Un Mundo Nuevo [Clexa]

De rosalg6

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La historia está ambientada justo en el momento en que Clarke entra en su habitación y se encuentra con Titus... Mais

Capítulo 1. Vuelta a casa
Capítulo 2: Nuevos enemigos
Capítulo 3: Espera de noticias
Capítulo 4. Necesidades
Capítulo 5. En coma
Capítulo 6. El plan de Jaha
Capítulo 7. Ciudad de Luz
Capítulo 8. El fin de Jaha
Capítulo 9. Diferentes tipos de guerra
Capítulo 10. La lección
Capítulo 11. Feliz Navidad
Capítulo 12. El ataque
Capítulo 13. El sacrificio
Capítulo 14. Tres años después
Capítulo 15. Resurrección
Capítulo 16. Polis
Capítulo 17. Agua
Capítulo 18. Adiós
Capítulo 19. La desaparición de Clarke
Capítulo 20. Encuentro inesperado
Capítulo 21. Inmortales
Capítulo 22. Clarke
Capítulo 23. El plan
Capítulo 24. El rescate
25. Cambio de planes
Capítulo 26. La batalla
27. Una nueva esperanza
29. Traición
30. Un nuevo futuro
Epílogo. 10 años después

28. El ataque

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De rosalg6


No sabía que acceder a donar su sangre para salvar a todos iba a ser tan duro, aunque no se arrepentía de haber permitido que Clarke lo hiciera. Clarke le extraía sangre cada día, por la mañana y por la tarde, dejándola bastante débil, por lo que había tenido que relegar a Roan la comandancia de sus tropas. Por suerte, la Élite parecía bastante tranquila esos días, seguramente preparando un nuevo ataque, y no habían tenido que salir a combatir. Sabía que si se volvían acercar, Monty desactivaría los robots y entonces se pondría en marcha el plan. Ellos se marcharían y harían estallar los misiles. Podrían hacerlo ya, pero querían esperar el máximo de tiempo posible en la Tierra, más que nada, para que se pudiesen recuperar los heridos y que Jasper, que era el que estaba al mando ahora de los soldados skaikru, pudiese traer al Monte los supervivientes que aún había por los alrededores.

Después de la última conversación con Clarke, no había vuelto a hablar con ella de su relación. Lo mejor era dejar a un lado sus sentimientos, ya que su relación, con Bellamy en este estado se había convertido en imposible. El joven ya había despertado y aunque continuaba todavía en la enfermería, podía interactuar con la gente con normalidad. Estaba recuperándose. Pasaban todos los días un rato juntas, pero sin un mayor intercambio de palabras. Clarke le preguntaba cómo se encontraba y ella le contestaba, luego la rubia le explicaba cómo iban sus avances. Habían empezado a inyectarle su sangre después de que Clarke la analizase brevemente a animales e incluso habían hecho una pequeña prueba con Bellamy, a la cual había reaccionado positivamente. El joven había despertado después de varios días inconsciente, quedando demostrado que la sangre de Lexa tenía propiedades curativas. Clarke había descubierto que la sangre de natblida, por lo menos la de Lexa, era compatible con todos los grupos sanguíneos, lo que era una excelente noticia.

Lo que no parecía ir bien era el humor de Bellamy, el joven le estaba costando asumir que ahora le faltaba un brazo y su mal humor lo pagaba una entregada Clarke que cuando no estaba trabajando con su sangre, se pasaba el día cuidando de él. Aquel día, la rubia llegó a la sala donde le extraía sangre, con el rostro descompuesto, había estado llorando, lo notaba por la rojez en la cara y por los ojos hinchados y dilatados. Clarke intentaba ocultárselo, pero la Comandante sabía que había sido por Bellamy.

- Clarke...- susurró con voz suave Lexa, al ver que la rubia era incapaz de levantar el rostro para mirarla, ni si quiera para inyectarle la aguja.

- A Bellamy le está costando asumir su situación, es solo eso y es normal.- dijo finalmente Clarke mirándola por fin mientras se quitaba los guantes de látex.- Solo que está siendo más duro de lo esperado...

- No tienes por qué aguantarlo tú sola.- repuso Lexa.

- Sí, debo hacerlo, no sabes lo que él aguantó cuando...- no se atrevió a continuar, pero Lexa sabía lo que iba a continuación. La rubia se levantó del sillín y miró su reloj.- Voy a ver cómo sigue, vuelvo en media hora.

A Lexa le dolía ver a Clarke así, pero no podía hacer nada. Ella había decidido quedarse con él, cosa que no podía reprocharle. Ella era así, siempre iba a estar con quien más la necesitase, la dedicación y el sacrificio por su gente, era uno de los rasgos que la había enamorado de ella en su día.

La perspectiva de futuro tampoco era muy alentadora para Lexa. Estarse cinco años en una estación espacial, sin poder estar al aire libre, lejos de su tierra, era algo que tampoco le hacía especial ilusión. Además, durante todo ese tiempo, tendría que soportar ver a Clarke con Bellamy. Raven le había comentado que una estación espacial era como una gran ciudad donde era posible que no te cruzases a alguien en días, pero no era un gran consuelo. Debería resistir y cuando volviesen a la Tierra alejarse definitivamente de ella, no le quedaba otra.

Durante esos días, aparte de Roan que se había convertido, contra todo pronóstico, en su guardián de confianza, pasaba las horas con Raven con la que había conectado bastante y ahora se conocían mejor. Incluso Lexa se había atrevido abrirse a ella y hablarle de Clarke. Era sorprendente lo mucho que había cambiado a raíz de conocer a Clarke. Antes era una persona hermética, no permitía que nadie conociese sus sentimientos, pero ahora le costaba menos abrirse a las personas de su alrededor. No es que lo hiciera a las primeras de cambio, pero sí que había aprendido que no era un símbolo de debilidad.

Al cabo de un rato, regresó Clarke con el mismo rostro con el que había entrado la vez anterior. Se le partía el alma verla así. Era incapaz de mirarla nuevamente a la cara para que no viese que había llorado, aunque no hacía falta verla para saberlo. No le dirigió la palabra, solo se limitó a sacarle la aguja, produciéndole un dolor punzante, y guardar la bolsa llena de sangre oscura en un pequeño refrigerador que había en la sala. Le puso un pequeño trozo de algodón con esparadrapo en el lugar donde la había pinchado y que ya tenía varios agujeros de extracciones anteriores. Habían terminado por ese día, así que Lexa se dispuso a levantarse de la tumbona. No obstante, al ponerse de pie, sintió que la vista se le nublaba y una debilidad imprevista en las piernas. Se fue de bruces, pero antes de tocar el frío suelo, notó como alguien la sujetaba firmemente por los brazos, alzándola nuevamente. Era Clarke, que le había evitado una caída dolorosa. Lexa alzó la vista para mirarla a los ojos y los vio rojos, hinchados y llenos de preocupación. Sus rostros se encontraban a escasos centímetros, la Comandante retiró un mechón de pelo rubio que había caído y le tapaba parte de la cara, lo puso detrás de la oreja y aprovechó para acariciarle suavemente la mejilla ¿Cómo podía añorar tanto tenerla así de cerca? Notaba la respiración entrecortada de la rubia sobre la suya, incapaz de moverse tampoco. Fijó la vista en sus carnosos labios e inclinó la cabeza para besarlos. No obstante, en ese momento, la rubia reaccionó y se separó de ella, levantándose apresuradamente. Clarke no soltó su agarre para conducirla a la camilla que estaba a escasos centímetros y hacer que se tumbase en ella.

- Voy a pedir que te traigan algo de comer, estás débil, por eso te has mareado.- dijo con demasiada frialdad.- Quédate aquí descansando un rato.

Después se marchó de la habitación sin decir nada más y sin dar opción a la castaña de hablar. Lexa se sentía frustrada por la situación, sin poder ayudar a Clarke y sin poder estar cerca de ella. Efectivamente, le llevaron algo de comer, pero fue otra doctora, la misma que al rato le dijo que ya podía marcharse a descansar a su litera. No volvió a ver a Clarke en todo el día ni durante los días posteriores. En los días que siguieron a ese, la persona que le hacía las extracciones era la misma doctora que le había llevado la comida aquella tarde, así que supuso que no quería verla.

Una tarde estaba descansando en su litera antes de marchar a una nueva sesión de donación de sangre. Se sentía agotada, la alimentaban bien y le inyectaban suero para que recuperase fuerzas más rápido, pero era duro, muy duro. Además se sentía frustrada porque no hacía otra cosa en todo el día, cuando acababa de donar sangre, estaba demasiado cansada para ir a ver a sus guerreros o informarse de cómo estaba la situación de primera mano. Roan luego la informaba, pero no era lo mismo. Habían hacinado a su gente en varias estancias con literas, donde descansaban y pasaban las horas muertas. No se sentían cómodos allí, pero por lo menos estaban a salvo de aquella gente y era un buen refugio para los suyos. Estaban bajo el edificio del Monte Weather, los skaikru habían construido durante aquellos años una gran estructura defensiva con varias plantas de profundidad. Era asombroso de lo que eran capaces.

En ese momento, entró en la habitación Raven, que solía pasarse en algún momento de la tarde para verla y hablar con ella, ya que solía pasarse las tardes sola en la habitación y era tedioso. Aquella tarde tampoco fue diferente y se acercó con algo de comer para la castaña. Se sentó a su lado con una sonrisa dibujada en el rostro.

- ¿Cómo vas?- le preguntó a modo de saludo. Lexa se encogió de hombros.

- Estoy bien.- respondió escuetamente.

Lexa vio lo que Raven le había traído de comer, normalmente le llevaba fruta, pero esta vez le traía algo diferente, de un color marrón oscuro. Lo miró con extrañeza.

- ¿Qué es esto?- indagó sin atreverse a comérselo.

- Chocolate ¿Nunca has comido?- preguntó sorprendida.- Pruébalo, ya verás, no querrás comer otra cosa.- la animó Raven, viendo que no estaba muy convencida.- Tenemos la suerte de conservar algunas plantas de cacao.- Lexa finalmente le dio un pequeño bocado para saborearlo. Estaba algo amargo, pero el sabor era agradable.

- Está bueno.- sentenció comiendo un trozo más grande.

- Me alegro.- dijo tomando ella también un trozo de la tableta.- Tenemos que celebrar que se acabaron las extracciones de sangre.

- ¿Cómo? ¿No me van a sacar más sangre?- preguntó la Comandante extrañada.

- ¿No lo sabías?- la castaña negó con la cabeza.- Clarke me ha dicho antes que ya teníamos suficiente sangre y no hacía falta seguir sacándote más.

Ahora lo entendía. Clarke no se había atrevido a decírselo ella directamente y como sabía que Raven iba a verla por las tardes antes de ir a la enfermería, se había encargado de comentárselo a su amiga, para que ella luego se lo dijera. Raven también se dio cuenta de la jugada y se le borró la sonrisa del rostro.

- No te preocupes, Clarke es un poco...- empezó Raven, pero no se atrevió a continuar, seguramente le iba a dedicar un insulto y no sabía cómo se lo iba a tomar Lexa.- Simplemente lo hace para evitar la tentación...

Iba a contestarle, pero de repente empezó a sonar una sirena, emitiendo un sonido estridente y muy molesto. Lexa no sabía lo que era y miró para todos los lados, pero Raven enseguida le sacó de dudas. Era la alarma general. Eso solo podía significar una cosa: les estaban bombardeando. Cuando llegaron al complejo subterráneo, le explicaron que en caso de bombardeo enemigo, debían descender a los pisos inferiores, donde gozarían de mayor protección y estaban situadas las puertas y las paredes blindadas. Ir con Raven no era tarea fácil, ya que le costaba correr por el estado de su pierna y tenía que prácticamente llevarla a cuestas. El sonido de los misiles cayendo era ensordecedor, además todo temblaba: las paredes, el techo, el suelo,... Parecía que se iba a venir abajo en cualquier momento. Lexa intentaba mantener la calma, pero los gritos y las carreras de su alrededor no ayudaban, todos bajaban asustados a los pisos inferiores y nadie era capaz de echarles una mano. Por suerte, pudieron llegar sin que nada se viniera abajo. Raven le comentó que las paredes estaban hechas para resistir un ataque nuclear, pero nunca se sabía. Se agachó para recuperar el aliento y al alzar la vista se encontró con los ojos azules de Clarke que la miraban con una mezcla de alivio y agradecimiento. Se sostuvieron la mirada durante unos segundos hasta que la rubia la desvió para centrar su atención en Bellamy que estaba a su lado. El joven lucía más delgado y demacrado, pero parecía que se estaba recuperando de la pérdida de parte de su brazo.

Durante las siguientes horas, el sonido de los misiles al caer fue continuo, por momentos parecía que aquella sólida estructura no iba a resistir e iban a perecer todos sepultados entre escombros. Lo que estaba claro es que lo que había sido el edificio principal del Monte Weather ya solo serían un montón de escombros. Lexa intentó mantener la calma, pero estaban en una situación desesperada. Cuando finalmente se detuvo el ataque, decidieron reunirse para ver qué hacer. Serían altas horas de la madrugada y la mayoría descansaban como podían. Se reunieron alrededor de una mesa y Clarke extendió por la mesa los planos del complejo. La situación era difícil, la Élite sabía dónde se encontraban y el bombardeo les estaba dejando sin escapatoria. Era el momento de escapar de allí y activar el plan que habían perfilado hacía algunos días, ya no tenía sentido esperar. La rubia indicó una de las salidas por donde podían escapar, había que andar unos 30 minutos para llegar hasta ella, la obertura daba al bosque que había antes de llegar a la ascensión del monte.

Así que enseguida se pusieron en marcha, recogieron todo lo que se iban a llevar y lo que resultase imprescindible. Clarke llevaba encima una gran mochila donde Lexa supuso que llevaría las muestras de sangre que le había extraído durante aquellos días. Como no sabían que no podrían volver a subir a los pisos superiores, no llevaban enseres personales, iban con lo puesto. Por suerte, la Comandante llevaba sus armas con ella, siempre.

Raven contactó con Monty por radio y le dio las coordenadas donde tenían que aterrizar las naves. En una hora estarían allí, tiempo suficiente para que ellos salieran a la superficie. Cuando estuviesen a punto de salir, desconectarían a los androides. Lo harían en el último momento, no querían dar tiempo a la Élite a reaccionar y volver a activarlos. Por eso esperarían hasta el final para poner en marcha el plan.

Lexa pensó que no volvería a pisar su hogar en años, si todo iba bien aquella noche dormiría en el espacio, a mucha distancia de su tierra. 

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