¡Querido Diario!
La clase ya había iniciado, sin embargo, no prestaba la mínima atención pues las gotas de lluvia captaban toda mi atención y me impedían prestar atención al profesor.
Cada una de las gotas impactaban contra el cristal haciendo un leve tintineo formando así, un sonido espléndido para mis oídos. Abrí un poco la ventana, lo suficiente para que el aire fresco de la mañana golpeara mi rostro, sonreí por la brisa y la dulce sensación de la capa de agua que rozaba mi piel, se sentía tan fría pero fresca a la vez.
El olor del agua combinada con la tierra me encantaba, de mis olores favoritos. Pegué mi cabeza a la ventana para oler mejor la tierra mojada.
— ¡Haysel! — me llamó el profesor sacándome de mi propio mundo — Preste más atención
Asentí más no lo obedecí.
Me encantaba tanto la lluvia que me ponía triste cuando no llovía... Bastante gracioso lo sé, pero así era yo, sensible.
Con amor, Haysel...
11:52 pm.
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Gracias por leer.