Just One Belief [Kookjin]

By TeziCrownie

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Jeon Jungkook es un alfa conejo que odia a la clase depredadora, por eso se ha empeñado a desaparecerlos de s... More

Prólogo: Like breaker
Run
4 o'clock
In a shady desert
Fun boys
Dream Lantern
Lights go out
The night
You know you keep me alive
You make me live and die at the same time
I have to go back to that place someday
Just a little bit...
Clouds
Sign of the times
Let me adore u... that's the only thing I ever do
Mother's love (1/2)
Mother's Love (2/2)
Flower
Could you melt my hand with your wind?
Can you see my heart?
Cause I'll be in a love maze
Pictures of my heart
We'll be in love
You're my soulmate
Interlude: Just One Truth
Back to life
Scripted
If you come to me just like if I'm falling...
Maybe my heart could forgive u
How does it taste?
Hiraeth
Dès vu
You are my love
Here you are

I don't know how to give you my love

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By TeziCrownie

"Tú miras a través de nuestro dolor y acciones, yo observo a través de todos los juegos con los que nos engañaron. Sé que he visto tu cara, en diferentes momentos y lugares, sé que no es nuestra primera vez viéndonos. " 

– ¿Y si te dijera que es Jungkook quien necesita de todo esto? – La expresión del beta se transformó por completo, ¿de qué hablaba?

La omega tomó la canasta de las manos ajenas y expuso su olor de forma exagerada y abrupta, cuando escuchó los tranquilos latidos de sus nietos dejó de hacerlo, solo quería dejarlos completamente dormidos... debido a que eran niños un golpe de esencias era suficiente para dejarlos fuera de combate.

Al dejarlos en la entrada de su cocina volvió con el beta quien lucía conmocionado, ella asintió para sí misma se esperaba ese tipo de reacción, al menos deseó que hubiera ese tipo de reacción pues la mayoría de las personas cuando escuchaban de aquella afección la llegaban a tomar como una broma o algo que simplemente se resolvía con un poco de sexo aburrido o sodomico.

Eso era una completa equivocación.

Pues cuando se lidiaba con ello, cuando se entraba a esa fase tan enferma... la vida cambiaba completamente.

El tratamiento era un proceso que se tenía que llevar de a poco, porque para un o una alfa que caía en eso, en donde debía haber satisfacción nacía el profundo dolor, en donde debía haber plenitud ardía el sufrimiento, su vida diaria, sus emociones, ánimo y fuerza se veían afectadas, no era tan simple como muchos pensaban, tampoco tan deseable como muchos creían.

Era como intentar arreglar un hueso que desde un inicio había quedado mal soldado... el repararlo, podía ser más doloroso que la afección en sí.

Cualquiera que lidiara con ello lo veía como una maldición, de hecho, quienes lo padecían a veces en su descontrol y dolencia terminaban suicidándose, por eso no se sabía mucho de esa condición... no muchos soportaban lo suficiente como para curarles, por eso ella ayudaba a su hijo con aquellos brebajes.

Sin embargo, no era tonta, con la presencia de Jin el control del castaño poco a poco quedaría por los suelos, lo sabía porque desde hace un tiempo lo había visto comenzar con los síntomas.

Hoseok se lo confirmó.

Antes de volver a su casa Kook se tomaba casi dos botellas concentradas de ese cocimiento para verse como siempre... sin embargo, la realidad era otra.

Jeon comenzaba a sentir dolor y espasmos en su abdomen bajo y la dolencia se extendía por todo su cuerpo, sudaba sin razón aparente, devolvía los alimentos y para no caer en una crisis, se atiborraba de la reserva de hierbas que ella le daba cada que a este se le agotaban.

No obstante, los remedios no eran milagrosos, sólo disminuían los efectos de aquello, tal era el caso que sospechaba que la única razón por la que su hijo podía con ello era por su silenciosa particularidad.

Cosa que nadie debía conocer, pero que de todos modos... era un secreto a voces.

– ¿Cuándo fue la última vez que tuvo un episodio así?– Preguntó el beta finalmente.

Ella recordó la escena, recordó a un Hoseok aterrado que tocaba a su puerta mientras llevaba a su hijo en brazos, esa noche en medio de quejas parecidas a lamentos Ji Eun tuvo que ayudar al alfa para que se "aliviara" un poco, literalmente lo tuvieron que obligar a acabar, pues una crisis era sumamente peligrosa.

Y llegado al punto, por muy doloroso y casi imposible que fuera... El paciente debía tener un orgasmo.

Después de ello Jeon había quedado inconsciente por un día entero.

– ¿Señora?– La omega contestó inmediatamente, como si le hubieran sacado de un trance.

– Unas semanas antes de que tú llegarás. – Respondió sin añadir algo más.

Seokjin más que un poco avergonzado planteó un punto que creía importante. – Le aseguro que no es mi intención incomodarle, pero según lo que leí en los libros que me prestó es... es doloroso incluso expulsar liquido preseminal, él... – Desvió la mirada abochornado. – Él no muestra dolor al respecto. –

La omega ignoró el hecho de que por alguna mágica razón el pelimorado obtuvo esa información. – Bien, analicemos el hecho Jin, aparte de que él toma remedios para aminorar el dolor y eso pudo ayudar, cuando estaban en ello, ¿él paró en algún punto? – ¿Por qué demonios ella tenía que conocer la vida sexual de su hijo? Era horrible.

El beta tragó saliva. – Lo hizo, pero no fue por dolor, más bien...–

– Piénsalo detenidamente, ¿no hubo algo más antes de que él parara?– Seok se quedó callado mientras con el corazón acelerándosele recordaba la situación.

Entonces pensó en los momentos antes de que su alfa se levantara maldiciendo..., y como una iluminación que siempre estuvo allí pero que por su desconocimiento no notó, vino un recuerdo en específico.

Él... él había temblado, de hecho... tal vez eso fue lo que le había despertado, ¿por qué no se dio cuenta? Él lo había asociado a una reacción natural, por dios hasta lo había instigado a...

– Veo que ya notaste algo...– Fue interrumpida.

– Pero... después de eso él volvió y no mostró ningún problema, ni algún síntoma evidente. – Ella lo miró como si estuviera "preguntando" algo para lo que la respuesta era muy obvia.

– Es evidente que tomó alguna de estas cosas, –Señaló las hierbas. –para volver en condiciones normales, ¿fue algún lugar de su habitación? No sé al armario, a una mesita de noche o...–

– Él fue al sanitario. – La omega asintió.

– Revisa en los muebles, te aseguro que encontrarás un frasquito de vidrio oscuro que por supuesto no pertenece en lo absoluto al tipo de cosas que uno normalmente tiene en un baño. – Jin parpadeó varias veces...

Su corazón se estrujó un poco al notar un nuevo significado en las acciones ajenas.

– ¿Entonces...?– Preguntó sin saber realmente que estaba cuestionando.

Ella se pasó una mano por el cuello mientras decía lo primero que le llegaba a la mente. – Lo hemos estado aplazando y aminorando para que simplemente se reduzcan a dolores ocasionales, pero me temo que el que viene no se podrá aplazar de ninguna forma, pues su necesidad ya no es solo física también es mental. – El pelimorado la escuchaba. – La necesidad que tiene...– Suspiró, ¿por qué demonios era ella la que tenía que dar las pláticas de adultos?

– La escucho. – Instó a que continuara.

Ella rodó los ojos, ¿cuánto más duraría la expresión seria y decidida en ese ingenuo beta?– Tiene la necesidad de poseerte Jin. – Dijo severa. –Quiere llenarte de odiosos mocosos como los que duermen en esa canasta, lo necesita, ya no se trata solo de su alfa deseándote... él también lo hace, sin embargo, él hacerlo va a ser sumamente doloroso para él. – Hyuna resopló. – Además... Tú no puedes tener a sus hijos y así debe mantenerse. –

Jin apretó sus labios. – Si él lo quiere y yo también, ¿por qué debería mantenerse así?– La pelirroja miró esos ojos heridos. – ¿Por qué no puedo hacerlo?– Había cierta irracionalidad en su pregunta.

– Tener los hijos de mi comadreja no es una broma Jin, sé que Kook ha tramitado su acta de separación, pero, ¿en serio eres tan ingenuo como para creer que eso será suficiente para deshacerte de ella o arreglarlo todo? Dejando de lado a Jieun y a lo evidentemente difícil de la situación de él, ¿cómo demonios le explicarás a Jeon que sus hijos pueden no ser ni un conejo ni tampoco un hámster? –

– No tiene por qué ser así, tal vez ni siquiera hereden mi naturaleza. – Respondió con sus labios temblorosos.

– ¿Estás completamente seguro de ello? – Preguntó con dureza. – ¿Puedes afirmarte a ti mismo que no hay ninguna posibilidad de que alguno de los hijos que le des no sean de una especie diferente a la de él? –

Seok miró sus manos que en algún punto se habían puesto temblorosas. – Sería nuestro hijo... – Respondió con el corazón en la mano. –sería nuestro bebé, él aprendería a quererlo. – Si él ya quería a ese inexistente ser... ¿Realmente era imposible que su alfa también lo quisiera?

– Esto no terminará bien niño. – Sinceramente no quería ver como ese pequeño teatro se venía abajo y mucho menos quería ver a su hijo caer junto con él.

Porque Jungkook caería, lo sabía.

– Debe haber una forma...– Respondió cimentando su amor en esa creencia.

– Jin...– Este la miró. – Él quiere a la mentira que formaste, – Esos ojos hermosos para la vista de cualquiera se aguaron profusamente..., y ella lo supo... había lastimado su corazón, aquellas palabras hicieron sentir al beta tan insuficiente... –si no supieras eso dentro de ti, ¿no hubieras confesado ya algo tan natural como tu especie? En tu interior sabes que esto no terminará como deseas, al menos no fácilmente. –

El pelimorado negó cabizbajo.

A pesar de eso, a pesar de todo eso él quería pelear su oportunidad, él quería mantener esa suave candidez que provenía de su alfa, quería mantener ese pedazo de cristal que con cada caricia le cortaba un poco más.

– No tiene por qué ser así, él me quiere, de verdad me quiere y usted lo dijo, me necesita y...– Ella le puso una mano en su pecho y le dio un pañuelo mientras lo miraba con algo parecido a la compasión.

– Jin...–

– No me importa si no somos similares, – Sus ojos ardieron en triste humedad. – no me importa si yo tengo que pasar mi vida fingiendo algo que no soy, no importa si jamás le puedo decir mi nombre, no importa si solo llega a quererme de forma equivocada, solo quiero quedarme a su lado. – Sus lágrimas comenzaron a caer. – Yo lo amo. – Confesó en un susurro mientras en sus manos caían sus gruesas lágrimas, era la primera vez que lo decía en voz alta sin que estuviera influenciado por la furia de su zorro, la primera vez que admitía lo que sentía por ese hombre.

Era por eso que no podía rendirse.

Era por eso que por más que no hubiera una forma... él la buscaría.

Porque él amaba a ese alfa.

Tan simple y complicado como era... él lo amaba.

¿Cuántas veces lo tendría que probar para que le creyeran?

La pelirroja lo observó... ¿Debía romperle el corazón con cuchilladas de realidad? – Sé que no estás pensando lo que dices Jin, no creo que seas tan egoísta como para mantener al hombre que amas en una burbuja que explotará de forma estridente. –

Él negó, sus silenciosas lágrimas cayeron en el suelo debido a su gesto. – Lo soy, soy increíblemente egoísta porque él no puede estar con nadie más que no sea yo, – La miró mientras golpeaba ligeramente su propio pecho. –mi amor será únicamente para él y nuestros bebés, yo puedo ser su ventaja, puedo darle un pueblo depredador, le puedo dar tierras, puedo ofrecerle las relaciones que tengo como alfa de mi territorio, puedo ser su intermediario y...– Su temblorosa propuesta fue interrumpida.

– ¿Entonces serías la herramienta que Kook usará y desechará a plenitud? – Jin la observó mientras entre sus lágrimas buscaba algo de oxígeno, algo de aire que le brindará un poco de vida. – Eso hubiera funcionado, lo hubiera hecho si no estuviera enamorado de ti, mi hijo puede ser cruel Jin, pero ni siquiera él podría hacer algo así, de hecho... – Ella hizo una pausa.

– ¿Qué?– Preguntó con el alma despedazada, ¿qué más tenía para decirle?

– Creo que más que furia y deseo de venganza... su corazón se quebrará definitivamente, tengo miedo de ti Jin, no porque tema de tu naturaleza depredadora, sino porque ni siquiera puedo imaginar lo que sucederá cuando por fin se sepa tu mentira, pues aunque lo demás sea real, aunque tus sentimientos sean reales, – Ella negó mientras desviaba la mirada, sabía lo que tenía, sabía lo que crió. – él jamás lo verá de esa forma, no creerá en ello. –

– Usted no lo sabe. – Replicó con dolida necedad.

– Lo sé Jin. –

Mentira.

Jodidamente no lo sabía.

Nadie lo sabía.

Nadie... podía saberlo a ciencia cierta.

Además...

Tomó aire y se paró recto, su espalda tensa pero sus hombros cuadrados.

– No, no lo sabe. – Respondió con dureza, por primera vez imponiéndose ante la omega con la postura de "alfa" que tanto había entrenado a lo largo de su vida. – No lo hace, él de verdad me quiere y aun si me odia... – Respiró sonoramente y la mirada que le dirigió a la mayor la silenció. – No lo dejaré...– La omega vio aquellos ojos decididamente heridos. – si me odia y tengo que irme lejos porque él me lo ordene,...podré con ello, – Asintió mientras lo decía. – porque al menos me regaló sus sonrisas más sinceras a mí y su cariño más profundo a mí, porque más allá de un híbrido o de un extraño que llegó aquí por circunstancias difíciles, soy el hombre que lo ama y me quedaré con él hasta que ya no pueda hacerlo más. – Cerró sus manos en puños. – No lo dejaré y definitivamente lo ayudaré con su condición...– Bajó la mirada por unos segundos para después mirarla con la mandíbula apretada. –...lo haré incluso si pierdo tu aprecio y amistad. –

Ella lo observó por varios segundos... en busca de algo... lo que fuera que le asegurará una cosa que ni ella misma podía discernir.

Finalmente sonrió sin mostrar una ligera pizca de gracia. – Al final realmente eres un zorro, ¿no?– Él no cambió su mirada.

De sus ojos aún caían lágrimas, pero estos... se veían duros, pétreos y decididos.

Sí, era un zorro... un zorro que jodidamente hallaría la forma de formar una familia con un conejo que odiaba su oculta identidad y que era su enemigo por naturaleza.

Un zorro que vivía por tres personas... por tres alfas... y por los que vendrían.

La omega se pasó las manos por el cabello con evidente frustración pues por fin entendió que tan grande era la resolución ajena, ese hombre era la solución de los problemas actuales de su hijo... pero sería la maldición futura de este y viceversa, miró al pelimorado frente a ella, tan irremediablemente tonto.

Podía explicarle mil veces lo mismo pero este ignoraría todo, ¿verdad? Jodido niño...

– ¿No te rendirás?– Preguntó sabiendo de antemano la respuesta.

– No lo haré. – Respondió.

La omega hizo puños sus manos mientras entre sus dedos se apretaban las delgadas hebras de su cabello pelirrojo.

Nadie podía decir que no había intentado hacerlo entrar en razón, ese beta era un tonto, algo egoísta y mentiroso, ligeramente manipulador e irracional... y a pesar de eso, a pesar de todas aquellas cualidades indeseables y desagradables pormenores, tal como a Kook... ella no podía dejarle solo.

No podía aventar al infierno a la felicidad de su comadreja.

Maldito complejo de madre.

– ¿Sabes que nos odiará a ambos?– Comunicó provocando incredulidad al contrario.

– ¿A ambos?– Se limpió las lágrimas que había en sus mejillas.

Ella asintió con cansancio y completa rendición. – A ambos. – Sus propios ojos estaban cristalinos. – Porque si mi familia ha de caer para ser feliz aunque sea momentáneamente..., yo definitivamente seré parte de ello. – Dijo y miró a su alumno con dureza. – Sabes para qué sirve cada cosa, no hace falta que yo te explique, en tus libros está todo, solo debes comenzar de a poco y cuando sienta dolor darle algo que lo mitigue hasta que él... ya sabes, – Suspiró. – ayuda a tu alfa y vive con las consecuencias de tu decisión. – Seok asintió ligera y repetidamente.

Lo haría.

– Espere en mí, – El beta metió en una bolsa las hierbas tanto para curar las heridas de su alfa como las que eran para su afección sexual, las tomó junto con el libro de instrucciones que había en la mesa, agarró la canastita de sus bebés y antes de irse le dio un beso en la mejilla a la omega. –...verá que no es tan malo tenerme de yerno. – La pelirroja observó esos ojos hinchados.

– ¿Serás mi yerno?– Preguntó con cierta burla y cansancio.

– Lo seré. – Respondió serio y salió de allí.











Jungkook entró a la ducha, el agua templada poco a poco se fue tiñendo de su sangre, quitó la suciedad de su cuerpo y cuando hubo terminado de lavarse se miró en el espejo que había en el cuarto de baño.

Su rostro no se veía en lo absoluto como el de aquella misma mañana, se observó con suma seriedad... lucía horrible. Había pasado un tiempo desde que había terminado tan lastimado... varios años en realidad.

Apartó esos pensamientos de su mente, cerró sus ojos y largó un suspiro pausado que tomó su tranquilidad y concentración, para el momento en el que sus párpados se movieron para proveerle vista sus orbes habían cambiado de color.

Café metálico, una mezcla única y equilibrada, eran dos en uno... Su alfa estaba en la superficie, pero con un objetivo diferente.

Jeon movió ligeramente su barbilla en señal de saludo, al hacerlo sintió que algo retumbó raudamente en su pecho, perfecto, estaban conectados y su alfa estaba trabajando con evidente furia.

– Sé que estás molesto, pero tenía que hacerse. – Aseveró.

Era la solución más efectiva... al menos eso creía.

No pensaba decirle más, ya no eran adolescentes que peleaban entre sí para tomar el mando y desaparecer al contrario, en realidad, se llevaban bien.

Jungkook sabía que a su alfa no le gustaba que se humillaran y que fuera tan aprensivo para consigo mismo, pues eso también le afectaba a él. Sabía que a veces le odiaba, en otras ocasiones... se enorgullecía y alegraba, tal vez por eso sin importar sus diferencias el conejo se quedaba a su lado.

El alfa por su parte sabía que el castaño tenía una personalidad fuerte y odiaba muchas cosas, pero no había algo que lo molestara más que las mentiras y el engaño, por eso se preocupaba... porque su relación se vería casi destruida cuando se enterara de lo que él le escondió, sabía que nunca serían los mismos, tan angustiado estaba que... había veces en las que deseó terminar con ello, perderían todo por una persona, ¿lo valía? Nunca llegaba a una respuesta, pero tampoco hacía algo al respecto.

Tal vez... en realidad esa era su conclusión.

Al no hacer nada ya estaba diciendo algo.

Sabía y sentía que el humano había formado sentimientos propios por el beta, lo sabía porque aunque tenían pensamientos individuales... eran uno mismo, como un equipo, por más dura que fuera la situación nunca se abandonarían, ¿verdad?

Se avergonzó ligeramente, aun siendo un alfa le temía a perder la aprobación del humano, el conejo recordó la trayectoria que había vivido con el hombree, su dolor era suyo, su miseria él también la sentía, su inseguridad, miedo, deseo, aspiraciones... no había algo que no compartieran... al menos así era antes de que el beta llegará.

Sin embargo, no lograba arrepentirse... no lo suficiente como para actuar o decir algo.

A través de esos ojos que también le pertenecían vio que las cortadas y rasguños en el rostro del humano iban juntándose, el rastro de golpes e hinchazón también iba disminuyendo. – No dejes cicatrices, suficientes tengo ya. – El conejo frunció su ceño, ¿qué demonios se creía ese humano? El hombre podía tener esa desconocida genética pero aparte de eso no hacía algo más que mantener su trasero en constantes problemas. Tomó un momento y se serenó como el "maduro" conejo que era... también lo hizo porque sabía que él tenía su parte en ello pues disfrutaba de sus constantes y desagradables aventuras, incluso las apoyaba.

Sí... totalmente el uno para el otro.

El conejo reverberó en supremacía mientras sentía aquello fluir, manejar esa fuerza y dominio le gustaba, un instinto primitivo burbujeó en él, le agradaba, jodidamente le encantaba ser superior a los demás, él...– ¿Puedes dejar de regodearte en mi genética y continuar con el trabajo?– Preguntó monótonamente.

El conejo gruñó.

No obstante..., no todo era color de rosa.

Pues por más genial que fuera la particularidad de Jeon, si hacía lo que le pedía todos los procesos del cuerpo de este se acelerarían y entrarían muy pronto al infierno que les hacía pasar el humano tonto, sinceramente era horrible... hasta él que tenía un fuerte sentido de orgullo admitía que le dolía.

Escucharon la puerta de su casa abrirse y a través del espejo se miraron entre sí, ya había llegado su beta. – Apúrate, termina antes de que él venga. – El alfa gruñó mientras lo hacía.

Ninguno de los dos quería preocupar al contrario.











Jin fue directo a la cocina y en uno de los muebles guardó lo que la omega le había dado, después fue al lavabo del sanitario para lavar su rostro, de reojo miró la canastita, sus bebés seguían dormidos... se veían hermosos acurrucados uno en el otro.

Y llegó a la conclusión de que ningún bebé podría ser más lindo que los suyos.

Secó su rostro y en un brazo acomodó cuidadosamente a los gemelos mientras dejaba la canasta en su lugar, los dejaría en su habitación pues tendría que curar a su alfa, esperaba que las secuelas de los golpes se fueran pronto...

Subió las escaleras y se dirigió a la habitación de sus algodones, abrió la puerta y los acostó en su lecho de descanso, besó sus naricitas con profundo cariño y les deseo dulces sueños, él siempre velaría por el bien de esas motitas, siempre estarían en sus rezos y pensamientos, siempre en su mente, siempre en su corazón...

Les dio una última mirada antes de salir de la habitación, entonces fue a la de su alfa, tocó la puerta por respeto. – Pasa. – Recibió como respuesta.

Jin así lo hizo y se encontró con que el alfa estaba de espaldas poniéndose su camisa, en otro momento la vista lo hubiera distraído... sin embargo, estaba lo suficientemente preocupado como para pensar en algo más que no fueran esos cortes y terribles moretones que llevaba el castaño en el rostro.

– Alfa fui con su mamá para conseguir las...– El mayor se volteó y las palabras de Seok murieron en sus labios.

¿Pero...?

¿Los conejos se curaban tan rápido? No podía ser posible.

Se acercó lo suficiente para tomar el rostro ajeno en sus manos y observarlo concienzudamente, él recordaba muy bien los rasguños que había en su frente y mejillas, recordaba la hinchazón en el labio de su alfa, también lo terrible que lucía, ni siquiera hacía falta acercarse para notar lo mal que éste había terminado... Entonces, ¿Por qué solo había pequeños moretes? ¿Qué demonios?

– ¿Alfa? ¿Cómo...?– Este le sonrió ligeramente, una de sus manos se puso sobre la contraria, con la otra rodeó levemente la cintura ajena.

– Soy un Jeon amor. – Respondió tranquilamente, Jin asintió, eso lo sabía, ¿pero, qué tenía que ver una cosa con la otra? El castaño suspiró quedamente, su beta no conocía los rumores, por un parte le alegraba, así él mismo podría explicarle lo que a nadie más le había dicho, no obstante, en ese momento no tenía tiempo, desafortunadamente no podría quedarse con él pues debía arreglar y culminar el asunto con Kim Taehyung. – Me tengo que ir, – El beta lo observó perturbado, ¿irse?

– Alfa pero tú debes descansar, tienes que comer, tú...– El mayor lo abrazó mientras dejaba un beso en su cuello provocando un ligero siseo en el contrario.

– Tengo que arreglar los asuntos con los Kim, también...– Sonrió cansado. – También debo hablar con Hoseok pues seguro está gritando a los cuatro vientos que renunciará a su cargo como segundo al mando. – Soltó una risita al imaginarlo. – Y alguien debe estar allí para rechazar su solicitud de baja. –

El beta apretó sus labios. – ¿A qué hora volverá? Por lo menos coma algo, yo prepararé rápidamente un...– Jeon negó mientras daba suaves caricias en la espalda ajena.

En ese momento no se sentía muy bien, curarse a sí mismo le había causado ciertos estragos corporales y probablemente terminaría vomitando la comida que su pelimorado con tanto cariño le preparaba, no deseaba preocuparle más, iría a su oficina y bebería las últimas reservas que le quedaban de las cocciones que su madre le conseguía, así probablemente podría tomar la cena.

– Volveré para la cena, ¿podrías esperar por mí hasta ese momento?– Se separó un poco para mirarlo a los ojos.

El beta lo miró, ¿qué pregunta era esa? ¿Por qué lo miraba tan significativamente? Él era capaz de esperar mil años solo por su presencia... – Está bien alfa. – Dijo con evidente rendición, quería que se quedara, quería cuidarle y ayudarle... pero este parecía demasiado ajetreado como para siquiera detenerse a tomar un respiro, su alfa realmente no descansaba lo suficiente.

Jungkook le sonrió y besó los labios acolchonados del menor quien le correspondió el gesto permitiéndole el acceso completo a su boca, suspiró al sentir como el mayor chupaba su labio inferior para después ir tras su lengua, amaba los besos de su alfa, amaba la forma en la que lo besaba dejándole claro quien dominaba en ese lugar, pero a la vez, amaba que el mayor se mostrara tan entregado como él. Lo besaba como nadie más lo había hecho antes.

No obstante, aquella agradable cercanía fue quebrada por Kook quien se dobló un poco en sí mismo mientras una de sus manos viajaba a su abdomen bajo, Jin inmediatamente perdió el brillo pañoso que había en sus orbes. – ¿JK?–

Este se enderezó mientras hacía un gesto de negación con su mano. – Estoy bien amor...– El beta terminó por asentir a pesar de ver y saber que su hombre no estaba bien, vio a su mayor irse mientras este se despedía de él con un beso en la mejilla.

Volveré pronto, no te preocupes... Le había dicho.

Pero él estaba profundamente angustiado.

– Cuídate alfa. – Susurró con el corazón en las manos cuando se quedó completamente solo.

Lo ayudaría.

Ayudaría al amor de su vida a salir de eso, él lo acompañaría en su dolor y comprendería su debilidad hasta que esas desagradables sensaciones se marcharan.

Él se quedaría con todo lo que su alfa tenía para dar.

Todo debía ser para él.

Solo para él.













– Hola bebés. – Saludó el beta mientras cocinaba, ya había terminado de preparar las cosas para su alfa, tal como el libro lo decía, también sabía cómo comenzar con el tratamiento, lo llevaría a cabo en cuanto pudiera.

Los algodones bostezaron mostrando sus dientitos mientras se estiraban perezosamente, su nariz picaba levemente pero no le tomaron importancia, el menor saltó de la cuna e iba decidido a buscar cariños, no obstante, el pelimorado lo detuvo cuando escuchó sus pasitos. – Quédate allí cielo, estoy cocinando cosas calientes y no quiero que te lastimes. – El conejito se emberrinchó pero finalmente se acostó en el suelo mientras esperaba que le mostrarán atención.

Jin lo miró de reojo, su pequeño se veía molesto y triste, negó para sí mismo, no podía con ello.

Bajó al mínimo el fuego y caminó hacía su bebé quien al ver que este se acercaba se levantó, pronto el otro algodón se les unió y el beta los consintió mientras les susurraba suaves halagos, los acariciaba y mimaba con todo el amor que les profesaba.

Y los conejitos le correspondían, lamían sus manos y brazos, era lo más parecido a besos que podían dar. – Debo revisar la comida. – Avisó mientras los dejaba de nuevo en su cuna.

Los gemelos algo aburridos comenzaron a mirarse entre ellos, al parecer eso picó fibras sensibles en su interior, pues comenzaron a fruncir sus ceños y a gruñirse, ¿qué me ves? Susurraban en su mente hacía el contrario.

– Creo que ya está, ¿quieren que...? – Seok ensanchó sus ojos al ver la escena, literalmente eran dos bolas borrosas moviéndose de un lado a otro, eran tan rápidos que apenas lograba distinguirlos entre sí. – ¡Oigan ustedes dos!– Caminó apresurado hacia la cuna y se quedó con un algodón en cada mano mientras se gruñían entre ellos. – No puedo voltearme un segundo porque ya se están mordiendo, se supone que son herbívoros, ¿qué demonios hacen arrancándose el pelo entre sí? – Los miró serio.

Hebras de color blanco volaban en el aire.

Tanto que cuidaba su suave pelaje..., solo los dioses sabían lo mucho que invertía en el cuidado de esos enanos y en los productos que les conseguía... y sin embargo estos se arrancaban el resultado de su dedicación a mordidas.

Jin suspiró mientras negaba para sí mismo. – Saben qué... Ya hemos hablado mucho al respecto, pero ustedes no me hacen caso, le diré a su papá y ustedes se van a arreglar con él. – A las bolas rabiosas les cambiaron los ojos y dejaron de gruñirse a distancia.

¿Papá? No, papá no.

Los pequeños comenzaron a lamer las manos que los sostenían. – No, ni los besitos ni hacer ojitos impedirá que se lo diga, se pelean sin razón y por más que prometen portarse bien terminan como siempre. – Los conejitos se miraron entre sí.

El coraje seguía allí... pero también había cierto arrepentimiento en sus pequeños corazones. Y es que cuando el castigo tenía el nombre de su alfa incluido, los algodoncitos sabían que no sería un juego ni unas cuantas palabras duras.

Podía ser el jodido infierno.

Seok los bajó al suelo. – Tienen hasta la cena para demostrar que están arrepentidos. – El beta comenzó a servir la comida, tenía que alimentar a sus revoltosos niños.

Pequeñas bolas de nieve, ¿qué le veían de interesante a estarse molestando? Al final uno de ellos terminaba llorando y por lo general era el menor.

Tal vez no lo entendía porque él nunca tuvo a quien molestar y quien le molestara, no tenía un hermano o hermana que hiciera de sus días algo más divertido o sofocante. Esas bolas ingenuas no sabían el tesoro que implicaba su simple existencia y compañía.

De reojo vio como el algodón mayor comenzó a acercarse titubeante a su hermano menor quien le volteaba la cara ofendido... Bien, ahora sabía quién había empezado. El alfa le dio un toquecito en la espalda al contrario con su naricita, el más pequeño pareció pensárselo pero de nuevo lo mandó al diablo.

Bebé rencoroso. Pensó el beta mientras observaba su interacción.

El mayor al ver que ese cariñito no servía se acostó en el suelo... le avergonzaba hacerlo en esa situación por lo que implicaba, pero el enano seguro aceptaría eso, la bola blanca observó a su hermano mayor, se acercó un poco y con una de sus patitas le pisó la oreja al contrario, Jin enarcó su ceja, su bebe menor tenía un punto menos en cuanto a convivencia.

No obstante, al parecer el gesto no fue doloroso pues el mayor ni siquiera pareció molesto, tal como se veía su pequeño rencoroso solo había probado la sinceridad ajena, cuando se acercó un poco más recibió varios besitos de su hermano mayor, el beta notó que su algodón entrecerraba ligeramente sus ojos pero finalmente imitó el gesto.

Entonces se recostaron uno al lado del otro dándose una lamida en la cabeza de vez en cuando.

Seok cerró sus ojos mientras suspiraba..., pequeños complicados. Solo esperaba guiarlos bien para que junto con la experiencia de Kook estos crecieran rectamente.

Después de todo, alguno de sus algodones sería el líder de aquel lugar... lo pensó... y ese futuro se veía tan lejano, sus bebés aún dependían de los cariños paternales que ellos les daban, aún guardaban esa sana inocencia que muchos deseaban recuperar... sonrió nostálgico al pensar en ello.

Para ese tiempo... ¿cómo serían las cosas?









La noche había llegado, Seokjin entraba y salía de la cocina solo para revisar la puerta, era obvio que incluso estando en el comedor escucharía si su alfa llegaba, pero él... estaba algo ansioso y ciertamente nervioso, sus algodoncitos de azúcar ya estaban durmiendo pues después de cenar y de acicalarlos cayeron como peso muerto en sus brazos.

Los había alimentado algunas horas antes que de costumbre, pues esta vez debía dedicarle tiempo a su alfa.

El pelimorado se sentó de nuevo mientras daba golpecitos al suelo con uno de sus pies, ya se había bañado y su cabello húmedo le refrescaba más debido al frío clima que había en esa época del año, no se imaginaba cómo se pondría la situación cuándo comenzará a caer nieve, así pasaron las horas hasta que finalmente fue a guardar la cena que le había hecho al contrario y subió a su habitación, solo los dioses sabrían a qué hora iba a llegar su alfa.











Jin estaba profundamente dormido, su día había sido ajetreado y había esperado a su alfa lo más que pudo, pero simplemente su cuerpo no daba más, estaba agotado física y mentalmente.

Por eso no se sorprendió al ver que la presencia de Kook había pasado desapercibida para él, únicamente fue consciente de ello hasta que entre sueños escuchó una respiración más pesada de lo que debería ser normal.

Al principio, se asustó, pero al voltearse un poco vio a su alfa quien dormía boca arriba a unos centímetros de él, lo miró, estaba sudando y ni siquiera estaba bien tapado, miró de nuevo al rostro ajeno mientras él se sentaba cuidadosamente en la cama, cuando lo hizo notó la evidente protuberancia que levantaba la delgada cobija.

El pelimorado observó más de lo necesario pero, ¿quién lo podía culpar? Era humano y definitivamente le interesaba su alfa en todas las formas, incluida esa...

Cauteloso bajó de la cama, paró de caminar al escuchar un ligero quejido, su alfa tenía su ceño ligeramente fruncido mientras dormía, Seok avanzó y entró al sanitario, tal como la omega había dicho allí estaba una botella de vidrio, sin embargo, no iba a por eso, él había preparado una combinación en polvo, pues esos ingredientes en su forma pura y sólida definitivamente iban a hacerle más efecto que una sustancia diluida, había medido previamente la cantidad que su alfa podía ingerir en un día, así que la llevó en sus manos guardada en un pequeño frasquito transparente.

Tenía su confianza puesta en esa combinación, pues era especial, ya que aparte de reducir el dolor, servía como estimulante para que su alfa pudiera eyacular más rápido.

Se subió a la cama mientras contenía el frasco en una de sus manos, apartó las pocas cobijas que usaban, cuando fue el turno de mover la sábana que cubría el abdomen y parte de las caderas del alfa la deslizo lentamente viendo maravillado como el castaño levantaba sus caderas en aprobación a esa suave caricia que le había estimulado

Al quitar la delicada tela notó que el pantalón ajeno ya estaba ligeramente húmedo, ¿cuánto tiempo llevaba así? La tentación fue demasiada, tanta que sintiendo algo oscuro crecer en él bajó su rostro y dio un beso justo donde estaba esa mancha, él mismo sintió un retorcijón en su abdomen al advertir que su alfa movió un poco sus caderas en busca de eso que le había hecho sentir bien.

¿Te gustó que te besara allí alfa? Preguntó malicioso en su mente.

Dio varios besos más mientras sentía que a través de la tela se fugaba ese líquido que estaba buscando, sus labios estaban húmedos y no necesariamente de su propia saliva, se alejó un poco y miró satisfecho como la manchita se había vuelto más grande.

Su boca y mente le rogaban para que bajara esos pantalones y...

Cayó en cuenta de su evidente fijación oral... una que afloraba y sobresalía cuando era de su alfa de quien se hablaba, solo quería sentirlo con sus labios, conocerlo con su lengua... pero tal vez el castaño no estaba listo para eso, más específicamente debido su condición... ya que esta le impediría disfrutar plenamente de ello.

Jin negó para sí mismo, no podía echarse atrás.

El objetivo de esa noche era osado.

Era uno solo.

Debía conseguir que su alfa eyaculara, aunque sea un poco, pues tristemente para el mayor esa era la única forma real de tratamiento, ir teniendo actividad sexual paulatinamente y hasta donde fuera posible para que el dolor gradualmente se fuera.

Sabía... le dolía un poco saber que ese día más que alivio su alfa iba a sufrir pero sería mil veces peor si lo dejaba ser hasta que finalmente su "repunte" llegará, y allí realmente sufriría, él dolor que sentiría en ese momento no podría compararse al que sentiría a lo largo de esos días en los que intentaría disminuir el cúmulo de esperma que su alfa guardaba. Si agotaban la reserva de a poco, dolería menos cuando llegará el momento "serio".

Al menos esa era la teoría que defendían sus libros.

– Lo siento mi vida. – Susurró levemente, entonces puso el frasco a una distancia de él y comenzó a besar el rostro, cuello y pecho de su alfa, finalmente para dictar su sentencia bajó su mano hasta el pene del castaño y movió esta sobre la punta que empujaba los deportivos de su hombre.

Recargó su frente en la sien del alfa por un segundo mientras tomaba aire pues cuando sintió que el mayor se empujaba contra su mano, él sintió su propia erección temblar.

Dio un húmedo beso en la mejilla ajena y esos ojos se abrieron para él, al mirarlo se encontró con cierta confusión y sorpresa, pero también había deseo. – ¿Jin?– Este le sonrió dulcemente. – ¿Qué...?– Preguntó cuándo el beta beso la comisura de su boca, el alfa tragó saliva y para Jin no pasó desapercibida la expresión insegura del mayor.

Humedeció sus labios para hacerlos más resbaladizos y besó a su alfa quien aún aturdido le terminó correspondiendo, tentativamente tomó una de las manos del castaño y la puso en su espalda baja, una silenciosa petición.

Kook rompió el beso y habló con algo parecido al temor, un tono que solo había escuchado cuando su hombre se le confesó. – Bebé esta noche no... yo no puedo amor, – El castaño bajó la mirada, su pecho se apretó... Jin... Jin no lo dejaría por eso, ¿verdad? Aunque no pudiera penetrarle o tener relaciones en forma, todavía podía darle placer.

– Alfa...– Seok puso sus manos en las mejillas ajenas.

Kook se tensó. – Jin, hay algo que tengo que decirte...– El beta iba a hablar pero Jeon no se lo permitió pues retomó su confesión, su tono era amargo y ligeramente desolado. – Yo no puedo penetrarte ahora bebé, – Negó con sus labios temblorosos. – no puedo hacerlo, estoy, yo ya no funciono bien amor, perdóname. – El pelimorado sintió sus ojos humedecerse al verlo de esa forma.

No... no podía ser, él no podía escuchar a su alfa referirse a sí mismo de esa manera y no sentir que moría en el proceso.

Él... tenía que protegerlo.

Jungkook interrumpió sus pensamientos. – Aun así, tengo experiencia Jin, sé que hacer para hacerte sentir bien, solo permíteme...– Su voz se quebró al pensar que su reciente relación se iba a acabar allí. – Nosotros todavía podemos estar juntos amor, solo...– Ofreció en un intento de arreglar aquello pero Seok no podía escucharlo hablar más.

No podía, por eso lo detuvo.

– Lo sé todo alfa. – Rompió a decir, no soportaría verlo de esa manera ni un segundo más. – Lo sé y no me importa, jamás vuelvas a decirme que no funcionas, no eres una máquina, eres mi querido hombre, eres mi alfa y mi todo, te voy a ayudar, solo confía en mí. –

– Jin...–

– No te puedo decir que no habrá dolor alfa, pero estaré aquí para ti, saldremos de esto juntos, juntos en las buenas y en las malas, ¿recuerdas? – El alfa acarició con una de sus manos la mejilla ajena, tan especial... su niño era tan especial. – Y respecto a entrar en mí...– Solo de pensarlo sintió un placentero retorcijón en su cuerpo. – lo quiero, pero no es exactamente lo que estoy buscando esta noche. –

– ¿Entonces qué es lo que necesitas amor?– Preguntó mientras daba suaves caricias en la espalda ajena.

Jin se volvía débil cuando le llamaba de esa forma.

– ¿Mhh? Dime bebé, que es lo que tu alfa tiene que darte. – Besó sus labios. – Te daré todo lo que me sea posible, solo pídelo. – Seok suspiró cuando el alfa lo besó y al mismo tiempo apretó su trasero.

El castaño lo observó, su amor se veía deseoso y él era el único que debía manejar su necesidad y deseo, era el único que lo debía hacer derramarse en placer, y lo haría, sintió una ligera molestia en su abdomen bajo pero no se comparaba a lo mucho que deseaba a ese hombre debajo de él.

Con su mano libre empujó el pecho del menor para que quedara recostado en su cama, prendió su lamparita y se levantó, lo observó mientras se deshacía de su camisa y con más lentitud de la necesaria quitó su pantalón viendo como la ansiedad crecía en los ojos ajenos, cuando notó que el menor hacía amago de acercarse él lo miró serio.

Vuelve a donde estabas. Pensó con dureza.

Cuando el alfa lo observó con ese sentimiento mandón que siempre lo rodeaba, Jin no pudo hacer algo más que sisear y recostarse de nueva cuenta, no sabía que se sentía tan bien ser dominado hasta que ese hombre llegó.

Y se sintió atacado, se sintió como una jodida presa cuando el hombre con sus ojos brillantes le desvistió incluso estando con algo de ropa encima. – Esto se tiene que ir. – Dictaminó; esas venosas manos no mostraron delicada ceremonia cuando lo despojaron de su ropa interior y de la camisa que llevaba, en menos de un minuto había quedado completamente expuesto.

Por instinto se encogió un poco en sí mismo, pero el gruñido y la expresión del alfa lo congeló, bien... separó un poco sus piernas y para su alivio notó que el castaño se destensaba.

Lo había apuntado en su mente, no más vergüenza frente a su hombre.

Jungkook bebió la vista, todo eso era suyo, esas piernas, su trasero, su abdomen, su pecho y hombros, todo era suyo y lo disfrutaría a su forma, se puso encima del pelimorado y ni siquiera se sorprendió cuando las manos de este fueron directo a su ropa interior y la bajaron liberando su miembro, su ego subió algunos niveles cuando lo vio entrecerrar sus ojos y lamer sus labios. – Te gusta, ¿verdad?– Preguntó ligeramente burlón al verle de esa forma.

Dejó de lado su propia inseguridad y olvidó su situación, quería jugar un poco con su beta. – Tócalo bebe...– Concedió al ver que al menor le temblaban las manos y no despegaba su mirada de la erección que acariciaba su abdomen.

Jin no lo pensó y comenzó a tocarlo, cuando sintió que su alfa se movía contra su mano, el beta cerró sus ojos y suspiró, su imaginación era muy vivida, tan vivida que sentía que no era su mano la que rodeaba la dureza del alfa, era su interior.

El alfa lo notó, notó que este estaba sintiendo ese movimiento más íntimo de lo que era y él le seguiría el juego.

Movió sus caderas mientras se inclinaba más para llegar a una de sus orejas. – ¿Cómo me siento dentro amor?– El pelimorado siseo por el tono bajo y claramente perverso del mayor, ¿había adivinado que...?

Jeon apretó su mandíbula al sentir que el contrario apretaba placenteramente su miembro metiéndolos a los dos en aquella fantasía, Jin movió con más consistencia su mano. – ¿Lo quieres más rápido bebé? ¿Más adentro?– Seok gimió mientras asentía, su miembro se estimulaba a través de esa habla sucia.

– Allí alfa. – Sollozó el pelimorado, Kook sonrió... tan fantasioso.

– Allí te daré bebé. – El alfa dio embestidas más duras contra la mano ajena, se resbalaba fácilmente debido al presemen que salía de su miembro. – Alfa más. – Se encontró rogando.

Jungkook chupó su cuello y mandíbula antes de ir directo a sus labios y besarlo con dureza, sus caderas se movían más rápido mientras el beta fallaba en corresponder el beso prolongadamente pues sus gemidos se lo impedían.

Sobreestimuló al beta con su boca y manos, lágrimas difusas caían de las esquinas de los ojos cerrados de su amor.

No pudiendo evitarlo y queriendo darle una mejor experiencia, se movió lo suficiente para poner una de las piernas ajenas en su hombro, besó su tobillo y sin pensárselo ensalivó uno de sus dedos, le daría más material a su imaginación.

Supo que hizo lo correcto cuando al meter la punta de su dedo en la cavidad del beta este arqueó su espalda y se corrió con un sonido quebrado que resonó en sus oídos. Ni siquiera había necesitado meter su dedo por completo ni estimular su interior, sonrió... en realidad si había hecho lo último, para su beta el pene que estaba entre sus manos siempre estuvo allí.

Quería besarlo, besar a su lindo beta, necesitaba sentir su cálida saliva, fue a los labios ajenos y tan pronto como comenzó el beso tuvo que detenerlo.

Usando el último rastro de lucidez que le quedaba se sostuvo con uno de sus brazos para no lastimar a Seok quien aún estaba aturdido por la experiencia, el cuerpo le temblaba y Jungkook apenas podía sostenerse, era doloroso. – Mierda...– Graznó y sin advertirlo su frente se recargó en las clavículas del menor mientras respiraba dolorosamente, Jin a través de su propia condición lo miró preocupado y después sintió liquido preseminal caer en su abdomen.

– Alfa...– Este no le contestó, la mandíbula le temblaba y sus nudillos estaban pálidos mientras apretaba las sábanas.

Dios... dolía jodidamente demasiado.

Seok al entender el sufrimiento ajeno se estiró un poco sosteniendo a su hombre quien ya estaba medio encogido en sí mismo mientras en sus manos y brazos se saltaban las venas, el beta lo sabía, el dolor solo iba a empeorar con cada segundo.

Lleno su dedo ligeramente inestable, cuando motas de polvo estuvieron cernidas en este, llamó a su alfa. – Alfa míreme. – Este no lo hizo, ya ni siquiera podía moverse, su espalda ya estaba arqueada y su frente había quedado en el esternón del beta, gotas de sudor caían de su adolorido cuerpo.

Jin con el corazón en la mano y decisión en el alma acercó su dedo hasta donde estaban los labios ajenos. – Lámalo alfa. – Este soltó un ligero gemido y abrió su boca, el beta se mordió el labio al sentir como esa caliente y húmeda lengua chupaba su dedo, el alfa lo dejó limpio entre tanto sentía sus sentidos entumidos debido al agrío sabor que había llegado a sus papilas.

Pero así como entumió sus sentidos, también lo hizo con la avasallante sensación de dolor, su sufrimiento no se fue pero gradualmente disminuyó a un grado soportable, hasta que pudo volver a respirar, levantó su rostro y observó al pelimorado quien lo observaba con brillo en sus ojos. – Béseme alfa. – Este se lo pensó, él acababa de... – Le aseguro que no me hará daño. – Para alguien que había pasado casi toda su vida bebiendo y consumiendo diferentes venenos, algo como eso no era nada en lo absoluto.

El castaño aún escéptico lo hizo, beso sus labios y al tomar un poco más de confianza, chupó la piel de su mejilla y le dio marcas a su cuello y hombros, marcas que el otro recibió con orgullo, él sería el único que guardaría y luciría esas figuritas que su alfa pintaba en su piel.

Subió su mirada y notó que su bebé estaba embelesado, le sonrió ligeramente cansado pues el dolor le debilitaba y su erección seguía allí haciendo más difícil su condición, dio varios besos en el rostro de Seok quien le daba sonidos de aceptación.

Había dejado a su beta en modo mimoso.

Le susurró palabras cariñosas y le habló suavecito causando risitas complacidas, su pelimorado también le daba besos mariposa en su nariz y labios, Jungkook se olvidó de él mismo y le dio más amor con susurros cariñosos y besos llenos de calidez, después de todo él no era un mal compañero en la cama, siempre veía por la comodidad y necesidad de quien le acompañará y supo que su amor era de los que necesitaba cariños después de ello.

El beta salió de su estado tranquilo cuando notó que su alfa seguía erecto y no había eyaculado. – Alfa. – Lo miró con cierta aprehensión.

– ¿Sí?– Sintió la mano de su bebé en su intimidad y el apretó sus labios.

– No es necesario amor, estoy bien. – Jin negó, de ninguna forma.

Ese asunto iba más allá del placer y de la reciprocidad, el castaño tenía que eyacular por su propia salud. – Amor...– Susurró lastimosamente cuando la mano de su beta comenzó a masturbarle.

Seok lo miró a los ojos mientras tomaba iniciativa en ello, el beta bebía esos orbes que comenzaban a volverse pañosos, aún con su cuerpo débil lo empujó con una de sus manos y el alfa comprendiéndole se acostó boca arriba mientras veía a su bebé acariciar con expectación su miembro.

Él apretó sus dientes y párpados cuando sintió algo suave y húmedo pasar por la cabeza de su pene, sus caderas temblaron al sentir esos labios cubrir esa parte tan sensible de él, gimió cuando su amor succionó un poco.

Seok lo miró con algo oscuro creciendo en sus ojos, chupó el tronco del miembro de su alfa dándole especial atención a las venas que sobresalían y le gustaba, le gustaba hacerlo y escuchar los sonidos que venían a él como pago por sus caricias, finalmente respiró decidido y lo metió en su boca por completo, dejo la dulzura y lentitud aún lado, se estaba "follando" a sí mismo.

Gimió al escuchar los sonidos quebrados que provocaba en su hombre mientras este lo llamaba y sus caderas se levantaban, succionaba cuando sentía ese miembro moverse sobre su lengua y gemía mandando vibraciones placenteras cuando el alfa gruñía su nombre.

Sin embargo, aquello no duró mucho pues se tuvo que detener, era su alfa quien lo detuvo desesperado.

– No amor, no mierda espera... – Lo empujó un poco, Jin dejó de chuparle y vio con el corazón en la mano como el alfa se doblaba del dolor, estaba en posición fetal, su mandíbula se apretaba dolorosamente y su cuerpo se retorcía en los edredones. – ¡Oh dios!– Casi sollozó, el pelimorado asustado observó el miembro de su alfa, este expulsaba espesas cantidades de presemen y tenía un color más consistente, un color rosado oscuro y las venas estaban más saltadas, entonces lo supo, era obvio, su alfa sentía dolor profundo porque estaba cerca de eyacular.

Empuñó sus manos, ese alfa se correría sí o sí.

Buscó con su mirada el frasco que había llevado e hizo lo mismo que antes, pero esta vez puso considerablemente más y sin pedir permiso metió su dedo en la boca del mayor que gemía de dolor mientras se retorcía en las sábanas.

Eso bastaría para hacer el dolor un poco más llevadero, sin darle más tiempo a alejarse de su orgasmo, le volteó y lo chupó con todo lo que tenía para dar, quejas y lamentos llegaron a sus oídos e intentó no pensar en ello, con su pecho doliendo ignoró las manos que con suavidad le intentaban apartar, sabía que le dolería lo sabía.

Es por su bien Jin.

Es por su bien.

Se repetía.

Se repetía a sí mismo mientras escuchaba a su hombre sufrir, las caderas de Jeon se mantenían tensas, Jin metió la punta de su lengua en la hendidura del pene ajeno para después succionar la cabeza de este y con un gruñido que le provocó un escalofrío al menor Kook se corrió, Seok tuvo que hacer un esfuerzo por no ahogarse, tomó lo que pudo pero al final tuvo que apartarse. Entonces lo vio, era la primera vez que presenciaba un orgasmo por parte de su alfa, observó su espalda arqueada y con muchas venas sobresaliendo en su cuello, brazos, caderas y manos, su abdomen tenso figuró con más fuerza sus trabajadas abdominales.

El beta sonrió cansado y algo excitado, su alfa se estaba corriendo mucho.

Lo había logrado.

Jin había sacado un cien en su primer día de tratamiento.

Su tembloroso alfa aún sufría las consecuencias de su orgasmo ni siquiera parecía respirar, Seok se acercó y acostó a su lado, Jeon lo miró con sus ojos entrecerrados, un ligero rastro de lágrimas se posaba en la esquina de estos, el pelimorado besó su frente y no le sorprendió que al separarse para mirarlo el mayor estuviera inconsciente.

Suspiró mientras acariciaba esas hebras castañas. – Lo siento cariño, perdón por hacerte sentir dolor, solo recuerda que te amo, ¿sí? – Besó los labios del hombre.

Sabía que su alfa estaría bien en unas horas pues para eso eran los polvos que le dio, para que no sufriera un shock tan duro y no cayera inconsciente por muchas horas.

Había intentado que su aflicción no fuera tan cruda como naturalmente era, de hecho, sabía que de un rango de dolor de 100%, su alfa había sufrido un 80%, por lo tanto aunque había sido difícil para él, no había sido tan horrible como de seguro lo había sido en experiencias anteriores, le consolaba un poco saber que la próxima vez dolería un poco menos.

Tomó unos minutos para descansar pues él mismo había tomado un poco más de placer del que podía sobrellevar, finalmente se levantó de la cama y se obligó a hacer su camino hasta el sanitario.

Se dio una ducha y lavó sus dientes, con únicamente la toalla envuelta en su cuerpo volvió a la habitación acompañado de un trapito húmedo y antes de comenzar con su tarea de limpiar a su alfa quien aún estaba fuera de combate, Jin se tomó el tiempo de admirarlo, jodido hombre atractivo, ¿por qué los dioses lo habían hecho tan... tan él?

– ¿Por qué llegaste a este punto cariño? – Seguro debía haber más de alguna persona dispuesta a pasar una noche a su lado, se molestó al pensarlo, pero era de esa forma. – No importa alfa, yo te cuidaré. – Le aseguró y "aprovechó" que el castaño estaba perdido en la inconsciencia para comunicar sus sentimientos y deseos, se los susurraba al limpiar los músculos ajenos.

"Te amo."

"Mi conejito de oro."

"Saldremos de esto cariño."

"¿Cuántos bebés quieres? Yo quiero... Olvídalo, si te digo la cantidad te asustaras."

"Duerme bien alfa."

Susurraba esas palabras y cuando terminó de limpiarle finalmente tapó su desnudez con una manta, él al querer sentir su piel contra la del contrario no se vistió y formó su camino hasta quedar recostado en el pecho ajeno.

Esperaba despertar antes de que sus algodones se abrieran paso en su habitación y los encontrarán de esa forma.

Pondría su alarma.

Continuará...

"Ven un poco más cerca, quiero conocerte no guardemos secretos, comencemos con las sábanas que nos cubren esta noche, háblame, hay que profundizarlo, de todos modos ya sabes que te necesito, quiero verte salir a la luz."

¿Les gustó? Espero que sí <3
Otra vez casi diez mil palabras... díganme si se vuelve tedioso cx

Intentaré que el siguiente tenga sus puntos y detalles interesantes pero no algo que crispe sus nervios, no deseó tenerles al borde de la preocupación, al contrario, quiero que disfruten estar por aquí, vámonos relajando un poco cx

¿Cómo han estado? ¿Han tenido un buen día? Si no es así, espero haberles distraído un poco de ello, cuídense mucho, aquí tienen alguien que desde donde está les desea lo mejor <3

Échenle ganas, en cuanto pueda prometo que nos volveremos a leer, les quiero <3

Lindo día, linda tarde o noche, según lo lean... 

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