Cuando regresaron al rancho, había mucho movimiento.
Roberth coordinaba a sus hombres, ya había mandado de regreso el equipo técnico que se había utilizado y a los expertos que lo manejaban, un helicóptero, había aterrizado para llevarlos.
Ahora Roberth sólo esperaba instrucciones de Santiago, ya habían trasladado a todos los prisioneros a la parte de enfrente de la casa, sacándolos del bosque que es donde los tenían concentrados.
Los hombres de Santiago se mantenían vigilantes.
Había oscurecido por completo y no se descartaba algún intento de ataque de alguno de los grupos que habían apoyado a Rigoberto, aunque era improbable que conocieran aún los hechos, de cualquier forma, no estaba por demás permanecer alertas.
_ ¿En dónde lo tienen? - preguntó Santiago refiriéndose a Rigoberto.
_ Esta con sus hombres, señaló a uno de los grupos que se encontraban diseminados por todo el lugar.
Santiago miró en esa dirección y lo vio. Permanecía sentado como todos los demás, con las manos atadas a la espalda y era el único que estaba amordazado.
_ Tuvimos que callarlo. - dijo Roberth anticipándose a la pregunta de Santiago. _es un cobarde de primera, no dejaba de gritar y llorar.
Santiago no dijo nada, lo conocía y sabía de su cobardía, <<ya tendría tiempo suficiente para llorar y pedir perdón si es que lo hacía>> Pensó. Pagaría lo que había hecho, de eso estaba seguro.
_ Quiero ver a mi hermano. - dijo.
_ Roberth señaló el interior de la casa.
*****
Laura había sido conducida hacia una de las habitaciones del lugar, le habían pedido que descansará antes de iniciar el viaje de regreso. Ella no podía hacerlo, se sentía perdida y triste, acababa de pasar por uno de los peores momentos de su vida, había estado a punto de morir, su novio había estado a punto de morir, así como su hermano, ella esperaba tenerlo a su lado, pero el parecía rehuirla, había estado con ella hasta que supo que ya no corría ningún peligro y luego... Nada, había desaparecido, ella se sentía sola y vacía, necesitaba su calor, necesitaba su consuelo, lo necesitaba a él. No entendía su actitud.
Sobresaltada escucho unos ligeros golpes en la puerta y antes de dar permiso para que pasaran ésta se abrió dando paso a Santiago, alcanzó a ver como Bruno se quedaba afuera resguardando a su jefe.
_ Hola. - dijo Santiago. Se veía cansado, su cuerpo presentaba los signos de la violencia vivida horas antes, pero se mantenía en pie, era un luchador. _¿Estás bien? - preguntó.
Ella asintió mirándolo con tristeza, no podía decirle que su hermano se había desentendido de ella y no sabía porqué, pero podía imaginarselo, seguramente él daba por hecho que esos hombres la habían ultrajado, él le había pedido matrimonio antes de que todo eso empezará y ahora no sabía como decirle que no podía casarse con una mujer en sus condiciones.
_ Pensé que estarías con Damián. - dijo mirando a su alrededor buscándolo.
_ Desde que me dejó aquí no lo he visto. - dijo. _estoy empezando a preocuparme.
_ No tienes porqué hacerlo. - se acercó. _el lugar es completamente seguro ahora. _probablemente pronto estará contigo.
A él no le pasó desapercibida su tristeza y se imaginó la situación. Seguramente Damian estaba asustado, no por él, si no por lo que estuvo a punto de sucederle a ella y conociéndolo estaría culpándose.
_ Trata de descansar, en unas horas partiremos. Todo va a estar bien. - la abrazó con ternura.
Las lágrimas afloraron a los ojos de ella, deseaba con toda su alma que fuera Damián el que estuviera ahí con ella, abrázandola y diciéndole esas palabras, pero no era él.
_ Lamento tanto que hayas tenido que pasar por ésto. - dijo Santiago. _MI hermano ya no está, pero te pido perdón en su nombre.
Ella asintió sin separarse de él, sabía que era sincero y que de verdad sentía lo que su hermano había hecho. ¿Cómo había podido equivocarse tanto con Santiago?, lo había juzgado duramente desde el principio, pero cada vez se convencía más, de lo tonta que había sido.
Por fin ella dejó de llorar y él la, apartó con cuidado. Le volvió a pedir que descansara y salió.
*****
Damian permanecía sentado en una enorme roca, alejado de la casa, del bullicio, necesitaba estar solo, tenía que aclarar sus ideas y tomar decisiones. Nunca se imaginó estar en esta situación y mucho menos arrastrar a la mujer que amaba a todo esto, cuando ella desde el principio, había dejado muy claro que no podría soportar ese estilo de vida. El tampoco, y era la causa de que se hubiese alejado de su tierra, pero aún así, todo eso lo había alcanzado y se daba cuenta de que por más que huyera, jamás podría desvincularse en su totalidad, a menos que decidiera romper con su hermano para siempre y eso jamás lo haría. Ahora se preguntaba ¿valdría la pena seguir intentando una relación con ella? ¿Ella estaría dispuesta a vivir con él en esas condiciones, sabiendo lo que podría suceder en cualquier momento? ¿Correría ese riesgo? El deseaba con toda su alma que asi fuera, pero a la vez le aterraba que algo le sucediera por su causa.
_ Damián. - escuchó la voz de su hermano a sus espaldas.
Se volvió hacia él intentando ponerse de pie, pero Santiago le indicó que permaneciera en su lugar, se acercó a él y tomó asiento a su lado.
_ ¿Estás bien? - preguntó.
_Sí. - contestó Damián, aunque en el fondo no era así.
Santiago lo sabía.
_ Vengo de estar con Laura. - lo miró detenidamente. _está preocupada por tu ausencia.
Damián se pasó las manos por entre el pelo en señal de desesperación.
_ ¿Sucede algo? - interrogó su hermano.
_ Antes de que todo ésto sucediera. - se sinceró con él. - le había pedido ser mi esposa.
_ Y... ¿Hay algún problema con eso?
_ El problema soy yo... No estoy seguro de querer seguir adelante.
_ Si se lo pediste es porque la amas, ¿cierto?
_ No dudo de mi amor por ella, de eso estoy completamente seguro, la amo tanto que estoy dispuesto a dejarla ir, aunque yo muera por dentro.
_ Yo creo que ella también te ama. Está sufriendo por ti, ¿por qué tendrías que dejarla ir?
Ese es el punto, yo la amo, ella me ama, pero odia la violencia, odia lo que somos.
_ Odia lo que yo soy. - aclaró Santiago. _ yo soy el del problema, no tu, por eso te aléjaste de la familia.
_¡No entiendes! - dijo exasperado. _todo ésto que pasó hoy... Mientras yo sea tu hermano y esté cerca de ti, seguirá ocurriendo, y no quiero arriesgarla a ella y tampoco voy a dejarte a ti.
Santiago lo comprendía. Pasó su brazo por su espalda.
_Lamento que esto sea por mi. - dijo con sinceridad. _ya hice todo lo que tenía que hacer, y no me queda más, no tengo tratos con esa gente, no los busco, no los ataco, pero son ellos los que vienen a mi, es la gente la que me busca, sea para pedirme ayuda o para atacarme, no me queda más remedio que defenderme y defender lo que es mio. Damián, ya eres lo único que tengo, supongo que te informaron lo que ese infeliz hizo con nuestra familia, solo somos tú, Nicolás, y yo, somos toda la familia que hay y creo que no necesito decirte que los defenderé con mi vida, quizás sea incómodo vivir rodeado de guardaespaldas, y seguir normas de seguridad, pero es lo que hay, y así como los defiendo a ustedes y a mi familia, mi esposa y mi hijo, así defenderé a sus familias cuando las formen. Creo que no deberías de ser tan duro contigo mismo y no tomar decisiones precipitadas, hablalo con ella, quizás te lleves una sorpresa, recuerda que antes de que tu te hicieras presente en su vida, ella ya había sido atacada.
_ Cierto, pero... ¿Olvidas por quién lo fue?
_ Hermano, no te atormentes, tú no eres Alfonso, el actuó por sí mismo, en todo caso, fue por su relación con Lidia su hermana, que ella se vio involucrada con él, tu no tuviste nada que ver, y ella sería tonta si te culpara a ti. Estoy seguro de que no lo hace.
*****
Laura despertó sobresaltada, no había querido dormirse, pero el cansancio la había vencido.
Sintió que la cama se hundía, alguien se había sentado a su lado, se incorporó de inmediato, pero la oscuridad no le permitía ver.
_ Tranquila. - escucho la voz de Damián. - soy yo. - la atrajo hacia sí.
_ Damián. - lo abrazo desesperada.
El correspondió a su abrazo, luego beso sus labios con ternura la necesitaba tanto que no deseaba perderle, aunque fuera egoísta.
_ necesito que hablemos. - dijo Damián apartándola con delicadeza. Luego se pudo de pie abriendo un poco las cortinas para que entrará un poco la luz de la luna a través de la ventana.
_ Tenía miedo de que te marcharas sin mí. - se acercó ella abrazándolo por detrás.
Él se movió y la atrajo hacia adelante, pero sin soltarla, ambos miraron a través de la ventana, dentro de varias horas empezaría, a amanecer, afuera había un constante movimiento, los hombres de Santiago y los de Gustavo al mando de Roberth se habían dado a la tarea de empezar a trasladar a los prisioneros a sus respectivos lugares de origen, sin duda por la mañana sus jefes se iban a encontrar con una desagradable sorpresa.
_ Jamás te dejaría. - dijo él. _y menos en un lugar como éste y en estas condiciones.
_ Entonces ¿Por qué te alejaste? - lo miró interrogante.
_ Necesitaba aclarar mis ideas. - confesó.
Ella se estremeció, eso le sonó a que quizás había recapacitado sobre su propuesta anterior.
Antes de que todo esto sucediera.