi habitación a la misma hora que siempre por la mañana para tus deberes —ordenó a su moza, quién aceptó sin chistar y se volvieron a sus designadas habitaciones.

Nuestro camino continúo y fue el turno del príncipe Jimin. Se le extendieron las llaves de la habitación al igual que a su guardia Lucca, y Yonhye se acercó a éste último. El príncipe Jimin tendría que seguir el ejemplo de su hermano, y dejar a su moza con Lucca.

— Te quedarás conmigo —anunció el príncipe a Yonhye, dándose la vuelta sin más para abrir la puerta de su respectiva habitación.

Lucca parecía sorprendido, del mismo modo que los demás, pero no dijo palabra. Lo dejamos en su habitación y seguimos caminando más adelante.

El príncipe Taehyung iba frente a nosotros, junto con el capitán Kenzo. Escuché sobre el desayuno que se prepararía para cada uno de los príncipes y sus servidores, y cómo fue que olvidó mencionarlo antes a sus hermanos.

Joshua dió un golpe en mi brazo con su codo.

— Deberías decirle al príncipe que no quieres quedarte en la misma habitación que él —susurró, haciendo apenas algo de sonido, articulando lo suficiente como para poder entender—, creo que sería más incómodo dormir en el mismo lugar que él que conmigo.

Después de ver dos decisiones distintas entre sus hermanos, no lograba predecir su respuesta. El príncipe Hoseok creyó más sensato que sus servidores durmieran aparte, y el príncipe Jimin desea tener el servicio de Yonhye en todo momento. No tenía idea por cual de las dos evidentes ideas se inclinaría.

— Él tiene la palabra aquí —le respondí, tratando de solo articular las palabras al igual que él—, no podré contradecirlo.

— No creo que quiera que estés así de cerca —contestó, inaudible—. Sólo quiero que estés cómoda.

Joshua siempre estaba preocupándose por mí. Él jamás podría saber mi secreto, no tendría las palabras para decir algo como eso.

— Sus habitaciones —anunció el capitán Kenzo, entregando un juego de llaves al príncipe Taehyung y otra a Joshua.

— Príncipe —la voz de Joshua sólo me hizo pensar una cosa. Él iba a intervenir—, Agnes puede quedarse conmigo, no se preocupe. Usted requiere estar cómodo para poder descansar —tenía miedo de como Joshua se daba a la tarea de hablar o abogar por mí, porque lo hacía del príncipe.

— También pensé eso —contestó el príncipe Taehyung, para mí sorpresa—, pero no me gusta que me digan qué tengo que hacer, así que Agnes se quedará conmigo —terminó, dándonos la espalda para abrir la puerta de la habitación—. Además, necesito que organice unas cosas por mí.

Me sentía un poco entre la espada y la pared. Tengo que obedecer al príncipe, pero no quiero que Joshua piense o averigüe otra cosa. Es la persona a la que más le tengo cariño, y decepcionarlo me dejaría con nada.

Le asentí a Joshua, confirmando que estaba bien. Él sólo torció la boca.

Me despedí con una seña y entré a la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. La recámara era enorme, mucho más grande que la que tiene el príncipe Taehyung en el oeste.

Las paredes de la habitación eran color melón, decoradas con dibujos de líneas en manera vertical y uno que otro diminuto diseño. Efectivamente, habían dos camas; una estaba al extremo del gran cuarto, entre dos balcones, y delante, al otro extremo, se encontraba la otra cama. Ambas contaban con un dosel blanco, con su característico diseño translúcido y sostenido por una base cuadrada encima. Habían mesitas de noche a los costados de cada una. Un comedor rectangular adornaba uno de los espacios libres de la habitación, con un adorno de flores y velas al centro. También, al otro extremo, habían dos sillones individuales, y detrás de ellos sobre la pared, una gran pintura de algún irreconocible paisaje. Al fondo, una puerta blanca entre lo que parecían dos guardarropas.

Más adelante encontré nuestras maletas apiladas en el suelo, cerca de los sillones, que eran rodeados por un tapete circular.

— ¿Tú y Joshua son muy amigos? —las palabras del príncipe Taehyung me sacaron del escaneo mental que estaba haciendo de la habitación. Él estaba revisando detrás del dosel de la cama que se encontraba entre los balcones.

— Sí, desde que éramos niños —contesté, introduciéndome a la recámara. Su pregunta me puso algo nerviosa, debido a lo que acababa de pasar hace unos momentos.

No tuve contestación del príncipe. Él se paseaba al rededor de la cama, como si buscara algo. Después del silencio, me miró.

— Dormiré en esta —dijo, refiriéndose a la que estaba frente a él—, tú puedes quedarte en aquella.

Asentí. La expresión del príncipe Taehyung lucía cansada.

— ¿Quiere que desempaque todas las maletas? —sugerí. Creo que lo que más deseaba ahora era poder dormir, su semblante lo delataba, y sólo era así porque dejó de aparentar lo contrario en el instante en que entró a la habitación.

— Déjalo para mañana —dijo, viendo en dirección a la pila de maletas—. Me ducharé después, si quieres hacerlo primero —ofreció.

Quizá quería pensar y asimilar todo lo que está sucediendo durante unos momentos antes de dormir, así que acepté y me me dirigí al cuarto de baño, después de encontrar en las maletas mi bata de dormir.

El baño era lo único parecido al que conocía del palacio en el oeste, sólo que en doble de grande. Salí después de la refrescante ducha, cubriendo mi bata de dormir con la toalla que traía, pero me encontré con la sorpresa de que las luces de la habitación habían sido apagadas.

La luz de la luna entraba por ambos balcones, e iluminaba lo suficiente para poder dirigirme sin dificultades hasta mi cama. No pude ver al príncipe Taehyung, y en realidad estaba aliviada de que así fuera. No sé porque me avergonzaba que me viera salir de la ducha. Una vez que llegue hasta mi cama, y antes de deslizar el dosel, quise asegurarme de que el príncipe seguía aquí.

— ¿Príncipe Taehyung?

El príncipe atendió a mi llamado, apareciendo por el balcón. En seguida entré a la protección tenue que me brindaba el dosel que sostenía en mi mano.

— Terminé —subí a la cama, sentándome sobre mis piernas, apoyando mis rodillas al colchón—. ¿Se le ofrece algo más antes de ir a dormir?

— Eso es justo lo que yo te iba a preguntar —la oscuridad cubría su rostro, apenas y notaba sus facciones, pero estaba segura de que sonreía— ¿Quieres que terminemos lo que dejamos pendiente?

Me sentía expuesta. Estábamos en la misma habitación, y la tensión que causó la verdad estaba lista para salir a flor de piel cada vez que habláramos de ella.

— P-por el momento no —el que se atreva a hacer estás sugerencias y sin titubear me ponía nerviosa—, y le recuerdo que no puede obligarme.

Soltó una risita, pero no se escuchó divertida.

— Me molesta que creas eso, Agnes.

Y sin decir otra cosa, se dió la vuelta, dirigiéndose hasta el cuarto de baño al fondo. Creo que se enojó, y ahora me preocupé. No puedo evitar pensar que me obligará, mi vida prácticamente le pertenece a menos que me otorgue mi libertad, cosa que ya dejó en claro que no sucederá. Lamentarse ya está de más.

Corrí hasta donde se encontraba un gancho en la pared y colgué mi toalla, y volví de nuevo a mi cama del mismo modo, corriendo, porque no quería encontrarme al príncipe mientras yo usaba solo una bata.

Subí por completo a mi cama, asegurándome de que el dosel creara una barrera sin espacios de vista clara hacia afuera. Aún así podía distinguir todo; la luz de la luna daba directo hacia la pared detrás mío, y todo lo que su luz alcanzaba era revelado a pesar de la tela que me cubría.

Las sábanas de la cama eran muy suaves y esponjosas. Tomé una que estaba doblada sobre mis pies, suficientemente pesada para cubrirme del frío que comenzaba a entrar por los balcones.

Después de un rato, escuché la puerta del cuarto de baño abrirse. Decidí fingir estar dormida, no sé porque, pero sentía que debía fingir eso. El dosel me permitía ver la figura del príncipe Taehyung caminar en la habitación, sacudiendo su cabello mojado con una toalla, dejándola después sobre una silla sin más. La luz de la luna me mostró su camisa desabrochada, con el mismo pantalón que tenía antes.

Él caminó hasta el centro de la enorme recamara, quedando de pié entre las camas que se miraban una a la otra. La luz que entraba por el balcón me dibujó su silueta; su perfil perfecto, el movimiento de su pecho al respirar, su magnífico porte.

Yo no quería ni respirar para no hacer ruido, y que no se enterara de que estaba viéndolo.

Mi corazón se aceleró cuando volteó hacia mí dirección, justo donde nuestras miradas podían encontrarse si el dosel no estuviera de por medio. Él no podía enterarse de que estaba mirando, ¿O sí?

No quería mover un músculo, y aunque lo hiciera, el príncipe no podría percatarse de eso.

Él se giró por completo hacia mi cama, y se sacó su desabrochada camisa por los hombros. Bendita sea la luz de la luna.

Su torso estaba desnudo frente a mí, y yo sólo subí las sábanas para cubrirme el rostro. Maldecí en mi mente, pues los latidos de mi corazón empezaron a trabajar a un ritmo apresurado. Quise echar un vistazo más.

Podía jurar que el príncipe Taehyung me miraba fijamente. Sus manos estaban en los botones de su pantalón, y estaba abriéndolos.

Él estaba haciendo esto para que yo lo viera, a propósito.

Dejó caer sus pantalones y yo volví a cubrir mi rostro. Me irritaba que mi cuerpo estaba respondiendo a esto, tanto que volví a mirar.

El príncipe empezó a caminar para acercarse a mi cama, y cuando se encontró en la orilla, se cruzó de brazos.

— Agnes —llamó. Yo estaba dormida según lo planeado, así que no contesté—. Agnes —volvió a decir.

— ¿Si? —contesté, con la voz más baja y somnolienta que pude aparentar.

— No puedo ver tu cuerpo ni tu rostro, pero la luz me mostró como te escondias detrás de la sábana.

Cerré los ojos con fuerza. La vergüenza me inundó.

— No te conformes sólo con ver, puedes tocar si quieres —su voz era envolvente, quería convencerme—. Déjame dormir contigo.

Sí, logró que mi cuerpo se volviera ansioso, pero no dejaría que el príncipe me manipulara de esta manera, yo soy la que debería lograr manipularlo a él.

— De acuerdo —contesté, y no pasó más de un segundo para que el príncipe Taehyung apartara el dosel—. Pero solo dormiremos juntos, sólo lo que la palabra engloba. Dormir.

Su expresión de apetito carnal desapareció. Cerró sus ojos con fuerza y exhaló, quizá arrepintiéndose de la mala elección de palabras.

— Sólo quiero pedirte algo más —dijo.

— ¿Qué cosa?

— Quita de tu mente la asquerosa imagen de mí queriendo abusar de ti —subió a la cama, apoyándose en sus rodillas. Su piel estaba expuesta a mi, siendo cubierto solo por su ropa interior negra—. El día en que tengamos sexo será porque también lo desees, no en ninguna otra circunstancia. Nuestra vida se ha pintado bastante desagradable hasta el momento, y el placer que podemos otorgarnos no puede estropearse con más pensamientos así.

Él estaba siendo bastante serio. No quería que yo siguiera suponiendo todo eso. Parecía que le lastimaba.

— ¿En verdad promete que será así? —el príncipe me estaba pidiendo confiar, y yo quería que me asegurara que cumpliría.

— No basta una promesa, Agnes —el príncipe Taehyung subió por completo a la cama, y me aparté cuando lo ví trepar hasta mi lado. Me incorporé sosteniendo mi peso sobre mi brazo, y él terminó de recostarse boca arriba, llevando una de sus manos a su nuca—. Siempre te lo demostraré.

Esa imagen era seductora. El príncipe Taehyung lo era, de la manera en que él quisiera. Ahora pensaba que la que tenía que prometer algo era yo, ya que me estaba dando cuenta que se me hacía fácil caer en los brazos del príncipe Taehyung ante cualquier provocación suya.

Tengo que prometerme a mí misma no dejarme consumir por este hombre.

¡Hola!
Aquí está el capitulo número veintidós.

Comencé las clases en la universidad, así que las actualizaciones se volverán paulatinas.

Estoy agradecida con todos los que se toman el tiempo de leer y comentar sus reacciones, eso me anima mucho ( ˊᵕˋ )

¡Deseo que el cap haya sido de su agrado!

Muchísimas gracias por el apoyo, sus comentarios y votos, ¡sigan haciéndolo!

Hasta la próxima.

👑

The Election of the Prince.

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

485K 49.7K 124
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
151K 21.4K 64
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
336K 25.3K 53
Historias del guapo piloto monegasco, Charles Leclerc.
57.9K 6.6K 45
☆ y me pueden decir diez mil cosa' de ti pero yo pongo mi alma en el fuego por ti nadie sabe, lo que yo haría no saben que ni con cien mencione' van...