Train of Time [Kiheon/Kiho] [...

By Yarianafics

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Una dulce melodía que deja de sonar para Yoo Kihyun. No vuelve a oírla, no vuelve a tocarla. El tiempo pasó d... More

Prólogo.
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Jooheon
Hyunwoo
Minhyuk
Changkyun
Hyungwon
Epílogo
Nota final + preguntas

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By Yarianafics

El aburrimiento comenzó a ser de las suyas, consumiendo a dos de los hombres a tal nivel que acabaron dormidos en uno de los asientos de los vagones. Unidos, abrazándose para brindarse el calor que la falta de alguna manta les puede otorgar. Estando demasiado incómodos, pero siendo la mejor posición en la que pudieron acomodarse, Kihyun gira como puede en su lugar. La punta de su nariz roza con el rostro de Hoseok, sintiendo el dulce olor que desprende su perfume y se aparta un poco para no incomodarlos, mientras pasa su pierna sobre la cadera del mayor. Es entonces cuando su sueño se ve interrumpido por el tren que frena de repente, generando una sensación de inercia donde el equilibrio que Kihyun había conseguido se pierde y cae al suelo. Aturdido y adolorido por el golpe, con sus extremidades adormecidas por la posición incómoda en la que estaba durmiendo, se sienta en el suelo. Y desde su lugar mira a su mejor amigo, quien se despierta completamente desorientado.

—Llegamos—Hyungwon aparece, en su rostro se nota el cansancio de pasar vete a saber cuánto tiempo tratando de manejar un tren por ninguna parte hacia cualquier lado.  

Tanto Kihyun como Hoseok tardan en reaccionar, cuando por instinto miran por la ventana y la oscuridad del vacío ya no está afuera. Más bien, entre la falta de iluminación se distinguen los ladrillos de una pared.

—¿Dónde estamos? —pregunta Hoseok. Hyungwon, con su expresión de pocos amigos, le dirige una mirada indignada.

—¿Hablas en serio? —dice. Sin embargo, Lee está tan dormido que ni siquiera es capaz de darse cuenta sobre la estupidez que acaba de preguntar.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Kihyun poniéndose de pie— Se supone que aquí no tenemos identidad.

—Debiste haber pensado en eso antes de ignorarme, Einstein—reprocha Chae antes de ir hacia la cabina, donde podrán bajar hacia el mundo que los espera fuera de este transporte.

No debe mentir, se siente asustado de ver lo que hay afuera. Si un mundo distópico donde le desean la muerte u otro donde pasará años escondido del gobierno... o escondiéndose gracias al gobierno. Hay muchas variables, y lo más probable es que aquí también sepan sobre este secreto y no tardarán en encontrarlos. Lo primero que debe pensar es en cómo conseguir comida. Está hambriento y de alguna manera hay que conseguir dinero para tener algo caliente para comer, y si las cosas salen de maravilla, estar incluso en un hotel. Con calefacción, con un cómodo colchón y agua caliente para poder darse un baño. Tiene algo de dinero en su billetera, ese dinero que le da el Estado para poder mantenerse. No obstante, no sabe cuánto es y duda el hecho de que sea suficiente. Necesita más, quizás robar sea una opción. No sería la primera vez que lo hace.

Las largas piernas de Hyungwon pisan los escalones para acabar en lo que parece ser una calle. Dentro de un túnel, donde las luces del exterior pueden percibirse de reojo. Chae deduce que es de noche, se oyen algunas risas masculinas. Sus grandes ojos se vuelven más grandes, adentrándose rápidamente de nuevo en el tren. Kihyun y Hoseok están allí en la puerta, a punto de bajar y mirándolo confundidos debido a su repentina aparición.

—Hay alguien fuera—dice Hyungwon, alterado—. Lo mejor sería esperar a que se vayan.

—¿Cuál es el problema? —pregunta Hoseok— No nos conocen.

—No lo sabes—impone Chae con rudeza, insistente. Allí, ambos hombres deciden que es mejor darle la razón y obedecer. Después de todo, es el único que tiene experiencia en esto de los viajes en el tiempo.

Aunque de todas maneras, los dos hombres inexpertos se preguntan por qué deberían conocerlos extraños que jamás han visto en sus vidas. Sin embargo, pasan de preguntar algo del estilo para quitarse esa duda ya que sienten que sería inútil hacerlo porque a lo mejor Hyungwon no lo sabe con certeza. Quizás se debe a que en estos mundos paralelos, ellos tienen algo que ver con esta gente extraña que no conocen en donde pertenecen.

—¿Por qué no salimos por otro lado? —sugiere Kihyun— Tengo hambre, no quiero estar otro segundo más aquí.

—Lástima—Hyungwon sonríe con sarcasmo—. Quiero recordarte que es tu culpa que estemos aquí.

—¡Ya lo sé! —bufa el más bajo con irritación— No hace falta que lo recuerdes cada cinco segundos, imbécil.

Kihyun solamente gira sobre sus talones para dirigirse a uno de los últimos vagones, buscando estar lo más lejos que su orgullo quiera estar de Hyungwon. Cansado de que cada vez que diga algo, el viajero en el tiempo no dude en inculparlo por todo. Es un hecho que se equivocó, ¿pero hay razón para hacerlo saber cada cinco minutos? Está cansado, no está de humor al igual que sus dos acompañantes aquí, sólo quiere regresar a donde pertenece. Y aunque sólo queda aceptar la carga y tratar de arreglárselas de alguna manera para sobrevivir de mundo en mundo buscando su casa, en serio se arrepiente. La única diferencia es que aquí no está la opción de regresar en el tiempo para remediar errores porque es exactamente lo que lo llevó a esto y digamos que no está funcionando. Sólo vienen más y más carga, culpa, más cagadas que no puede solucionar y que caen en Hoseok. Abrumado, deprimido, con rabia y tristeza. Vivir sin ser nadie, sin un lugar al que volver porque ya perdió su vida anterior.

Con un doloroso nudo en su garganta, Kihyun se sienta en uno de los asientos. Abrazándose a sí mismo, llevando sus rodillas a su pecho mientras oculta su rostro entre sus rodillas. Suelta algunas lágrimas, manifestándose todo ese odio que siente por sí mismo. ¿Por qué fue tan estúpido? Tiene miedo de no resolver el problema y acabar varado en cualquier sitio. Vagar en el espacio-tiempo con la esperanza de volver a su hogar desvaneciéndose a medida que envejece... si es que lo hace. O que su propio cuerpo no aguante tantos cambios y acabe deshaciéndose como polvo de estrellas, sin nadie que llore por su muerte. En el vacío, en la soledad y en la oscuridad sin ser recordado, sin ser despedido y sin que nadie sepa lo que ha vivido.

Una mano grande y cálida se apoya en su espalda, acariciándolo como si intentara limpiar todos esos malos pensamientos de su cabeza. Kihyun sorbe su nariz, levantando la mirada para ver a su mejor amigo, otra vez, consolándolo. Sonriendo, haciéndole compañía en este vasto sitio donde sólo están ellos tres para apoyarse mutuamente. Porque sí, Hyungwon también cuenta. Tarde o temprano deberá asumir que no todo es culpa de Kihyun y que sólo debe aceptar que las cosas marcharon de esta manera para tratar de sobrellevarlo los tres de la mejor manera posible.

—Cada vez me siento peor—suspira el menor, limpiándose las lágrimas.

—No sé cómo ayudarte en esto, Kihyunnie—dice Hoseok—. Pero quiero que entiendas que no cargues con la culpa. Para empezar, Hyungwon no nos tendría que haber dicho nada y quizás sea lo suficientemente cobarde como para no reconocerlo y por eso pone toda la responsabilidad sobre tus hombros.

Kihyun lo considera un poco, creyendo que tal vez su mejor amigo tiene algo de razón en sus palabras. Un secreto. Un secreto que inútilmente fue roto vete a saber por qué motivos.

Envueltos por la comodidad del silencio, los muchachos se acurrucan en el cuerpo ajeno. Kihyun apoya su cabeza en el hombro de Hoseok y cierra sus ojos un momento, suspirando y sumergiéndose en esa paz que le transmite estar con su mejor amigo. Se cruza el fugaz recuerdo del beso en su cabeza, y rápidamente intenta apartarlo aún cuando los dos son conscientes de que es un asunto del cuál no pueden dejar pasar. La tensión comienza a sentirse entre ellos dos, tan fácil de quebrantar pero intensa. Débil, pero abrumadora. Sus manos parecen buscarse, Kihyun tomando con su dedo meñique un muy vago agarre de la gran palma de Hoseok. Buscándolo con timidez, viendo cómo la palma de su mejor amigo se abre a él para entrelazar sus dedos. Eso sólo ayuda a volver más filoso el cuchillo sobre sus yugulares amenazándoles con cortar con el constante miedo de qué podría llegar a pasar con su amistad si ceden a la necesidad presenciada. Pues los dos son son conscientes de las brasas ocultas debajo de la cenizas y que con un poco de viento el fuego está tomando su paso.

Sin embargo, tienen miedo a que esto, una vez más, no lleve a ninguna parte. La pasión se apague para siempre y acabe arruinando su relación, su amistad. No quieren eso.

Y al levantar la mirada, encontrándose mutuamente en los ojos contrarios, se sienten tímidos. Kihyun quiere esconderse, pero resulta hipnotizado cual cobra bajo la melodía de un encantador de serpientes. Perdido en el rojo sangre de los labios de Hoseok y el agujero negro en sus orbes, absorbiéndolo. Mientras que el mayor aprecia el rubor en las mejillas de Kihyun, en sus labios abultados y en el infinito universo que pretenden ser sus ojos. Tan cercas, sintiendo sus respiraciones bajo el encanto que desprende su acompañante.

—Quizás... podríamos salir nosotros a escondidas y dejar a Hyungwon—murmura el estudiante de física en un tono demasiado bajo, sumido en la intimidad que está compartiendo con su mejor amigo.

—¿Desobedecerlo otra vez? —Hoseok suelta una ligera risa, resistiéndose a romper esa tortuosa distancia que lo aleja de Kihyun. Muriéndose por besarlo. Ambos lo desean, los dos pueden sentirlo.

—Tengo hambre—dice Kihyun en respuesta, viendo cómo el rostro del mayor se acerca al suyo y decide avanzar también.

Sus labios se unen con suavidad y dulzura, inseguros de si deberían moverse de sus lugares como si no supieran besar. Un segundo pasa y Hoseok decide mandarlo todo a la mierda, tomando la cintura de Kihyun con cierta posesividad para a atraerlo más a él. Si las cosas no marchan bien esta vez, al menos se habría arriesgado. Instintivamente, las palmas del menor van a parar al pecho del mayor, sintiéndose extraño por la repentina corriente eléctrica que corre por todo su cuerpo al sentir los insistentes labios de Hoseok besarlo con más profundidad, reclamándolo. Pero, a su vez, sintiéndose a gusto con esas manos acariciando su cintura sobre la tela, haciendo un delicioso contraste con el mordisco que el mayor le brinda al labio inferior ajeno.

No obstante, esa tensión entre ellos que se había creado, tan fácil de romper, hizo una situación aún más frágil de quebrar. El sonido de una puerta forzándose, sobresalta a los dos hombres, separándolos con sus corazones en la boca. Ven a Hyungwon tratando de abrir la puerta que hay, pasando por completo de ambos.

—¿Qué haces? —pregunta Kihyun nervioso y avergonzado.

—Algo—Hyungwon ni siquiera se molesta en voltear a ver a la pareja detrás de él. Continúa tratando de abrir la puerta.

—Gracias por la información—Kihyun sonríe sarcásticamente y Chae decide girar, posando sus manos sobre sus caderas.

—¿Por qué no en vez de estar a punto de follar aquí, me ayudan a abrir la jodida puerta así podemos salir e ir en busca de comida y hospedaje?

Hoseok y Kihyun intercambian tímidas miradas cómplices, antes de levantarse de sus asientos para darle una mano a Hyungwon. Ninguno de los tres quiere continuar con su estómago vacío, ni dormir en el frío de este tren. Así que, con mucho esfuerzo, pudieron abrir la puerta del vagón para poder bajar. Y caminan entre la oscuridad del túnel en el que están, totalmente ajenos al mundo que los rodea actualmente. Extraños porque es un túnel como cualquiera, pero no de un universo que ellos conocen. Aquellos dos hombres que son amigos desde hace tiempo comienzan a sentirse cada vez más pequeños, como si al salir de esta oscuridad se verán expuestos a monstruos gigantes que lucharán por comerlos vivos. Hyungwon, en cambio, está más que acostumbrado a la sensación de estar en un lugar donde no pertenece y camina con la vista al frente, decidido.

—Escuchen, es posible que quizás nos crucemos con gente que conozcamos de antes y que este lugar sea muy parecido a Seúl—les explica Hyungwon con cuidado, Kihyun trata de indagar en sus escasos conocimientos sobre los posibles mundos alternativos que podrían servir como una posible pista para averiguar dónde están y qué hacer para regresarlos a sus respectivos hogares—. Sin embargo, entiendan que...

—No son quienes creemos que son—dice Hoseok asintiendo—. Supongo que tampoco debemos interactuar con nadie.

—A menos que lo necesites como para ir a comprar comida o cosas básicas realmente necesarias, te recomiendo no hacerlo—comenta Hyungwon.

—Podríamos comprar tapabocas para cubrir nuestros rostros—sugiere Kihyun—. Y quizás lentes.

Los dos hombres contrarios lo piensan un poco, creyendo que sería una buena opción.

—Sí, podría ser—suspira Chae—. ¿Tienen dinero? Porque yo sí, pero no sé si será suficiente.

—Siempre traigo dinero encima. Aunque... ¿cómo vamos a comprar si no sabemos si aquí se maneja nuestra moneda?

—Viajé por distintos mundos y en todos utilicé el won—responde Hyungwon. Entonces los tres atraviesan el túnel, encontrándose con el estrellado cielo de un lugar desconocido. Una ciudad idéntica a Seúl se encuentra delante de sus ojos. Edificios con pantallas gigantes anunciando el regreso de varios artistas que ninguno de los tres conoce. Jóvenes atractivos, muchachas hermosas. Gente caminando por las calles, más jóvenes que deciden disfrutar un poco del escaso tiempo libre que tienen con amigos que personas mayores saliendo de sus trabajos. Todo es tan normal, pero aún así es extraño—. Es raro, porque siempre he estado en Corea.

Kihyun toma nota mental sobre eso para luego hacer un análisis.

—¿Estamos... en Gangnam? —Hoseok pregunta confuso, viendo los edificios a su alrededor. Un espacio totalmente igual que dicho distrito de la ciudad, sus dos acompañantes también observan su entorno.

No obstante, una voz totalmente ajeno a ellos les congela la sangre, dejándolos estáticos en sus lugares sin atreverse a voltear a ver a la persona que les habla. Sus corazones laten con fuerza ante el terror. Y el más bajo de los tres, más que nada, es el que comienza a temblar al oír su nombre. Sin saber de qué manera reaccionar, ni cómo sobrellevar la situación.

—¡Kihyun hyung, qué sorpresa!

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