Ours Mistakes. DFM 2da Temp...

By Ohfoundpain

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Hubiera deseado que todo marchara bien, que no nos hubiéramos llenado de problemas, de discusiones, de errore... More

Prólogo.
Capitulo 1.
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capitulo 24.
Capitulo 25.
Capitulo 26.
Capitulo 27.
Capitulo 28.
Capitulo 29.
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33.
Capitulo 34.
Capitulo 35.
Capitulo 36.
Capitulo 37.
Capitulo 38.
Capitulo 39.
Capitulo 40.
Capitulo 41.
Capitulo 42.
Capitulo 43.
Capitulo 44.
Capitulo 45.
Capitulo 46.
Capitulo 47.
Capitulo 48.
Capitulo 49.
Capitulo 50.
Capitulo 51.
Capitulo 52.
Capitulo 53.
Capitulo 54.
Capitulo 55.
Capitulo 56.
Capitulo 57.
Capitulo 58.
Capitulo 59.
Capitulo 60.
Capitulo 61.
Capitulo 62. Final.
Epílogo.

Capitulo 8.

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By Ohfoundpain

Capitulo 8. (Mini maratón).

Busco las llaves de casa en todos mis bolsillos, pero no las encuentro.
Camino de vuelta al auto y las busco con la mirada, pero nada.

-Diablos.

Maldigo al darme cuenta que las olvidé esta mañana.
Caminó hasta la entrada de mi casa y por alguna razón me quedo inmóvil para observarla detenidamente.

*Flash Back.*

Camila: ¿Y esto para qué es?.

Me pregunta viendo las llaves que le acababa de entregar en sus manos.

Había pensado mucho en si hacer esto o no, de hecho, pedí ayuda y opiniones tanto a mi familia, como a la de ella. Si le pedía matrimonio, antes debíamos de tener un hogar estable, ¿No es así?.

-Es una sorpresa.

Camila: Por dios, Lauren. -se quejó guardando las llaves en su bolsillo y comiendo un trozo de pizza.- Desde que llegué me haz llenado de sorpresas.

-Suena como si me culparas por algo. -rodé mis ojos.- Estuviste lejos por un año, Camz.

Camila: Y es porque..

-Porque terminabas tu carrera, lo sé.

Camila: De acuerdo tu ganas. Quiero mi sorpresa ahora mismo.

-Hay que ir a ella.

Camila: ¿Qué?. -gruñó.- No, estoy comiendo. Ve a buscarla y tráela aquí.

Reí y la miré fijamente, esperando que cediera. Lo que sucedió solo segundos después.

Camila: ¡De acuerdo!. -se levantó, cogiendo la caja de pizza con solo los bordes como restos y los tiró a la basura.- Vamos, Jauregui.

Me levanté y tomé su mano, caminando hacia la salida de la pizzería.

Camila: Sabes que estás abusando de esos preciosos ojos que tienes, ¿Lo sabías?.

-Quizás... -solté su mano y busqué la tela negra en mi bolsillo para cubrir sus ojos.- Y solo por haber dicho eso te cubriré los ojos.

Camila: Ugh. -se quejó mientras se dejaba cubrir los ojos.- espero que sea una buena sorpresa.

Veinte minutos más tarde nos encontrábamos fuera de la hermosa casa que elegí hace unos días con ayuda de Sinuhe.

Bajé del auto, para rápidamente rodearlo y abrirle la puerta a mi, por el momento, novia.

Sujeté su mano con cuidado, ayudándola a bajar y la guié hasta el mejor punto para ver la casa.
Me situé tras de ella y comencé a quitar la tela de sus ojos. Cuando lo hice tomé su mano, y me quedé a su lado.

Camila: No entiendo.. ¿Qué...

Se detuvo y sus ojos se abrieron muy grandes. Llevó su mano a su bolsillo y tocó las llaves, quedándose totalmente quieta.

Camila: Ay por Dios.

Dijo con su voz aguda y temblorosa, mirando impresionada la casa. Nuestra casa.

Camila: Ay por Dios.

Repitió, esta vez mirándome con sus ojos llenos de lagrimas.

Camila: Ay por Dios, Lauren.

Dijo por última vez antes de lanzarse frenéticamente a mis brazos, saltando un poco y rodeando mi cintura con sus piernas.

-¿Eso es un sí?, ¿O aún tengo que preguntártelo?.

Camila: Pregúntamelo.

Dijo contra mi oído, causándome calofríos.

-Karla Camila, ¿Te gustaría...

Camila: Sí.

Me interrumpió, riendo, besando mi cuello, mi mejilla y mis labios. Siendo correspondida por mi de inmediato.

*Fin Flash Back.*

Toqué la puerta de mi casa, esperando pacientemente ver a Camila.

Nada.

Volví a tocar la puerta, un poco más fuerte y en cuestión de segundos esta se abrió, mostrando solo la cabeza de mi esposa, mientras que el resto de su cuerpo estaba escondido tras de la puerta.
Su cabello estaba mojado.

-Lo siento. -me acerqué a ella y la besé.- Se me olvidaron las lla...

Al entrar por completo la casa noté que estaba con vaqueros y sujetador. Estos estaban empapados.

-¿Qué rayos te sucedió?.

Camila: Nuestra pequeña y dulce hija me hizo una zancadilla y caí a la piscina.

Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos por la cintura, sin importarme que estuviera mojada.

-Te ves muy sexy.

Camila besó mi labios, y yo lo corté de inmediato para besar y lamer suavemente su cuello. Con deseo y lujuria.

Cameron: ¿Qué están haciendo?.

Camila me empujó, apartándome de ella, avergonzada frente a lo sucedido.

-Estoy reconfortando a mamá, porque la hiciste caer a la piscina.

Volví hacia Camila y la abracé, esta vez mi esposa se encontraba tensa entre mis brazos.

Cameron: Lo siento, mamá.

Se unió al abrazo, por las piernas obviamente, y le besó la mano a Camila.

No quería de ninguna manera romper el abrazo, pero lamentablemente el teléfono de Camila comenzó a sonar.

Camila gruñó y cortó nuestro abrazo, volteando y yendo a buscar su teléfono que estaba sobre el sofá.

-¿Cómo haz estado, bebé?. -le pregunté.- ¿Qué hiciste hoy?.

La tomé en mis brazos y caminé con ella hasta el jardín.
Nos sentamos en el césped, justo al lado del desorden de juguetes y acaricié su cabello.

Cameron: Bien. -asintió.- Hice que mamá cayera a la piscina.

Apuntó la piscina de nuestro costado y rió silenciosamente, la cual seguí casi instantáneamente, ya que era imposible no reír con ella. Poseía una risa hermosa, una armonía perfecta.

-¿Y qué más?.

Cameron: Aprrrrendí a contar hasta el número veinte. -aplaudió con entusiasmo.- Antes sabía solo hasta el diez.

-¿En serio?.

Pregunté asombrada. ¿Qué rayos?. Un niño aprende a contar hasta el veinte cuando tiene cuatro y medio.

Cameron: ¡Sí!. -sonrió.- También sé escribir mi nombre.

-Eso es fantástico, bebé.

Besé su cabeza y comencé hacerle cosquillas en su estómago y en su cuello.

-Eres increíblemente inteligente.

Cameron: ¡Mami!

Dijo entre risas, tratando de alejarme, pero resultando ser en vano.

-Dejaré de hacerte cosquillas si me cuentas del uno al veinte.

Cameron: ¡Uno!. -gritó sin dejar de reír y retorcerse.- Dos, tres, cuatro, cinco.. ¡Son muchos!.

-Del diez al veinte entonces.

Cameron: Diez, once, -comencé a disminuir las cosquillas.- doce, trrrece, -besé su mejilla, disminuyendo las cosquillas cada vez más.- catorce, ¿quince? -preguntó con su enorme sonrisa.- dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve. -cantó.- ¡Veinte!.

Detuve mis cosquillas por completo y besé su cabeza.

-Te amo.

Cameron: Yo también. -besó mi mejilla sonoramente.- ¿Hagamos pasteles de lodo?.

Sonrió con alegría. Le guiñé y asentí con mi cabeza. Mi pequeña se levantó de mi regazo y corrió hacia el sector del jardín en donde solo había tierra, ya que hace un tiempo a Cameron se le ocurrió quitar el césped y coger la tierra para hacer un pastel.

Me levanté y le ayudé a juntar toda la tierra posible para llevar a cabo nuestros pasteles.

Cogí el balde de princesas de mi hija para sacar agua de la piscina y desparramándola toda sobre la tierra.

-Esta vez no quiero probar nada, ¿De acuerdo?.

Mi pequeña asintió con el ceño fruncido y fue a buscar unas cuantas plantas para colocarlas encima, mientras yo hacía la forma del pastel.

Camila: A mi no me interesa, ¿No entiendes?.

Escuché decir a Camila, que hablaba aún por teléfono, algo alterada como pude notar.

Cameron: Mamá está enojada con su teléfono.

Reí y sacudí un poco su cabello.
Mi hija se sentó en mi regazo y comenzó a colocar cuidadosamente las flores y hojas sobre el pastel.

Cameron: Cuando grrande voy a ser pastel.

-Es ser pastelera, cariño.

Cameron: No, yo seré pastel.

-Entonces serás el mejor pastel del mundo.

Ella asintió con su hermosa sonrisa y alzó sus brazos, victoriosa al terminar su pastel de lodo.
Segundos después se encontraba saltando arriba de lo que fue su pastel. Dejando la tierra mojada esparcida para otro día.

-¿Tienes hambre?.

Le pregunté ya sabiendo la respuesta.

Cameron: ¡Galletas!. -gritó lanzando tierra hacia arriba.- ¡Galletas!

-De acuerdo, de acuerdo. -la alcé en mis brazos.- Pero primero vamos a lavarnos la cara y las manos, nos cambiamos la camisa, hacemos las galletas y luego nos damos un baño, para cuando estemos listas podremos comer las galletas.

Cameron: ¡Si!.

Sacudí un poco nuestra ropa y entramos a casa. Viendo como Camila continuaba hablando por teléfono, enojada.

Subí a la segunda planta, dejando a Cameron en el suelo para que fuera a buscar una camisa, mientras yo hacía lo mismo.

Cuando me cambié fui a la habitación de mi hija. Observando como se colocaba su camiseta al revés.

-Déjame ayudarte.

Me arrodillé frente a ella y le coloqué correctamente la camiseta.

Nos lavamos las manos y el rostro y bajamos a la primera planta.
Camila cubría su rostro con ambas manos, y sin pensarlo me acerqué a ella, rodeándola con mis brazos.

-¿Qué pasa?.

Camila: Odio con mi vida a mi estúpido jefe.

-Mi amor.. hemos hablado de esto. ¿Qué hizo ahora?.

Camila: Yo... ¿Podemos hablarlo en otro momento?.

Besé su mejilla y caminamos hasta la cocina, sorprendiéndonos al ver a nuestra hija reuniendo todas las cosas para hacer las galletas.

*POV Camila*.

Ajusté el tiempo en el horno y sacudí mis manos, quitando el exceso de harina que había en ellas.

-Ya está.

Lauren: De acuerdo. -alzó a Cameron.- Ahora como dijimos antes, vamos a tomar una ducha y cuando acabemos, las galletas van a estar listas.

Tocó la nariz de nuestra pequeña con su dedo índice, haciéndola reír.
Me alejé un poco del horno y me acerqué a ellas, que estaban con su rostro y ropa manchada con muchos colores.

Lauren me dedicó una sonrisa y salió de la cocina junto a Cameron.
Me apoyé contra la alacena y cerré mis ojos.
En cinco días más tendré que volver al trabajo, a pesar de que se suponía que me quedaban dos semanas más, pero como el idiota de mi jefe estaba de mal humor prefirió quitarme todo eso.

Me senté a beber un vaso de agua pensando en que mi pequeña tendría que ir a la guardería, ya que ni Lauren ni yo podremos cuidarla por el impedimento del trabajo.
Podría decirle a mi madre, pero no quiero abrumarla.

Veinte minutos más tarde, mis dos personas más importantes entraron a la cocina. Solo Lauren con el cabello mojado, yo por mi parte sabiendo que siempre le secaba muy bien el cabello a Cameron para que esta no se enfermase.

Cameron: Mamá, quiero galletas.

Hizo un mohín y se abalanzó a mi para que la cargara.

*POV Lauren*.

Dejé el vaso de leche en la mesa y besé la cabeza de mi hija.

Cameron: Gracias, mami.

Le sonreí y caminé hacia la cocina, dejando atrás las risas de mi hija por las caricaturas.

-Está viendo caricaturas y la acomodé en el sofá para que comiera sus galletas.

Me acerqué a mi esposa y la rodeé por la cintura, besando su frente.

Camila: Mañana saldré con Cameron. -apoyó su cabeza en mi pecho.- Buscaré una guardería para ella.

-¿Por qué?.

Camila: Austin.. -gruñó.- Me quitó mis vacaciones.

-Es un imbécil.

Camila: Lo sé.

-¿Cómo crees que Cam se lo va a tomar?.

Camila: Realmente espero que llore, de lo contrario significará que no me necesita y como resultado la que llorará seré yo.

Reí y caminamos juntas hacia la sala, encontrando a Cameron completamente dormida con muchos restos de galletas sobre ella.

-Eso fue rápido.

Me alejé de Camila y tomé a Cameron en mis brazos con mucho cuidado para no despertarla.

Mientras subía a la segunda planta quité los restos de galletas que quedaban en su ropa y en sus manos.

La recosté sobre la cama y Camila comenzó a sacarle su ropa, lo que resultaba ser solo un vestido azul.
A mi pequeña le encantaba ocupar vestidos.

Le pasé la pijama a mi esposa y esta se lo colocó sin demora. En cambio yo me tardo demasiado cambiando a Cameron.

Me acerqué a besar la frente de mi hija seguida de Camila y salimos de la habitación, dejando encendida la luz de la mesa de noche.

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