Eᴊᴇʀᴄᴇ ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ sᴏʙʀᴇ ᴍí ||...

By almightyy-

322K 19.7K 5.1K

❝Melissa Hetfield, una oficial de policía con honores, es enviada por su jefe a territorio "enemigo" para ser... More

Ejerce el control sobre mí || Zayn Malik
Capítulo » 1
Capítulo » 2
Capítulo » 3
Capítulo » 4
Capítulo » 5
Capítulo » 6
Capítulo » 7
Capítulo » 8
Capítulo » 9
Capítulo » 10
Capítulo » 11
Capítulo » 12
Capítulo » 13
Capítulo » 14
Capítulo » 16
Capítulo » 17
Capítulo » 18
Capítulo » 19
Capítulo » 20
Capítulo » 21
Capítulo » 22
Capítulo » 23
Capítulo » 24
Capítulo » 25
Capítulo » 26
Capítulo » 27
No es un capítulo, sólo quiero desahogarme :).
Capítulo » 28
Capítulo » 29
Capítulo » 30
Capítulo » 31
Capítulo » 32
Capítulo » 33
Capítulo » 34
Capítulo » 35
Capítulo » 36
Capítulo » 37
Capítulo » 38
Capítulo » 39
Capítulo » 40
Capítulo » 41
Capítulo » 42
Capítulo » 43
Capítulo » 44
Capítulo » 45
Capítulo » 46
Capítulo » 47
Capítulo » 48
Capítulo » 49
Capítulo » 50
Capítulo » 51
Epílogo
Típico apartado que nadie lee

Capítulo » 15

7K 391 124
By almightyy-

Hola, esto me quedó súuuuuuuuuuuper largo. 

Bueno, el capítulo se lo quiero dedicar a mi amiga Jana porque está de cumpleaños hoy. Así que Jana, happy birthday, perdón por subir tan tarde, pero aún es 6 de oct. 

¡Espero que les guste porque me costó! :D

____________________________________________________________


Melissa's POV.


Gracias al cambio de planes que Ben Schneider había decidido hacer el día de hoy pude dormir hasta altas horas de la mañana. Hacía bastante tiempo no tenía el placer de despertar a la hora que yo quería sin que un estúpido aparato electrónico interrumpiese mis sueños. Gracias, jodido Ben.

Un pequeño bulto se removió a mi lado, acariciándome el brazo con unas pequeñas patitas heladas. Abrí el cobertor encontrándome con la sorpresa de que Cuddles se había metido en mi cama la noche anterior.


—Cuéntame, ¿Quién te dio permiso para dormir conmigo?, ¿Hmm? —lo miré a sus pequeños ojos de color azul claro esperando por alguna respuesta—: Eso está mal, Cuddles. Muy mal. Yo no te enseñé a ser un gato mal educado... ¿Sabes?


La única respuesta que me dio mi querido gato fue la de estirar sus patas delanteras, subir su lomo y bostezar ampliamente, como si mis palabras lo aburrieran. Lo siguiente que supe fue que levantó la cola frente a mi cara y de un simple salto se bajó de la cama y salió de mi pieza, dejándome completamente sola.

Tiré mi cabeza contra la almohada luego de ver la caminata que Cuddles hizo hasta afuera y comencé a observar con atención el techo. Sin mi consentimiento, los recuerdos de lo que ayer había pasado en la oficina de Niall se hicieron presentes en mi mente, haciendo que me ruborizara por completo.


«—¿Qué necesitas, Niall? —pregunté cuando estuvimos totalmente solos. Él cerró la puerta de su oficina con seguro y apoyó lentamente su espalda en ella, observándome con calidez—. ¿Niall?

—Sólo...


Bastaron simplemente esas cuatro letras para entender el propósito de todo. Avanzó hacia mí como un tigre hacia su presa, con sólo dos grandes pasos. Colocó ambas manos sobre mi cintura, lo que provocó que un fuerte subidón de adrenalina u otra extraña hormona alterara mi estómago y creara un caos allí dentro. Lo observé a sus ojos por un par de segundos, segundos en que tragué un sonoro cúmulo de saliva. Sus manos nuevamente se movieron sobre mí: su derecha se concentró en apretar mi espalda baja, mientras que la izquierda se hizo dueña de mi rostro. Me regaló una amable sonrisa y luego juntó sus labios con los míos.

Si bien el beso comenzó como algo casto, que no pretendía pasar a mayores, la mano derecha de Horan tenía otros planes. La sentí tocando uno de mis glúteos, lo que me alarmó un poco. Sabía que había notado mi reacción, ya que apretó aún más nuestras bocas.

Lo que sentí a continuación me inquietó más: su erección estaba presionando contra mi cadera, y ya que no estaba acostumbrada a tener relaciones sexuales estando fuera de una relación, no sabía cómo reaccionar más que el alejándolo.


—Niall, por favor —coloqué ambas manos sobre su pecho para apartarlo un poco de mí. Mi corazón palpitaba a mil por segundo—. Ayer te mencioné que no me estoy cuidando. No estoy tomando pastillas y...

—Pero yo sí.

—¿Estás tomando pastillas? —me alejé aún más para verle la cara completa. Soltó una ruidosa carcajada, negó con la cabeza y plantó un sonoro beso sobre mis labios.

—Yo me voy a cuidar por ambos, Melissa... —susurró en mi oído, para luego deslizar sus labios por el contorno de mi cuello hasta mi clavícula.


Metió una de sus manos al bolsillo izquierdo de su pantalón de trabajo y sacó un sobre cuadrado metálico. Un preservativo. Alzó sus cejas, como pidiéndome el consentimiento para pasar a la siguiente fase, y aunque lo dudé un poco, obviamente acepté. Woah, Melissa, ya serían dos con Niall Horan. Qué descontrolada.

Lo siguiente ocurrió bastante rápido. Niall se deshizo de mi camiseta negra con un simple jalón y la tiró en el suelo. Quitó la suya rápidamente y juntó nuestros torsos, lo que me hizo dar cuenta de lo diferentes que eran nuestras temperaturas corporales. El pálido pecho de Horan estaba caliente (aunque eso era deducible gracias a... Su pantalón) y el mío bastante frío gracias al miedo. Desató lentamente mi brassier y me contempló unos segundos mordiéndose el labio.


—Me tienes loco, ¿Sabes?


Calor. Calor, calor, calor, calor. Eso era lo que sentían mis mejillas.

De un momento a otro sentí sus manos bajo mis glúteos y luego una presión en estos. Me levantó unos segundos en el aire y rápidamente hizo que me sentase sobre su escritorio; sus hábiles manos una vez más hicieron de las suyas y bajaron mis calzas negras por mis piernas, con tal desesperación que hizo que me pusiera más nerviosa aún.


—¿Por qué estás tan nerviosa? —preguntó, acariciando mis muslos con sus nudillos.

—Estamos en el trabajo, Niall. ¿Acaso no te importa?

—En estricto rigor, estamos en el horario de almuerzo. —sonrió. Se acercó a mi boca y susurró contra mis labios—: Y pretendo hacer que tú seas mi almuerzo.


Dios mío. No. Niall. ¿Qué? Dios.

Lo siguiente que hizo eco en esa oficina fue el sonido del envoltorio metálico cuando Niall lo rasgó con sus perfectos dientes y luego cuando acomodó el preservativo en... Bueno, en Él mismo.

Yo... »


El sonido de la puerta me trajo de nuevo al mundo real. Mierda. Antes del recuerdo podía jurar que hacía un frío horrendo, ahora sólo sentía un calor de mil demonios. Miré desesperada hacia todas partes esperando no encontrar algún espía que me hubiese estado mirando cuando recordaba cosas eróticas. La puerta sonó otra vez, lo que me hizo reaccionar.

Salté de la cama, no sin antes tomar un moño para amarrar mi cabello en una cola alta. Me miré rápidamente la cara en un espejo compacto que tenía en mi mesa de noche, y cuando comprobé que estaba 'decente', corrí hacia la entrada y abrí la puerta.


—¡Hola, Mel! —gritaron fuertemente Olive y Layla. Ésta última alzó las cejas con diversión y apretó sus labios.

—Hola, chicas —sonreí gratamente haciéndome a un lado para que entrasen—. ¿Qué las trae por acá?

—¿Por qué preguntas eso? —indagó Olive, sentándose en el sofá—. ¿Acaso interrumpimos algo?

—¿Qué no lo ves, Olive? —rió Layla, tomando lugar a su lado—. Observa las mejillas de Melissa y dime qué se te ocurre.

—¿Qué tienen mis mejillas? —pregunté con el ceño levemente fruncido. Caminé hasta mi habitación, saqué el mismo espejo compacto y me observé. Estaba rojísima.

—¿Mel, tienes fiebre? —gritó Olive desde el sofá. Suerte que no era de pensamientos sucios como Lay.

—Sí, fiebre... —escuché que comentó la pelirroja. Volví hacia la sala de estar y noté que Olive miraba a Cuddles con recelo, mientras que Layla veía la pantalla de su celular con interés—. Debido a que ayer me dijiste que no soltara nunca más algún comentario de tipo sexual... Me abstendré de decir lo que realmente pienso —me miró alzando una ceja—: Y sólo diré... Niall y... Dedos. Adelante, saquen sus propias conclusiones —la chica de cabello negro frunció el ceño sin entender, pero bastaron solo dos segundos para que jadeara y colocara una mano en su boca.

—¡Melissa Hetfield! Qué asco. Mel, ¿Por qué?

—¿Qué te pasa? No estaba haciendo nada —fruncí el ceño y negué un par de veces. Justo en eso, mi teléfono celular sonó dentro de mi habitación, salvándome de aquella incómoda situación—. No le hagas caso a Layla. Para ella todo tiene que ver con sexo, libertinaje y cosas morbosas. Créeme.


El sonido polifónico de mi aparato de la prehistoria seguía haciendo ruido dentro de mi habitación. Apuré mis pasos para que no cortasen antes de que contestara y de un simple salto me tiré sobre mi cama, alargando el brazo para alcanzar el teléfono.

Miré la pantalla: número desconocido.


"Diga..." solté. Esperé unos segundos para que alguien hablase, pero sólo escuché una respiración lenta y profunda. "¿Aló?, ¿Hay alguien ahí?"

"Hola, mi sol" Mi mamá. Mamá. Dios. No. "¿Cómo estás, pequeña?" Sentí que mi respiración se hacía cada vez más irregular por lo que sentí necesario ponerme de pie y comenzar a caminar de un lado a otro. "¿Estás ahí? Mel, si no me hablas tendré que cortar la llamada. Aunque el Doctor Seyfried me ha dicho que no te llame tan seguido para que te acostumbres a que no esté más, ya sabes..." Sé que trató de ser graciosa, pero... No lo era.

"Mamá, no digas eso... Por favor" un fuerte ahogo se presentó en mi pecho y sentí que las lágrimas comenzaron a aflorar de mis ojos, pero procuré hacer todo en silencio para no inquietar a las chicas "¿Cómo estás?, ¿Qué te ha dicho el médico?, ¿Has recibido el dinero que te he enviado?"

"Sí, escucha... Del dinero es de lo que quiero hablar, pequeña" Hizo una pausa infernalmente larga, lo que me provocó más dolor en el pecho aún "No envíes más dinero, mi amor"

"¿¡Qué!?" chillé sin que me importase lo que las chicas pensaran de mí "¡Mamá!, ¿Qué estás diciendo?"

"Melissa... Sé todo lo que has invertido en mí y lo mal que estás económicamente. Así que ya déjalo. Me iré tarde o temprano de aquí y..."

"Ya cállate, Má... ¿Cómo puedes decir eso? Es cosa mía toda la plata que invierto. No estoy mal, ¿Sí?" me mordí los labios por unos segundos, luego tragué saliva "Voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para alargar tu vida, aunque tenga que ir a la cárcel por no poder pagar los préstamos luego"

"Melis..."

"No te estoy preguntando, te lo estoy diciendo mamá... ¡No me puedes dejar sola!"

"Nunca te voy a dejar sola, mi sol, pero ya es tiempo de que lo asumas. En unos meses tu mami se irá a descansar, lo sabes. Eres una mujer hecha y derecha y sabes que puedes ser exitosa sin mí. ¿Cómo está yendo esa tonterita del FBI?"

"Bien..." sorbí mi nariz sin poder dejar de llorar. "Mamá... Te quiero mucho y no deseo que me dejes sola"

"Yo tampoco quiero dejarte, pero así es la vida, pequeña" suspiró fuertemente. Sentí unas voces masculinas en su línea, un largo intercambio de palabras y luego el cómo mi mamá tragaba saliva "Pequeña, tengo que dejarte. Es hora de mis sesiones de relajación."

"Mierda, siempre nos joden nuestros momentos a solas..." apreté mis puños con fuerza "Viajaré a Miami para verte, ¿Está bien?"

"Está bien, pero si tienes problemas con el dinero, sólo posponlo. Te amo"

"Yo también te amo mucho, mamá"


Y la llamada se cortó.

Suspiré profundamente, presioné el botón para bloquear el teléfono y me tiré boca abajo hacia mi cama llorando con profundidad. ¿Por qué rayos era mi mamá la que tenía que sufrir? Ella era la mujer más luchadora, perseverante, generosa y solidaria de todo el mundo entero, ¿Por qué le tocaba lo malo cuando había hecho cosas buenas toda su vida? La vida es una mierda injusta. No. Me negaba a dejar que mi mamá muriera.

Sentí un leve carraspeo desde la puerta. Subí la vista y allí estaban Layla y Olive mirándome. Serias. Me senté en la cama, pasé mis dedos por debajo de mis ojos y me encogí de hombros. Tomaron lugar rápidamente sobre mi cama.


—No sé qué está ocurriendo en estos instantes, pero... Me duele verte llorar, ¿Sabes? —comentó Layla, apretando sus labios para no soltar lágrimas también—: Sé que sólo gracias a éste programa laboral nos hemos acercado, pero Mel, tienes que saber que puedes contar conmigo para lo que sea que se te dé la gana, ¿Lo tienes claro, no?

—Sí, Lay... Gracias —le sonreí levemente, justo cuando ella tomó una de mis manos.

—Por mi parte, lo sabes todo. Lo que sea, pídemelo. No seas cabeza dura, por favor. No ahora que estás llorando... —Olive no aguantó las lágrimas, estas le recorrían sus mejillas formando caminitos—. ¿Necesitas algo?

—Necesito que se queden conmigo todo el día, por favor.


**


A las siete y treinta en punto estuvimos junto a Layla en la recepción del FBI, esperando las instrucciones para las actividades que se realizarían en este minuto.

Las chicas, tal y como se los pedí, se quedaron conmigo todo el santo día. Layla cocinó para mí (cosa que me sorprendió), Olive se responsabilizó de mi imagen y de Cuddles (a pesar de que no le gustaban los gatos) y en general, se encargaron de hacerme sentir mejor. Lo que más asombro me dio fue lo seria que podía llegar a ser Layla cuando se lo proponía... Sin duda mi faceta favorita.

El ruido de varias botas de militar haciendo contacto contra las baldosas del suelo llamó mi atención. Venían todos los chicos, tanto policías como agentes. Como era de esperar, Niall venía a la cabeza del grupo con una de sus tan típicas carpetas, que según noté ayer en su oficina, guardaba en un gran estante de color caoba.

En el momento en que conectamos miradas me sonrojé y Él sonrió con gran descaro. Qué maldito.


—Bien chicos, ahora mismo daré las instrucciones pertinentes —Don Cretino aún tenía esa estúpida sonrisa en su rostro, por lo que rodé los ojos. Miró con diversión hacia su carpeta y pasó la vista por todos—: Bueno, son las siete y treinta y dos de la tarde. Afuera está relativamente oscuro y no dudo que a las ocho en punto ya esté todo negro. Lo que ustedes deben hacer se llama trabajo en equipo, ¿Entendido Dinah, Zayn y todo aquél que no sepa lo que eso significa? —miró a los aludidos y ellos, a duras penas, asintieron—. Gracias al apoyo de Ben Schneider y Harry Styles... —al escuchar el último nombre, Layla se removió incómoda. Hmm—. ... Hemos podido tener a nuestra disposición veinte autos de patrullaje, tanto del FBI como de la Policía. A cada pareja se le asignará un auto y un sector de Nueva York en el cual tendrán que patrullar y hacer lo que sea necesario para que prevalezca el orden. ¿Hay alguna duda?

—¿Hasta qué hora tenemos que hacer esto? —preguntó Zayn Malik. La tensión que había entre ambos era palpable. Bastante.

—Hasta cerca de las doce de la madrugada. ¿Hay algún problema con eso?

—Ninguno, Horan.

—Está bien, gracias por compartir con el público su duda, Señor Malik —Niall sonrió irónicamente y miró su carpeta. Cuando leyó por completo lo que necesitaba puso sus ojos sobre nosotros de nuevo—. Como la mayoría de ustedes debe saber, el estado de Nueva York se divide en cinco distritos y ya que ustedes en total son veinte duplas, pequeños grupos de cuatro parejas cada uno irán a cada distrito. —hizo una pausa para que todo quedase más clarificado—, Cada miembro del FBI es dueño de un número que entregué hace un momento, y en cuanto a eso, veremos qué distrito le tocó a quien. ¿Entendido? —todos asintieron y Niall sonrió satisfecho—. Número uno, Manhattan; número dos, Brooklyn; número tres, Bronx; número cuatro, Staten Island, y por último, número cinco, Queens —una pila de murmullos se hicieron presentes en el lugar, por lo que Niall tuvo que alzar un poco la voz—: Afuera están los vehículos dispuestos para que los usen... Les sugiero utilizar cinco minutos para ponerse de acuerdo con su pareja. Vamos.


Bajo mi pesar busqué a Zayn con la mirada, quien estaba en el otro extremo de la multitud abriendo el papel que le había tocado. Lo contempló por varios segundos, sin reaccionar... Y cuando estuve a punto de mover mis ojos, soltó un 'jodida mierda' bajito y rompió el trozo de papel. Vaya, qué maduro.

Como ya tenía claro que Zayn jamás tomaría la iniciativa de acercarse cuando había una actividad de por medio, no lo pensé dos veces y me acerqué a Él, quien al cruzar su mirada con la mía apretó la mandíbula y frunció el ceño.


—¿Cuál es nuestro número? —pregunté seria, mirándome las uñas.

—El cinco... —escupió agriamente, cruzándose de brazos—. Debemos ir a Queens, la mierda más alejada de la civilización.

—Lo más alejado es Staten Island y agradece que nos tocó allí. —sugerí con impaciencia—. Tenemos que meternos al vehículo ahora.


Caminé hacia las afueras del lugar sin esperar a que Zayn dijera algo en mi contra, pero antes de salir por completo me giré para ver si Niall aún seguía al frente solucionando más dudas, pero no. Se había esfumado. Continué con la caminata hasta que en el campo de fútbol me encontré con una gran hilera de veinte autos: algunos conocidos, otros no. Una suave brisa azotó mi cabello, y cuando me giré para ver qué había sido, noté que Zayn corría delante de mí hacia uno de los vehículos. Comencé a correr también porque lo creía capaz de irse solo y dejarme aquí tirada...

Cuando estuve más cerca, lo vi apoyado con su cadera en uno de los automóviles del FBI con los brazos cruzados, esperándome.


—Súbete de prisa si no quieres que lleguemos a medianoche a Queens, Melissa.


El hecho de que no me llamara 'Hetfield' me había dejado un poco anonadada. ¿Quién era ese tipo y qué había hecho con el Zayn Malik de siempre?, ¿Acaso lo habían abducido los ovnis y ahora, quien estaba al frente mío era un simple clon, un poco más amigable? Eso sería genial porque Za...

El sonido de la bocina del auto me trajo a la realidad, haciendo que me diese cuenta de que Zayn ya estaba sentado en el asiento del piloto con el ceño fruncido. Bueno, había vuelto a ser el mismo de siempre.

Caminé de prisa hacia el asiento del copiloto, abrí la puerta rápidamente y me senté... Ni siquiera había cerrado cuando Zayn hizo sonar las llantas con furia y condujo a una velocidad increíble hacia las afueras de la institución. ¡Qué rayos!


—Sé que me odias, me quieres ver muerta y todo eso... Pero podrías bajarle un poco la velocidad, ¿No?

—Ponte el cinturón y no hables —demandó.


Alcé mis manos con sorpresa, solté un suspiro y decidí simplemente callarme. ¿Para qué echar más leña al fuego? Hice exactamente lo que Zayn dijo y me puse el cinturón en cosa de segundos. La velocidad a la que Malik estaba manejando no estaba dentro de los parámetros que aceptaba la ley... Pero no le quería decir, o estaba expuesta a recibir una palabrota, o peor aún, un golpe.

Me mantuve en silencio por largos minutos observando con detalle el paisaje que se pintaba a través de mi ventana. De un momento a otro, Zayn Malik encendió la radio del auto, llenando el vacío silencio que había entre nosotros con una dulce melodía de piano. ¿Acaso la música era de Él?, ¿Éste era su auto? Porque parecía conocerlo bastante bien, diría que manejaba como un experto.

Miré de reojo hacia su perfil: sus pestañas rebosaban en sus ojos de una manera increíble. Lo hacían lucir extremadamente guapo y sincero. De hecho, si no lo conociera, podría decir que a simple vista parecía un tipo educado, amante de la vida... Aunque no lo era. Noté que seguía la melodía del piano con la punta de sus dedos, los que golpeaban con ritmo sobre el manubrio.

Manejó por cerca de media hora a la misma velocidad con la que partió, suerte que no había tanto tráfico por el camino que había decidido tomar. Miré nuevamente por la ventana y había un cartel verde gigante que decía "Bienvenidos a Queens", por lo que supuse que ya estábamos dentro del perímetro que debíamos patrullar. La noche ya había caído sobre nosotros y las luces del alumbrado público eran lo único que iluminaban las calles del casi vacío distrito.

Observé nuevamente a Zayn, quien tenía la mandíbula tensa y los ojos perfectamente enfocados en la carretera. Era increíble que ya hubiera pasado casi una hora de viaje y Él no había dicho ni pío... Bueno, yo tampoco. Y eso era aún más extraño.

De pronto se salió de la carretera, encendió la luz de estacionamiento, paró el auto de un simple freno y apretó las manos en el manubrio. Fruncí mi ceño y aclaré mi garganta, observándolo.


—¿Qué estás haciendo? —pregunté algo exaltada. Miré hacia el frente y estaba todo desierto. ¿Acaso esto era Queens?

—Haremos un relevo —respondió sin observarme—. Sal del auto y ponte en mi lugar —rápidamente desabrochó su cinturón, abrió la puerta de su lado y bajó. No, mierda.

—¿Estás loco? —grité desde dentro. Zayn rodeó todo el auto y abrió mi puerta invitándome a mover mi culo—. No quiero manejar, Zayn. De verdad, no quiero.

—Es justo, ya he manejado por toda una puta hora —apretó el botón de mi cinturón y lo quitó de mi cuerpo—. Muévete, es tu turno.

—No, no quiero —me rehusé de nuevo intentando colocarme el cinturón, pero Malik lo impidió—: ¡Déjame tranquila, no quiero manejar!

—Pero lo harás, Hetfield —ahí estaba, había vuelto a llamarme por mi apellido—. Es tu jodido turno.

—¡Yo no sé manejar! —chillé, lo que produjo que diese un paso hacia atrás. Alzó una de sus cejas y una traviesa sonrisa se plasmó en su cara.

—¿Eres una oficial del tránsito pero no sabes cómo manejar un puto auto? —soltó una leve carcajada, la cual se deshizo al instante al ver mi cara sorprendida.

—¿Cómo sabes que soy una oficial del tránsito? —inquirí de pronto más interesada. Zayn tosió un par de veces, miró hacia el frente y soltó un suspiro.

—Bájate del jodido auto si no quieres que lo haga yo por ti —frunció el ceño, ahora mirándome—. Hoy vas a aprender a manejar. Mueve tu culo.

—¡Al menos trátame con respeto!

—¿Puedes mover tu jodido culo, por favor, Hetfield? —pidió de nuevo haciendo una falsa sonrisa.


Decidí no hacerlo más complicado, nuevamente, y me bajé de mi lado. Sentí que mis manos estaban completamente húmedas así que las apoyé en mi pantalón para secarlas un poco. Antes de subir al auto tomé una profunda respiración, luego abrí la puerta, me metí con cuidado y me puse el cinturón de seguridad. Mi corazón latía despavorido... ¡Jamás en toda mi vida había estado al volante!


—Enciende el auto —demandó colocándose el cinturón. Hice lo que me pidió, tragando muchísima saliva—. Aprieta el embriague, mueve el cambio hacia primera y aprieta levemente el acelerador... —señaló suavemente, lo cual era bastante extraño en Él. De nuevo seguí sus órdenes, pero para mi pesar, lo hice mal y paré el motor del auto—. ¡Melissa, te dije que lo hicieras suave, joder!

—¡No me grites! —chillé. Apreté mis labios con preocupación y encendí el vehículo de nuevo—. Si me vas a enseñar, hazlo con paciencia.

—Paciencia contigo es lo que menos tengo.

—Entonces maneja tú y evitémonos una discusión innecesaria —lo reté, pero simplemente me indicó con su barbilla que hiciera lo que me había indicado antes.

—Bien, así es... —asintió y el auto comenzó a moverse lentamente. Tragué de nuevo, sintiendo que tenía mi bilis en la garganta—. Mueve el cambio hacia segunda y aprieta el acelerador un poc... ¡Un poco! —gritó de nuevo, pasando una mano por toda su cara.

—No, no puedo —moví mi cabeza frenéticamente y mordí mis labios.

—Sí puedes, sólo haz lo que te digo.


Finalmente se decidió a que yo manejase tan sólo en primera, que era lo más básico en el arte de la conducción. Realmente estaba sorprendida de mis habilidades, porque nunca en la vida pensé que estaría en un auto, manejando. Y mucho menos con Zayn.

Debido a que no estaba acostumbrada a estar al volante comencé a distraerme con el paisaje, el cual poco a poco pasaba de ser ciudad a convertirse en un bosque... Un frondoso y terrorífico bosque. Zayn gruñó fuertemente debido a que no había sido esa la única vez que había estado desconcentrada de la carretera, y me sentí un poco culpable.


—Sube la velocidad —demandó de nuevo.

—Pero vamos a chocar si lo hago...

—Te dije que subieras la velocidad, Melissa. ¿Por qué haces todo tan difícil? —pasó una mano por toda su cara nuevamente y negó. Iba a subir la velocidad, pero el auto hizo una rara maniobra y me salí de la pista... Zayn jadeó preocupado, se soltó el cinturón y se acercó al manubrio para estabilizarnos—. Casi nos matas, joder.


No dije nada... ¡Porque estaba demasiado cerca de mí! Tenía sus brazos rodeándome y sus manos estaban sobre las mías, en el volante. Me enfoqué en éstas, olvidándome del frente; sus dedos estaban fríos y eran sorpresivamente largos, tenía un anillo de calavera en el dedo anular y sus nudillos estaban blancos por hacer tanta presión sobre mis manos. Sentí que mi corazón comenzó a palpitar desenfrenado y mi respiración comenzó a desestabilizarse... Tanto así que me comenzó a faltar el aire. Miré sigilosamente hacia la cara de Zayn, la cual estaba más arriba de mí, y noté que su lengua reposaba en su labio inferior, sus ojos estaban entrecerrados y sus pestañas tocaban sus párpados.


—Bien, ahora puedes seguir tú —pronunció algo extraño, como si la cercanía también lo hubiese afectado a Él—. Melissa, pon las manos firmes en el volante ahora y maneja.

—Sí, sí, sí. Claro —moví mi cabeza un par de veces, pero no recobré la lucidez.


No sabía por qué me pasaban estas cosas a mí, pero justo en la pista del frente venía un camión con las luces tan brillantes que me encandilaron la vista. Zayn gritó una sarta de malas palabras y yo moví el manubrio con tanta fuerza que me salí de la pista, yendo hacia cualquier parte. Pensé que había chocado, pero el auto aún seguía avanzando, en bajada. Y el freno no me respondía. Mierda.

Zayn se acercó a mí (otra vez) de prisa, algo asustado. Sin querer tocó uno de mis senos con su mano izquierda... Pero no era momento para discutir. Hizo un giro en U, por lo que ahora la parte de atrás del auto iba de frente y en picada. Sí, porque estábamos bajando por una especie de barranco.


—¡Cúbrete la cara! —me gritó con los ojos muy abiertos.

—¿Qué? —pregunté estúpidamente. Zayn rodó los ojos, alargó su mano y bajó mi cabeza hasta que mi pómulo chocó con la palanca de cambios.


Lo siguiente que escuché fueron una pila de cristales rotos y que una gran cantidad de bultos cayeron sobre el techo del auto. Mierda. ¿Por qué tenía tanta mala suerte?

Subí mi cabeza poco a poco cuando el estruendo terminó y miré a Zayn, quien poseía la cara furiosa más terrible que alguna vez en mi vida vi. Maldición. No.


—Chocaste a mi bebé. Estás en serios problemas, Hetfield.

Continue Reading

You'll Also Like

10.6K 491 34
Esta es una historia que me imagine después de ver la serie, es lo que a mi me hubiera gustado que realmente pasara en la historia de la serie respec...
61.9K 4.1K 28
Lilith Morgan Roussel hija de la gran coronel Emma Roussel y del Ministro Alex Morgan, Lilith es todo una Morgan, es la capitana mas joven de la FEMF...
787K 117K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
586K 78.9K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!