BACK FOR YOU » BARRY ALLEN/TH...

By _danef

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GUARDIAN'S LOVE I; PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "YOU" Existe el mito de que en alguna Tierra paralela, los más... More

TRILOGÍA "YOU"
Sinopsis.
Reparto.
G r a p h i c s
Prólogo.
uno.
tres.
cuatro.
cinco.
seis.
siete.
ocho.
nueve.
diez.
once.
doce.
trece.
catorce.
quince.
dieciséis.
diecisiete.
dieciocho.
diecinueve.
veinte.
veintiuno.
veintidós.
veintitrés.
veinticuatro.
veinticinco.
veintiséis.
veintisiete.
veintiocho.
veintinueve.
treinta.
treinta y uno.
treinta y dos.
treinta y tres.
treinta y cuatro.
treinta y cinco.
treinta y seis.
treinta y siete.
treinta y ocho.
epílogo.
Notaaaa.
¡Wattys 2020!

dos.

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By _danef

»2. Frío. «

—ELLA NO ME GUSTA.

Kailan sonríe ligeramente y agradece el tener una máscara para ocultar su divertido gesto en cuanto la doctora Snow confiesa aquello sobre la hermana del criminal sin pudor alguno, anormal en ella según había entendido hasta ahora. Ella y Barry habían llegado lo más rápido que las piernas del velocista permitían a S.T.A.R. Labs, justo antes de que Cisco, Caitlin y Lisa arribasen a las instalaciones. Barry había obligado a la pelirroja a punta de bufidos y ceños fruncidos a ponerse la máscara con la que la había encontrado a su llegada a Tierra uno, y ella, únicamente porque le parecía magnífica y encantadora la preocupación del castaño, terminó obedeciendo de forma sumisa, sin reproches ni quejas a las peticiones del hombre. Pronto escuchaban la explicación de la supuesta Lisa Snart sobre lo que la terminó orillando a pedir ayuda al Team Flash: ataque sorpresa, golpes en la cabeza que dejan a personas inconscientes, traiciones de un lunático adicto al fuego y finalmente, la desaparición misteriosa de uno de los ladrones más buscados de toda la historia de Central City. Sí, había cosas que definitivamente sonaban algo estrafalarias en su historia, pero la mujer tenía razón. Leonard tenía un favor que cobrarle al famoso superhéroe de la ciudad y su hermana no estaba dudando en hacerlo por él justo ahora.

—Y, sólo por curiosidad, ¿quién es la nueva de cabello rojizo? —Lisa observa con una sonrisa ladina a la pelirroja, pensando constantemente que a su hermano definitivamente le encantaría conocer al nuevo elemento de la ayuda potencial del corredor escarlata.

—No necesitas saberlo para que te ayudemos, Lisa. —Barry, oliéndose las intenciones de la castaña, se coloca protector frente Kailan, haciéndola arquear una ceja bajo la máscara.

—Flash, no me quites la gloria, estoy segura de que le fascinará escuchar quién soy. —Las pequeñas palmadas que la pequeña pelirroja da a la espalda del velocista lo desconcentran, mirándola perplejo—. Me llaman Scarlet Witch —Lisa sonríe con autosuficiencia, anotando al instante el seudónimo en su memoria—, y te prometo que a tu hermano, ¿Leonard Snart, cierto?, definitivamente le encantará saber sobre la nueva chica encargada de Central City.

Y la sonrisa de Lisa se desvanece porque realmente ella no tenía idea de que la mujer enmascarada conocería a su hermano, divirtiendo sólo un poco a Flash.

—Uh, deberíamos de juntarnos más seguido, Scarlet Witch. —Comenta el moreno arrancándole una pequeña carcajada a la pelirroja.

—Mira, Lisa, aunque quisiéramos ayudar, ¿cómo se supone que vamos a encontrar a tu hermano?

—No es un verdadero problema. —Cisco le guiña un ojo a Barry y camina hacia los monitores—. Cuando reconstruí el arma de frío no tuve tiempo de ponerle un rastreador. Pero ideé un método para localizarla utilizando tecnología militar prestada.

Kailan da un pequeño salto de emoción al escuchar a Cisco hablar de tecnología, lo que hace a Barry alzar una ceja—. Lo siento, no por nada salí con Cisco alguna vez. —Susurra cerca de él antes de seguirle el paso al de rulos.

—Lo sé, lo recuerdo bien. —El castaño sonríe un poco mientras la ve alejarse—. Mi divertida nerd...

Cisco teclea un poco, mostrando en la pantalla del computador el arma sobre un mapa ampliado de la cuidad—. Verán, el arma funciona como una imagen térmica, pero en vez de buscar señales de calor-

—Busca señales ultravioleta de frío. —Un deje de emoción suena en la voz de Kailan al hablar—. Hace mucho que no hacía ésto.

La doctora Snow sonríe enternecida, justo como los demás del equipo la miran, pero Lisa sólo puede observarla fulminante, apartada de los monitores. Desde luego que había escuchado que la presunta Scarlet Witch y Cisco Ramón salieron alguna vez en el pasado cuando la pelirroja lo comentó al lado del velocista, y eso, extrañamente, no le gustaba ni un poquito.

—Es usted muy inteligente, señorita. Ya nos entenderemos poco a poco. —Cisco comenta con media sonrisa, justo cuando suena un pequeño indicador—. Oh, miren eso. La señal ultravioleta se detectó en la Quinta y Hoyt, a penas hace ocho minutos.

—Muy bien. —Barry coloca las manos en sus caderas y mira a Lisa—. Veamos si eres una mentirosa.

El velocista se gira hacia la salida del cortex, dispuesto a salir, pero se ve interrumpido por el menudo cuerpo de su antigua mejor amiga colocándose justo frente a él, obstruyéndole el paso. Barry frunce el ceño.

—Voy contigo.

—No, no puedes. Snart es peligroso y a penas debes de estar acostumbrándote a correr a la misma velocidad que yo. —Niega con la cabeza un par de veces abrumado—. Te quedarás aquí.

—Barry, yo fui ent... —Calla cuando se percata de lo que dirá y carraspea—. Yo puedo con ésto. Por favor, quiero ir contigo.

—No, Kailan. —Masculla lo suficientemente bajo como para que Lisa no lo escuche decir el nombre de la pelirroja y la aparta del camino son sus manos, sin atraparla en un agarre brusco—. En serio, no te muevas de aquí.

No le permite decir una palabra más, pues el velocista sale corriendo de los laboratorios hacia el destino que Cisco mencionó antes. Bennett no regresa al cortex cuando eso ocurre, se queda en el pasillo apoyada sobre una pared, dándose cuenta de que realmente casi mete la pata al decir que fue entrenada para enfrentarse a cosas peores que un inofensivo ladrón con un arma de frío que seguramente era un chiste. Barry merece saber toda la verdad de su paradero en los últimos seis años y la razón de su partida, pero hablando de los otros dos chicos, no estaba todavía tan segura. No la molestaban ni inspiraban desconfianza, de hecho, eran de las pocas personas que más puras se percibían desde su estancia en el fuerte e incluso si las comparaba con algunas personas que tuvo que tratar allá; pero era diferente. No los conocía, no sabía nada de ellos ni de su historia con el velocista y por su experiencia, las personas son cambiantes, no podía asegurar que al decirles la verdadera razón por la que se fue, no lo estarían contando accidentalmente por ahí cada dos por tres. Se apegaría, por ahora, a la idea de que Barry es el único que merece la verdad completa.

Kailan se dispone a encontrarse una vez más con los nuevos amigos de Allen, sin embargo, un repentino sentimiento de que algo anda mal la azota de momento, obligándola a colocar ambas manos sobre la pared tras apartar la máscara de su rostro con brusquedad; de repente el objeto la sofoca de más y le impide pensar con claridad. Ese mareo, ese malestar, jamás lo había sentido antes, ni siquiera había sido mencionado por los maestros en el fuerte cuando le hablaron de los efectos colaterales de usar sus poderes sin la presencia o constancia de su humano (lo cual, por cierto, no había sucedido aún porque justamente deseaba evitar cualquier anomalía en su sistema). No estaba familiarizada con eso, y mucho menos con el golpe de cansancio y debilidad que la orilla a sentarse sobre el suelo frío del pasillo, aferrándose con los brazos a sus piernas y a la poca fuerza que percibe le queda. Siente cómo un frío extremo la recorre rápidamente, su cuerpo tiembla descontrolado y, por extraño que suene, siente como toda la energía que podría haber estado de reserva para ella es drenada de su cuerpo en unos segundos, igual a si hubiese estado corriendo todo el día sin descanso.

—Samira. —Balbucea con la poca conciencia que le queda mientras se recuesta en forma fetal para mejor comodidad—. S-Samira...

—Aquí estoy, señorita Bennett. Tranquilícese.

—¿Qué me e-está pasando? —Pregunta sin aire a la inteligencia artificial retorciéndose en su lugar, buscando una mejor posición para poder recuperarse—. T-Tengo mucho frío y m-me siento muy cansada.

—Está sufriendo un cambio de temperatura drástico. —Habla la voz robótica después de un rato de silencio—. Su cuerpo ahora se acerca de manera peligrosa y progresiva al cero absoluto.

—Y-Ya lo noté. —Tiembla un poco—. ¿Pero p-por qué?

—No encuentro ningún factor en el entorno que esté haciéndole estos cambios bruscos a su sistema, señorita Bennett. Pero sus signos vitales están cayendo considerablemente de forma rápida. —Un holograma se muestra frente Kailan a la par de las palabras de Samira—. Necesita un golpe de calor para estabilizarse o podría morir.

—Bueno, entonces ha-hazlo, dame calor. —Tirita.

—Me temo que no tengo los alcances para hacer eso, señorita Bennett. —Kailan suelta un gemido lastimero cuando escucha a su ayudante decir eso, sintiéndose sin escapatoria—. Se debe de conectar mi sistema con el traje que usted tenga puesto, pero su vestimenta no podría permitirnos hacer esos cambios para que yo-

Kailan interrumpe—. De acuerdo, entiendo. T-Tráeme ayuda, por favor.

—En seguida, se-

Un rayo amarillento y un borrón rojo que aparece de repente no permiten a Samira terminar su oración. Barry Allen se encuentra ahora en cuclillas frente a ella justo cuando más lo necesita; sin su máscara cubriéndole su precioso rostro, la chica puede identificar rápidamente una expresión conmocionada mientras la toma entre sus brazos lo más delicado que la situación lo permite, sin contar qué definitivamente percibe la preocupación que su cuerpo emana. Kailan a penas y puede sonreír aliviada cuando siente el calor corporal que el castaño le proporciona nada más tocarla y acogerla a su persona.

—Bu-Bueno, sí que eres u-un héroe, Barry Allen. —Se burla con la poca energía que le queda.

—¡Cisco! ¡Ven ya! —Grita el otro sin apartar la vista de la pelirroja acongojada—. Por Dios, Kailan, estás pálida y helada. ¿Qué te pasó?

—Samira dice que m-mi temperatura corporal está disminuyendo hasta a-acercarse al cero absoluto. —El cuerpo de la pelirroja tiembla, así que el castaño la aferra más a su pecho, intentando calentarla de ese modo—. Necesito... Necesito calor ya, Barry...

—Kailan. —Balbucea el moreno al ver a la chica como una hoja de papel, sin color alguno en su tez normalmente coloreada de rosa.

—Tenemos que darle calor ya. —Exclama el velocista con voz dura y fuerte, intentando disimular los nervios.

—Tráela a la camilla, Flash, y ponte la máscara. Lisa sigue aquí.

Barry obedece al instante, cubriéndose el rostro antes de levantar a Kailan del suelo con todo el cuidado posible. La chica tiembla fuertemente una vez más antes de que el castaño comience a caminar dentro del cortex, justo donde Cisco había mencionado antes. Todo le da vueltas, ni siquiera comprende por qué terminó en los brazos del que fue su mejor amigo hasta los diecinueve años. ¿La perdonó? ¿Se confesó? ¿Está abrazándola porque creyó todo lo que le dijo? No lo sabe. Lo único que entiende es que sus párpados de repente pesan demasiado, y lo último que escucha, es la voz de Barry Allen diciéndole con voz cálida:

Todo va a estar bien.


[ . . . ]


—¿Qué se supone que haces, Cisco?

—Oye, ésto nos sirvió antes con Barry, seguro que con ella también puede.

—Lo último que recuerdo de Kailan es que odiaba a Lady Gaga con todas sus fuerzas, amigo. Apágalo y déjala descansar.

—¡Pero funciona! Mírala, está despertando.

El estribillo de Poker Face por Lady Gaga suena justo cuando la pelirroja consigue abrir los ojos después de algunos intentos. Le toma varios segundos adaptarse completamente a la luz potente que proyecta la lámpara colocada justo sobre ella, pero cuando finalmente lo logra, se encuentra en primera instancia tres rostros. Barry completamente aliviado de verla despierta, Cisco sintiéndose exitoso mientras apaga la música y Caitlin preocupada justo como ella suele serlo todo el tiempo. Sus manos, instintivamente, van hacia los bordes de la camilla para poder incorporarse en su lugar, pero se ve recostada de vuelta por el pequeño empujón que Allen le da a sus hombros, sin intenciones de molestarla o lastimarla. Él le sonríe ligeramente cuando la pelirroja lo mira interrogante, tocando por encima las manos del castaño que aún no se separan de su cuerpo.

—Necesitas descansar.

—¿Qué... —Siente cómo el aire se le escapa por un segundo antes de poder recomponerse—. ¿Qué pasó?

—Samira no te mintió. —Barry se pone de cuclillas junto a la camilla a la par que habla, quedando a la altura del rostro de Kailan—. Tu cuerpo realmente estuvo en el cero absoluto justo cuando yo llegué, aunque todavía no podemos explicarnos por qué.

—No lo entiendo... Debería de estar muerta.

—Bueno, se supone que ese es el resultado final que se espera cuando algo así ocurre. —Caitlin habla mientras observa los signos vitales de Kailan en la tableta ya en su estado normal—. Pero, extrañamente, tú estás bien. Te estabilizaste diez minutos después de que Barry te estuviera transfiriendo su calor corporal por medio de la vibración.

Kailan observa a Barry, el cual, con una sonrisa alza su mano para mostrarle de lo que Caitlin habla—. Oh.

—Deberías de tener al menos secuelas, ni siquiera serías capaz de moverte y probablemente nunca lo harías en una situación común pero, estás bien, Kailan, sólo tienes que descansar.

—No, no, espera. —La pelirroja voltea a ver a la doctora Snow cuando ella se dispone a salir—. ¿Por qué estoy bien? ¿Y cómo fue que terminé congelándome en el suelo del pasillo?

—No lo sabemos, al menos no todavía. —Caitlin sonríe, intentando tranquilizarla con voz suave—. Pero no te preocupes, lo averiguaremos.

—Es lo que hacemos aquí, rojita. —Cisco guiña un ojo a la mujer, haciéndola sonreír—. Ahora, discúlpanos. Tenemos un problema del cual encargarnos allá afuera.

Caitlin y Cisco salen de la pequeña enfermería que habían montado en el cortex, dejando solos a los viejos mejores amigos. Kailan, dando unas palmaditas a su lado, invita a sentarse con ella al velocista mientras se aparta un poco, dejándole suficiente espacio para acomodarse cerca de su cuerpo. Barry acepta, considerando que realmente necesita estar pegada a ella para asegurarse de que se encuentra completamente bien después de tanto desgaste físico, y se sienta al lado de su torso, tomando una de las manos de la mujer pelirroja entre las suyas, jugueteando un poco con sus dedos. Kailan sonríe enternecida, sintiéndose con diecinueve años una vez más.

—¿Y Lisa?

—Cisco logró distraerla mientras Caitlin y yo nos encargábamos de ti; tuvimos una pequeña conversación en cuanto recuperaste tu calor corporal normal y prometo que te pondré al tanto en cuanto tengas las fuerzas suficientes para quedarte de pie tú sola.

—De acuerdo.

Silencio.

—Nadie sobrevive al cero absoluto, Kailan, en verdad temí por ti. —Admite en voz baja después de unos casi eternos minuto, sin apartar los ojos de la tersa mano de la chica.

—Créeme, lo sé. —Ella alza la mano con la que el chico había estado jugueteando para tocarle el rostro, sintiéndose realmente familiarizada con el momento—. Pero estoy bien, Barr.

—También me he enfrentado al cero absoluto antes, justo hoy lo hice cuando me encontré con Leonard Snart y su arma de frío. —Kailan abre la boca impresionada, boqueando un poco—. Pero nada de lo que tengas que preocuparte. Soy velocista y es diferente conmigo.

—¿Tienes en cuenta de que el frío no se junta con la velocidad, verdad?

—Lo sé, pero justamente gracias a lo rápido que soy, es más fácil interceptarme para salvar mi vida. —Barry cierra los ojos extasiado cuando Kailan pasa el pulgar cerca de su pómulo—. Pero contigo, Kai, tú no eres velocista y tú no estuviste ahí conmigo.

Una sonrisa se cuela por los labios de la menuda mujer, encantada por haber escuchado a Barry llamarla con ese mote adorable al que estaba acostumbrada desde que eran niños, pero al instante, el gesto se desvanece de su rostro—. Tal vez fue por mi humano... —Kailan aparta la mano cuando cae en la cuenta.

Barry abre los ojos confundido al escuchar a su antigua mejor amiga. Kailan no deja de mirar su brazalete, ese que carga su inteligencia artificial a todos lados. El velocista definitivamente recuerda haber escuchado a Kailan decir eso ya, sin embargo todavía no puede comprender a qué se refiere con eso. Definitivamente esa chica estaba ocultando algo detrás de su regreso a Central City, y no se va a cansar de decirlo: la conoce lo suficientemente bien como para estar seguro de qué hay más allá en la historia que contó antes.

—¿Humano? —Pregunta el velocista y es ahí cuando la bruja reacciona—. Tienes que explicarme muchas cosas, Kai.

—Y lo pueden aclarar después, Barry. —Caitlin se asoma por la pequeña puerta—. Aparentemente, Kailan tiene visitas.

—¿Yo? —La mirada confundida de la mujer le dice todo a Barry. Kailan no tiene a nadie más en esta tierra, es imposible que reciba visitas así como así—. ¿Quién?

—Pues-

—No necesito sus servicios, señorita Snow. —Un señor bien vestido, alto y con una blanca y brillante sonrisa de autosuficiencia entra a la pequeña enfermería sin preocuparse en pedir permiso, porque realmente eso no es para nada de su estilo—. Puedo presentarme perfectamente yo solo.

La boca de Barry se abre inconscientemente, sorprendido al sentir un deje de nostalgia abrumarlo nada más escuchar el marcado tono británico con el que habla el de traje, mientras que Kailan siente los sentimientos a flor de piel en cuanto los ojos negros del caballero chocan de forma colosal contra las esmeraldas resplandecientes de la pelirroja. Tantas noches, tantos días que había soñado con reencontrarse con él y había olvidado por completo que ese era su principal objetivo al llegar a Central City (además de buscar a Barry Allen, claro está). Pero realmente, su distracción ahora no importaba. Él había venido a ella, ¿cómo? No estaba segura. Pero la encontró y eso es lo único que verdaderamente importa.

Papá.

Señor Bennett.

El como fue nombrado al unísono de forma diferente por ambos jóvenes adultos casi le causa una estruendosa carcajada al morocho, pero la contiene en el fondo de su pecho porque está seguro de que desea más abrazar a su hija y al pequeño mocoso que terminó considerando parte de su familia, que burlarse de la sincronía de los que antes eran los mejor amigos más inseparables que el padre de familia vio alguna vez en sus largos años de vida.

—Pero miren qué tenemos aquí, es nada más y nada menos que mi dúo dinámico favorito. —Kailan ríe con nostalgia cargada mientras que Barry sólo puede sonreír alegre—. Vengan aquí, par de revoltosos.

La pelirroja al instante olvida el malestar, el frío, el cansancio que había sentido antes de desmayarse y que ciertamente debía descansar después de tan agitada situación (más aún sabiendo que Caitlin estaba con ellos). Se levanta de golpe y para ignorar el fuerte mareo que la ataca, corre despavorida hacia los brazos de su progenitor, esos que no había sentido alrededor de su cuerpo desde hacía seis años, después de que la dejó en el fuerte con personas que la podrían ayudar más que él. La reacción es inmediata, pues el hombre no duda en aferrarla contra su pecho lo más fuerte que puede, claramente, sin lastimarla. Nunca sería capaz de lastimar a su pequeña guardiana. Barry, por su lado, actúa de forma más sutil. Envuelve con sus largos brazos a los únicos dos integrantes de la familia Bennett después de caminar hacia ellos taciturno, estrechándolos en un abrazo lleno de un cariño acogedor que no había sentido desde lo que se sentía como una eternidad. Tras la muerte de su madre y el encarcelamiento de su progenitor, Barry no sólo tuvo a Joe para hacer del papel de padre, después de todo, su mejor amiga tenía a uno dispuesto a darle el calor paternal que le hacía falta a Barry de vez en cuando, uno que solía salirse de las reglas que el señor West ponía sobre el castaño.

—¿Cómo sabías que estaba aquí con Barry?

Tyr, mi inteligencia artificial, me avisó que detectaba a un igual en los famosos laboratorios clausurados. No me costó mucho atar clavos y descubrir que mi pequeña guardiana estaba de vuelta. —Kailan alza la vista al igual que Barry hacia el morocho—. Y lo del señor Allen, bueno, fue puramente suerte encontrarlo aquí contigo.

Por primera vez en un largo tiempo, escuchar a alguien llamarlo señor Allen no le trae malos recuerdos al velocista. Todo lo contrario. En lo único en lo que piensa es en lo mucho que definitivamente había extrañado al padre de Kailan y a la rebeldía liberadora a la que a veces lo orillaba en compañía de su única heredera.

—Me alegra mucho verlo de nuevo, señor Bennett.

El abrazo finalmente se rompe y el hombre guiña un ojo en dirección al metahumano—. Es recíproco, señor Allen.

—Bien. —La menuda mujer parada en la entrada de la enfermería de repente interrumpe el emotivo momento, trayendo de vuelta a la realidad a los tres presentes—. Creo que aquí sobro un poco.

—Oh, no, Caitlin. —Kailan niega mirándolo con una enorme y sincera sonrisa—. Perdónanos, fue la emoción del momento. Él es mi padre, Marcus Bennett. Papá, ella es-

—Caitlin Snow, sí. Se presentó conmigo en cuanto me aparecí por el elevador. —Marcus observa socarrón a la castaña—. ¿Es cierto que ella conoce a Flash? Porque fue lo primero con lo que me amenazó nada más verme.

Caitlin comienza a reír nerviosa ante las miradas acusatorias de los mejores amigos—. Yo... Creo que escuché a Cisco llamarme desde su estudio.

Y así la doctora desaparece de la vista de los tres últimos presentes, causándole una pequeña carcajada a la pelirroja mientras los otros dos la observan con adoración y cariño, uno pensando en lo mucho que había añorado a su pequeña hija mientras que el otro no puede dejar de pensar que definitivamente había estado extrañando momentos así de emotivos con los Bennett sin siquiera ser plenamente consciente de ello.

—Ahora que ya nos abrazamos, me pregunto por qué no recibí la visita de mi querida y única hija nada más llegar a la ciudad después de haber estado en otra tierra durante seis años. —Abre los ojos como platos en cuanto se percata de lo que dijo y se acerca a la pelirroja, murmurándole cerca del rostro—: ¿Lo sabe ya, no es así?

—No todo. —Masculla Kailan oculta tras su cabello antes de sonreír al morocho—. Perdóname, papá. Estuve ocupada intentando convencer a los nuevos amigos de Barry que no soy mala, y de paso, convencer al mismísimo Allen que vine para quedarme y que definitivamente hay una buena razón por la que me fui.

—Sigo esperando tu magnífica explicación, Kailan. —El castaño se cruza de brazos ligeramente molesto—. No sé cuándo planeas decirme la verdad.

—Confíe en mi hija, señor Allen. No entiendo la dificultad de hacerlo cuando soy la prueba viviente de que lo ha hecho a lo largo de los años ciegamente.

Y tenía razón. Kailan siempre fue el motivo por el cual Barry terminaba en problemas con los West gracias a las locuras en las que se veía envuelto en compañía de la pelirroja. Bares, fiestas ilegales y alcohol para menores son una de las pocas cosas en la lista de Barry que solamente había llegado a hacer con Kailan, y de las cuales a pesar de estar terriblemente mal y ser incorrectas, no se arrepentía en lo absoluto. Además, no habían nunca problemas colaterales, siempre estaba ahí el abogado Bennett para salvarlos con algún vacío legal.

Barry suspira, dejando caer a sus costados los brazos—. Me cuesta un poco, pero le aseguro que aún lo hago a pesar de todo. —Las palabras del velocista escarlata de inmediato plantan una sonrisa en los labios de Kailan—. Pero yo-

Un sonido proveniente de su celular, ese que le había puesto únicamente a Cisco para saber cuando algo era urgente, interrumpe su oración. El castaño toma apenado su aparato, leyendo con apuro que el de ascendencia latina había logrado conseguir la localización exacta de Leonard Snart, perfecto pata poder charlar un poco sobre la preocupación que le causaba a su hermana el trabajo que él planeaba en compañía de su padre. Guarda el celular con una sonrisa apenada, intercalando la vista entre la mujer pelirroja y su elegante padre.

—Perdón pero tengo que irme. Temas del trabajo. —Barry observa a la mujer y señala con la cabeza el cortex—. Mantén los ojos sobre Lisa mientras no estoy, avisa a Cisco y Caitlin si es que te vas y ponte la máscara cuando salgas.

—Barry...

—Kailan, por favor. —Suplica.

La bruja suspira y asiente rendida, arrancándole una sonrisa al castaño. Se despide con un asentimiento del señor Bennett y sale corriendo a velocidad sobrehumana de la pequeña enfermería, dejando con la boca abierta por la impresión al morocho mientras la otra se peina; Marcus ahora mira a su hija interrogante. Ella toma un gran respiro y regresa la vista a su padre.

—¿Él es...?

—¿Flash? Sip. —Kailan camina hacia la camilla y toma asiento sobre ella delicadamente, recordando las órdenes de Caitlin sobre quedarse en reposo—. Créeme, yo también estaba sorprendida; el ser más impuntual del mundo tiene súper velocidad.

—Eso explica muchas cosas. —Se burla mientras toma asiento al lado de ella—. Como la continua ausencia del señor Allen cada que visito a Joe en la comisaría.

—¿Todavía trabajas con él?

—Siempre se necesitan abogados, cariño. —Aparta un mechón de cabello rojizo del rostro de su hija—. Es casi como que el señor Allen todavía se preocupa por ti.

Kailan vuelve a suspira, mirando la dirección por la que Barry se fue—. Pensé que cambiaría después de todo el tiempo que estuve lejos de él, más aún sabiendo que me fui sin explicarle nada.

—¿Y cuándo lo harás? Porque estoy seguro que no vas a seguir las reglas de nuestra Tierra. —Kailan sonríe levemente cuando relaciona sus palabras con las de su amigo, Vincent.

—No lo sé, aún no se da el momento perfecto.

—Ah, eso... El famoso momento nunca llega, hija, y lo sabes por experiencia propia. —Ella alza la vista cuando su padre comienza a hablar—. Deberías contarle todo antes de que el tiempo que pase lo haga aún más difícil de creer para él.

—¿Qué tal que incluso contándoselo ahora no me cree? ¿Qué tal que no quiere verme porque piensa que miento?

—Es Barry Allen, el chico que siempre ve lo mejor en las personas y que siempre sacó lo mejor de ti. —El morocho da un toque a la barbilla de la pelirroja, justo como solía hacer cuando ella era sólo una niña—. Lo entenderá.

—Eso espero, papi. —Kailan termina por acurrucarse entre los brazos de Marcus, el cual no duda en apretarla contra su cuerpo—. No soportaría la idea de que Barry me quiera lejos de él.

Marcus sonríe enternecido ante las palabras de la pelirroja porque sospecha algo, lo ha hecho desde que su hija dio su primer beso y vio un deje de tristeza en su mirada cuando confesó a su padre que no había sido con Barry Allen aquel arrebato adolescente. Lo ha hecho desde que Kailan odiaba a Iris West tan cerca de Barry y definitivamente su sospecha creció después del pequeño altercado que tuvo con su hija antes de llevarla al fuerte en la Tierra en la que ambos nacieron y en la que sólo el morocho creció. Allen era más que sólo un amigo para su hija, mucho más, pero dejaría que ella se abriera los ojos ante ese hecho por su propia cuenta.

—¿Te parece un viaje a la comisaría? —Marcus alza las cejas cuando Kailan lo mira confundido—. Estoy seguro de que Joe adorará verte después de tanto tiempo.

Kailan suelta un chillido de emoción y asiente, pero al instante un pequeño puchero se planta sobre los labios de la mujer—. Ojalá pudiera, pero necesito descansar por órdenes del médico.

—¿Por qué?

—Mi cuerpo estuvo en el cero absoluto de temperatura.

—¡¿Qué?! —Marcus toma por los brazos a su hija—. ¡¿Y cuando planeabas decírmelo, Kailan?!

—Nunca, papá. Justo por eso. —Ella aparta las manos del morocho para poder tomarlas entre las suyas—. Estoy bien.

—Pudiste haber muerto, hija.

—No lo hice. Barry me salvó vibrando o algo así. —Hace una mueca—. La verdad es que estaba lo suficientemente desorientada cuando desperté como para entender la explicación que los amigos de Barry me dieron.

—Ese señor Allen... —Bennett padre suspira y abraza a su hija, agradeciendo internamente al velocista escarlata—. Entones supongo que será mejor que vayamos a otro lado.

—¿A donde?

—A casa.

Kailan sonríe y cierra los ojos, disfrutando del calor corporal de su progenitor. Había extrañado tanto esos brazos, ese pequeño lugar que formaba parte de su hogar.




Un poquito más cortito que el otro, pero es porque lo bueno se viene en el siguiente capítulo.

¡Feliz año nuevo! Les deseo lo mejor a todos ustedes.

All the love! Xx

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