La luz del sol se filtraba entre las pocas nubes que cubrían el cielo azul esa tarde.
Camila no podía dejar de admirarlas tratando de encontrar formas divertidas a cada una de ellas mientras esperaba ansiosa que el automóvil de Lauren de estacionará frente a su edificio, como siempre lo hacía.
Había evitado llamar por teléfono a su madre, pese a tener 11 mensaje en su contestador. Lo que menos quería era saber los detalles de la boda que estaba próxima a ser cancelada, quería hablar con Alex antes de hacerlo con su madre y obligarla a olvidarse de esa absurda boda.
Le debía explicaciones a él, explicaciones que sólo le daría a él. Estaba dispuesta a decirle la verdad, que todo este tiempo ella siempre había sido una mentirosa y una cobarde. Que jamás pudo estar enamorada de él porque siempre le han gustado las chicas.
Le diría que se había enamorado de una mujer, la misma mujer con la que lo había estado engañando, la misma mujer que de había encargado de hacerla suya la primera vez e innumerables de veces más después de eso.
La amaba, no había duda, pero le dolía tener que admitirlo ante el hombre que había estado con ella tantos años.
Tantos momentos compartidos, tantos sueños, y hasta la misma cama, aún así jamás se pudo enamorar de él; pero con sólo haber compartido unos cuántos segundos en la misma habitación que Lauren y había caído por ella. Se había enamorado desde el primer instante en que la vio a los ojos.
Recordaba ese momento como sí hubiera ocurrido esa misma semana, recordaba lo que Lauren tenía puesto y las expresiones de su rostro mientras le movía a cualquier botón de su sofisticada cámara profesional.
Camila no pudo contener la risa cuando una nube con forma de pez paso volando por el cielo. Le gustaban esas pequeñas cosas de la vida, las nubes, los árboles, las flores, el aroma del césped y de la lluvia en el concreto. La hacían feliz al igual que Lauren, la fotógrafa era lo que más amaba Camila.
El teléfono de su casa comenzó a sonar una vez más, cuatro timbres después la grabadora comenzó a sonar
"Hola, somos Camila y Alex, si estás oyendo esto es porque estamos muy muy ocupados. Ya sabes que hacer después del..."
Se escuchó el "beep." De la contestadora y después la voz de la madre de Camila inundo la sala.
"En cuanto regreses comunícate conmigo, tenemos asuntos que resolver antes de la boda y tu celular aún está apagado." La voz de su madre era tranquila como siempre "Te quiero hija, cuídate."
La grabadora dejo de registrar el mensaje y se apagó.
Camila inhalo con fuerza. Había aguantado la respiración todo el tiempo que su madre hablo, por miedo a que fuera a escucharla respirar, a pesar de que eso era claramente imposible.
Su celular no estaba apagado, era el único medio que tenía para comunicarse con Lauren, pero Camila se había tomado la molestia de bloquear las llamadas de sus padres y de la madre de Alex.
12 mensajes que no pensaba responder.
Aún no era el momento, aún no tenía el valor suficiente para hacerlo.
Por un segundo, sólo por uno, deseó que Alex estuviera ahí para poder hablar con él; pero cuando vio el automóvil de Lauren estacionarse frente a su edificio sólo pudo concentrarse en disfrutar el momento a su lado y esperar lo que tenga que esperar para hablar con el doctor.
Tomo su mochila azul rey, donde había guardado varios cambios de ropa, del sofá y salió rápidamente de su departamento.
Camila estaba cerrando la puerta cuando una voz detrás de ella la asusto por completo.
"¿Te vas?"
La modelo volteo a ver a su mejor amiga que estaba en medio del pasillo con los brazos cruzados sobre el pecho.
"Hmm sí, voy a ir con Lauren." Anunció Camila.
No podía evitar sentirse dolida porque Dinah había hablado con su novia antes de hacerlo con ella, tantos años de amistad y Dinah no confiaba en ella.
"¿Cuándo vuelves?" Dinah volteo la vista al piso "Tengo que hablar contigo."
"Puedo cancelar con Lauren, seguro lo entenderá." Camila saco el celular de su bolsillo justo en el momento en que este comenzaba a vibrar para anunciar la llegada de Lauren.
Dinah negó con la cabeza "Ella puede acompañarnos." Dijo la recepcionista "En realidad ella es agradable y bueno, creo que podría ayudarme."
Camila asintió con la cabeza y contesto su celular.
"Lau, ¿Crees que podamos hablar esta noche con Dinah?"
"Uh, sí claro." Escucho la voz de su novia desde el otro lado de la línea "¿Quieren salir a algún lugar o prefieres ir a nuestra casa... Digo, a casa de mis padres?"
Camila volteo a ver a su mejor amiga "¿Dónde?"
"Donde sea."
"Tú escoge el lugar, amor."
"Ugh, me gustaría tener un automóvil más grande en estos momentos." Dijo Lauren desde el otro lado de la línea "Vamos a mi casa, podemos hablar tranquilas y tengo algunas botellas de vino que necesitan ser descorchadas."
"Bien, Dinah y yo nos vamos en mi auto."
"Nos vemos allá, te amo."
"Yo a ti."
Camila colgó la llamada y volteo a ver a su amiga que seguía con los brazos cruzados y la mirada en el piso del pasillo.
"Entonces ¿Nos vamos?" Pregunto Camila y vio a su mejor amiga asentir con la cabeza.
Ambas caminaron en completo silencio hasta llegar al estacionamiento, donde los inquilinos dejaban sus automóviles. No fue sorpresa para Camila ver el espacio de Alexander vacío al lado de su auto, supuso desde el principio que el estudiante de medicina se había ido conduciendo a Los Ángeles en lugar de tomar un avión a una ciudad que estaba a unas cuantas horas de distancia.
La modelo encendió la radio rápidamente, sabía que su mejor amiga no iba a decir una sola palabra hasta después de algunas copas de vino en casa de su novia.
"¿Qué tal todo en New York?" Pregunto Dinah después de algunos minutos repletos de una música de fondo que de sentía incómoda.
"Todo salió bien." Contesto Camila sonriendo.
Los recuerdos de su viaje eran los mejores que tenía en toda su vida, había podido estar con la persona que amaba, había podido recuperarla y estaba decidida a ir por todo a su lado. Era increíble saber que esa mañana aún estaban del otro lado del país.
"Voy a dejar a Alex." Confeso Camila cuando se estaciono frente a la casa de los padres de Lauren.
Abrió la puerta y salió de su automóvil dejando a Dinah sola asimilando la información que acaba de darle, ese sin duda sería un buen inicio para su conversación.
Era un buen inicio para que Dinah le dijera lo que ella ya sabía.
Lauren estaba lavando las copas de vino que tenían años sin usarse en su casa. Había conducido lo más rápido posible para poder llegar antes que Camila y su amiga, para así poder arreglar un poco el lugar. Había bajado a la cava de vinos que su padre había construido cuando ella era pequeña.
Ella se había encargado de vaciar la cava cada vez que iba a esa casa, y luego de llenarla para que el lugar siguiera manteniéndose lo más cercano posible a como su padre lo había mantenido.
Dejo las copas limpias sobre la isla de la cocina y salió de ella para ir directo al garaje. Saco tres cajas de pizza de su cajuela, amaba Little Caesars por su servicio rápido, de otra manera no hubiera podido llegar a tiempo para lavar las copas, limpiar su casa y escoger el vino adecuado. Sookie corría de un lado a otro por toda la casa con algunos de sus juguetes en la boca.
El timbre soñó y Lauren no pudo evitar sonreír, ya quería ver a su novia. No podía esperar para estar a su lado y compartir con ambas chicas una buena plática y un buen vino.
"Hey." Saludo Lauren presionando el altavoz del timbre.
"Llegamos, amor." Escucho la voz de Camila.
"Te amo."
Lauren presiono el botón dejando que la puerta principal se abriera para las chicas.
Descorchó el vino y comenzó a servirlo en las copas que llevó hasta la mesa de centro en la sala.
Sookie ya estaba acostada sobre su cama en el pasillo de la casa.
Camila y Dinah aparecieron en la sala y la modelo de inmediato se lanzó en los brazos de Lauren. Dejando varios besos sobre sus labios.
"Te extrañé." Susurro Camila sobre los labios de la fotógrafa.
"Yo más." Lauren dejo otros besos sobre los labios de su novia.
"Okay, de eso es de lo que quiero hablar." Escucharon la voz de Dinah detrás de ellas "Quiero una novia."