Hoseok no se encuentra nervioso, más bien está a un nivel mucho más superior que no lo considera para nada sano. Baja las escaleras lo más rápido que sus pies se lo permiten, mientras siente su corazón latir en su garganta y se pregunta por qué diablos Kihyun está aquí. Y por más que le dijo que estaba todo bien, él no puede evitar pensar que en un segundo de descuido, pudo haber ocurrido cualquier cosa desagradable. Sin tener en cuenta la delicada salud mental de su mejor amigo. Elegir un lugar solitario, oscuro... vaya, Hoseok está a punto de llorar del miedon, temiendo de lo peor que podría ocurrir al estar en sólo un segundo sin saber nada sobre su mejor amigo. A punto no, ya está llorando por el terror, rezándole a todos los dioses que han existido para encontrar a Kihyun en una sola pieza, vivo, para atacarlo enseguida con un montón de palabrerío sobre lo que encontró que Hoseok no conseguirá entender.
Sus pasos suenan en eco por el vacío lugar, contando los segundos que tarda en llegar al tren. Y lo ve ahí, sentado en las escaleras que llevan hacia la cabina de control balanceando sus pies mientras mira al suelo. Hoseok se detiene a unos metros de distancia, Kihyun lo mira con inocencia desde su lugar y por un momento el mayor no sabe si reír o llorar. Aliviado o furioso, tampoco sabe cómo sentirse. Y lo cierto es que de alguna manera Kihyun juega tanto con él que ya no sabe qué hacer. No lo hace consciente, tampoco a propósito, lo sabe a la perfección. Pero sí es verdad que todos estos años detrás suyo asegurándose de que su salud le permita, al menos, moverse fuera de su cama, lo han llevado a estos extremos. Y se siente molesto, porque si hubiera recibido una mínima explicación se hubiera ahorrado todo este mar de preocupaciones que se había tragado en cuanto Kihyun cortó la llamada. Entonces suelta una risa irónica, burlesca, riéndose de sí mismo y, a su vez, maldiciendo a su mejor amigo.
Pero pronto sus ojos captan una segunda figura sobre ese dichoso tren que le tiene los huevos un poco inflados. Una figura masculina, alta y delgada que pronto reconoce. Está a punto de advertirle a Kihyun sobre esto, porque a pesar de estar cansado de estar preocupándose de él constantemente, no puede evitar hacerlo por mucho que esté comenzando a odiarlo. Pero, su mejor amigo escucha los sonidos de los pies caminar detrás suyo, volteando con suma tranquilidad viendo como el hombre que los echó la otra vez toma asiento a su lado, con una caja en manos. Los oscuros ojos del desconocido se dirigen hacia Hoseok, quien se acerca hacia ambos hombres confundido, desconfiando por completo del más alto.
—¿Es todo? —pregunta Hoseok con molestia. Mira a su mejor amigo, ambos estando separados por las vías del tren— Kihyun, te he dicho que no vinieras para no meterte en problemas.
—Hay algo muy interesante que Hyungwon tiene que contarnos—responde Kihyun con simpleza, como un niño dándole explicaciones a sus padres.
—¿Hyungwon?
—Yo—vaya, el desconocido hombre alto y delgado se llama de esa forma.
—O sea, déjame que me explique—dice Hoseok con brusquedad—. ¿Me llamas para decirme que venga sin dar detalles, me preocupo de una forma muy poco normal por ti y todo esto para oír la vida de un tipo que ni en su casa conocen?
—Sí, gracias—interviene Hyungwon con ironía—. También me da gusto conocerte.
Tanto Kihyun como Hoseok pasan por completo de él y ni siquiera se toma la molestia de ofenderse por eso. Ambos intrusos están ocupados encargándose de sus asuntos personales que Hyungwon sólo toma como opción guardar silencio y observar, abrazándose a su caja de cartón algo estropeada por la humedad.
—Hoseok, esto es realmente importante para mí. Quiero que escuches.
—¡No, Kihyun! —exclama el mayor—Estoy cansado ya, por dios. Olvida todo este asunto del tren, es sólo chatarra abandonada porque dejó de funcionar. ¡Vuelve a la realidad de una vez!
Fuera de quicio, fuera de sí. Hoseok se encuentra con una importante montaña de emociones que se está desmoronando de repente, incapaz de soportar algo más. Necesita alejarse de Kihyun por un tiempo, bien lo sabe, pero siente que a la vez provocaría un gran daño emocional si lo hace. Es su único apoyo, después de todo. Y Kihyun no podrá salir de su depresión por sí sólo. ¿Valdría la pena poner en juego su salud mental a cambio de que su mejor amigo por fin consiga recuperarse? Se pregunta y busca respuestas, pero sólo consigue acumular lágrimas y reprimir el llanto. Está destrozado, el beso de Kihyun aún cuando él sigue enamorado de una persona que lleva tiempo estando muerta, esta máquina vieja y oxidada, la banda y sus ensayos, la recaída de Kihyun... todo lo tiene con los pelos de punta.
El más bajo mira a Hoseok algo asustado, preguntándose qué demonios le estaba pasando en la cabeza. Frunce su ceño, esperando a que se sincere con él acerca de qué es lo que le ocurre. Quiere entenderlo, sin embargo se le hace un poco difícil hacerlo. Sólo frunce su ceño, buscando por sí solo los posibles motivos del por qué Hoseok lo trata de esa forma. Que, como es de esperar, genera cierto sentimiento de dolor en Kihyun.
—¿Cuál realidad? —pregunta Hyungwon con total tranquilidad—Puedo llevarte a las que quieras.
—¿Vas a meterte en las drogas ahora? —parece que suena en broma, pero Hoseok se dirige a Kihyun con completo sarcasmo. Sus manos sobre sus caderas con molestia, sin saber qué más esperar ahora.
—Hoseok, Hyungwon... es un viajero en el tiempo—dice Kihyun en un tono bajo, evitando el contacto visual con su mejor amigo ya sabiendo lo que se viene. Su amigo no le creerá, aún teniendo claras pruebas delante de sus ojos. Insistirá en que todo es falso, le gritará, ya cansado de todo este asunto.
Todo este asunto... Kihyun no tarda en darse cuenta que es la principal razón por la que Hoseok ha estado de malhumor últimamente. Y no puede estar más de acuerdo con él, sintiéndose deprimido de repente. Lo último que quería era perjudicar su amistad con Lee.
—¡Y encima le crees! —suspira el pálido hombre, evitando no reírse en la cara del más bajo— En serio, parece que es un chiste.
Esta vez es Hyungwon quien ríe, llamando la atención de los dos intrusos y llevándose una dura reclamación por parte del recién llegado debido a su burla dirigida especialmente a él. Sintiendo pena por Hoseok, quien no sabe sobre la cantidad se secretos ocultos a la población. Que no ve más allá de lo que le muestran. Y, de cierta forma, no lo culpa.
A esta altura es chistoso para Hyungwon las personas que no creen en esta locura, que piensan que es algo del futuro o algo ficticio cuando tiene la misma arma entre sus manos. Es cosa del pasado, de hace unos años atrás. Viajar de distintas realidades, viendo muchos futuros posibles en distintas líneas del tiempo hacen que se sienta el hombre más poderoso en la Tierra. El único que ha explorado en este basto universo con muchas realidades diferentes entre unas y otras. Es por eso mismo que vagó en la soledad buscando a su compañía, pero acabó atascado en una realidad que no es la suya. En un lugar donde no debería estar, rodeado de personas que no deberían verlo. Hablar con Kihyun, con Hoseok, cuando se supone no debería hacerlo. Ni siquiera debería permitir que sigan estando un segundo más aquí, y mucho menos saber los secretos de este tren. Es el único en el mundo que exploró los túneles temporales, como los llamaba su padre. Es el único que sabe sobre el verdadero peligro de tener esto entre sus manos.
—Tienes que saber que ahora mismo estás en mi propiedad—le dice Hyungwon. Hoseok lo mira incrédulo, sus ojos entrecerrados—. Y seguro dirás: oh, este tipo está drogado o tal vez pienses que es imposible porque es un lugar abandonado. ¿Sabes por qué está abandonado? —le pregunta a Hoseok y da dos golpes suaves a la pared metálica de la maquinaria— Por esto mismo. Y por mí, claro.
—Definitivamente no estás bien de la cabeza. Kihyun, ven. Nos vamos.
—Viajar en el tiempo es peligroso—comenta Hyungwon, esta vez sonando menos irónico que antes. Siendo honesto, serio. Su voz perezosa sonando incluso hasta suave—. Por eso estoy aquí, varado. Para ustedes no tengo identidad.
Su mirada perdida en su caja que oculta sus diarios, fotos que guardó sobre algunas de las realidades en las que estuvo antes de perderse. Su largo y calloso dedo pulgar acaricia el cartón arrugado y sucio, antes de bajar algunos escalones para acabar parado en las vías del tren, entre Kihyun y Hoseok. Desde abajo mira al hombre que está arriba suyo, con sus manos dentro de su sudadera y expresando un claro enojo y un rechazo hacia su persona. Le muestra la caja y la tiende, ofreciéndosela.
—Mira las fotos, lee mis diarios. Hurga en mis vidas—le dice el hombre alto al contrario. Hoseok duda un momento, antes de que su mirada se afloje aunque de todas maneras continúa dudando de él. Entonces se agacha y toma la caja, apoyándola en el suelo.
De cuclillas, toma una fotografía impresa en papel A4 de un mundo apocalíptico. Edificios destruidos, y en el fondo de la imagen puede verse una figura humana mirando a la cámara. De lejos, bastante borroso debido al desenfoque y el movimiento de la persona. Como si estuviera huyendo de algo de... Hoseok no puede saberlo. Le genera curiosidad, es cierto. Entra en duda, también es verdad. Pero en su cabeza busca alguna explicación, como que tal vez el tipo es actor y esto es la escena de algo que no pudo llegar a la pantalla de las personas o un muy buen editor. O quizás un proyecto de vete a saber qué cosa. Algo lógico, que no se encierre en que eso es una realidad completamente diferente a la que están viviendo. Sólo existe un mundo, Hyungwon los está engañando.
Lo mira de reojo, buscando alguna señal de que se esté riendo de ellos por su inocencia. Pero Hyungwon está tranquilo, paciente a que Hoseok vea lo que quiera ver. Entonces deja caer el trozo de papel sobre la caja y entonces puede ver la imagen de lo que parece ser un... ¿hospital? Algo así. Parece un lugar donde experimentan con personas, teniendo dos camillas a dos lados distintos. Blanco, limpio, impecable. Todo lo contrario a la foto anterior.
—En el año 2015 intenté suicidarme—habla Hyungwon y voltea a ver a Kihyun, quien sabía esta parte debido a los diarios que leyó—. Abrí un portal o... no lo sé bien. Pero estaba en las profundidades del agua, cuando se supone que sólo sumergí mi cabeza en el lavabo de mi casa. Desperté en las orillas de Han.
—¿Y entonces cómo es que viajaste en el tiempo? —pregunta Hoseok con algo de ironía corriendo por su voz.
—Mi padre era físico y estuvo trabajando muchos años con el gobierno, tanto mi madre como yo no sabíamos qué era exactamente lo que hacía. Tienes una foto de su estudio en mi casa, por si tienes curiosidad—le indica Hyungwon a Hoseok, quien no tarda en revolver un poco para tratar de encontrarla—. No nos dejaba entrar en su oficina. ¿Quieren saber el motivo?