Más de ti • LIBRO I, BILOGÍA...

By Themma

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Completa versión borrador. +16 Se casaron presas del impulso, de la pasión desbordada, esa con la que se com... More

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1. Desa
2. Desa
3. Zakariah
4. Desa
5. Zakariah
6. Desa
7. Desa
8. Zakariah
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34. Desa.
|Nota Final|
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LIBRO II
Más de ellos

25. Desa

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By Themma


No obstante, no siento nada y grito al borde un ataque de nervios, al levantar el rostro veo como él yace inerte ahí, a pocos metros de mí, con el rostro desfigurado por la bala justo en la cabeza, lleno de sangre, huele a pólvora. Empiezo a temblar convulsamente, atónita.

Escucho a lo lejos los sollozos de Mary que sacude a su madre sangrando, no está viva y yo solo puedo sentir terror, un shock profundo, mi pulso desbocado. Patrullas comienzan a escucharse a lo lejos, gritos y gente yendo y viniendo. Y unos brazos firmes me levantan. Es un hombre que desconozco, parece asustadísimo e impresionado, pero no logro recuperarme, creo que nunca lo haré. Tiemblo, tiemblo como nunca antes.

-¡Desa! -Es una de las mujeres con las que canto en la cocina, la busco con la mirada y enseguida me envuelve en sus rollizos brazos, me aferro a ella negando una y otra vez. El hombre que me había levantado se aleja, pero no me importa nada más. Lua, la mujer que me sostiene, me saca de ahí y noto que otras más se acercan, vienen del albergue. Apenas si puedo caminar en línea recta.

-Mary -puedo decir con un hilo de voz.

-Ya están con ella, anda, debo sacarte de aquí. Dios -la escucho llorar mientras me guía al albergue. Cuando entramos todo es una locura de la que no puedo ser participe, mi cabeza repite la escena una y otra vez, el sonido una y otra vez, la sangre-. Desa, toma esto -me pide nerviosa, con lágrimas en los ojos pero sin titubear. La observo fijamente intentando tomar el vaso pero no puedo sostenerlo.

-La mató -solo digo. Lua asiente cubriéndose la boca.

-Protegiste a la niña -murmura aturdida, asombrada y de nuevo a punto del llanto. Sus palabras no me llegan, no sé qué me ocurre. Acerca el vaso hasta mi boca y hace que beba a tragos. Afuera de la cocina se escuchan muchas voces, llanto, conmoción. Cuando ya no puedo tomar más se sienta a mi lado, rodea mis hombros y me acerca a su cuerpo, meciéndome porque imagino que nota el shock en el que me encuentro.

-Desa, Dios, ¿estás bien? -Es Lira, se hinca frente a mí y ve a Lua un segundo luego a mí. Luce entristecida. La directora del lugar pasa una mano por mi rostro.

-La mató, la mató así, nada más -le hago ver aturdida pero mi voz se escucha ajena. Lira asiente.

-Fuiste muy valiente e... inconsciente. No debiste ponerte ahí, te pudo haber disparado. -Mi mente va del estruendo al hecho y la cara de Riah en todo momento, como en una misma imagen. Si me hubiese hecho daño o... algo peor. Dios. No, debía hacerlo, me repito de forma convulsa.

-Es una niña, Mary es una niña -le digo medio histérica. Lira asiente comprendiendo que estoy un tanto fuera de mí.

-Lo es, y lo que pasó es una tragedia, pero, Desa, esto es parte de este lugar -expresa buscando que reaccione y lo hago clavando la vista en sus ojos.

-¿Por qué? -pregunto sin soltar una sola lágrima que imagino es lo que más la desconcierta en ese momento. Sin embargo, acaricia mi mejilla y respira hondo.

-Porque esta es la vida de muchas de ellas, porque es justo de lo que huyen -me explica afligida. A lo largo de este tiempo he escuchado historias terribles, desgarradoras y tormentosas, duele siquiera saberlas, pero nunca, ni de lejos, pensé que me tocaría vivir algo semejante. Esa mujer tenía una hija, el mundo lleno de posibilidades y simplemente ya no está y la niña ya nunca tendrá a su madre.

-Quiero ver a Mary -solo logro decir. Lira asiente y me levanto al tiempo que ellas lo hacen.

-Está en su cuarto, logramos que se alejara de la escena, pero servicio de menores no tarda en venir, seguramente mañana se la lleven -me informa. Mi pecho se contrae aún más, si eso es posible. Subo hasta el dormitorio y noto como permanece impávida mientras dos adultas le terminan de limpiar la cara pues estaba llena de sangre. De pronto es consciente de mi presencia, me observa fijamente y luego con odio me dice:

-La mató por tu culpa -ruge. Me detengo aturdida-. No la defendiste, la mataron por tu culpa -repite.

-¡No digas eso! ¡No vuelvas a decirlo! -la reprende una de las chicas pero yo prefiero alejarme porque ya no me siento dueña ni de mi cuerpo. Jackson aparece justo cuando estoy bajando, al verme solo me acerca y me abraza, aferro su chamarra con fuerza.

-Quiero ir a casa -musito a lo que él asiente enseguida. Me saca de ahí no sin antes avisarle a Lira que me da un beso en la frente.

-Tómate un descanso, Desa, quizá unos días de distancia te ayuden. Márcame cuando quieras, ¿sí? -Niego determinada.

-Mañana nos vemos -respondo metiendo las manos en los bolsillos de mi abrigo.

...

Conduzco no sé ni cómo, pero logro llegar. Al cruzar el umbral Riah viene bajando, lo miro por un segundo fijamente, esa mañana pudo haber sido la última vez que lo viera, comprendo. Sin embargo, el pecho me arde y necesito de una manera urgente sacar esa escena que se repite en mi cabeza, así que paso de largo, casi huyendo, llego a mi habitación, me deshago de la ropa con prisa y me meto a la ducha. Tiemblo aún. Me tallo enérgicamente al punto en el que mi piel se irrita, luego lavo mi cabeza como buscando que con esa acción las imágenes se alejen, no pasa. Termino sentada bajo el chorro con las rodillas rodeadas con la mirada perdida en la nada, intento evocar algo más, pero es tan difícil que al final permito que mi mente haga lo que desea y entonces lo vivido resurge una y otra vez frente a mí.

-Desa, ¡¿estás bien?! -Su grito me saca de mis pensamientos, el agua está helada, noto y mi cuerpo engarrotado-. ¡Desa! ¡O me respondes o entro! -ruge con advertencia. No tengo ni idea de cuánto tiempo llevo ahí.

-Yo, sí, ya voy -solo digo con voz pastosa. Me levanto, apago el chorro y me enrollo en la toalla. No me siento mejor, nada más lejos, pero debo recuperarme del impacto. Salgo una vez que me unto de crema y lavo mis dientes. Él está sentado en la cama, alza su vista férrea al verme salir.

-Duraste más de una hora dentro.

-Lo lamento -musito y voy por mi piyama.

-¿Así van a ser las cosas? -pregunta pero en este momento no tengo cabeza para nada, la verdad que no porque lo único que veo es muerte, sangre, gritos.

-Sí -solo respondo de forma automática. Escucho que le da un golpe al marco de la puerta, respingo asustada ante el sonido, y luego entra al baño cerrando con fuerza, de nuevo y me cubro las orejas, temblando. Cierro los ojos y recargo la frente en una cajonera. Cómo quisiera llorar, poder hacerlo, pero no lo logro y eso hace que mi garganta escueza.

Cierro los ojos y el disparo se acciona en mi cabeza, la sensación de pensar que me había disparado a mí permanece, pero dos noches sin dormir logran que caiga al fin. En la madrugada el recuerdo vivido aparece y logra que me levante gritando.

-¡No! -ruego irguiéndome, sudorosa, temblando. De pronto el rostro de Riah me hace reaccionar, me observa intrigado, yo a él.

-Fue una pesadilla, duerme -me pide conciliador. Niego nerviosa. Arruga la frente y con sumo cuidado me recuesta cubriendo mi cuerpo con el suyo, siento su aliento en mi cabello, su fuerza me reconforta un poco-. No pasa nada, ya debes dormir, por favor -parece un ruego. Asiento apenas, pero me es imposible conseguirlo, sin embargo, no me muevo, deseo y necesito esto, tenerlo así, sentirme segura, a salvo y eso pasa con Riah tan cerca, rodeándome de esa manera, sintiendo su corazón en mi pecho.

...

Cuando voy para la cafetería prendo mi teléfono, el día anterior lo apagué al subir a la camioneta. Enseguida alarmas de mensajes y avisos de llamadas perdidas, todas de Steve. No leo nada y me limito a llamarlo, ya debe estar despierto y si no, pues ni modo.

-¡Desa! Mierda, por qué no me respondiste ayer, estuve a punto de ir a tu casa, pero obviamente no sé dónde vives y además, si lo hacía, qué le diría a tu marido, él no sabe una mierda de lo que haces. Mierda, mierda, no debiste ver algo como eso. ¿Cómo estás? -Al fin pregunta.

-Bien, creo. No puedo dejar de pensarlo, Steve.

-Obvio que no, si murieron dos personas frente a ti, carajo y además, lo que hiciste, ¿en qué pensabas? -exclamó nervioso.

-¿Qué hubieras hecho tú? -le pregunto con sencillez. Lo escucho resoplar.

-No sé, Desa, pero fuiste muy impulsiva... y valiente. Ese hombre si no te ve, la mata. Era su hija -me informa. Siento el pecho más pesado.

-Mary está enojada conmigo, dice que la mató por mi culpa -le digo, agobiada, apretando el volante.

-Mary es una nena de 10 años que ayer supo lo que hiciste por ella, es huérfana de pronto y de una forma catastrófica. No pienses en eso.

-No pude dormir.

-Escucha, nos vemos donde siempre, a la misma hora. ¿Sí?

-Sí.

-Eres una mujer asombrosa, espero que de una maldita vez lo entiendas. Te quiero, Desa -murmura dejándome helada con sus palabras. Mi labio tiembla.

-Yo a ti -logro decir conmovida. Salvo de Graco y Cam, que son mi familia, nunca nadie me lo había dicho y se siente bien, demasiado bien en medio de esta pesadilla, aunque me recuerda a él, a Riah y siento un sabor agridulce al ansiar una sola vez escucharlo decirme algo así, pero sé que a estas alturas ya no es posible.

Agotada termino la jornada, he ahorrado bastante y últimamente las propinas van muy bien, decido que la mayoría de lo que he ahorrado irá a la pintura del lugar, y la otra parte a abonar un poco de lo que usé. Steve está donde quedamos, al verme se acerca y me abraza con fuerza, lo rodeo de igual forma.

-Lamento mucho lo que presenciaste, preciosa -susurra contra mi cabello. Me separa y evalúa afligido-. No traes buena cara.

-Lo sé -repongo desviando la mirada.

-¿Le contaste a Zakariah? -retrocedo un par de pasos, negando.

-No, todo está ya muy complicado entre los dos.

-Porque no dices lo que de verdad pasa, Desa.

-¿Cómo le digo que durante más de 3 meses le he mentido?

-Así, sin más.

-No quiero perderlo.

-Desa -me nombra tomándome por los hombros, buscando mi mirada-. Si tu marido no es estúpido, que por lo que he escuchado de él, no lo es en lo absoluto, a estas alturas ya sabe que algo no es lo que piensa, que se pierde de mucho.

-Creo que... ya es tarde. Creo que... está con alguien, alguien que quiso mucho tiempo atrás, alguien que admira.

-¿Cómo que crees?

-He escuchado conversaciones entre ellos.

-Mierda.

-Quizá ya lo perdí, Steve -le hago ver agotada.

-Dile la verdad, dile todo. Y después lo confrontas con ello. Deja de ocultar lo que de verdad eres. Si te vieras como yo te veo no lo harías más, permite que él te vea tal cual -expresa con insistencia.

-Ya no pienso huir, ni esconderme, con lo que ocurrió ayer lo comprendí. Esta semana lo haré, de todas maneras él quería contarme lo que hay entre esa mujer y él.

-¿Cómo lo sabes? -Me encojo de hombros.

-Mejor dime, cómo fue todo con Kyroh -pregunto, su sonrisa se ensancha, sonrío de vuelta complacida, por lo menos uno de los dos es feliz.

-De maravilla, es un hombre interesante, muy inteligente. Tiene una personalidad potente. Pasamos todo el fin de semana juntos, fue espectacular, Desa. Kyroh es sensible, no pierde detalle y qué decirte. Me encanta.

-Suenas muy entusiasmado.

-Es más que eso, creo.

-¿Y no habrá detalles?, distráeme, te lo suplico -le ruego intrigada.

-Sí, pero después de que saques un poco de esto que te está lastimando. Dame las llaves de tu auto -ordena, se las doy y saca mi guitarra, sonrío, él ya trae la suya colgando-. Anda, vamos.

Nos sentamos juntos en aquel lugar donde lo vi por primera vez y comenzamos a tocar, con cada nota mi mente se va diluyendo un poco y lo ocurrido el día anterior va dejando de comprimirme. Me pierdo en lo que nuestros dedos producen a la par, me dejo ir abandonando este mundo para alojarme en ese que yo he construido. De pronto paramos, sonrío sintiéndome definitivamente mejor, él me regresa el gesto y comienza tocar la tonada que había estado componiendo.

-¿Cómo vas con esto? -inquiere. Sonrío aún más, un tanto avergonzada y es que me siento expuesta cada vez que la muestro, aunque con Steve siento toda la confianza.

-No he continuado.

-Puedes hacerlo ahora, canaliza, Desa, para eso sirve el arte. -Saca de mi estuche las partituras en las que tengo anotado todo y me las da.

-Debemos ir al albergue.

-Hoy no, hoy harás esto.

-Pero creerán que huyo.

-No lo harán, yo le dije a Lira lo que pretendía y se mostró más tranquila, están muy preocupadas por ti -me dice examinándome, resoplo sopesándolo y al final asiento, la verdad es que sí me está sirviendo todo esto, mejor aún, lo necesito.

...

Llego más temprano de lo usual y también más tranquila, aunque no del todo. Subo pues sé que él ya está arriba, Awdry me comenta que ya cenó, mi estómago ruge, no he comido en prácticamente todo el día, pero puede esperar, todo puede esperar menos dejar de esconderme, ya no de Riah, no más.

Al entrar lo primero que veo es la maleta sobre la cama, mi mente se congela por unos segundos, pero enseguida busco apaciguarla. Él sale del vestidor con una camisa en la mano, me ve durante un segundo el mismo en el que me estudia completamente.

-¿Sales de viaje? -pregunto adentrándome, nerviosa. Riah ya está doblándola con su típica pericia.

-Tengo una reunión en Houston mañana a primera hora, no lo tenía previsto -se excusa. Asiento con un nudo en la garganta, la angustia que logré diluir por la tarde retorna. Me acerco a la cama y tomo el peluche que me dio, pegándolo a mi pecho. Observa mi gesto un segundo y luego sigue con los suyo. Muy pocas veces le salen viajes así, pero tampoco puedo decir que nunca ocurra, solo que ahora se siente tan distinto.

-¿Cuándo regresas?

-El viernes, por la tarde -musita serio, luego entra de nuevo al vestidor y sale, acomoda más cosas.

-¿Te vas hoy?

-Sí, vendrán por mí en media hora -me informa sin emoción, seguro es alguien de la empresa como suele ocurrir.

-Cuando regreses... ¿podemos hablar? -pregunto con timidez y aferrada al valor que Steve me dio por la tarde, sé que si lo digo ahora, no podré echarme para atrás después, aunque no tenía planeada esta espera. Se detiene con par de calcetas en la mano, arruga la frente y me encara extrañado.

-¿Quieres hablar?

-Sí, creo que es... necesario.

-Vaya, llevo pidiendo eso desde hace tiempo -revira un tanto irritado. Bajo la vista, ahora mismo no tengo deseos ni fuerzas para pelear. Aprieto más el peluche.

-Lo sé. ¿Puedes? -pregunto de nuevo. Lo escucho resoplar y cuando no responde alzo la mirada, me ve fijamente y asiente. Sonrío apenas. Nunca me he sentido tan ajena a todo mi entorno como en este momento. Suspiro y asiento satisfecha-. ¿Deseas que te ayude? -indago perdida en sus rasgos. Parpadea desconcertado y luego niega.

-Gracias, ya casi acabo.

-Bien, iré a... comer algo -le digo y salgo de ahí. Dios, solo espero que de verdad vaya a Houston.

***Llegamos al límite, así es. Desa está en medio de un estrés postraumático, la verdad jamás he presenciado algo semejante, ruego que jamás me pase, pero debe ser algo que te cambie y duela muchísimo, impacte. Riah, además, se irá justo cuando ella está decidida, aun así, se atrevió a ponerle fecha.

IMAGINE DRAGONS - BIRDS

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