Harry Y Hermione (one shots)

بواسطة azzzaa29

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Serie de one shots e historias cortas de nuestra pareja favorita, Harry y Hermione. Que podrán ser de difere... المزيد

Primer beso.
Ciego.
Todo
Ocupados
Siempre
Solo mío.
Un buen día
Elegido
Gracias al castigo
Promesa
Navidad con los Potter
Sólo mi culpa.
Por ti
Algún día
Fingiendo
Fingiendo II
Futuro...
Futuro parte 2
Como si no hubiera un mañana
Futuro (Hermione)
Todos lo saben
La mejor idea.
Matrimonio
Destinados
Percepción de un tercero
Vuelve, Hermione.
Vuelve Hermione parte II
¿Cómo fué?
¿Cómo fué? II
We Could Have Had It All
¿De algún modo?
¿De algún modo? II
El cambio del Elegido
El cambio del Elegido II
The One That Got Away
All I Want
Todo lo que quiero
What could have been...☆
What Could Have Been. II☆
What had to happen
What had to happen (final)
Bring her back
Bring Her Back (parte final)
La Orden del Fénix ☆
La Orden del Fénix Pt. II ☆
La Orden del Fénix (última parte) ☆
Lo correcto
El príncipe mestizo ☆
El Príncipe Mestizo II ☆
El Príncipe Mestizo III ☆
El Príncipe Mestizo IV ☆
We Bonded For Life
Una ayuda extra
Memorias olvidadas
Deseos Reprimidos
¡supéralo!
¡Supéralo! Pt. II
Erróneas confusiones
Erróneas confusiones II
Rose
Por siempre y para siempre Pt.I
Por Siempre Y Para Siempre Pt 2
Por Siempre Y Para Siempre Final
Entre Líneas
Memories
Memories Pt II
El peso del pasado
El peso del pasado II
Anhelos desesperados
Anhelos desesperados II
Happier
Sentimientos engañosos
El camino a la felicidad
El Valor del Amor
El Valor del Amor II
Soulmates
La Dirección Del Destino
Storm Of Feelings
Storm Of Feelings (final)
Idilio
Idilio Pt. II
Aviso Final

El comienzo del fin

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بواسطة azzzaa29

No sabía cuando ni cómo sucedió y lejos de sentirse bien con la nueva y repentina sensación estaba aterrada.
Nunca le había gustado pensar que no conocía la información sobre algo pues sus libros eran siempre confiables y perfectos cuando buscaba repuestas y ahora, no servían, tan obsoletos e inservibles en estas situaciones.

Lo que le pasaba no se encontraba en ninguna guía ni enciclopedia, no se entendía con letras ni con definiciones o significados.

Y quien dijera que todo empieza lentamente y luego te das cuenta, como una gran revelación y a partir de entonces todo es felicidad posiblemente no conocía su caso.

Porque de algo estaba segura, un día sólo despertó y comenzó a sentir que las piernas le temblaban y le faltaba el aliento cuando lo veía. Todo por culpa de unas inofensivas y aparentemente tediosas vacaciones en la Madriguera.

Como muchas otras que habían tenido, una que prometía ser normal y para nada peculiar, y entonces todo se le desplomó encima y sin quererlo se encontró fijándose en cosas que antes no, en los centímetros que había crecido, en que su postura y complexión antes delgada y menuda que ahora era más parecida a la de un hombre con todo lo que seguramente hacía suspirar a sus compañeras desde muchos años antes que ella recayera en ello. Su perfil ahora bien delineado y la manera en que sus manos se apretaban a la escoba, fuertes y seguras, como sus indomables cabellos caían sobre su frente y como su respiración terminaba sofocada después de un partido, siempre con una sonrisa cansada y satisfecha la tenían encantada.

Se sintió tonta por primera vez en su vida al no haberse dado cuenta de eso antes, porque ese chico que al que llamaba su mejor amigo no se parecía en nada al niño que conoció. ¿Y donde estaba ella cuando semejante cambio ocurrió? Posiblemente con la cabeza sumida entre libros, porque después de todo eso era lo que ella amaba.

¿Y qué importaban un par de músculos y atractivo físico comparado con el intelectual? Bueno...ahora lo sabía.

Y el atractivo era sencillamente abrumador, no es como si fuera ciega o estúpida para no notar cuando un chico era atractivo pero no le parecía nada del otro mundo…pero con él todo su cuerpo parecía haber cobrado vida, cada terminación nerviosa despertaba y le hacía saber que estaba viva y que podía sentir cosas maravillosas.

No sólo era algo físico, muy para su pesar, pues si ese fuera el caso le sería más fácil afrontarlo, superarlo y seguir adelante. No, se trataba de algo mucho más profundo que hasta donde se había permitido ahondar inmiscuía admiración, cariño y apego.

Un día era feliz siendo ignorante de su estado, como si fuera una enfermedad que no presentó síntomas hasta que fue demasiado tarde y al hacerlo la sacudió y abrumó al grado que quiso evadirlo por el resto de las vacaciones. Pero otra parte muy íntima y recién surgida quería salir a jugar Quidditch con él, aunque era pésima, sólo por el placer de ser parte de su equipo y poder volar cerca, ya no se sentía asustada de caer desde metros y metros hasta el suelo, porque sabía que él la salvaría y lograría ponerla a salvo, porque quería sentirse atrapada entre aquellos brazos que ahora la hacían fantasear cursimente.

Merlín, se sentía como una chica tonta.

Y no dejó de sentirse terriblemente culpable y a la espera de que los síntomas de su 《Enfermedad》desaparecieran al entrar al colegio nuevamente.  Un nuevo año, más personas, obligaciones y menos posibilidades de pensar como una ociosa todo el día en él.

Pero los síntomas no desaparecieron, el escalofrío en el cuerpo no se desvaneció cuando él le sonreía. Ni los mareos al abrazarlo, ni la melancolía al dejarlo ir y mucho menos la fiebre que acudía sin falta al tenerlo tan cerca.

Para su enfermedad no había otra cura que el mismo mal, y no podía abstenerse o ponerse en cuarentena de su presencia, porque era tan adicta que posiblemente moriría sin la dosis diaria de su compañía. ¿Y qué hacer cuando sabes que no eres correspondida?

Alguna vez pensó que si fuera más estúpida, posiblemente sería más feliz, porque como alguna vez leyó las personas que viven en ignorancia o que simplemente no quieren ahondar en temas más complejos y complicados tienden a ser más felices que todas ellas que se plantean todo una y otra vez en busca de respuestas.

Si lo fuera habría seguido o creído seguir enamorada de cierto chico que a su parecer era menos complicado de entender y que, aunque no fuera la cura a sus problemas le supondría una dosis de alivio y fingida recuperación. Si hubiera seguido igual de ciega que hace unos años no estaría sufriendo tontamente ahora.

Su mano delineó el margen del cuaderno y con su mejor letra garabateó dos iniciales sobre el margen de la hoja.
A este paso todos sus apuntes estaban decorados de la misma manera, ¿Pero quien sospecharía de algo tan simple como eso? Después de todo, las iniciales eran las suyas…o eso diría si alguien preguntaba.

Nunca creyó en la astronomía, destinos y proféticas adivinaciones sobre romances eternos y predestinados, pero ahora no dejaba de parecerle especialmente mágico que compartieran iniciales y tantas cosas en común.  Si ahora mismo Trelawney apareciera y le hiciera una profecía sobre su destino unido al de él escrito en las estrellas seguramente se aferraría a ello. Aunque fuera efímero y, conociéndose volviera a su razonamiento y lógica para desestimar una tontería como esa.

Pero así es como era y no podía cambiarse por más que lo quisiese.

Ser ella comenzaba a doler y estar tan enferma comenzaba a debilitarla y dejarla sin fuerzas…porque cuando no eres correspondido no es un estado pacífico, pleno y lleno de amor como lo pintan en las películas sino todo lo contrario. 

—¿Lo terminaste?

Hermione dio un brinco y sus manos cubrieron su cuaderno con aprehensión, se despabilo lo suficiente como para recordarse que no estaba haciendo nada malo y compuso una sonrisa amistosa para el recién llegado. No lo miró, sabiendo que caería en un bucle del que no podría salir hasta que la volviera a dejar sola.

—Sí, acabo de terminar todos los deberes de la semana. ¿Y tú?

—Hmmm. Me falta un poco menos de la mitad pero como debo ver a Dumbledore después…no creo terminar algunas cosas.

—Podrías empezar ahora— sugirió ella e inmediatamente comenzó a apartar sus libros de la mesa donde estaba sentada para darle espacio. Al hacerlo sus manos rozaron cuando él comenzaba a poner su pergamino sobre la mesa, y ahí estaba el escalofrío.

—Puedo ayudarte, tienes entrenamiento hoy ¿verdad?

Olvidándose de su regla de 《No mirarlo》sus ojos subieron hasta encontrar los suyos, que al oir sus palabras brillaron con alivio y le dio un fuerte y rápido apretón de manos que duró demasiado poco.

—¡Gracias, Hermione! Eres increíble.

—Siempre es más fácil ayudarte a ti— murmuró ella con una sonrisa tímida— Casi siempre tienes todo bien hecho en comparación a Ron. Pero no se lo digas.

— Prometido— respondió Harry y le guiñó un ojo mientras se colocaba los brazos detrás de la cabeza y se acomodaba mejor en el asiento para mirarla. 

Otro escalofrío.

Y así pasaron los minutos, con su pluma rasgando el pergamino y miradas fugaces hacía él, que como siempre, parecía no darse cuenta de nada.

—Harry…— dijo y se quedó callada un momento, su mano quedó suspendida sobre el papel y aunque luchó con todas sus fuerzas para no decir lo que se moría por salir de sus labios no pudo resistirse. Y es que él parecía tan sereno y dispuesto.…que creyó que las cosas resultarían bien.— El otro día estaba en la biblioteca.

—Algo extraño en ti.

—Oh cállate— le reprochó sonriendo— Pero... estuve investigando sobre el libro, sobre algún príncipe mestizo y aunque no encontré nada creo que eso puede indicar la peligrosidad del asunto por qué...

—No sigas por ese camino— suplicó Harry apretando los dientes.—No sigas con eso de que esta maldito o que no debo usarlo, porque está ayudándome mucho más que…

—Pero Harry sólo quiero ayudarte y…

—Entonces ayúdame a saber que trama Malfoy— gruñó y deshizo su postura cómoda para ponerse tenso. —Puedes ayudarme con eso. Y sería mucho más útil. 

—Ya sabes lo que pienso sobre eso— tajó Hermione poniéndose incómoda.  Todo estaba yendo por el mismo camino que quería evitar desde un comienzo.

—Y ya sabes lo que yo pienso sobre el libro y si no hay más que decir…

Hermione quiso tomarlo de la mano y retenerlo sólo para no dejarlo marchar molesto con ella, aunque fuera lo suficientemente educado para no hacérselo notar tan groseramente como Ron, pero de todas formas la aplastaba y consumía pensar que había arruinado otra vez las cosas con sus buenas intenciones de ayudarlo.

—Podría intentarlo— musitó en un intento por negociar, pero Harry ya no la miraba. Su mano, que lentamente se había acercado a la de él se vio rápidamente desplazada cuando se levantó y toda la expresión en su rostro fue reemplazada por otra mucho más alegre.

—¿Vas para el campo?

Hermione se dio la vuelta y deseó no haberlo hecho, Ginny bajaba por las escaleras de los dormitorios, muy guapa como siempre, con una alta coleta y su uniforme de Quidditch quedándole a la perfección. 

—Creí que ya estarías allá — comentó ella al llegar hacía ellos. Le sonrió amistosamente a Hermione y se concentró en Harry con la sonrisa más radiante y blanca que nunca.

—Estoy hablando con Hermione...— explicó Harry mirando otra vez a la castaña con atención.

—En realidad no importa— arguyó Hermione sin mirarlo, de hacerlo no se creía capaz de poder esconder cómo se sentía—De todos modos…podemos hablar después.

—¿Quieres que vayamos juntos?— sugirió Ginny con toda la naturalidad y confianza que Hermione ahora se arrepentía de haberle aconsejado.
La misma que ahora le devolvía el golpe con fuerza por sus tontas acciones del pasado.

Porque ahí estaba ella, sentada en medio de los dos, que parecían no poder dejar de mirarse, con el corazón en la garganta y las lágrimas agolpándose en sus ojos al verlo tan radiante y asintiendo como corderito enamorado.

Y no tuvo más remedio que verlos irse, saliendo juntos por el hueco del retrato  uno al lado del otro como si ese fuera su lugar en el mundo. Juntos. Donde ella no encajaba.

Cuando esperaba recuperar las esperanzas de ser vista como algo más a sus ojos sucedían cosas así.

Porque Hermione Granger no es estúpida y como sabía tantas otras cosas ahora se daba cuenta de la manera en que Harry veía a Ginny desde comienzos de año, no supo porque la comenzó a ver así como deseaba que la viera a ella, ni porque parecía tan encantado con su presencia tan de repente.

No era algo que le sorprendiera viniendo de Ginny pero de él.… quería que fuera una pesadilla y equivocarse por primera vez sobre algo que tuviera que ver con Harry.

Pero después de años tal vez él por fin se había dado cuenta de que era Ginny a la chica que llevaba esperando. No veía el motivo por el que no gustara de ella, era muy guapa, fuerte y entendía mucho sobre el deporte que a él tanto le apasionaba, con ella no habría forma de que se aburriese, estar con Ginny siempre era divertido y seguramente encontraría sus pláticas fascinantes, porque ella no lo agobiaría al extremo de irritarlo con sus primeras palabras, como ocurría con ella… quizás Ginny era la única que lo merecía. 

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

¿Quién dijo que las cosas mejoraban con el tiempo? Porque ella comenzaba cansarse de esperar que sucediera. 

Empujó con fuerza el retrato de la Dama Gorda y se impulsó hacía delante  cuando estuvo afuera. Dio dos pasos con las piernas débiles y cuando obtuvo fuerzas se encontró corriendo por el desértico pasillo.

Esquivó cuadros y armaduras y se metió en el primer salón que encontró abierto. Cerró la puerta con fuerza tras de sí y se desplomó en el asiento detrás del escritorio.

No quería llorar, no hay razón para hacerlo se recordó. Sin embargo, por mucho que se lo repitiera seguía sintiendo las lágrimas nublando su visión. Para distraerse conjuró aquellos pajarillos que tanta compañía le hacían en momentos como esos y se esforzó en dejar de recordar la pelea con sus dos amigos. Había sido horrible.

No sólo volvió a arruinar las cosas en un intento por ayudar a Ron sino que lo había hecho enojar haciéndole creer que no confiaba en sus capacidades y para rematar había terminado gritándole a Harry al salir de los vestidores después del partido de esa tarde. ¿Y qué se encontró al regresar la Sala Común?

A Ron engarzado en lo que parecía una lucha de su boca unida a la de Lavender… tan feliz con una chica como esas, que sonríen y simpatizan con todo el mundo. De brillante sonrisa y coquetos gestos para parecer maravillosas todo el tiempo.
De esas que no agobian ni presionan, las que dan felicidad y no reproches.

¿Pero qué se suponía que debía haber hecho?

Reprimió un sollozo y en el momento exacto en que limpiaba la primera lágrima la puerta del aula se abrió.

Y ahí estaba él, recién cambiando y mirándola con preocupación. Se le cortó la respiración, si estaba ahí con ella y no en la fiesta con Ginny seguramente la había visto salir corriendo y entonces…¿Qué pensaría?

—Hermione.

Su primer instinto habría sido levantarse y correr a abrazarlo como últimamente no podía resistir. Pero no quería que la viera de ese modo, débil  y llorando al primer problema.

—Oh, hola Harry— dijo y la voz le tembló—Sólo estaba practicando.

Harry por fin pareció recaer en los pajarillos sobrevolando su cabeza y asintió admirado. Avanzó un paso y luego otro y volvió a cerrar la puerta.

—Son muy buenos— reconoció mientras deslizaba su mano sobre el escritorio, cerca de donde estaba la suya, deseó con todas sus fuerzas que se la tomara. Pero él no lo hizo, se limitó a apoyarse en el mueble y verla con preocupación.

Hermione no sabía que decirle. ¿Qué aspecto debía tener? ¿Harry pensaría que la visión de Ron y Lavender la tenía así? Quiso explicarle la razón de su estado, decirle como se sentía y sentirse apoyada en su compañía siempre cálida y confiable, pero no podía. Si lo hacía estaría confesandole que en realidad Ron no le importaba y entonces leería todo en sus ojos, como siempre hacían el uno con el otro.

¿Por qué no podía querer a Ron?
¿Por qué no le dolía ni la mitad de lo que la destrozaba ver a Harry con Ginny?

—Ron parece estar disfrutando la celebración— comentó, arrepintiéndose al segundo siguiente.

Harry entrecerró los ojos y la miró con compasión de amigo. Lamentando su dolor por lo que él creía que la lastimaba.

—Lo siento, Hermione.

Una mano se levantó frente a ella, aunque dudando la tomó, sin la fuerza necesaria para negarse. En poco tiempo se encontró levantada frente a él, que nuevamente volvía a verla fijamente, con aquellos ojos verdes tan centrados en ella que derritieron el dolor.

—Harry...

Aunque quiso sonar tranquila su voz terminó pareciendo una súplica, pero no por lo que él creería, sólo quería alejarse de él para poder respirar aire fresco y no verse tentada a decirle cuánto lo quería por estar ahí, por haber salido a buscarla y preocuparse por ella.

—Ya sé— respondió él y la atrajo a su pecho para abrazarla.

No, no lo sabía. Pero era mejor así. Resignada lo abrazó con fuerza por la cintura y enterró el rostro en su pecho, incapaz de poder contener las lágrimas que ahora salían con todo el permiso del mundo.

Suspiró y guardó en su memoria su aroma y calor. Su apoyo siempre fiel, aunque nunca fuera del modo que ella esperaba, pero de todos pensó que no desearía estar en ningún otro lado con nadie más. Sólo con Harry acariciando su espalda con calma y dejándola llenar su ropa de lágrimas, tal vez había sido buena idea salir de la Sala Común después de todo.…

De pronto la puerta detrás de ellos se abrió violentamente. Para el horror de Hermione, Ron entró, riendo y jalando a Lavender de la mano.
Toda aquella visión vista sobre el hombro de Harry, que la soltó mucho después de que los otros dos entrarán a la habitación. 

—Oh—dijo Ron y se quedó estático al verlos separarse. 

—¡Oops!— exclamó Lavender, y aunque tiró del brazo de Ron él no se movió hasta que ella salió del salón riendo.

Había un horrible y pesado silencio entre los tres porque Ron que no dejaba de mirarlos con los ojos entrecerrados.

—¿Qué hacían ustedes dos?

Harry jadeó y emitió algo parecido a un gruñido de incredulidad, todo esto sin separarse ni un poco.

—¡Me preguntaba a donde habías ido!— expresó con lo que a Hermione le sonó a reproche. Luego la miró a ella y bajó la mirada, al menos con la decencia de saberse culpable de algo.

—Ahora veo donde estaban. ¿Festejando solos, no?

—¿Qué estás insinuado?— chilló Hermione, sorprendida de que su voz sonara más entera de lo que realmente estaba.  ¿Como podía expresarse así después de lo que había hecho?

Ron comenzaba a ponerse rojo y a hacer lo que siempre hacía, escudar su cobardía detrás de palabras hirientes.
《No lo hagas, Ron》 suplicó Hermione. 《No lo arruines aún más... Sólo date la vuelta y vete》

Por su parte, el cuerpo de Harry comenzaba a ponerse tenso, una mala señal.  Hermione se separó y encaró a Ron deseando no tener que enfrentarse a él, no ahora.

—No deberías dejar a Lavender esperando afuera—dijo tranquilamente. —Se preguntará a donde has ido.

Ron infló las mejillas y apretó los puños, tomando sus palabras como una agresión. No, no no.
Caminó muy despacio de regreso hacia la puerta donde se detuvo de último momento. Harry miró a Ron, que se veía indignado y furioso, esperando por lo que haría a continuación. 

—¿Para qué?— inquirió bruscamente el pelirrojo con sus manos sobre la puerta.—¿Para qué sigan con lo que interrumpí?

—No digas estupideces — bramó Harry perdiendo la paciencia.

—Me lo esperaba de todos modos —prosiguió Ron ignorándolo.— A mi me agobias con tus regaños y con Harry...huyes a esconderte en aulas vacías para felicitarlo ¿Verdad? Seguro creyendo que soy tan estúpido como para no poder lograr ganar un partido como él sin necesidad del Felix felicis.

Hermione se reprimió para no responderle que eso mismo era lo que él estaba por hacer con Lavender. Apartó el brazo de Harry y con toda la rabia que sentía levantó la varita y avanzó hasta Ron, que al verla retrocedió hasta que su cuerpo se pegó a la puerta. El pánico tatuado en sus ojos.

—¡Siempre arruinas todo, Ronald Weasley! —su varita se clavó en su pecho y al instante de hacerlo sintió la mano de Harry tomándola por el brazo para alejarla.

—Hermione, no deberías.

Ella lo miró y aunque no quería hacerlo bajó la varita.
Ron miró el intercambio, sorprendido porque Harry se le acercará sin temor a salir también pagando las consecuencias y cuando la vio alejada por el moreno se enderezo y se sacudió la ropa con renovado valor.

—Si Harry lo dice le harás caso. Ya veo que no me equivocaba con eso de que tú...

Con pánico, Hermione intentó volver a avanzar, queriendo callar lo que sea que fuera a decir. ¿Y si Ron lo sabía?
¿Había sido tan transparente con sus sentimientos?

¡Oppugno!— gritó y aunque Harry se giró para verla a Hermione no le importó y, tal vez al ver su expresión se hizo a un lado al tiempo preciso para esquivar a la pequeña multitud de aves que ahora se dirigían velozmente como balas hacia Ron, quién chilló de dolor y se cubrió la cara con las manos, pero las aves siguieron atacaron y picoteando.

—¡Aléjense de mi!—gritó Ron y con una última mirada de venganza furiosa hacía Hermione abrió la puerta y desapareció a través de ella.

Al irse se expandió un incómodo y frío silencio, lentamente Harry se giró a mirarla y ella no pudo más que sentirse avergonzada. El pánico de creer que Ron revelaría la verdad la habían cegado al punto de actuar como una tonta…no quería mirarlo y mucho menos dar explicaciones para su comportamiento. Por primera vez realmente odió a Ron, o así lo sintió en ese momento, su aparición había arruinado un momento que creía realmente especial y todo había terminado de la peor manera con sus insinuaciones.

Sin darle una última mirada Hermione ignoró la voz de Harry llamándola y ella también salió de la habitación con las lágrimas cayendo otra vez.

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Y así pasó la primera semana. No vio o habló con ninguno de los dos, tarea sencilla con Ron, que siempre parecia estar devorándose la boca se Lavender como si la vida se le fuera en ello.

Pero con Harry. Oh, con él nunca era sencillo. Tenía que cuidarse muy bien de no encontrarlo por el camino o de comer a velocidades récord para no encontrarlo en el gran Comedor después de sus entrenamientos de media tarde y con el pasar de los días su técnica se fue perfeccionando. Pero sabía que la suerte no le duraría para siempre y como lo pensó, sucedió.

Había acabado con la paciencia de Harry y como muchas otras veces decidió confrontarla.
Ese día en especial ni siquiera se molestaba ya en esconderse de él, creyéndose que estaría felizmente en el campo de entrenamiento, pero vaya sorpresa se llevó al salir de Aritmancia.

Cuando lo vio frente a la puerta del aula con el cuerpo recargado en la pared y en sus manos un trozo de pergamino que bien conocía supo que su infalible plan era una tontería.

Al verlo todas las chicas comenzaron a susurrarse unas a otras y a parpadear una y mil veces con una tonta expresión soñadora. Pero Harry las ignoró y camino directamente en su dirección, muy serio y casi quitándole los libros de las manos para cargar con ellos, un gesto que ella no discutió.

—Nunca creí que serías tan buena escondiéndote.

Hermione lo miro de reojo, retorciéndose las manos con nervios y dirigiendo miradas ácidas a las chicas que seguían mirando a Harry como si fuera comida. Él se detuvo y ella lo imitó.

—¿Qué tienes para decir?— le espetó Harry agachandose hasta que casi sintió su aliento sobre su rostro, Hermione le puso una mano en el pecho para mantenerse a raya y evitar ponerse a balbucear cosas sin sentido al tenerlo tan cerca.

—Que estuve ocupada— respondió con dignidad, si es que aún tenía. —Tengo muchos exámenes ¿Sabes?

Harry bufó y se apartó de golpe volviendo a caminar en dirección a la biblioteca.

—¿Cómo sabes que voy para allá?

Él se palmeó el bolsillo del pantalón, donde recientemente acababa de guardar el mapa y siguió andando sin hablarle. Sí, seguramente él también se había aprendido su horario.  Nunca lo había visto tan enfadado, no de verdad. Siempre se le pasaba con mucha rapidez y juntos volvían a hablarse como si nada.
Pero Hermione sabía que lo sucedido aquel día había cambiado algo. No sólo sirvió como una alerta para hacerle saber que debía alejarse de Harry y no exponerse nuevamente a que Ron y su bocaza expusieran lo que creía que ya sabía respecto a sus sentimientos si no que quiso intentar la abstinencia que tantas veces antes se negaba y supo, que no había funcionado.

Tan sólo con verlo esperándola fuera del salón con esa postura tan seria e interesante había bastado para dejarla atontada y con ganas de abrazarlo luego de días sin dirigirle la palabra.

Al llegar a la biblioteca Harry se sentó a su lado, sacó sus trabajos pendientes y se puso a escribir en silencio como si nada hubiese ocurrido pero ella sabía que algo surgiría, porque él no era de esos que se quedaran con dudas y mucho menos sobre lo que había ocurrido.

—¿Has hablado con Ron? —le preguntó repentinamente haciéndola casi derramar la tinta sobre el pergamino.

—¿Yo? No…no he…claro que no.

—Eso es fantástico porque si no me hubiera molestado aún más contigo.

—¿Te alegra?— inquirió bruscamente—Espera, dijiste ¿aún más?

Harry dejó la pluma sobre la mesa y le dedicó una mirada que la hizo sentir muy pequeña y culpable.

—Sí, porque él y yo apenas conseguimos arreglar las cosas ayer.

—¿Tampoco se hablaban?

—Déjame continuar— la cortó con el tono que se emplea con los niños imprudentes.—Estuvo creyéndose toda la semana que tú y yo…bueno que algo hicimos aquel día.— Hermione pudo notar como su voz flaqueba y se ponía abochornado, pero no tanto como ella, con la sola insinuación saliendo de sus labios sentía que el aire se volvía asfixiante.—Pero se lo aclare y bueno, ya sabes como es Ron. Esperó a que me disculpara y me dijo que esperaba que tú también lo hicieras.

—¡No pienso hacerlo!— protestó Hermione ofuscada.— Está muy equivocado si cree que yo voy a ir a buscarlo y a pedirle perdón cuando se este besuqueando con Lavender.

—No te estoy pidiendo que lo hagas, porque se comportó como un idiota.

—Sí, lo hizo— concedió ella sorprendida con el apoyo y cerró su libro de golpe sólo para mantener las manos ocupadas. Las cosas no parecían haber terminado.— ¿Entonces por que me buscaste?

—Porque yo estoy enfadado contigo. Y no me mires así. Sabes que yo no me merecía que me ignoraras.

¡Por supuesto que no lo merecía! Él nunca llegaría a tales extremos de ofenderla a ese grado pero era necesario, un efecto colateral.

—Lo lamento— murmuró ella en un hilo de voz.—Tú eres quién menos lo merecía, lo siento tanto. 

Harry podía ser muy terco y enfadarse con facilidad, pero de algo que se podía enorgullecer era de no guardar rencor de verdad. Y ella sabía que se merecía más que unas palabras severas, lo que recibió, sin embargo, fue que él le pasara un brazo por los hombros y la apretara suavemente antes de asentir y volver a su ensayo.

—¿Me perdonaste? ¿Así de fácil?

—¿No debería?—preguntó arqueando una ceja.

—No no— suspiró agradecida.— Es que…eres perfecto.

—¿Perdón?

—Que es perfecto— exclamó poniéndose de todos los tonos posibles  de rojo—Así tú y yo volvemos a la normalidad porque sabes que no me gusta que discutamos y estos días tan sido horribles…seguro tienes mucho que contarme ¿Como estuvieron los entrenamientos? ¿Has pensando en como conseguir los recuerdos de Slughorn? Si no es así podemos pensarlo juntos…hablando de eso ¿Con quién irás al baile?

—Date tiempo para respirar—la cortó Harry con los ojos bien abiertos al escucharla decir tantas palabras.—Entendí muy bien.

Hermione se detuvo nada más escucharlo y volvió a clavar la vista en la mesa, ¿Desde cuándo se ponía tan nerviosa con él, su mejor amigo? 

—Sobre el baile…la verdad es que no sé — admitió Harry avergonzado. Mucha fama podía tener y a todas las chicas del Castillo detrás, pero nunca había sido especialmente hábil con las chicas y eso la tranquilizaba.

—Pues debes tener cuidado.— informó Hermione, ahora más recompuesta podía recordar el motivo de su preocupación desde hace días. No entendía como podía haberlo olvidado y todo por preocuparse en otras cosas, le dio una mirada ácida al libro que el  chico sostenía con tanto apego y suspiró con enfado.

—Por ultima vez—dijo Harry en un tono cansado.—No voy a regresar este libro.

—No estoy hablando de tu— se detuvo a tiempo para no decir "estúpido libro" no quería irse por ese camino tan rápidamente—...libro.  Estoy hablando acerca de la fiesta. Fui al baño de chicas, y había cerca de una docena que ellas tratando de decidir cómo darte una poción de amor. Todas tienen esperanzas de que las lleves a la fiesta de Slughorn, y todas ellas parecen haber comprado pociones de amor de Fred y George, que temo que probablemente funcionan...

Harry la miró como si esperara que le diera una solución, cosa que lógicamente hizo, preparándose mentalmente para lo que tenía que decir.

—Si invitaras a alguien, eso detendría a todas las demás que piensan que todavía tienen la oportunidad de ir contigo. — Como yo, pensó.— Es mañana en la noche, se están desesperando.

—No hay ninguna a la que yo quiera invitar— masculló Harry con su mirada perdiéndose entre los estantes sin mirarlos realmente, antes de volver a ella y bajarla lentamente hasta la mesa. Hermione vio sus ilusiones irse a la basura, pensaba en Ginny y su imposibilidad de invitarla al estar con Dean. Ella era a la que quería.

—Cualquiera querría ir contigo, si tan sólo lo pidieras...

Harry parpadeó y la miró con curiosidad y algo más… La esperanza resurgió. 

—Tienes razón.—le dio una palmadita en la mano y siguió escribiendo con demasiada concentración— Ya se me ocurrirá algo.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

Últimamente y, en definitiva, no podría decir que se fiaba de sus decisiones.
Y a punto estuvo de olvidarse de su gran valor Gryffindor y regresar a su dormitorio para esconderse bajo sus sábanas hasta que comenzarán las vacaciones. Pero se trataba de ella y nunca retrocedía, el mal ya estaba hecho y lo único que quedaba era afrontarlo como se debía.

Continuó descendiendo los últimos escalones y pronto se encontró con varios pares de miradas encima.
Chicas mirando y evaluando su vestido nuevo y a Ron acurrucado en una extraña posición con Lavender en el sofá frente a la chimenea.

Hermione le devolvió una mirada fugaz y aunque sintió su mirada embobada fija en ella, al pasar cerca de la pareja no volteó a mirarlo ni una vez, preguntándose qué habría pasado si él hubiera asistido con ella como planeaba en un principio, quizás habría dado igual después de todo.

Al salir, con los nervios de punta se encontró a su flamante pareja esperándola.  Se veía bastante bien aunque, con el traje sus hombros de por sí anchos resultaban más grandes creando un efecto extraño, demasiado para su gusto, y su cabello, perfectamente peinado le pareció demasiado rígido. No era como… no no. Detuvo sus pensamiento y se recordó que debía dejar de comparar a todos los chicos con Harry.  

Al llegar a su lado Cormac la miró con mucha más atención de la debida y extrañamente y sin decir palabra le tendió el brazo con galantería.

Hermione cogió su brazo y se dejó arrastrar a la fiesta que no le hacía ninguna ilusión, aunque debía agradecer que por lo menos hasta ahora, Cormac parecía estar comportándose. 

—¿Por qué no hemos entrado?

—Pensé que te gustaría hablar antes de entrar porque allá dentro no podremos escuchar nada y aún falta mucho para conocernos. ¿Verdad?

Hermione miró con anhelo el pasillo iluminado al fondo, donde la música se podía escuchar y las voces de todos ahí, ¿Hablar, decía? Era lo que él había hecho ni cinco minutos después de encontrarse, que si era el mejor jugador, que si era capaz de derrotar a Ron con los ojos cerrados…sobre sus jugadas y cualquier tontería sin sentido que se le ocurría,  al volver la vista se lo encontró dos pasos más cerca de ella.

—Creo…que si vamos para allá podemos hablar perfectamente. Por que es ahí a donde íbamos en un inicio.

Cormac parecía no haberla escuchado, una extrañeza.

—Estás muy guapa hoy. Yo siempre lo he visto pero hoy…con ese vestido…— con toda la naturalidad del mundo la tomó de la mano, un tacto áspero y diferente pero que de todos modos, logró deslocarla.

No sonaba como si estuviera mintiendo, parecía sincero y la manera en que la veía, como si fuera una chica de verdad la hizo sentir una agradable sensación que antes sólo había sentido con Viktor.

No podía culparse por sentirse así con un halago, estando entre dos hombres la mayoría del tiempo no es como si los recibiera al por mayor. Con uno teniendo la sensibilidad de una cucharita y con el otro siendo más despistado que nadie…Tal vez Cormac no era tan malo como todos lo tachaban…tal vez lo había juzgado precipitadamente y…

—¿Para qué asistir a la aburrida fiesta del viejo Slug?

—¿Perdón?— preguntó despertando de sus cavilaciones. Cormac podía ser buscador si lo quería, era más rápido de lo que habría creído, ahora no sólo la tomaba de la mano si no que el espacio que los separaba era casi mínimo.

—Yo sabía que aceptarías venir conmigo al final.— motivado y pareciendo tomar su silencio como timidez o alguna señal para proseguir la arrincono contra la pared.— ¿Ya viste?

Hermione interpuso sus brazos entre ellos en un intento por quitárselo de encima, sólo para darse cuenta que él miraba al techo con los ojos brillantes de la anticipación, al seguir su mirada se le cayó el alma al suelo.

Sobre ellos, como si se burlara de la situación un ramillete de muérdago se alzaba triunfante.

—Qué oportuno— musitó Hermione con ironía. Cormac sonrió. Mala, muy mala señal.

No es como si no lo viera venir pero de igual forma se sorprendió al sentir, a velocidad de vértigo como los labios de Cormac se presionaban contra los suyos, sus brazos quedaron extendidos y paralizados sin lograr su cometido de poner las distancias y aunque no se movió durante unos segundos Cormac no tardó en hacer su intento de profundizar…a Hermione le pareció verse igual que Lavender y Ron y, ante la horrible visión logró poner a su cuerpo a trabajar nuevamente.

Con todas las fuerzas que tenía empujó el enorme cuerpo de Cormac y pese a sus protestas él siguió insistiendo, apreciando su resistencia como si fuera un juego.

—¡Qué me sueltes!— exclamó Hermione con las mejillas coloradas y el cabello antes peinado ligeramente desordenado.

—Creí que era lo que querías...— jadeó Cormac limpiándose los restos de su labial y amenazando con volver a acercarse.

Sin planearlo su mano se levantó y con una fuerza desconocida se impactó con fuerza contra la mejilla del muchacho en un bofetón ruidoso y, por el gesto de Cormac, seguramente doloroso.

Y como era su costumbre se dio la vuelta y salió corriendo.

Lejos de encontrar consuelo en el ambiente al llegar a la fiesta todavía sentía el corazón a mil por hora y una extraña adrenalina por lo que acababa de hacer. Serpenteo entre las mesas y se tomó de golpe el vaso que un mesero le ofrecía en su búsqueda por reaccionar. ¡Qué buenas ideas tenía últimamente! Tonta, tonta…¿Qué pensaba al salir con un tipo como Mclaggen?

Tan inmersa estaba reprochándose su actitud que siguió caminando entre las personas hasta que chocó contra alguien.

—¡Lo siento!— exclamó alterandose por un segundo al creer que Cormac había entrado a buscarla.

—¿Qué te ocurre?

Lentamente levantó la mirada y soltando un suspiro de alivio se apoyó del brazo de Harry.

—Oh, Harry eres tú!

—¿Sí?— dijo él y la llevó al otro extremo de la fiesta mirándola atentamente todo el tiempo.— Y a ti que te pasó? Tienes un poco de…

Dejándola helada Harry pasó su dedo sobre sus labios con cuidado y le quitó el resto de labial seguramente corrido.
Segura de que se había quedado viéndolo más de la cuenta al él estar haciendo lo que seguramente no veía como algo más se obligó a contestar con la verdad, lo que más quería era decírselo a alguien.

—Cormac me besó.— confesó,  ganándose una mirada fría de Harry y que se cruzará de brazos para que siguiera su explicación.— Es que él muérdago... apareció de pronto y yo no quería pero él no dejaba de hablar y cuando me dí cuenta estaba besándome y yo le dije que no pero él…

—¿Te besó a la fuerza?—quiso saber Harry poniéndose tenso y apretando la mandíbula como pocas veces le había visto hacer.— ¿Está aquí? ¿Cómo te lo quitaste de encima?

—¡Harry!— lo llamó alarmada al verlo hacer un amago de buscarlo entre las personas.—Yo estoy bien y estoy segura de que él no está aquí porque….bueno seguro que mi mano se quedará marcada en su mejilla por todas las vacaciones. 

Harry abrió los ojos con sorpresa antes de reír con admiración, relajó el cuerpo y la miró de una manera que por primera vez no pudo descifrar. 

—Debí pedirte que vinieras conmigo.

¡Muy tarde! Le gritó una voz en su cabeza. ¿por qué le decía eso así y ahora? No él había preferido ir con Luna Lovegood antes que con ella? ¿Qué si había dolido cuando se enteró? Bueno, sólo se pasó la tarde preguntándose porque sí veía a Luna como una chica y no a ella.

—Muy tarde para pedírmelo— respondió con un deje de rencor que él no notó.—¿Dónde dejaste a Luna?

—¿Quieres bailar?

—¿Qué?

—Te pregunté si quieres bailar conmigo. —repitió Harry sin mirarla. ¿Se lo imaginaba o se veía nervioso? Sí, definitivamente imaginaciones suyas.

—¿Y Luna?— murmuró resentida y haciéndole claro lo obvio.

—Te lo pedí a ti— insistió Harry tendiendole una mano—Además Luna se ve muy feliz. No le molestará.

Siguiendo la mirada del ojiverde se encontró con Luna platicando animadamente con la profesora Trelawney en lo que parecía una charla…digna de ambas. No podía negarse, no había más pretextos a su favor.

—¿O temes que vaya a besarte yo también bajó el muérdago?— bromeó  Harry intentando aligerar el ambiente  y llamar su atención.

—Tú eres un caballero y nunca…nunca me besarías si yo no quisiera.

¡Y claro que no quería!

Harry asintió lentamente, mirándola como si dudará si se trataba de una respuesta a su broma y ella se dio cuenta de su error. Pero él no dijo nada más y tomándola de la mano la llevo hasta la pista de baile, aunque de un extremo menos rodeado de personas y donde cómodamente pudieron ubicarse sin tener a nadie muy cerca.

Durante un momento se quedaron uno frente al otro, entonces Harry le colocó una mano en la cintura, y la otra se la sostuvo con inseguridad.

Nunca había bailado con él, y aunque no fuera la mayor de sus fantasías pues nunca la creyó realidad ahí estaba, con Harry intentando llevar un baile respetable sin saber hacerlo muy bien.

—Te ves muy bien, Mione.

— Sí, eso era antes de que Cormac...espera ¿Mione?

Se encogió de hombros y la hizo dar una vuelta ligeramente torpe antes de volver a pegarla a él con una sonrisa. 

—Un apodo que se me acaba de ocurrir — dijo por toda explicación, con cautela le pasó un mechón de cabello detrás de la oreja y volvió a sonreírle sólo a ella…como si…como si fuera la única persona cerca.—¿Te molesta?

—No, es perfecto— respondió enternecida y emocionada hasta la médula.

No era el mejor bailarín pero estar con él así de cerca se sentía mejor que bien, con la impresión de que estaba viéndola por primera vez como una chica y siendo tan respetuoso que su mano no se movía de lugar,  aunque si era sincera en ese momento deseara que no lo fuera.  Asustada con sus pensamientos se concentró en mirar cualquier lugar que no fuera él y esos ojos tan eclipsantes.

—¿Ron te vio?

¿Y quién quería hablar de Ron ahora?

—Sí.

—Seguro se sintió muy arrepentido por no haber venido contigo—mencionó Harry casualmente, al ver su mirada se obligó a explicarse—Seguro se arrepintió por haber malgastado su oportunidad contigo quedándose con Lavender y estuvo muy bien que te viera así...Como te ves ahora.

—¿Así como?— musitó Hermione dejando de moverse, él también lo hizo y se quedaron quietos sin hablar.

—Así…porque estás...— carraspeó y su mano ascendió por su espalda.—Te ves fantástica.

Podría iniciarse una guerra y posiblemente Hermione no encontraría nada malo en ello. Todo le parecía demadio irreal, demasiado bueno como para ser verdad. ¿Y si era un sueño?

La mano que se apoyaba de su brazo lo apretó débilmente en un intento por sentir su cuerpo y saber que en realidad Harry estaba ahí mirándola atentamente sin parpadear. Él también la apretó un poco más, sin emplear apenas fuerza pero siendo suficiente para conseguir acercarla.

La invadió el olor de su colonia y su aliento, estratégicamente sobre sus labios. Parecía tener la altura perfecta para besarla… como deseaba que lo hiciera. ¡Que se olvidara de caballerismos y la besara de una vez por todas!

Hermione levantó el rostro y lo miró sin filtros, sin preocuparse en si se daría cuenta de lo que guardaba recelosamente en su interior. Ahora por el contrario quería que lo supiera.

Y claro que lo sabía, él siempre lo hacía.

La mano que descansaba en su cintura subió hasta su rostro y Hermione tontamente rendida cerró los ojos esperando lo inevitable al verlo acercarse. Esperando que sus labios se encontrarán en cualquier momento como llevaba esperando por tanto tiempo.

Pero eso nunca ocurrió.

Al abrir los ojos después de lo que le pareció una eternidad Harry ya no la miraba y un gran alboroto se esparcio por todo el lugar. Draco Malfoy era arrastrado entre empujones por Filch y con una distraída despedida para ella Harry no tardó en seguirlos.

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Costaba imaginarse que las cosas volvieron a ser normales entre ambos.  Durante las vacaciones ninguno se mandó una carta, sólo sus respectivos regalos y sin hablarse mirándose directamente a los ojos se felicitaron por las fiestas al volver de las vacaciones.

Pero Hermione no dejaba de pensar en lo ocurrido, mirándolo de diferentes puntos de vista y analizando cada momento una y otra vez. Llegando siempre a la misma conclusión.

Harry había estado a punto de besarla.

Y no había otra explicación. ¿Qué lo motivó a casi hacerlo? No lo sabía, pero se moría por descubrirlo. ¿Sería eso una brecha…una esperanza?

Para su desgracia no pudo descifrarlo en las semanas siguientes, con Ron siendo envenenado y un retroceso magistral en su acercamiento con Harry al verla tan preocupada con su amigo que seguro le crearon nuevas conclusiones erróneas todo parecía ir de reversa. Con el tiempo él volvió a hablarle casualmente y aunque se alegró por tenerlo cerca sonriendole sinceramente y no dedicándole una mueca nerviosa comenzó a sentir que la oportunidad abierta antes de Navidad se le escapaba entre las manos.

¿Y lo peor? Ginny había roto con Dean y vuelta casualmente más cercana a Harry siempre ideando nuevas estrategias para el equipo.
Aunque sus dilemas se habían resuelto con Ron, (no tenía el corazón para seguir molesta con él luego de casi morir) nada mejoraba realmente.

Comenzaba a cansarle tener que soportar sus extraños cumplidos cada que lo visitaba en la enfermería y que persistieron incluso cuando salió de ésta. Siempre tan amable y siguiendola de aquí a allá como Ginny hacía con Harry. Sabía que estaba siendo egoísta pero si se era sincera no soportaba en ocasiones a los hermanos Weasley, no en esos momentos. 

No cuando comenzaba a rendirse.

—¿Qué querías decirme?

Aquella tarde para su fortuna Harry le había pedido hablar a solas, la sola idea había conseguido emocionarla y acceder sin pensárselo dos veces. 
Y él parecía tan nervioso, tanto como ella…¿Por fin se habría dado cuenta?

—Quiero pedirte un consejo, Hermione. Y sé que no hay nadie mejor para esto que tú. 

—¿Consejo?

Esa manera de revolverse el cabello, como jugaba con la varita y como evitaba mirarla lejos de hacerla sentir emoción la hicieron asustarse.

—Sí. Es que…quiero invitar a Ginny a salir y ahora que pasas tiempo con Ron quería...¿Qué piensas sobre eso? Es decir, que pensará él?

—¿A Ginny?— repitió con su corazón rompiéndose lentamente.

—Yo sé que tú lo sabías— la acusó sonriendo nerviosamente —después de todo bueno...me he dado cuenta que ella parece muy indicada para mí y no puedo seguir fingiendo que ella no me gusta pero pienso en Ron y…¿Hermione?

¿Como se escucha un corazón partiéndose? Ahora lo sabía. No hay sonido, no hay un quiebre que retumbe en todo tu cuerpo, sólo un fuerte vació que se extiende y echa raíces hasta que todo termina por apagarse al mismo tiempo que el corazón muere, un abismo de angustia y dolor que no provoca más que silencio. A eso se resumían sus tontas esperanzas, a ser pisoteadas hasta el punto de no quedar absolutamente nada.

—Tengo que irme, lo siento Harry olvidé que tenía un ensayo pendiente  y… —se levantó como pudo del césped y con las manos temblorosas recogió y metió sus cosas con fuerza a la mochila. Sí seguía ahí no resistiría y no quería que la viera llorar, no quería hacerlo responsable de unir sus pedazos ahora esparcidos por el piso, que se los llevara el viento, que los desapareciera para siempre para evitarle tener que seguir sintiendo lo que ahora sentía.

—Pero Hermione…

—Hablaremos de eso después.

Le regaló una sonrisa quebrada y dejándolo con la palabra en la boca se marchó de vuelta al castillo.

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Nada más había ocurrido entre ambos.
No cuándo Harry resultó herido por culpa de Cormac. Entonces podría decirse que perdió los nervios, armo un escándalo que ahora la avergonzaba y lloró al pie de la cama al verlo tan pálido y recordar el horrible sonido de la Quaffle al impactar en su cabeza, todo eso mientras Ron la miraba desde su cama.

¿Pero qué le importaría en ese momento lo que todos pensaban?

Se quedó ahí por horas, hasta que la cordura regresó y entendió que ese no era su lugar. 

Cuando Harry despertó ella ya no estaba ahí.

Sí, era cierto, ahora evitaba a Harry cada que podía e incluso llegaba a agradecer la compañía de Ron pero nunca sería lo mismo. Y por más que intentara actuar con naturalidad, fingir no era su fuerte.

Sólo esperaba que Harry se lo pidiera a Ginny de una vez por todas, que acabara con su eterna agonía y que la ayudara a seguir adelante. No quería lástima ni arruinar su amistad, pero parecía ser lo único que conseguiría.

Harry le demostró sus capacidades al conseguir los recuerdos de Slughorn por sí mismo, una decisión que ella no debatió ni apoyó. Últimamente no quería presionarlo sobre nada, estaba cansada de ser la misma chica y al cambiar ese aspecto todo parecia ir mejor. Ron estaba encantado, no parando de decirle que se veía mucho mejor con su nuevo carácter, ella lo aceptó como la verdad que era.

¿Y que si ahora era fría con Harry?

¿Y que si evitaba a Ginny para no compararse con ella?

¿Qué daños ocasionaban sus decisiones si sólo eran para su bien propio?

Pero su estado de letargo tuvo una fecha límite, como todo lo tiene. Y no le importó romper su promesa de no involucrarse fuera lo que fuera, porque eso, sobrepasaba todos los límites de lo que era correcto.

Cuando regresaba por la tarde a la Sala Común se lo encontró plantado en un rincón con la cara pálida y Ron mirándolo con susto.
Sus manos y ropas estaban llenas de lo que parecía ser sangre y aunque asustada por creerlo herido no tardó en enterarse de la verdad.

Harry no quería mirarla, avergonzado, nervioso, molesto. ¿Eso que más daba?

Lo que había hecho, sin embargo era la única cosa que había conseguido sacarla nuevamente a la luz.  No entendía porqué, pero estaba furiosa con él. ¿No ella se lo había advertido incontables ocasiones?
Pero también y extrañamente estaba…feliz. Sabía que no era algo que debería sentir pero estaba ahí, haciéndole saber que Harry la necesitaba y que por más que se lo negara a sí misma y a todos necesitaba de ella.
Preocupada, por creerlo expulsado, por temer que algo malo e irreversible fueran las consecuencias para Malfoy pero no era preocupación por él como tal, sino por Harry. ¿Cómo sobrellevaría eso?

Al pasar de las horas las cosas comenzaron a relajarse, Harry les contó sobre su castigo una vez que estuvo bañado y cambiado.
Se tumbó en el sofá sin mirar a nadie y se negó a probar bocado de nada que le hubiera traído de la cena, hasta que Ginny llegó. Y con ella la furia dormida.

Hermione abandonó el asiento al lado de Harry y se sentó lejos de los dos sin soportar mirar las miradas que Ginny le dedicaba. Como si entendiera como se sentía, como si tuviera derecho a inmiscuirse en cosas que durante años no entendió ni entendería.

¿Por qué tan repente ostentaba opinar y hablar como si fuera parte del trío?

¿Por qué tan de repente resultaba ser tan maravillosa y llamativa para todo el mundo? Había sido la misma durante años y ahora, sin razón alguna era la más divertida y preciosa chica para Harry. ¿Por qué la notaba tan de la nada? ¿Por qué ella misma se sentía inferior a ella?

No era propio de ella tener sentimientos así por nadie, y seguramente ni siquiera eran dirigidos a Ginny plenamente. Sólo a la injusticia de su estado. Porque ella había estado ahí por seis años soportando los malos ratos de sus mejores amigos, ayudando y sobrellevando todo lo que año tras año les pasaba.

Y ahora, tan de la nada se veía desplazada por alguien que jamás formó parte real de ellos. Primero por Lavender y ahora Ginny.
Pero si de algo estaba segura era que no quería seguir con la cabeza gacha para soportar como todo aquello ocurría frente a ella. Se levantó de la silla y Ron corrió detrás de ella para sentarse a su lado en el sofá más cercano a los otros dos.

Ese también era otro asunto por resolver, pensó, no terminaría aceptando al chico que sólo la buscaba cuando se sentía de buen humor.

Ella no se lo merecía.

Harry por fin levantó la vista e ignoró lo que sea que Ginny estuviera diciéndole para mirarla, y supo por qué. 

Esperaba por sus palabras, para saber que pensaba de él por lo ocurrido, esta vez no dudó ni un poco al hacérselo saber. No habría filtros ni sería cuidadosa para no hacerlo sentir mal, él lo merecía tanto como ella por no darse cuenta de que la equivocada no era ella.

—Harry— lo llamó ella sin recaer en Ginny o Ron. Ésta charla era sólo de ellos y se encargaría de que así fuera.

—Sé que estuvo mal—respondió él con la voz ronca luego de no haberla usado por horas.

—Te dije que había algo raro en este "Príncipe"— prosiguió ella severamente —Y tuve razón, ¿no es así?

—No, no creo que la tengas.—dijo Harry testarudamente.—No es culpa el libro por qué...

Quiso explicarle de razones sobre lo tonto que estaba siendo hasta que entendió que tenía razón.

—Tienes razón.— Harry la miró sin creérselo, pero las cosas no terminarían así. —No es culpa del libro el uso irresponsable y horrible que le has dado, aunque sigo sin entender ¿cómo puedes seguir defendiendo a ese libro después que ese hechizo...?

—¡Deja de insistir en ese tema del libro! –gritó Harry que parecía a punto de vomitar.—¡No quiere decir que él recomendara su uso a nadie! ¡Por lo que sabemos, hizo una nota de algo que había sido usado en su contra!

—No lo creo así—insistió Hermione sin ceder—Estás realmente defendiendo...

—¡No estoy justificando lo que hice! –dijo rápidamente Harry con pánico—Desearía no haberlo hecho nunca, pero no es justo que tenga cerca de una docena de días de detención?

—No no lo es— sentenció Hermione. 

—¡Ya déjalo en paz, Hermione! — exclamó Ron poniéndole una mano en la rodilla que ella le apartó bruscamente. Ron no insistió. 

—No te metas en esto, Ronald. ¿O tú también crees que estuvo fantástico lo que hizo? Yo bien se lo advertí tantas veces y como siempre, se lució de lo lindo llevándome la contra.

—Sabes bien que yo no usaría un hechizo como ese— jadeó Harry haciendo un intento por levantarse— ni siquiera en Malfoy, pero no le eches la culpa al Príncipe ya que él no escribió “intenten esto”... sólo hizo algunas notas para él mismo, no para otros...

—¿Quieres decir que piensas volver a...?

—¿A recuperar el libro? Sí, así es—dijo Harry enérgicamente antes de ablandar la voz en un intento por negociar, que ella no pensaba escuchar. ¿Ese era el chico del que estaba enamorada? Lo era y a pesar de todo, seguía queriendolo.

—Escucha: sin el Príncipe yo nunca hubiera ganado la Felix Felicis; nunca hubiera sabido cómo salvar a Ron de envenenamiento; nunca hubiera...

—...tenido una brillante reputación en Pociones que realmente no mereces. —siseó Hermione ácidamente.—Todo eso lo habrías conseguido por ti mismo si te hubieras esforzado. No culpes a Snape ni a Slughorn porque quién decidió conjurar esa maldición fuiste tú. Y si sigues creyendo que está bien todo lo que haces yo no seré una más que aplauda tus errores, ya no más y definitivamente no con esto.

—¡Déjalo en paz, Hermione!— exclamó Ginny abruptamente. Harry fijo su vista en ella sorprendido y a Hermione se le revolvió el estómago. Y ahí estaba, volviendolo a hacer. —Por lo que hemos oído, Malfoy estaba tratando de usar una maldición imperdonable, ¡deberías estar agradecida de que Harry hubiera tenido algo realmente bueno que lo salvara!

—¡Pues claro que estoy contenta de que Harry no haya sido tocado por la maldición! —le espetó Hermione taladrándola con una mirada tan severa que Ginny se desconcertó un segundo.

—¡Pero si eres capaz de llamarle “algo bueno” al hechizo Sectumsempra, Ginny, mira dónde ha colocado a Harry ahora! Hay muchos más hechizos capaces de tener el mismo efecto de protección y no casi matar a alguien! ¿Crees que está bien lo que a hecho sólo por qué lo hizo Harry verdad? Pues anda que no, ¿Cómo pueden apoyarlo en esto? Y eso sin mencionar lo que esto ha hecho con su oportunidad de ganar el partido...¿No es eso lo que tanto les importa?

—Ah, no empieces a fingir que entiendes de Quidditch— murmuró Ginny con crueldad limitándose a responder sólo eso y no todo lo demás. No le sorprendía su reacción de todos modos. —Solamente quedas en ridículo.

—No, Ginny — respondió Hermione y se contuvo para no soltar palabras que realmente la herirían con tan sólo mencionar su forma de utilizar chicos para su propio beneficio. —Eres tú quién queda en ridículo. Yo estoy intentando ayudarlo de la manera correcta para que aprenda por lo que hizo! ¡Y no sólo aceptando y alabando sus errores para quedar siempre bien con él!

Ginny se levantó del sofá y por un instante le dio la impresión de que la golpearía. Hermione ya no vio en ella a la chica que envidiaba, sino a una niña a punto de soltarse a llorar, y eso no se sintió bien. No quería provocar eso ni dañarla realmente pero se sentía tan furiosa y herida que una mínima parte de su ser quiso ponerla en el lugar que se merecía.

Los chicos no las miraron, demasiado sorprendidos con la pelea entre las siempre buenas amigas. Pero era cosa de ilusión, realmente sólo hablaba con Ginny por ser hermana de Ron, por tenerse que ver la una a la otra cuando estaban en La Madriguera y sobre todo, por su falta de cariño propio y su idiota creencia de necesitar una amiga.
Realmente no tenían nada en común, no más que estar enamoradas del mismo chico.

Se levantó del sofá, ignoró a Ginny y salió de la Sala Común sintiéndose más entera que en meses. Las cosas comenzaban a aclararse.

A pesar de que no creía que Harry pudiera salir a buscarla, y menos después de su altercado él lo hizo una hora después. Se quedó parado frente a ella, que sólo se limitó a evadir su mirada y apretar sus rodillas contra su pecho.

—¿Qué es lo que haces aquí?— le espetó Hermione con la suficiente frialdad como para hacer retroceder a cualquiera. Pero no a él. 

—¿Por qué odias a Ginny?

Tan pronto como lo escuchó se puso de pie y agradeció que los pasillos estuvieran desiertos para que nadie fuera testigo de lo que ocurriría. Ya no tenía las suficientes fuerzas como para seguir agachando la cabeza y mucho menos para guardar sus sentimientos un segundo más.

—¡No la odio!— gritó, luchando por deshacerse del dolor que comenzaba a querer hacerla sucumbir.

—¿Entonces por qué lo parece?

A Hermione le dio la impresión de que estaba ahí en defensa de Ginny y eso sólo bastó para hacerla sentir peor.
Lo sentía... el vómito verbal acercándose después de meses reprimiéndose.

—Sólo me cansé de ser la segunda opción de Ron con Lavender, me cansé de que me vea como su salvación y que sus perdones nunca sean sinceros.
De que siempre parezcan sólo soportarme por qué les conviene estar bien conmigo por su propio interés— se le escapó un sollozo y para su mala fortuna Harry avanzó hacía ella con los brazos levantados. Ella retrocedió lográndose una mirada de dolor de Harry que amenazó con hacerla dudar, pero ya no podía detenerse. Era ahora o nunca.

—Me cansé  de preocuparme por ti cuando lo único que tú quieres es alguien que acepte todo lo que tu hagas aunque eso esté mal ¡Me cansé de ser la amargada y aburrida sabelotodo cuando lo único que quiero es que estés bien! Y ya no puedo aguantar seguir a tu alrededor sintiendo que estoy quitándote tú libertad y…que te fastidio cuando iintento ayudarte…¡Me cansé de ser yo!

—Hermione…

—No— renegó y le tembló la voz al dar un paso hacia atrás —Sé que esto no es tú culpa, no es tú culpa que yo me sienta así por ti. No es tú culpa que me haya enamorado de ti y que tu lo estés de otra chica... Pero pensé que…

Las manos de Harry cayeron sin fuerza a sus costados, con una expresión igual a que si lo hubieran golpeado.

—Sí, estoy enamorada de ti. Y se que tú lo sabes.

—Yo no…

—He sido lo suficientemente obvia con respecto a eso— rió ella sin ánimos.—Tú lo sabes.

Harry no dijo nada más, pálido y desconcertado con sus palabras.
Y lo cierto era que decirlas no le había supuesto ninguna emoción. Habían sido dichas sin sentimiento alguno, sin la esperanza o cariño que esperaba antes.

—Pensé que después de todo lo que hemos pasado me mirarias de otra forma y si no era como alguien a quien puedes amar esperaba que lo hicieras porque te diste cuenta que soy la única persona en tu vida que te conoce y que te acepta por quién eres. —se puso una mano en el pecho intentando mitigar el dolor que sentía—Yo necesito alejarme de ti.

—No puedes hacerme eso, Hermione, por favor— en sus ojos podía ver la desesperación y el horror por lo que estaba diciendo, pero engañarse de ese modo y seguir haciéndose sufrir no estaban ayudándola. Estaban consumiendola lentamente y no quería ser testigo de lo que quedaría de ella si no se alejaba cuando aún podía.

Con valentía Harry tomó sus manos y las apretó contra su pecho, a este punto la primera lágrima caía de los ojos castaños, no quería tocarlo y sentirse dispuesta a todo por él.
Cerró los ojos y los apretó con fuerza, buscando fuerzas para marcharse.

—Hermione. Mírame...Yo te prometo que…

—No lo entiendes, me quiero ir porque no puedo verte con ella sin que mi corazón se rompa, puedo aceptar que no me ames pero no me hagas ser testigo de como eres feliz a su lado— Harry la sacudió un poco para que lo mirara y su agarre comenzó a hacerse más fuerte conforme ella retrocedía para alejarse— Por favor— sollozó retorciéndose.— Déjame ir y…algún día estaré bien y dejaré de quererte pero ahora...No puedo estar aquí…

—Es que tú no lo entiendes— exclamó Harry con un gesto de dolor— No puedo dejarte ir.

—Sí puedes, si la amas hazlo y ve con ella, yo sé que lo haces y no te estoy reclamando nada…¡Sueltame!

Con nuevas energías logró zafarse un segundo, el mismo que le tomó a él dar dos pasos en su dirección y arrinconar su cuerpo entre la pared y él. 

—¡Es que no la amo!

Hermione dejó de moverse, estática y confundida. Con las lágrimas impidiendo que pudiera ver algo más que no fueran los ojos verdes de Harry mirándola con desesperación. 

—¿Qué?

—Sé que no soy lo suficientemente bueno para ti.— murmuró Harry con los hombros hundidos y retrocediendo otro poco pero sin soltarla— Y Ginny siempre pareció mi única opción. Tenía miedo de arruinar mi amistad contigo porque es…es lo más valioso que tengo, tú me haces ser mejor y me motivas a seguir adelante y me aterra no ser lo bastante bueno como para corresponder a eso— sus manos la soltaron por fin pero ella no se sentía capaz de moverse para escapar. —Tú eres la única que puede hacerme ser mejor, yo sé que sin ti estaría muerto desde el primer día. ¡Mira lo que hice hoy! Casi mato a alguien por no escucharte...

—No fue tú intención— lo consoló Hermione sin poder reprimir el instinto que al mínimo indicio de que Harry sufría se olvidaba de lo demás.

—Sí, lo fue— refutó mirándose las manos como si todavía viera restos de sangre en ellas. —Y eso no estuvo bien…sé que fue estúpido, que estuve a punto de arruinarlo de verdad y que no merezco que estén justificando lo que hice.

Hermione sabía que se refería a Ginny pero no intentó detenerlo para que dejase de hablar.

—Lo que pasó en la fiesta de Slughorn...— susurró Harry tocando el tema por primera vez.—Me fui porque no tuve el coraje de hacerlo, porque me sentí como un cobarde y porque creí que me estaba metiendo entre tú y Ron.  Con Ginny todo parece más fácil y es por qué realmente no me interesa. Com ella parece que nada malo ocurrirá pero nunca podría entenderme ni yo a ella, y pareció ser la mejor opción al ser la chica que tenía más cerca…Pero ella no eres tú. 

—Tú dijiste que te gustaba.— observó Hermione sin creer lo que le decía realmente.

—¿Y eso que es comparado con lo que siento por ti?—le espetó Harry con fiereza.—¿Qué es eso comparado con lo que tú y yo hemos pasado? Ella no a estado ahí y ahora entiendo que soy un idiota por imaginarla fantástica de la noche a la mañana sin motivo aparente…quizás si debería dejarte alejar de nosotros. Ron y yo somos los que no te merecemos.

Harry se atrevió a pasarle una mano por la mejilla, limpiando lágrimas que no sabía que hubieran caído una por una, con un esmero que rozaba el miedo a tocarla.

—Lo siento, lo siento tanto, Hermione. Perdóname por no poder haber visto quién eras para mí, lo que has hecho y lo poco que  te valore.

—No lo entiendo.

—¿Entender qué?

Hermione se tomó su tiempo, asimilando todo con demasiada lentitud, incluso con desconfianza pero no era para menos…

—Nunca diste indicios de verme realmente. Quizás estés confundido.

Aunque le doliera pronunciarlo era lo correcto, con Harry debía ser sincera y dejar de comportarse como una egocéntrica chica como solía ser con Ron…y si debía hacer esto para asegurarse de no estarlo forzando a nada lo haría.

—Sí, los hubo. Incluso antes de que me diera cuenta…o que tú lo hicieras.— al notar que no lo entendía agachó la mirada buscando las palabras necesarias para hacerla entender del mismo modo que él había hecho.—Durante todos estos años, muchos han sospechado que entre tú y yo hay mucho más que una simple amistad. ¿Por qué lo harían si no hubiera motivos? Ron desconfiando cada que nos encuentra solos... Viktor, Cho, incluso el mismo Dumbledore, todos ellos han estado lo suficientemente cerca como para que se dieran cuenta si era real o no y aún así, desconfían. ¿Por qué todos ellos se han dado cuenta menos tú y yo?

No sé le ocurría ninguna protesta contra eso, todos sus argumentos se vieron de un instante a otro anulados y sin valor. Harry la miraba atentamente, como llevaba meses deseando que hiciera.

—Yo sí lo hice.— protestó Hermione con dignidad luego de un momento de silencio, ganándose una ligera sonrisa de Harry.

—Ya sé. Pero yo soy mucho más lento.—se defendió Harry jugando con un mechón suelto de su cabello.—¿No es suficiente prueba que me haya tomado tantos años?

Hermione negó lentamente sin poder dejar de mirarlo, no entendía lo que estaba ocurriendo ni era como tantas veces lo había estado imaginando pero era único y mucho más real que cualquiera de sus sueños.

—Un poco más que a mí. Entonces…¿Debemos agradecerles por darse cuenta antes que nosotros?

—Eso puede retrasarse— sugirió Harry con las manos en los bolsillos.—Ahora de hecho me gustaría pasar el resto de la tarde contigo y quizás...¿Aceptarías tener una cita conmigo?

El corazón de Hermione latio con fuerza, era real, perfectamente real.

—Honestamente...sí, eso me gustaría.

Harry hizo una mueca y se revolvió el cabello antes de mirarla con disculpa.

—¿Qué ocurre?

—Estoy castigado por lo que me parece una eternidad.— reflexionó con tristeza.—¿Me esperarías?

—Saldremos cada día a pasear por los terrenos si eso cuenta como una cita, incluso podría esperarte después de que cumplas tu castigo con Snape.

—¿Incluso si no te quedas a ver el partido completo?— se asombró Harry aventurándose a tomar su mano con cautela.

—Oh, Ginny tiene razón. Realmente sólo asisto por ti y me informo lo más que puedo porque tú eres quien juega…ahora no veo mucho el caso.

A Harry le brillaron los ojos y en un impulso la rodeó con sus brazos.

—¿Podría besarte ahora?

A Hermione le sorprendió la pregunta, normalmente nadie pide algo como eso…entonces recordó. "Nunca me besarías si yo no lo quisiera" casi tuvo ganas de reír de la alegría.

—Puedes.—respondió en un susurro.

Harry sonrió un poco más si eso era posible y terminando lo que dejó pasar en la fiesta de Navidad se inclinó sobre ella y la besó como durante años debió haber hecho. La besó todo el tiempo que pudo, feliz porque ella correspondía con la misma intensidad, sin importarles en lo absoluto la campana anunciando la última clase del día ni a los alumnos que al salir de sus clases los encontraron, con gran sorpresa, admiración e incluso anticipación besándose en medio del pasillo. Nada importaba ahora más que su recién descubrimiento.

—Tengamos esa cita— opinó Hermione cuando se hubieron separado. Harry asintió y sin reparar en las personas a su alrededor la tomó de la mano y juntos desaparecieron al final del pasillo, rumbo a lo que sería el comienzo de lo que todos siempre supieron y que ahora ellos no dejarían ir jamás.   

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¡Hola, Hola!

Aquí estamos otra vez esperando que les guste tanto como a mí ❤

Y si no se dieron cuenta leyéndolo creo que queda bastante claro que en este OS escribí lo que siento respecto a Ginny en el penúltimo libro, no me desagrada completamente es más me caía bien en los libros anteriores al príncipe mestizo pero que tan pronto me la hicieran ver como la mejor chica para Harry me traumó totalmente Jajaja (Sigo sin procesarlo)

En fin vayamos con la pregunta.

¿Qué opinan respecto al Hinny, les agrada o piensan que tiene algo de lógica?

Sin más me despido, los quiero 💕
¡Nos vemos A la próxima!

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