¡Esto es guerra! © #2 [BORRAD...

By xDelfiLove

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SEGUNDO LIBRO DE LA TRILOGÍA ❝GUERRA❞. [Es ultra mega necesario leer el primer libro para comenzar este] ❝Vol... More

Sinopsis.
Prólogo.
1. Escándalo en el bar y "los voy a extrañar".
2. Los caprichos de Aaron y La Vieja del Avión.
3. Las tres reglas y la baya venenosa.
4. Elvira Asunta Jackers y los dos chicos.
5. El legado de Kappa Beta.
6. ¿A Peppa Pig? ¿a los Delta?
7. Andrés y... ¿Alpha Psi Omega?
8. "Versión amargada 5.5" y emergencia en el baño...
9. La prueba de iniciación de los Alpha.
10. El pelirrojo de la recepción y... ¿oportunidad?
11. Debilucha tu abuela.
12. Cosquillas y Barbie Girl.
13. Llamada inesperada e intimidación.
14. ¿Problemas? ¿Yo? Imposible.
15. "Las Gamma son aburridas" y salvado por la campana.
16. ¿Hacer lío? ¿generar problemas? ¿armar bardo?
17. Pony Arcoiroso y Santo Recorcholis.
18. Tonto, muy tonto de Asher Mason y Patas Largas.
19. Unicornios, guerra y pesadillas.
20. Polvo pica-pica, odiando a Asher y la lista del odio.
21. Alergias y llamada inesperada...
22. Carreras universitarias, piercings y tatuajes.
23. Arruinémoslo juntos y... "¿No te vas a romper una uña?"
24. Día de apuestas y juegos.
25. Prueba de iniciación y reglas.
26. ¿Robarles la ropa? y "Asher te voy a matar".
27. "Asher, hoy vas a conquistar a una gallina" y mucha diamantina.
28. "¡Ayúdame Homo Sapiens no desarrollado!" y "Plan B".
29. Cambio de año, nervios y "el amigo ideal".
30. "¡Eh, rubia!" y "Bryce".
31. "Tin-tin, el que no se encuentra pierde..."
32. "No-bromas" y "Apostemos, idiota".
33. "No vale romperle la cara" y "Cavando su tumba".
34. Mi novia y "que bueno que nos reemplazaste".
35. "Sabes que no sigo las reglas".
36. "No aceptamos dinero..." "Entonces, es por caridad".
37. Linda pareja, friendzone y ¿embarazo?
38. Múltiples llamadas, ¿enamorando? y sueño.
39. ¿Enamorarme? ¿Emborracharme?
40. Charla, ¿Friendzone detect? y mala puntería.
41. Rammstein y provocación.
42. "¡Chau, friendzone!" y provocación.
43. Un amigo para aprovechar y Monja Gloria.
44. Llamada desconocida y salvados por la campana.
45. Muchos mensajes, llamadas y Bryce sabe mucho.
46. Pelea con Elvira y "también se cayó de la cuna"
47. Pelea, golpes y gritito de Barbie.
TRES AÑOS DE #GUERRA
48. Helados, novios y secretos.
49. Preguntas, cuchillos y bromas.
50. Minúscula capa de dignidad y Harry Potter.
51. Odio mortal y "No apuestes más o te quedarás sin dinero".
52. Zorraling y "Baba ataca a los que no conoce".
53. Pavadas, indignación y Lechuzín.
54. "Disculpame bebé, pero tu dueño es un idiota".
55. "¿Aceptó mi oferta, señorita Smith?"
Epílogo.
56. "Corré por tu vida, Asher" y la mala suerte de Theo.
57. "Pero volví, así que deben seguir haciéndolo"
58. Piernas de pollo que no sirven para correr.
59. "Asher cagando el momento" y Pinky Promise.
60. "¿Acaso hubo un "nosotros"? Porque no lo recuerdo"
61. Secretos revelados, maldito ascensor y pov's.
62. "Quién sabe, quizá te siga el juego y termines ilusionándote tú misma..."
63. "No te puedo prometer nada, pero me quedo."
64. "Lo lamentamos, hicimos todo lo posible."
65. Striptease, chancletas y ravioles.
66. Enamoramiento y volcán a punto de explotar.
67. Autos, nervios y macumba.
68. Muchos secretos y pocas respuestas.
69. Uh la lá, señor británico.
Final de #EEG, ¿voy a dejar de escribir?
70. "Mejores hermanos que tus propios hermanos."
71. La nada de las nadas mismas y taratúpido.
72. Dos lombrices y una abeja.
73. Bambi, macabros secretos y cagadita con patas.
74. Para enfrentar los horrores y no taparlo con sonrisas.
75. "Ni golpeándolos vas a poder sacarte la bronca."
76. "No pedimos que vuelvas a confiar en nosotros."
77. Una última broma a lo Mafia Smith.
78. Hasta entonces, sé feliz.
79. Cómo saltar de un auto en movimiento, sin morir en el intento.
80. Muchas preguntas y muchas respuestas.
81. Nunca amigos normales.
82. Parte uno: Tacones y declaraciones de amor.
82. Parte dos: Mucho amor y regalos.
82. Parte tres: Rayo McQueen y pequeñas acciones.
83. Primera parte.
83. Segunda parte.
84. Muestras de amor y sorpresas.
85. Capítulo final: parte dos.
Epílogo.
Agradecimientos.
Capítulo extra: Carta.
P&R
Tercera temporada.
¡NUEVAS NOTICIAS!

85. Capítulo final: parte uno.

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By xDelfiLove

Emily finalizó la trenza cascada que caía en el cabello de Alison. Su vestido consistía en un color azul extraño pero agradable hasta la mitad de los muslos. Era una tela opaca y ceñido al cuerpo, se sostenía mediante dos tiras en sus hombros. No se había molestado en utilizar unos stilettos del mismo color.

En cambio, Emily tenía un vestido blanco con muchísimos detalles y acabados, era por debajo de la rodilla y llevaba un escote pronunciado que le llegaba un poco más arriba del estómago. En sus pies se ubicaban unos zapatos negros que sostenían solamente sus dedos y el talón. Su cabello rubio con ondas estaba despeinado y era lo que la hacía ver incluso más hermosa.

Sonreí observándolas a cada una. Habíamos hecho un maravilloso trabajo entre nosotras y me sentía tan feliz que siquiera había tenido tiempo de ponerme nerviosa. Me miré en el espejo alisando el vestido y acomodé a mis chicas en el top.

— ¡Estás preciosa, Ash! —exclamó Madison. Aplicó un poco de labial color beige en sus labios y procedió a echarse más laca en el cabello para que le quedase perfecto.

Tenía puesto un vestido negro brillante con toques dorados, era sin mangas y resaltaba sus pechos al igual que su cintura de avispa. Finalizaba en la mitad de sus muslos, pero encaje del mismo color caía al suelo provocando que, a simple vista, uno pensase que era un vestido completo. El tajo en el centro la ayudaba a moverse un poco más, a la vez que en sus pies eran sostenidos por unos zapatos negros de tiras.

No entendía cómo podía resistir los zapatos, pero me alegraba que utilizase algo con lo que se sintiese conforme.

—Deja de pensarlo tanto —me lanzó una mirada fugaz en el espejo—. Si no te sientes cómoda, te puedo prestar otro vestido.

—No es el vestido —comenté, poniéndome el indispensable labial carmesí—. Algo no me queda bien... no sé, me siento incompleta.

Chelsea salió del baño con su hermoso vestido dorado corto de mangas largas junto a unos zapatos de tiras brillantes que le quedaban a la perfección. Su cabello caía a un costado de su hombro dejando ver un aro de cadenas pequeñas, sencillas y prolijas.

Emily le pasó algo entre manos y la rubia se encargó de atar un collar dorado en mi cuello. Constaba de una cadena fina de oro con un diamante diminuto en forma de corazón. Lo acaricié con mis dedos sonriéndole a Emily.

—No es el collar de piedras zirconia de mi familia —se encogió de hombros y soltó una risa—. Pero te queda muy lindo.

—Gracias, Emily.

Según lo que me había contado, el collar de piedras era de bajo costo, pero el verdadero valor era el significado que su familia le daba. Su tatarabuelo se lo había regalado a su tatarabuela, lo había pulido con sus manos y le había propuesto matrimonio con el collar. Era una tradición para los hombres de la familia Brown: pedirles casamiento a sus respectivas novias con el accesorio; era hereditario. De generación en generación y, por el momento, ningún chico Brown había pensado en casarse.

Por eso, Nathalie y Joseph se encargaban de guardar el collar hasta que, alguno se decidiera a casarse. Era una linda costumbre. No tenía valor monetario, pero sí sentimental y era lo único que importaba.

— ¿Ya te sientes más completa? —bromeó Madison guiñándome el ojo y sabía a lo que se refería.

— ¡Madison! —la regañé entre risas. Estampé mi puño en su brazo cuando comenzó a burlarse de mí.

—Qué asco —Emily fingió hacer una arcada y miró con desagrado negando con las manos—. No hablen de eso frente a mí. Me repugna.

— ¿Por qué? —preguntó Chelsea arrugando el ceño. Se sentó en la cama mirando con ojos soñadores—. Es algo completamente normal. Que lo haya hecho con alguien que le gusta mucho y que sea correspondido, lo hace aún más emocionante.

—Está bueno hacerlo con alguien correspondido —habló Alison asintiendo un poco exagerada. Se abanicó con la mano y soltó un suspiro—. Lo digo por experiencia.

La miré un poco mal, Emily rió provocando que su cabello se moviera de lado a lado y ahora era yo la de la mueca de asco.

— ¡Basta! —me tapé los ojos evitando la presencia de mis amigas—. Me niego a mirarlas con los mismos ojos.

Chelsea se abalanzó un poco sobre mí, abrazándome como oso, el cual respondí por unos segundos.

—Me alegra estar aquí con ustedes —comenté ignorando toda la conversación pasada—. A pesar de los malos momentos vividos —observé a Emily y a Alison, me sonrieron levemente de lado—, siempre voy a rescatar algo bueno de cada una —me dediqué a mirar al otro par.

— ¡No me hagas llorar! —gritó Chelsea. Emily asintió dándole la razón, ambas se abanicaron con las manos. Y las cinco nos fundimos en un gran abrazo.

Luego de unos últimos minutos retocándonos el maquillaje y de haber garantizado que nuestro cabello no era igual al de mi tía Nora, decidimos que era hora de bajar ya cuando el timbre de la casa resonó una y otra vez.

Quizá eran nuestros Romeo, los Romeo de las otras Kappa o alguna que otra Romea que quería llevar a su Julieta.

Habíamos comido antes, menos Madison. Nos había dejado en claro explícitamente que, si comía algo, el vestido iba a explotar y le creímos porque estaba más dura que mi tío bailando el meneaito.

Las chicas bajaron mientras que yo había deliberado en quedarme unos minutos más, para aseverarme de que estaba completamente cómoda y positiva de mí misma. Porque era la verdad, me sentía bien, pero ¿qué iba a pensar Ashton de mí?

¿Qué importaba lo que él pensase sobre mí? Apostaba que iba a quedar impactado cuando me viese... quise creerlo. Si no, mi sueño de aquella vez habría sido en vano todos estos años. Tomé aire y exhalé, todo iba a estar bien.

Limpié el poco maquillaje esparcido y asentí, sonriéndome en el espejo. Me dirijo a las escaleras y habiendo cerrado la habitación con llave, la guardo en la tierra de una planta colgada en la pared y me encamino hacia las escaleras.

Ashton's POV

Habíamos llegado con los chicos para recoger a nuestras chicas al baile de la universidad. Nos abrió Alison quien no tardó en saltar a los brazos de Jake y Emily me dedicó una sonrisa rápida para abrazar a Keegan.

—Tengo que comentarte que está un poquito nerviosa —una chica llamada Chelsea, amiga de Ashley, me susurró las razones por las cuales mi novia todavía no había bajado.

Fruncí el ceño arrugando un poco la nariz. ¿Por qué Ashley estaría nerviosa?

— ¿Por qué nerviosa? —le pregunté a Emily. Iba a hablar, pero la interrumpí—. Se puede vestir con una bolsa de consorcio y yo voy a estar más encantado que nunca. Es más, sería un placer ser su contenedor de basura.

Alison carcajeó. Noté que Chelsea soltó una especie de hipo y grito, contenía las ganas de explotar. Sus ojos estaban llorosos y posó su mano sobre el pecho. Vaya que esa chica tiene muchísima emoción en su interior.

—Agradecería si no dijeras nada inapropiado —me interrumpió Madison alzando las cejas—, o algo que la haga sentir mal...

—Dije muchas estupideces en el pasado, pero ya aprendí la lección.

Alzó la mirada entendiendo y en ningún momento sonrió. Creo que la amiga de mi novia me odia, y mucho. Aunque Madison odia a todo el mundo... a excepción el pelirrojo al cual le está comiendo la boca, ¿Miles?

—Me alegra muchísimo que todo esté bien entre ustedes, hermano —habló Emily dándome una sonrisa. Se me acercó y me abrazó por unos segundos con fuerza—. En serio, estoy muy feliz.

Acaricié su espalda respondiendo al abrazo, —Yo también estoy feliz por ti.

Un par de tacones resonaron en las escaleras. Me separé de mi hermana sonriéndole y levanté la vista. Sentí que todo pasó en cámara lenta cuando la vi.

Mierda, la vi.

La vi... y me enamoré.

Por décima sexta vez.

Bajó los escalones con una elegancia y sensualidad que nadie podía siquiera imitar, movió la cabeza corriendo el cabello de su cara y se relamió los labios. Sus sublimes ojos se toparon con los míos y no supe qué hacer. ¿Cómo una chica tan preciosa como ella estaba con un imbécil como yo? Era la princesa más hermosa que había visto en mi vida y esperaba que pronto fuese mi reina.

Cerré la boca y me relamí los labios cuando terminó de bajar las escaleras, me sonrió con timidez encogiéndose en su lugar. Inhalé y exhalé, negando con la cabeza. No lo podía creer.

No dudé en acercarme, una de mis manos pasó por detrás de su nuca y la otra acarició su mejilla: —Hoy estás hermosa, todos los días estás hermosa.

Vi sus ojos cristalizarse y la acerqué a mí uniendo nuestros labios. No me importaba en absoluto terminar pintado como payaso. Quería deleitarla y hacerla sentir feliz. Conmigo nunca le iba a faltar los besos y las caricias como palabras. Era lo que mejor sabía hacer y ella era la mejor persona que merecía recibirlas. Quizá no era poeta, ni me acercaba a uno; no era un novio excelente, pero daba lo mejor; quizá ella podía llegar a resultar no ser el amor de mi vida —aunque pensase tanto que sí—, pero era mi definición de amor.

Ella me completaba y no quería nada más que eso.

Mientras estuviese conmigo, no le iba a faltar dulzura, y pensaba dejárselo en claro siempre que tuviera la posibilidad.

No lo piensa mucho ni se aleja. Su boca se abre, dándole paso a mi lengua. Me sorprendía que, después de tanto, por fin teníamos nuestro momento, las aguas se habían calmado y quizá la guerra había finalizado. Me hacía bien sentirme así y me sorprendía que ella también haya querido lo mismo que yo. Me encanta recibir tanto de su parte y me encanta darle mi corazón. Si alguna vez, decide romperme en pedazos o encuentra a alguien mejor, dejaría que se vaya porque en algún tiempo o lugar fui feliz, fuimos felices, y eso era lo que importaba.

No se podía retener a las personas cuando ya estaban decididas a amar a alguien más. La vida es un experimento, llena de aventuras, adrenalina y emoción, basta con ser un poco sabio y dejarte llevar porque estábamos para eso: para experimentar, para cometer errores, para preocuparnos y tomar responsabilidades. Para crecer y mejorar, para evolucionar; para reír, llorar y enojarnos; para conocer nuestras virtudes y defectos, nuestras debilidades. Estábamos para ser individuos.

Teníamos que fallar para aprender, y el resultado de los errores es los que nos hacían grandes humanos.

— ¿Qué pasa, tonto? —me preguntó Ash arrugando las cejas. Su rostro lucía divertido y me estaba sonriendo.

—La vida me pasa —respondí fingiendo melancolía. Aunque decía la verdad.

—Uy, sí —me siguió el juego dándome unos codazos. Hizo una mueca con la boca—. La vida es muuuuy difícil...

Negué junto a una sonrisa. Le ofrecí mi brazo y pasó el suyo por el hueco que formaba, sostuve su mano y la acaricié con la otra.

—Nada es difícil si estoy contigo.

Ashley's POV

Creo que mi estúpida sonrisa iluminó medio Océano Pacífico.

—Qué romántico, señor Brown —arrugué la nariz riéndome levemente. Me estaba muriendo por dentro, pero prefería tragarme cualquier signo de nerviosismo.

—Solía ser un idiota porque no sabía medir mis palabras —declaró ayudándome a bajar los pocos escalones de la entrada.

— ¿Quién dijo que no lo eres más?

Abrió la boca con sorpresa y rió con ímpetu sosteniéndome fuertemente.

—No te conviene tratarme mal, si no quieres que te suelte y termines en la popo de Baba —señaló excremento de algo en el césped de la hermandad. Estar nerviosa y observar mierda, no fueron una muy buena combinación. Hice una arcada y casi vomito.

—No hagas esos chistes.

— ¿Quién dijo que era un chiste? —indagó con curiosidad y picardía. Me dediqué a mirarlo mal y seguir caminando por mi cuenta, pero su acción brusca provocó que casi me caiga de espaldas. Con rapidez, me sujetó y sonrió con orgullo.

—No me dejes caer.

—Nunca te dejaría caer. Y de ser así, caería contigo.

Mordí mi labio inferior sujetándome de sus hombros. Acaricié su mejilla dejándome volar por sus ojos grises y sellé nuestros labios con un beso corto.

—Sería un placer caer juntos.

Bastó una sonrisa para que mil mariposas exploten en mi estómago.

Abrió la puerta de mi auto, la idea era que él manejase para evitar posibles multas. Ya tendría tiempo de tomar mi clase de manejo y relajarme sin sentirme perseguida por la policía.

Dio una vuelta rápida para adentrarse como piloto, ambos nos pusimos los cinturones de seguridad y nos sonreímos mutuamente. Me gustaba la conexión emocional y psíquica que teníamos para con el otro.

Sin decirnos ninguna palabra y con un mínimo gesto como una sonrisa o un guiño de ojos, ya estábamos bien. Era imposible no estar enamorada cuando congeniábamos a la perfección. Todos sabemos que los príncipes azules solo existen en cuentos de hadas, pero yo estaba segura de que el mío era una especie de príncipe gris, como sus ojos.

El baile se realizaba en el enorme salón que disponía Stanford para eventos sumamente importantes. Este era uno de ellos. Nunca tuve el placer de adentrarme en el lugar, pero según me habían contado, era demasiado hermoso como para describirlo. Supuse que era otro de los encantos que disponía la universidad.

El primer encanto era yo, el segundo era Baba y el tercero era Ashton. En ese orden. Y sí, el perro le gana a mi novio.

Noté que estábamos casi llegando cuando los autos comenzaron a estacionar en los espacios vacíos (quedaban pocos), el lugar era prácticamente enorme, tranquilamente se lo podía describir como un gimnasio pero decorado y sin fachada de gimnasio. Era exquisito y demasiado elegante. Casi como un hotel, sin habitaciones y sin fachada de hotel.

— ¿Estás seguro de que no quieres estacionar allí? —le pregunté al chico de ojos grises señalando un lugar desocupado. Negó dirigiéndose a la entrada de la estancia.

—No, Jimmy se encargará de estacionar los autos. Si alguno se siente mal o sucede algo, todos nuestros vehículos están estacionados en el mismo lugar —me informó observando el espejo retrovisor, acarició el volante haciendo una maniobra para dirigirse al lugar donde nos esperaba el tal Jimmy.

— ¿Acaso no extrañas conducir... mi auto? —indagué haciendo énfasis en la posesión. Era divertido observar su rostro sufrido, pero me moría de amor saber que me había regalado su joya más preciada.

—No te mentiré. Sí, lo extraño —confesó sonriendo a medias—. Pero es divertido ser tu chofer hasta que te decidas sacar la licencia. Por el momento, voy a disfrutar a Dorothea Tiburcia, pero pronto conoceré a Petuña, mi BMW 330i rojo.

Rodé los ojos intentando no reírme de los estúpidos nombres de sus autos.

<<Dijo la chica que le puso "Elvira Asunta Jackers" a su conciencia>>

¡El mejor nombre del mundo!

Mi chico dejó el auto en el medio de la entrada y se bajó del mismo entregándole las llaves a otro bien vestido con cabello azul eléctrico. Mi boca se abrió a más no poder: La puerta de la estancia era gigantesca y demasiado cara para ser verdad, constaba de mármol por todas partes y hermosas lámparas de araña con caireles por todo el lugar.

— ¿Está lista, mi reina? —indagó Brown dejándome entrelazar su brazo con el mío.

—Nací lista.

Sonrió por mi actitud altanera y partimos rumbo al baile. Me sostuve fuertemente contra su cuerpo alzando la cabeza un poco sorprendida al ver la apariencia del lugar. Sin duda alguna, era la joya oculta de la universidad.

—Intenta no quitarme el brazo del lugar —susurró Ashton a mi lado.

Reí con nervios volviendo mi mirada hacia el frente. Noté a dos personas: un chico familiar de tez oscura, quien sostenía a una chica con su brazo. Ambos parecían estar retirándose del baile con suma decisión. Al vernos, recorrieron sus ojos saltones por nuestros cuerpos con descaro y soberbia. Lo observé de mala forma por su acción y noté una sonrisa ladeada de su parte.

— ¿Y esos? —pregunté siguiendo su presencia con mis ojos.

Brown se encogió de hombros quitándole la importancia y se puso el antifaz al mismo tiempo que yo lo hacía.

—Nunca los había visto.

Nos adentramos al baile, lo primero que mis ojos vieron fue a Luke y a Josh posando para una foto. Todo estaba decorado en tonos cálidos, predominaba el color de la universidad: rojo. Enormes pedazos de tela blanca se despendían del techo, al igual que los globos iluminados por las luces led rojas y blancas que formaban estrellas en el techo. Algunos bailaban con tranquilidad al ritmo de la música que el disc-jockey estaba reproduciendo y otros descansaban sentados en las decoradas sillas y mesas.

— ¡Ehh, Brown! —una chica con un antifaz de tonos fríos le hizo una seña pretendiendo que se integre al semicírculo. Mi novio levantó la mano saludando con una sonrisa, se giró dejando un beso en mi mejilla y apretó mi cintura con ternura.

— ¿Quieres que te traiga algo para comer o quizá ponche? —señaló donde el grupo charlaba animadamente.

—Ponche está bien, gracias —le sonreí con amor soltando su mano y dejé que se fuera para recorrer el lugar por mi cuenta.

Abracé mis brazos deslizando mis pies en el suelo, me dediqué a admirar el lugar como merecía ser visto hasta que creí reconocer a las personas que entraban charlando alegremente: Madison y Chelsea, sus rostros estaban cubiertos por los bellísimos antifaces a juego.

— ¡Chicas! —exclamé haciéndoles un par de señas, ambas se percataron de mi presencia reconociendo mi atuendo y se acercaron sin dudarlo—. Verdaderamente, están bellísimas.

—Acabamos de llegar y siento que estoy por explotar —musitó Mad sosteniendo su estómago mientras intentaba no doblarse. Señaló desesperadamente los corredores detrás de nosotras—. ¡Vamos al baño!

Su garras tomaron nuestras muñecas arrastrándonos por el pasillo, casi corriendo. En el camino, se llevó puesta a dos chicas y no se inmutó a pedirles perdón, por lo que Chelsea se encargó de disculparse cada dos segundos por la acción de nuestra amiga.

La atolondrada chica se metió a uno de los cubículos apenas otra morena salió del mismo. La misma se quejó lanzando insultos por lo bajo, pero calmó su furia notando nuestra presencia. Cambió su rostro rápidamente a uno sorprendido y sin decir ni una palabra, lavó sus manos con lentitud. Chelsea y yo cruzamos miradas, un poco confundidas por la acción de la morena, pero ninguna dijo nada.

Su perfume parecía vagamente rondar en mis recuerdos y creí conocerla. Supuse que Chels pensó lo mismo.

—Zorras —siseó por lo bajo. De sus oscuros ojos parecieron saltar chispas al toparse con los míos, estuve a punto de quejarme pero desapareció como un rayo y no hubo ningún rastro de ella.

— ¿Qué mierda le pas...? —cuestioné hasta ser interrumpida por Madison, quien salió al instante tirando de la cadena.

— ¡Listoooo! —alargó lavando sus manos con rapidez mientras se observaba por el espejo intentando domar un cabello rebelde—. ¿Qué les pasa? Parece que se encontraron con un fantasma —soltó una carcajada volviendo a clavar sus uñas en nuestras muñecas—. Vamos.

Ashton's POV

—Esto no está tan mal —comentó James saboreando la bebida sin alcohol que se posaba en la mesa.

— ¿Que no está mal? ¡Es un asco! —bramó Leah, una estudiante con la que compartía clases.

—Para ti todo lo que no contenga alcohol es una asco —contesté sonriendo con obviedad. Entrecerró los ojos y terminó suspirando para concordar con mi respuesta, se llevó un vaso a la boca y lo bebió completo. Supuse que era alcohol.

—Esto sí está buenísimo...

Me ofreció y negué arqueando la ceja. No debía beber, si luego íbamos a volver en auto, prefería perderme una delicia que sufrir un accidente de tránsito.

—Yo estoy buenísimo —aclaré señalándome con las manos, sonreí con mucha autosuficiencia mientras observaba a Leah negar riendo. ¿Quién iba a negar que no lo estaba?

Hola, ¿fábrica de bombones? ¿Sí? Me escapé.

—Es verdad —contestó una voz femenina detrás de mí. Me giré para agradecerle, pero la rubia del ceñido vestido rojo entrelazó sus brazos por mi cuello y estampó sus labios sobre los míos desesperadamente.

Bajé mis manos a su cintura y traté tomar los rollitos de la espalda de mi novia, como acostumbraba a hacer, pero no los encontré. Y, cuando el beso aumentó desesperadamente y sus manos bajaron más allá, supe que, aquella rubia de ojos celestes no era la que esperaba.

La acción que me dejó perplejo pero finalizó con rapidez, pues una sonrisa ladeada se formó en la boca de la chica y un guiño se escapó de sus ojos celestes. Tomé su muñeca para protestar e indagar quién carajo era, pero su mano se deslizó escapando de la mía y lo último que pude ver fue la melena rubia escabulléndose entre las personas.

Fruncí el ceño tragando la culpa que comenzaba a brotar.

— ¡Eh, Brown! —dirijo mi vista con rapidez a la persona que me llamaba más allá y la reconozco enseguida por su hermosa y reluciente sonrisa: Ashley. Trota un poco junto a sus amigas hasta dar conmigo y rodea sus brazos por mi cintura. Parece sorprenderse cuando la ignoro—. ¿Sucedió algo? Pareces preocupado.

Me relamo los labios buscando a la chica en la pista pero su presencia se había esfumado más rápido que el fuego contra el agua. Abro la boca buscando las palabras adecuadas para explicarle la situación sin quedar mal, sin embargo, no puedo formular nada, ni siquiera mirarle los ojos. Una balada comienza a resonar en el lugar y me siento lo suficientemente culpable como para rodear a mi novia entre mis brazos.

—Despreocúpate —ordena con su cálida voz, se separa tirando de mi mano hacia la pista de baile cuando todos comienzan a acercarse para bailar la canción con lentitud—. ¡Ven a bailar conmigo!

La sigo rindiéndome por su entusiasmo y le sonrío de forma forzada mientras me dejo guiar hacia el centro junto a nuestros amigos. Sus manos se deslizan acomodando mi moño y finalizan colgándose de mi cuello, me sonríe y siento que me rompo en mil pedazos. Sujeto su cintura sin ejercer fuerza e intento olvidar el beso perdiéndome en sus ojos.

Bailábamos al ritmo de un tipo de vals con pasos lentos pero seguros, no éramos los mejores bailarines pero sí que teníamos algo para dar. Mientras no podía contener su sonrisa, la cual me mandaba mil sensaciones, la hacía girar un par de veces escuchando su melodiosa risa por encima de la música.

Estaba vestido de gala, bailando con una chica de cabello dorado, del mismo escapaban mechones rebeldes que aun así la hacían ver hermosa. Llevaba un conjunto de color carmesí que le encajaba a la perfección.

Todo era perfecto... y esperaba que esta vez no fuera un sueño.

Un ruido por encima de nuestras cabezas nos sorprende, pues el techo se alumbra. Simulando la luz de la luna, con miles de focos que pretendían ser estrellas infinitas, nos enfocan a cada uno de los que bailábamos.

Atraigo a la chica hacia mí rápidamente y uno nuestras frentes. Nunca creí que los sueños se hicieran realidad. Sus ojos me estaban hipnotizando, al igual que sus labios entreabiertos. Tomo su rostro entre mis manos, deseaba besarla, pero mi cabeza se negaba a hacerlo. Una gran parte de mí se sentía culpable. Sin embargo, me sentía tan idiotizado por su belleza excepcional que mi mente parecía estar en un debate.

—Ash... tengo que, tengo que decirte... —comienzo tambaleándome. Me niega con la cabeza callando mis palabras y une nuestros labios dejándolos completamente sellados. A pesar de la culpabilidad, correspondo al beso con la misma pasión y lentitud, por lo menos, sabía que ella era la indicada.

La chica con la cual soñaba.

Muerde mi labio con un poco de fuerza y me suelta plantando un último y corto beso; ambos abrimos los ojos y creo que quiero estar así toda la eternidad. Las luces le iluminan el rostro y su mirada sigue dilatada a pesar de estar completamente irradiada.

—Los sueños se hacen realidad.

Abre la boca para decirme algo pero calla cuando, de su mejilla derecha, parece deslizarse un líquido color escarlata. Frunzo el ceño liberándola de mis brazos y la observo llevarse la mano donde el fluido desciende hasta dar con su barbilla. Ambos miramos confundidos la viscosidad de aquél y alzamos nuestras vistas hacia el techo del salón, al instante, una de las telas se despliega con rapidez y nos empapa a todos con sangre.

Ashley's POV

— ¡Cuidado! —bramo moviendo los brazos.

La gente grita por la magnitud y el estruendo de algo que parece desenrollarse del trapo hasta caer en el suelo: un gran venado partido en dos. Los restos se desplazan por la pista, algunos parecen estar en shock por la causa, otros corren con desesperación y los gritos no cesan.

—Qué mierda... —oigo murmurar a Jake. Llevo mis ojos hacia donde los suyos y los de la mayoría de las personas frenan: en la tela donde anteriormente el venado muerto se encontraba.

Esperando encontrar solamente manchas de sangre, me sorprendo al reconocer letras rojas escritas con bestialidad formando el nombre de "Palo Alto" en su máximo resplandor.

— ¿Nos extrañaste? —una grave voz resuena por el lugar, el corazón me late con rapidez y temo que me agarre una ataque al reconocer el resultante de aquel desastre. Se acerca hacia nosotros y no hace falta que se quite el antifaz para afirmar que es él.

Sean.

Sus ojos parecen brillar por detrás de la máscara, no duda en sacársela para dejarnos admirar su rostro. No había cambiado, seguía siendo él. El cabello azabache y un poco largo le caía en la frente provocando que los pequeños rulos en las puntas picaran sus ojos. Vestía una camisa blanca enrollada hasta los codos, los tatuajes acompañaban sus brazos, dándole el estilo de chico malo que solo él podía tener. Llevaba tiradores negros, pantalones del mismo color y zapatillas blancas.

Los expansores seguían intactos, al igual que su maldad.

—Sáquenlos a todos —ordena un rubio a un grupo de chicos robustos quienes obedecen enseguida y empujan a todos los de Stanford fuera del salón. El chico se quita el antifaz, sus ojos mieles paran hasta dar con los míos y sonríe cruzándose de brazos. Cameron.

— ¡Tú no perteneces aquí! —le grita Ryan, pero su impulso por matar es detenido por un Sigma que lo atrapa con rapidez. El rubio se lleva la mano a la oreja fingiendo no haberlo escuchado.

Ashton entrelaza nuestras manos y pega mi cuerpo a su pecho, cuando más personas salen de la oscuridad, caminando detrás de Sean con aire de superioridad y vestidos de gala. Todos sonríen macabramente y siento debilitarme cuando me topo con los últimos que deseaba volver a ver.

—Tanto tiempo sin verlos... —una chica rubia con un vestido rojo casi igual a mi conjunto se adelanta dejando que una sonrisa socarrona se asome por sus labios—. La última vez fue cuando les rompí el corazón.

Con su mano se quita la máscara y me relamo los labios sintiendo la presión en mi pecho. La chica rubia llamada Brittany Jensen, alias la que me hizo la vida imposible, parece deleitarse por nuestros rostros. Miro a las personas a mis costados, algunos de los Delta lucen enojados, las chicas observan confundidas y otros parecen estar a punto de rendirse.

— ¿Qué mierda es esto? —ruge Jayden hecho furia. Agradezco a Megan que impida que lance una golpiza.

—Sin duda, debe de ser un placer para ustedes volvernos a ver... —una risa se escapa de otra chica y un pequeño déjà vu pasa por mi cabeza recordándola como la morena del baño. Se encamina hacia mi hermano mayor y apoya la mano en su pecho—, ¿o me equivoco?

Jake la mira con asco y Alison no duda ni un segundo en pegarle un manotazo a su brazo para alejarla de su novio. —Apártate de mi novio.

Brooke suelta una carcajada y alza los brazos fingiendo inocencia, pero antes de que pueda contestarle, un chico rubio se quitó la máscara y tironeó de su brazo, para luego, unir sus labios con desesperación.

—Qué puto asco —habla Madison.

Arrugué la nariz sintiendo mi estómago revolverse, cuando observo que la lengua de la morena llega aproximadamente hasta la tráquea del chico, iba a vomitar si seguían así.

—Joshua. —Un pelirrojo de estatura baja le hizo una seña al chico, Josh no dudó en soltar la mano de Luke y acercarse a los Sigma, quienes festejaron su vuelta al grupo.

El moreno observó a mi amigo con tristeza y solo movió los labios. —Lo siento.

Dos corazones se rompieron y ninguno de esos era mío.

—Me prometí que jamás volvería al closet por alguien y apesta porque en serio me gustabas.

Se dio la vuelta sin decir nada más posándose al lado de Liam. Varios lo miramos pero ninguno esperó que Luke rompiera en llanto, todos sabíamos que era fuerte y ahora más que nunca lo estaba demostrando.

Quité la mirada de furia del moreno y miré a Sean con asco.

—Debes de ser un psicópata como para haber hecho todas esas bromas y no sentirte culpable del daño que ocasionaste.

Él frunció el ceño con una sonrisa observando a los de su grupo con altanería. Brittany, Brooke y Cameron se miran con complicidad y el trio sonríe. Sean se acerca aún más negando con la cabeza y toma un mechón de mi pelo entrecerrando los ojos.

— ¿Y quién dijo que soy yo el creador de todo esto?

Trago con dificultad y un escalofrío recorre mi espalda inmovilizándome, los Sigma se unen al semi círculo saliendo de sus rincones, todos están vestidos para la ocasión y las máscaras cubren sus ojos. Ashton me toma de los hombros dejándome detrás de su cuerpo y empuja a Sean con cólera.

—No te atrevas a volver a tocarla.

El pelinegro alza las cejas y sonríe disfrutando de la escena, mas no dice nada, solo da media vuelta dejando a los Sigma separarse para liberar un espacio entre el medio del grupo. Un chico de ojos claros aparece negando con la cabeza, suelta una carcajada y todo a mi alrededor se rompe.

—Asher... —murmuro, sin poderlo creer.

Él suspira sonriendo de forma burlona, una parte suya que jamás creí que conocería. Nos observa a Jake, Keegan y a mí, uno por uno, sin dejar de sentirse orgulloso, sin dejar de sonreír.

—¡Pero qué ingenuos que son en la familia Smith!

—Siempre fuiste tú.

Las palabras salen de mi boca como dardos pero no parecen inmutarlo en lo absoluto, es más, lo disfruta y nos lo restriega en nuestros rostros.

—Enhorabuena, al fin te das cuenta de algo.

Llevo la mirada al suelo recordando cada momento vivido a su lado, cada muestra de afecto, cada sonrisa, cada mínima conexión y me siento más vulnerable que nunca.

—Habíamos hecho un pacto: no más bromas. —Ashton me empuja más hacia atrás, buscando la forma de protegerme de algo que ninguno sabía que podía llegar a ser.

— ¿Acaso piensan que esto es una broma? —el rubio señala el venado muerto y se vuelve hacia a mí con rabia—. Aléjate de mi hermana, si no quieres terminar igual.

Alzo la vista con confusión. —¿Hermana? ¿Qué haces aquí, de todas formas?

Noto la mirada de más de una persona sobre mí, inclusive la de mis amigas quienes me miran afligidas. Keegan y Jake no dudan en adelantarse quedando frente a los Sigma y, a pesar de que Emily y Alison intentan alejarlos, no se dejan mover.

—Vaya... no sabíamos que teníamos un tipo de hermano postizo, la próxima te invitamos a cenar —mi mellizo le habla a Asher de forma burlona.

— ¿De qué mierda están hablando? —inquirí soltándome del agarre de Brown.

—De que es la razón por la que no podías volver a Stanford —responde Jake sin mirarme.

—Me parece que utilizaron la inteligencia un poquito tarde —Asher nos mira con egocentrismo—. Aunque, en realidad, fue gracias a mis padres que no pudiste volver, nos costó años encontrar algún error para recuperarla y destruirlos, y tus padres nos regalaron la oportunidad —su mano frena en mi mejilla y busca acariciarme, pero le pego un manotazo y me alejo—. Fue pura casualidad que terminaras en Berkeley, en la misma casa, la misma fraternidad, un golpe de suerte que tuve que aprovechar.

—Maldito imbécil —escupe Jake.

— ¿De qué golpe de suerte hablas?

—De que te tuve enfrente, comías en la palma de mi mano —responde Asher con enojo—, sí que eres muy confiada —niega apenado y hace una seña en el aire, los Sigma se miran entre ellos entendiendo aquel movimiento y obedecen al instante, reteniéndonos los brazos a mí y a mis amigos.

— ¡Suéltame, idiota! —gritamos Madison, Alison y yo al unísono.

—Yo siempre lo supe todo y, de no ser por ese imbécil —señala con la cabeza a Ashton—, romperte el corazón hubiera sido muy divertido —tomó aire cerrando los ojos y los abrió con rapidez, chispas salían del mismo—. Pero no más divertido que verte sufrir por una supuesta muerte y, después, darte cuenta de que Eva siempre estuvo viva y con su verdadera familia, conmigo. Luego de habérnosla quitado por ocho años. Ocho años buscándola. ¿Sabes lo que fue estar semejante cantidad de años buscando a tu propia hermana? —mis ojos se llenan de lágrimas percatándome de la situación—. No, no lo sabes porque siempre tuviste todo a tu alcance. Sí, siempre fui yo. Siempre fueron mis padres queriendo recuperar a su hija, Eva, a mi hermana.

—Se llama Destiny y su única y verdadera familia somos nosotros —Keegan lo interrumpió intentando zafarse de los brazos del chico que lo contenía, pero no lo logró—. Si tus padres no se hubieran drogado tanto, quizás y solo quizás, hubieran sido mínimamente felices de lo que ella fue con nosotros.

Asher lo observó con furia y estampó su puño en el rostro de mi hermano. —No tienes idea de lo que dices. Éramos una familia estable. Recuerdo haberlos visto llorar y les prometí que ella iba a volver a casa. Pasaron años hasta que la encontramos, llegamos a contratar a un abogado dispuesto a devolvernos a Eva. Un poco de corrupción en la empresa de tu padre y una amenaza, fueron más que suficientes para que nos la devuelvan —tomó aire prosiguiendo con la historia.

>> Hasta que los Smith hicieron un estúpido contrato que les hizo ganar muchísimo dinero, el cual fue destinado al mejor bufete de abogados para volvernos a sacar a Eva. Peleamos por ella y, después de enumerar toda la corrupción que existió, a sus padres les costó muchísimo seguir manteniendo el bufete, el trato con el dueño de la universidad y también los secretos a sus hijos —su voz sonaba ronca y totalmente enojada—. Por eso el contrato se rompió, había dinero, pero no alcanzaba para todo. Por primera vez los Smith no lo tuvieron todo, fueron obligados a irse de esta universidad. Supongo que no te lo contaron porque sabían lo sensible y débil que te ibas a poner, más de lo que ya eres.

Sus ojos se clavaron a los míos y volvió a sonreír con amargura mientras que se sentaba en una silla. Me contuve a romperle la cara, ya iba a tener tiempo para hacerlo.

—Cuando me enteré de que ganaron el juicio y nos arrancaron a Eva otra vez, ya era tarde. No teníamos más dinero, tus hermanos habían vuelto a Stanford sabiendo casi todo y te tuviste que ir a otra fraternidad que, por azar, terminó siendo donde yo vivía temporalmente, me beneficié de eso con un plan poco armado pero nunca sospechaste de mí, ni siquiera los Alpha sospecharon. Ellos me dieron una amistad, una buena chica y algo parecido a una familia, pero mi única familia siempre fue Sigma Eta Tau, mis padres y Eva.

>>Todo fue un enorme plan bien resuelto y se les escapó de las manos la realidad —se recostó en el asiento—, era la última chance de traer a Evangeline a casa, aunque no pudo ser posible. Así que, ¿qué mejor que usarte como carnada y hacerte sentir única, para luego, romperte el corazón?

—Tu mayor error fue que nunca llegué a enamorarme de ti —espeté furiosa—. Yo también te usé para olvidarme del único con el que quería estar —negué con pena y traté de acercarme más—, me parece que tu plan tenía muchas fallas y huecos para rellenar. La primera falla fuiste tú; la segunda fue pensar que, después de no haber cuidado a Destiny, la iban a poder recuperar, y la tercera fue creer que podías romperme el corazón, Mason.

Me agaché a su altura lo mejor que pude.

—No puedes romper algo que nunca te perteneció.

Asher le hizo una seña al chico que sujetaba mis brazos provocando que el muchacho me soltase con asco, el rubio se levantó con ira haciendo rechinar la silla y tomó mi rostro con brutalidad.

— ¿Qué te pasa, imbécil? —grité empujándolo—. ¡Suéltame!

Ashton le clavó el codo en el estómago al que lo sostenía y se zafó. Inmediatamente, se acercó hacia nosotros pero Keegan fue más rápido y escurridizo y embutió su puño en la cara de Asher, ocasionando que los dos comenzaran a golpearse en el suelo. Mi mellizo lo partió con ferocidad, todos escuchamos un ruido al segundo golpe: le había quebrado la nariz.

— ¡Keegan! —chilló Emily queriendo frenar la pelea.

Le dio una tercera y cuarta golpiza, y Asher se la devolvió debilitando a mi hermano. Cameron se acercó en ese instante para ayudar a Mason, pero Ryan fue más rápido e impactó su puño directo a su barbilla. Se cayó al sueño por ser golpeado con crueldad y sin culpa. Sean corrió, cuando estuvo a punto de tirarse encima de Ryan, Ashton advirtió el movimiento del Sigma y lo abatió ágilmente sin dudar ni un segundo en estrellar sus nudillos en el rostro del chico.

— ¡Suéltame, pedazo de mierda! —escuché a Madison exclamar y la vi patalear con tal rapidez que terminó derribando a su oponente.

Me acerqué velozmente hacia Chelsea quien antes parecía estar en contra del maltrato. Comenzando a ver que cada uno iba soltándose de Sigma para formar una pelea, lució asustada y, en un movimiento, impactó su tacón en la entrepierna del chico. Emily se percató de la acción de nuestra amiga y la repitió reiteradas veces. Pero cuando todas estuvimos a salvo, Alison había desaparecido en nuestras narices.

— ¿Dónde está Alison? —cuestionó Mad. Nos sumimos en desesperación dirigiendo nuestros ojos hacia todo el lugar, pero se nos hacía imposible diferenciar a las personas. Todos estaban en medio de peleas y corridas de aquí para allá. Emily señaló un punto en la oscuridad, sin poder ver con claridad corrimos detrás de ella adentrándonos en un pasillo ajeno al salón.

Escuchamos un grito de ayuda y un lloriqueo, — ¡Déjame en paz!

—Cierra la puta boca, zorra.

De una patada, abrimos la puerta de una especie de baño de lujo encontrando a Alison y a un chico de tez oscura acorralándola en la pared. Todas gritamos acercándonos con rapidez hacia ellos.

— ¡Suéltala! —bramé pateando detrás de su rodilla. El chico cayó soltando un quejido y a nuestra amiga. Madison y yo impactamos nuestros tacones en las costillas del hombre repetidas veces.

— ¡Maldito imbécil! ¿Qué pretendías hacer? —le gritó Madison golpeando el puño en su mandíbula—. ¡¿Abusar de nuestra amiga?!

El chico rodó quedando boca abajo y lanzó algún que otro alarido.

—Llama a la policía —le ordené a Emily quien, sin esperar ni un segundo más, sacó su celular tecleando los números con rapidez, para luego, llevarse el audífono a la oreja.

Levanté mi vista hacia Alison quien se aferró desconsoladamente a Chelsea, su cabello estaba desordenado y el maquillaje de sus ojos estaba corrido. Y, cuando estuve a punto de acercarme, la puerta del baño se abrió con brusquedad dejando ver a Jake, Thomas y Matthew.

Jake corrió hacia su novia y la abrazó con fuerza acariciando su cabello. —Shh. Tranquila, ya estás a salvo —le susurró besando su mejilla. Thomas se acercó a Madison para que se reincorpore del suelo y nos hizo una seña hacia la salida.

—Llévenla al salón, nosotros nos encargamos de él —demandó Matthew mirando al chico en el suelo.

Chels hizo una mueca sosteniendo el brazo de la chica. —Vamos, Ali.

Emily pasó su brazo por la cintura de Alison ayudándola a caminar y se retiraron del baño. Le di una ojeada a los chicos, Matt y Thom asintieron, Jake no me miró y supe que tenía que dejarlos ir, mi amiga era lo que importaba en este momento.

— ¿Estás bien, Ali? —le preguntó Madison con preocupación.

La chica moqueó dándonos su mejor sonrisa despreocupada y se quitó las lágrimas de las mejillas asintiendo en respuesta.

—Gracias por aparecer —nos dedicó una mirada rápida a cada una y apretó la mandíbula con furia recordando la situación—. Quiero acabar con esto y que todos les demos su merecido.

Nos miramos entre nosotras y ninguna dijo nada hasta llegar al salón. La pelea seguía presente en el lugar, la diferencia era que Keegan, Ashton y Ryan todavía golpeaban a Asher, a Sean y a Cameron, quienes parecían no responder.

Grité acercándome a ellos. — ¡Basta, chicos! —ninguno se inmutó. Pensé en cometer una estupidez y tironeé del brazo de Ashton quien se giró furiosamente hacia mí. Tomé su rostro entre mis manos, su ceño estaba fruncido y tenía la mandíbula apretada—. Déjalo, no lo vale.

Sus ojos se relajaron y me miró con lástima, divisé moretones en su rostro y su labio cortado. Se acercó a Keegan y lo separó de Asher, Blake y Luke se apresuraron tomando a nuestro amigo pidiéndole que se calmara.

— ¡Púdrete, maldito idiota! —bramó el gemelo furiosamente, pero Cameron no parecía importarle sus gritos, estaba lo bastante preocupado gimoteando en el suelo.

Una de las puertas se abrió, dejándonos ver a Jake, Thomas y Matthew arrastrando por el salón al chico que había tomado a Alison. Cuando los nudillos de los Delta se tornaron rojos por la sangre de los Sigma y su Rey, Asher, los dejaron ir con asco y volvieron al grupo de los Delta.

Jake buscó con desesperación a su novia y se acercó a ella agradeciéndole a las chicas por cuidarla. La envolvió en sus brazos y besó todo su rostro susurrándole cosas en el oído. La piel se me erizó con solo pensar que le podría haber pasado algo peor.

Ashton llevó las palmas de sus manos en mi rostro y me inspeccionó. — ¿Te hicieron daño?

Le sonreí a medias y besé cortamente sus labios.

—Voy a estar bien.

Me devolvió el gesto, pero sin una pizca de felicidad: suponer que alguien iba a estar bien en momentos de guerra, no era algo confortante ni asegurado.

James les hizo una seña a los Delta mientras sujetaba los brazos del chico con el que había peleado. Al instante, los liberados rodearon al popular trio tumbado en el suelo: Asher, Sean y Cameron. Me dediqué a observar al primero con repugnancia y, antes de que Ashton intentase detenerme, me adelanté rápidamente.

Quise estrellar mi mano en su mejilla, pero no era la mejor manera para descargarme. A veces, la venganza te podía cegar en mil y una formas. ¿Satisfacer tu necesidad y romperle la cara a alguien era venganza? ¿o era ser peor que el victimario?

Preferí no darle el gusto. No iba a caer tan bajo como para utilizar la violencia en esta situación. Recorrió su mirada por todo mi cuerpo causando que éste solo se calentase por la ira. Sin dejar que se deleite aún más, escupí a su lado; una sonrisa egocéntrica se posó en sus labios, ni recibiendo golpizas ni tirado en el suelo dejaba de mirar de forma altanera.

—Se metieron con la mafia equivocada.

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