Harry Y Hermione (one shots)

By azzzaa29

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Serie de one shots e historias cortas de nuestra pareja favorita, Harry y Hermione. Que podrán ser de difere... More

Primer beso.
Ciego.
Todo
Ocupados
Siempre
Solo mío.
Un buen día
Elegido
Gracias al castigo
Promesa
Navidad con los Potter
Sólo mi culpa.
Por ti
Algún día
Fingiendo
Fingiendo II
Futuro...
Futuro parte 2
Como si no hubiera un mañana
Futuro (Hermione)
Todos lo saben
La mejor idea.
Matrimonio
Destinados
Percepción de un tercero
Vuelve, Hermione.
Vuelve Hermione parte II
¿Cómo fué?
¿Cómo fué? II
We Could Have Had It All
¿De algún modo?
¿De algún modo? II
El cambio del Elegido
El cambio del Elegido II
The One That Got Away
All I Want
Todo lo que quiero
What could have been...☆
What Could Have Been. II☆
What had to happen
What had to happen (final)
Bring her back
Bring Her Back (parte final)
La Orden del Fénix ☆
La Orden del Fénix Pt. II ☆
La Orden del Fénix (última parte) ☆
Lo correcto
El príncipe mestizo ☆
El Príncipe Mestizo II ☆
El Príncipe Mestizo III ☆
We Bonded For Life
Una ayuda extra
Memorias olvidadas
Deseos Reprimidos
El comienzo del fin
¡supéralo!
¡Supéralo! Pt. II
Erróneas confusiones
Erróneas confusiones II
Rose
Por siempre y para siempre Pt.I
Por Siempre Y Para Siempre Pt 2
Por Siempre Y Para Siempre Final
Entre Líneas
Memories
Memories Pt II
El peso del pasado
El peso del pasado II
Anhelos desesperados
Anhelos desesperados II
Happier
Sentimientos engañosos
El camino a la felicidad
El Valor del Amor
El Valor del Amor II
Soulmates
La Dirección Del Destino
Storm Of Feelings
Storm Of Feelings (final)
Idilio
Idilio Pt. II
Aviso Final

El Príncipe Mestizo IV ☆

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By azzzaa29

En la mañana del partido de Quidditch, Harry visitó a Ron antes de  dirigirse hacia el campo.
Madame Pomfrey no le permitiría ver el partido, cosa que lo hacia sentir ansioso. —¿Entonces como está McLaggen?— le preguntó a Harry, olvidando que ya lo había preguntado dos veces.

—Ya te he dicho— chistó Harry— Se la pasa tratando de decirnos qué hacer. No puedo esperar para librarme de él, molesta a todos. Y hablando de molestarse con alguien— Harry entrecerró los ojos mirando a Ron con enfado, poniéndose de pie y tomando su escoba —¿podrías dejar de hacerte el dormido cuando Lavender viene a visitarte? Me está volviendo loco.

—Oh, oh— dijo Ron, avergonzado— sí, está bien.

—Si no quieres salir con ella le deberías decir— agregó Harry.

—Si… bueno… no es tan fácil o ¿si?— dijo Ron. Tomó aire y agregó.— Luna ¿vendrá antes de ir a ver el partido?

—No, de hecho ella ya está en el campo con Ginny y Hermione.

—Oh— se lamentó Ron tristemente. —Está bien. Buena suerte, espero que aplastes a McLaggen, quiero decir, Smith.

—Lo intentaré — prometió Harry pensando también en Cormac.—Te veré después del partido.

Harry caminaba por los pasillos desiertos hasta el campo, cuando un ruido le hizo voltear hacia arriba y ver a Malfoy, el cual se dirigía hacia él, acompañado de dos chicas, las cuales lucían muy resentidas. Malfoy se detuvo cuando miró a Harry, entonces soltó una carcajada y continuó caminado.
—¿A donde te diriges?—Le preguntó Harry hostil.

—Sí, realmente te lo iba a decir, por que es de tu incumbencia, Potter. Eres tan insoportable ahora como la misma sabelotodo. ¿Eso se contagia? Supongo que sí, si se están  besuqueando frente a todos— se burló Malfoy alejándose como si temiera que estuviera cerca de él—  Con una sangre sucia, ¿en serio?

Draco retrocedió riendo cuando Harry avanzó con el puño levantado.
—No no, Potter. Tú te deberías apresurar, ya todos estarán esperando por “El capitán elegido”  o como quiera que te llamen ahora.

Malfoy se apresuró a irse, seguido por las dos chicas dieron la vuelta a la esquina y desaparecieron. Harry permaneció paralizado en donde estaba mirándolos. Estaba furioso, esa era la mejor oportunidad de descubrir lo que Malfoy estaba haciendo. Los segundos pasaban y Harry permanecía mirando el lugar por donde Malfoy se había desvanecido…Podría seguirlo y  descubrir la verdad...

—¡Harry! ¿Donde has estado?— le preguntó Hermione que se aproximaban a él con Ginny,  mientras corrían para alcanzarlo.

—Todo el equipo está listo— le reprochó Ginny.

—Me encontré a Malfoy— le dijo Harry en voz baja a Hermione al tiempo que comenzaba a caminar con ellas. —Así que quise averiguar que es lo que hace en el castillo con su pareja de novias mientras que todo el mudo se encuentra…

—¿Y eso importa en este momento?— interrumpió Ginny acelerando sus pasos.

—Bueno, ¿no estoy para responderlo ahora, o si?—Dijo él resentido.

Al llegar a los vestidores donde en efecto todos esperaban por él se detuvo de modo que los dos quedaron frente a frente y Ginny, incómoda, le ordenó que no tardase mucho y entró a los vestidores.
— Deberías apresurarte— le aconsejó Hermione señalando la tienda.

—¿Qué hacías aquí?

— Oh, bueno— murmuró, parecía apenada— Quería desearte buena suerte pero no estabas aquí y Ginny me pidió que fuésemos a buscarte.

Harry sonrió pese a todo y se agachó lo suficiente para besarla con una mano en su cintura y otra firmemente agarrada a su escoba. Teniéndose que separar por otro grito enfurruñado de Ginny, Hermione se alejó hasta las tribunas y él entró a cambiarse.

                                   •••••

—Coote, Peakes, deberían volar hacia el sol, así ellos no los verán venir.

—Yo soy el capitán, McLaggen, deja de darles instrucciones— lo calló Harry enojado.—Solo asegúrate de no dejar pasar los goles.

Una vez que McLaggen se marchó no sin antes mirarlo furioso Harry estrechó las manos con el capitán de Hufflepuff y luego, al silbido de Madame Hooch, dió una patada al suelo y se elevó en el aire.
Mientras volaba de aquí a allá en busca de la Snitch no dejaba de pensar en querer agarrarla rápido, sólo así podría regresar al castillo y saber lo que hacía Malfoy…

—Y ahora Smith de Hufflepuff tiene la quaffle—dijo una soñadora voz que resonaba por todos lados— Ginny Weasley vuela hacia él, creo que a propósito. Smith había sido muy grosero acerca de  Gryfindor y espero que se arrepienta ahora. Oh, miren, perdió la quaffle, Ginny se la arrebató, ella me agrada, es muy amable…

Harry miró hacia el palco del comentarista, seguramente nadie en su sano juicio dejaría que Luna Lovegood comentase el partido, pero ahí estaba con su collar de corchos de botella de cerveza de mantequilla y a su lado, la profesora McGonagall muy incómoda. Harry sonrió y miró alrededor en busca de la snitch.

Momentos después McLaggen le estaba reclamando a Ginny por dejarse quitar la quaffle, sin que se diera cuenta de nada de lo que pasaba, como llevaba haciendo varios minutos luciendose de lo lindo hacia la tribuna donde, estratégicamente, Hermione se encontraba.

—¡McLaggen, la atención al partido!  ¡Y deja de molestar a los demás!—Bramó Harry volteando para mirar perfectamente a su guardián con claro enfado.

—¡Pues tú no estás poniendo un buen ejemplo!— McLaggen le respondió con la cara roja de furia.

—Y ahora Harry Potter esta teniendo una discusión con su guardián—dijo Luna, mientras que en las gradas los Hufflepuffs y Slytherins aplaudían.— No creo que eso ayude a encontrar la snitch…

Insultándolo en voz perfectamente comprensible para quien estuviera cerca, Harry emprendió de nuevo la búsqueda de la snitch, observando los cielos y el campo en busca de la pequeña alada pelota dorada mientras Luna seguía comentando como podía acerca de cualquier cosa menos el partido.

—Setenta a cuarenta, a favor Hufflepuff!— gritó la profesora McGonagall aferrándose al
megáfono de Luna.

—¿Tan rápido?— dijo Luna vagamente.—No, miren, el guardián de Gryffindor tomó el garrote de uno de los golpeadores.

Harry giró en medio del aire. McLaggen tenía el bat en la mano y sonreía carismáticamente, nuevamente allí dónde Harry distinguió la figura de Hermione que, sin embargo lo miraba a él, como suplicándole que siguiera con el partido.
—¿Se lo podrías regresar, dejar de hacer el ridículo y volver a tu posición en los postes?— le gruñó Harry, arrojándole una mirada de enojo a McLaggen al tiempo que éste le propinaba un golpe furioso a una bludger y la despedía lejos, muy lejos.

Una destello de luz apareció frente a los ojos de Harry. Primero los gritos, el rostro de Hermione reflejando miedo, después dolor, y la sensación de estar cayendo…
                               
                               •••••

Sus ojos se abrieron y para su total confusión el paisaje había cambiado, una lámpara colgaba del techo justo sobre a él y los enormes ventanales de la enfermería lo rodeaban.
—Que amable de tu parte pasar por aquí— escuchó a Ron sonriendo.

—¡Oh, calla, Ron!

Harry parpadeó y miró a su alrededor. El cielo estaba comenzando ahora a obscurecerse. El partido debía de haber terminado hacia horas. La cabeza de Harry se sentía pesada, levantó una mano y sintió un duro y apretado turbante de vendas, nada comparado al leve pero firme empujón que recibió en su pecho haciéndolo tumbarse otra vez. Ahí, frente a él estaba Hermione con los ojos rojos y ahora levantada de su asiento, era ella quién reprendía a Ron.
—¿Que sucedió?

—Un cráneo fracturado—Respondió Hermione ansiosamente, apresurándose a acomodarle las almohadas evitando que se levantara.— Madame Pomfrey dice que estarás bien, pero que sería mejor que te quedaras en la noche, no te debes de mover por las próximas horas.

—No quiero pasar la noche aquí— refunfuñó Harry enojado, sentándose y echando a un lado las cobijas pese a las protestas de Hermione.—Quiero encontrar a McLaggen y matarlo.

—Me temo que te estás precipitando— dijo Ron cruzando los brazos sobre su pecho afablemente mientras veía a Harry y Hermione pelear por volverlo a tumbar.

—¡Quédate quieto, Harry Potter!— demandó una muy seria Hermione. Harry se hundió entre sus almohadas muy enojado.

—¿Sabes por cuanto perdimos?— Le preguntó a Ron entre dientes.

—Bueno si sé— dijo Ron disculpándose con Hermione que parecía querer ahorrarle cualquier disgusto—El resultado fue trescientos veinte a sesenta.

—Excelente— dijo Harry salvajemente. —Cuando le ponga las manos encima a McLaggen lo mataré.

—No lo querrás agarrar, quiero decir, es del tamaño de un troll— dijo Ron razonablemente—Ademas no creo que debas preocuparte por eso, alguien ya se encargó…

— Cállate, Ron…

Ron y Hermione se miraron, mientras ella entrecerraba los ojos y se levantaba con las mejillas ruborizadas, pese a eso, parecía también muy peligrosa, pero no dejándose intimidar Ron se impulsó en su cama y habló muy rápido.

—Personalmente, creo que debe de haber mucho que decir acerca de su estado ahora y tal vez hechizarlo con la cosa esa para las uñas de los pies no fue muy correcto, verdad ¿Prefecta perfecta?

Harry se echó a reír.

—¿Lo hechizaste?— le preguntó a Hermione que ahora estaba resignada y que de mala gana asintió distraídamente.

—De cualquier manera— se excusó— el resto del equipo debe de haberse enfrentado a él, ellos no están muy felices…

— Ni tú— se burló Ron entre dientes— ¡La hubieras visto! Casi consigue que Madame Pomfrey la sacara de la enfermería con su ataque de pánico— Prosiguió él riéndose y dando saltitos en imitación de Hermione.

—¡Ron!— lo reprendió Hermione levantando su varita amenazadoramente, cosa que sirvió para callarlo.  A pesar del aparente bochorno que su actitud le parecía a Hermione, Harry se deleitó con la imágen de una Hermione llorando al pie de la cama profesándo su amor a su cuerpo inconsiente, de mejor humor se quedó quieto, su cráneo recién curado no le molestaba, y se sentía ligero y delicado entre las atenciones prestadas por Hermione.

—Podía escuchar el partido desde aquí— dijo Ron, su voz vibraba con algo de risa.—Espero que Luna comente de ahora en adelante, ha sido tan divertida…

Y así transcurrió la tarde, con pláticas acerca de la audiencia de Sirius, el partido e insultando a Cormac.
                                  ••••••

Harry se reincorporó, su corazón latiendo rápidamente, rompiendo todas aquellas promesas a Hermione acerca de no levantarse, Ron roncaba ruidosamente y supo que era ahora o nunca.  Sí había una forma de seguir a Malfoy ¿Cómo era posible que se le hubiese olvidado?  Vacilando, Harry habló en la oscuridad.—¿Dobby?

Hubo un ruidoso crack y un chillido de júbilo llenó el cuarto. Ron se levantó con un aullido y gesto de espanto.
—¿Qué sucede?

Harry apuntó su varita rápidamente a la puerta de la oficina de Madame Pomfrey y murmuró “Mufliato” . Dobby estaba ahí con un montón de gorros sobre la cabeza y un suéter apretado que le arrastraba.
—¿Harry Potter llamó a Dobby?

Harry y Ron saltaron de la cama acercándose.
— Sí, te llamé— dijo Harry, inclinándose hacia la puerta de la oficina de Madame Pomfrey —Tengo un trabajo para ti. ¿Podrías…?

—Dobby lo hará, Harry Potter!— interrumpió Dobby, sus ojos del tamaño de pelotas de tenis tenían lágrimas—Dobby estará muy orgulloso de ayudar a Harry Potter!  ¡Dobby está feliz de ser útil para Harry Potter! ¡Dobby extrañaba mucho hablar con…!

—Está bien entonces, quiero…bueno,  que sigas a Draco Malfoy.

Ignorando la mirada de sorpresa y exasperación en la cara de Ron, Harry prosiguió:—Quiero saber a donde va, con quién se reúne y que está haciendo, quiero que te conviertas en su sombra.  

—¡Sí, Harry Potter!— chilló Dobby, sus grandes ojos brillaban con emoción.—Y si Dobby lo hace mal, Dobby se arrojará de la torre mas alta, Harry Potter!
                                   ••••••

Harry y Ron dejaron la enfermería el Lunes temprano por la mañana.
Muy sano y en perfectas condiciones, Harry disfrutaba de los beneficios de haber sido golpeado, de los cuales el mejor era que Hermione se "desvivía" como Ron afirmaba, en atenciones para con él. Hermione incluso los acompañó a desayunar, dándoles la noticia de que Ginny había discutido con Dean.  Ron que parecía muy contento con la noticia preguntó:— ¿Por qué peleaban Ginny y Dean, Hermione?

—Ah, Dean se estaba riendo de que McLaggen te arrojara esa Bludger— dijo Hermione resentida.

—Debió ser gracioso— opinó Ron pensativo.

—¡No fue nada gracioso!—chistó Hermione enfadada.— Fue terrible y si Coote y Peakes no hubieran alcanzado a Harry podría haberse hecho mas daño!— se lamentó cogiendo con más fuerza la mano de Harry mientras seguían avanzando.

—Si, bueno, no había necesidad de que Ginny y Dean se separaran por eso— dijo Harry sin rencor alguno—¿Sigueb juntos o se separaron sólo por eso? ¿O…?

— Sí, aun lo están... pero ¿por qué estás tan interesado?—  preguntó Hermione, viendo a Harry directamente, logrando confundirlo con la intriga en su mirada.

—¡Es sólo que no quiero que mi equipo de Quidditch se vuelva a desorganizar! —contestó sinceramente, pero Hermione seguía con esa mirada de sospecha.

—¡Harry!

Al girarse distinguieron a quién se les acercaba. —Ah, hola, Luna!

—Fui a la enfermería a buscarte— dijo Luna.

—¿A mí?— indagó Ron parándose entre Harry y Luna, que sin atisbo de duda negó  buscando algo en su bolso.— A Harry, pero dijeron que ya habías salido...

Finalmente sacó un pedazo de pergamino que le pasó a Harry.
—... me pidieron que te diera esto.

Era un pequeño pergamino que Harry reconoció como una invitación para una clase con Dumbledore.

—Esta noche.— les dijo a  Hermione y a Ron que aún hablaba interesado con Luna.
—¡Buena narración la del ultimo partido! — le dijo Ron a Luna animadamente. Luna sonrió un poco.

—Te estas burlando de mí, ¿Verdad? —dijo Luna— todos dicen que fui un desastre.

—No, ¡En serio!— jadeó Ron alarmado—  No puedo recordar haber disfrutado tanto una narración— continuó, con una sonrisa insegura bailando en sus labios.

—Oh, bueno, gracias— dijo ella sonriendo suavemente.— Es algo muy amable de tu parte, podrías quedarte eso— agregó señalando lo que parecía una bola de enredaderas entrelazadas— Yo tengo algunas más. Son excelentes para protegerse de los Gulping Plimpies, y eso te haría falta, así evitarás tantos accidentes.

Y se alejó, dejando a Ron atolondrado,  aun agarrando la Gurdyr.

—Saben, me empieza a agradar más Luna— suspiró mientras se dirigían al Gran Comedor —sé que está un poco loca, pero en el buen...— Dejó de hablar de repente. Lavender Brown estaba parada al pie de la escalera de mármol y parecía muy enfadada.

—Vámonos—Le dijo Harry a Hermione y se retiraron, no sin antes escuchar a Lavender decir—¿por qué estaba ella contigo?
                                 •••••

Harry y Hermione se pasaron el resto del día juntos, ella actuaba como si no se hubiera dado cuenta de que Ron y Lavender no se hablaban, pero Harry vio una extraña sonrisa dibujada en su rostro cuando Ron veía de reojo a Luna en el Comedor.

Todo el día pareció estar de muy buen humor, llenando de atenciones y un cariño que Harry recibió gustoso. No es que no fueran cosas que hiciera normalmente, pero desde que todo el colegio quedó oficialmente enterado de su relación, ella parecía más confiada en mostrarse cariñosa con él frente a los demás, esa noche en la sala común hasta aceptó revisar (terminar de escribir) el ensayo de Herbología de Harry, algo que había rehusado hacer hasta ahora, porque ella sabia que luego él dejaría a Ron copiarlo, pero que como Harry sabía que estaba de buen humor con los dos, omitió.

—Muchas gracias, Hermione— dijo Harry atrayendola de la cintura para que ambos quedaran casi tumbados en el sofá, de modo que Hermione tuvo que dejar la pluma de lado para prestarle atención mientras Harry enredaba sus dedos entre sus cabellos y Crookshanks ronroneaba entre ambos clamando atención del chico.

— Él te adora— suspiró Hermione rendida a que el gato se metiera entre ambos acurrucándose.— Pero ahora es tan inoportuno…

Harry sonrió y acarició al animal detrás de las orejas. De algún modo siempre sintió un afecto por él, pese a que Ron y el pobre Crookshanks no pudieran verse siquiera.  Agradecido de que la Sala Común estuviera parcialmente sola la besó como toda la tarde había fantaseado hacer y solo se separaron hasta que ella volvió a escribir en su pergamino, mientras él checaba su reloj y vio que eran ya las ocho. —Bien, tengo que apresurarme o llegaré tarde con Dumbledore...

Ella no contestó, siguió tachando las oraciones que él había escrito y con un casto y rápido beso Harry se apresuró a salir por el hueco de la puerta y se dirigió a la oficina del Director.
                                 •••••

—Adelante—Contestó Dumbledore, pero cuando Harry movió la mano para empujar la puerta, ésta se abrió. Ahí estaba la Profesora Trelawney.
—Así que esta es la razón por la que soy echada fuera de su oficina, Dumbledore.

—Mi querida Sybill—Dijo Dumbledore alzando un poco la voz.— No es que tengas que salir de ninguna parte, pero Harry tiene una cita, y no creo que haya mas que decir.

—Muy bien—Dijo la profesora Trelawney.— Quizá deba encontrar un colegio donde mis talentos sean mejor apreciados.

Pasó junto a Harry y desapareció bajo la escalera.—Por favor cierra la puerta y siéntate, Harry.— le pidió Dumbledore.  Harry obedeció.

—¿A la Profesora Trelawney aun no le parece que Firenze este dando clases? —Preguntó Harry.
 
—No— Dijo Dumbledore.— Pero no te preocupes por mis problemas. Tenemos cosas más  importantes que discutir, ¿Pudiste realizar la tarea que te encomendé al final de la última sesión?

—Ah, estuve ocupado— Dijo Harry, recordando. Con las lecciones de aparición, el Quidditch, Sirius y Ron envenenado, la fractura de su cráneo y su determinación por encontrar lo que Malfoy estaba planeando, Harry casi había olvidado que Dumbledore le había pedido —Bueno, le pregunte al Profesor Slughorn al respecto, pero, ehm, él no me lo dio.

—Ya veo ¿Y ese retraso se debe a alguien  en especial?— Dijo Dumbledore, observando a Harry por encima de sus gafas y dándole la conocida sensación de que lo estaban examinando completamente.

—¿Señor...?

— No me taches de quisquilloso, Harry. Pero los rumores corren rápido por el castillo y, como es lógico en estos casos me he enterado de algo que sospechaba hace mucho más tiempo que tú mismo.

—Oh— Harry emitió lo que parecía ser una protesta contra algo que sin embargo no tenía idea de que era— Bueno, si es sobre lo que creo yo… realmente no creí que fuera necesario esconderlo, profesor.

Dumbledore sonrió apenas perceptiblemente.

— No es un reclamo, Harry. Es una simple corazonada que se a hecho realidad. Debo suponer que has tenido ayuda de la señorita Granger para la tarea que te encomendé?

—Bueno, ella sugirió algo más complicado, pero creí que sería un poco más sencillo y no lo conseguí. 

—Y crees que has hecho tu mejor esfuerzo para conseguirlo, ¿verdad?  ¿Qué has utilizado todo tu valor para conseguir la tarea de obtener ese recuerdo?

Su único intento por obtener ese recuerdo parecía vergonzoso.—Bueno, el día que Ron tomó por error la poción de amor lo llevé con el Profesor Slughorn. Pensé que si encontraba al Profesor de buen humor…

—¿Y eso funcionó? —Preguntó Dumbledore.

—Bueno, no, señor, porque Ron…

—Lo que naturalmente te hizo olvidarte de tratar de conseguir el recuerdo. No habría esperado otra cosa mientras tu mejor amigo estaba en peligro. De todos modos esperaba que volvieras al trabajo que te asigné. Creo que te hice ver qué tan importante es ese recuerdo.

Un sentimiento de vergüenza se esparció por todo su cuerpo.
—Profesor — dijo desesperado.— No es que no me preocupara, lo que pasa es que he tenido otras cosas...

—Otras cosas en tu cabeza— Dumbledore completó el enunciado por él.— Entiendo.

Harry pensó horrorizado sino estaría pensando que su relación con Hermione estuviera afectando la seriedad con la que tomaba sus clases con él, cuando era todo lo contrario. Era ella quién lo reñía diariamente para hacerlo más responsable y tuvo una desesperada necesidad de hacérselo saber, cuando ya no pudo soportarlo mas dijo:—Profesor, lo siento mucho, debí haber hecho más...

— ¿Puedo esperar, entonces, que le darás al asunto mayor prioridad desde ahora?

—Lo haré, señor, lo conseguiré— prometió, sintiéndose esta vez casi tan dispuesto a hacerselo saber cómo el mismo Dobby había hecho con él.

—Entonces podremos pasar al siguiente tema. He de suponer que Sirius te habló de su próximo audiencia?

— Sí, señor, en Navidad.

—Muy bien— Dijo Dumbledore.— Ahora, como sabrás su audiencia está programada dentro de dos semanas.  He de salir del Castillo para estar con él. Créeme Harry que esta vez intenté hallar todas las formas posibles de mantenerlo como lo que es y fué, un jóven que confió y estuvo con la persona y en el lugar incorrecto. 

— Pero señor, todos ellos, ¿No estarán dispuestos a no decirle a la población que atraparon a un supuesto mortífago de Voldemort?

Dumbledore colocó sus manos sobre el escritorio entrelazandolas y analizando su pregunta como si ya la estuviera esperando.

— Eso mismo podría ser muy posible, pero piénsalo de este modo, Harry. Si Scrimgeour quiere transmitir que está tomando cartas en el asunto y enmendando los errores antes cometidos por Fudge ¿Qué mejor manera que demostrando que castiga a quién lo merece y ayuda a los inocentes? Una noticia buena nunca es mal recibida en tiempos de caos.

Harry abrió y cerró la boca, intentaba, verdaderamente verlo de ese modo. Pero el Ministerio había demostrado regirse únicamente por lo que les convenía, pero tan pacífico se veía Dumbledore que por ese instante Harry se aferró a sus palabras.

— Ahora, tengo dos recuerdos que me gustaría compartir contigo.

Y así, ambos se internaron en los recuerdos de Tom Riddle.
  
                                  ••••••

Harry exprimió su cerebro los días posteriores sobre cómo conseguiría el recuerdo, de tal modo que casi había olvidado a Malfoy pero ninguna brillante idea llegó  y se limitó a hacer lo que hacía cada vez mas seguido en estos días cuando tenia un problema: leer su libro de pociones.

—No vas a encontrar nada ahí— le reprochó Hermione la tarde del domingo.

—No empieces Hermione— suplicó Harry— Si no fuera por el Príncipe, Ron no estaría sentado aquí ahora.

— Lo estaría si hubieras escuchado a Snape en nuestro primer año— dijo Hermione cortante.— Además quién metió ese benzoar en su boca has sido tú ¡no ese estúpido príncipe!

Harry la ignoró. Acababa de encontrar un encantamiento (¡Sectum-sempra!) garabateado en un margen sobre las intrigantes palabras “Para enemigos” y estaba tentado  a probarlo pero pensó que era mejor no hacerlo enfrente de Hermione.

Habían tenido una impresión fuerte temprano, cuando regresaron de la cena, al encontrar una nueva noticia en el que decía la fecha de su examen de Aparición. Ron estaba tan asustado como con sus primeros partidos pues aún no conseguía aparecerse, contrario a Hermione que lo había hecho bastante bien en dos ocasiones, pero Harry, que no cumpliría diecisiete hasta dentro de cuatro meses, no podría tomar la prueba de todos modos.

—¡Al menos ustedes se pueden aparecer! — Dijo Ron molesto—¡No tendrás problemas en Julio!

—Sólo lo he hecho una vez—le recordó Harry que finalmente había logrado aparecerse durante su lección anterior. Ron lo ignoró y preocupado volvió a escribir su ensayo para Snape al que como siempre había relegado al final y que Harry y  Hermione ya habían acabado.

—Te digo, ¡el estúpido Príncipe no va a ser capaz de ayudarte con esto Harry!— dijo Hermione casi a gritos— Solo hay una manera de obligar a alguien a hacer lo que quieres, y es con la maldición Imperius que es ilegal.

— Ya lo sé, gracias— dijo Harry irritado—Por eso estoy buscando. Dumbledore dijo que Veritaserum no lo hará, pero debe haber algo mas, una poción o un hechizo...

—Lo estás haciendo de la manera equivocada— dijo Hermione— Solo tú puedes conseguir la memoria, pero si me dejases ayudarte… Aunque claro al final es tarea tuya.

—¿Como deletreas ‘beligerante’?— interrumpió Ron, sacudiendo su pluma mientras veía su pergamino. —No puede ser B—E—N.

—No, así no es— dijo Hermione arrebatándole su ensayo con fastidio— ¿Qué estás usando?

—Es una de las plumas correctoras de ortografía de Fred y George, pero creo que el encantamiento se termino.

—Si, eso creo— dijo Hermione que seguía mirando a Harry con intensidad y desesperación—por que no recuerdo que hayas cambiado tu nombre a ‘Ronil Wazlib’.

—Ay ¡no!— exclamó Ron con horror— ¡No me digas que tengo que escribirlo todo de nuevo!

—Está bien, podemos arreglarlo— lo calmó Hermione, tomando el ensayo y sacando su varita.

—¡Te amo Hermione!—dijo Ron recostándose en su silla.

Hermione lo miró seriamente, pero simplemente dijo. —No dejes que Lavender te oiga diciendo eso.

Harry, que había levantado la vista de su libro tan rápido taladró a Ron con una mirada de reproche, y queriendo hacer notar carraspeó ruidosamente.

—No—dijo Ron aún con los ojos cerrados. —O tal vez si, así ella me dejará.

—¿Por que no la dejas tú a ella si quieres terminar con eso en vez de decirle a mi novia que la amas?— preguntó Harry molesto y se tumbó más cerca de una Hermione evitando reír.

Ron se sonrojó y balbuceó algo diferente para cambiar de tema—Tú nunca has terminado con alguien, ¿Verdad? —dijo Ron— Tú y Cho nunca estuvieron...

—No, no estuvimos juntos— aclaró Harry firmemente— Pero ambos acordamos dejar de hablar.

— Algo que no entendió rápidamente—murmuró Hermione por lo bajo mientras seguía corrigiendo el pergamino.

—Desearía que eso pasara conmigo y Lavender— dijo Ron con tristeza—Pero entre más indirectas para
terminar, más trata de mantener esto.

Harry acababa de cerrar el libro del Príncipe Mestizo bostezando, cuando... "¡Crack!" Hermione dejó salir un pequeño grito, Ron derramó tinta sobre todo su ensayo y Harry dijo:— ¡Dobby!

El elfo doméstico se agachó y dirigió su mirada hacia los torcidos dedos de sus pies.—Harry Potter dijo que quería informes regulares sobre lo que está haciendo el chico Malfoy, así que Dobby ha venido a dárselos.

—¿Qué es esto?— preguntó Hermione, impresionada por su aparición—¿Qué está pasando Harry?

Harry vaciló antes de contestarle, porque no le había dicho nada a Hermione y los elfos domésticos eran siempre materia sensible para ella.

—Bueno... él a estado siguiendo a Malfoy por mí— dijo dudando.

—¡Dobby no ha dormido en una semana, Harry Potter!— chilló Dobby con orgullo balanceándose en su lugar. Hermione se vio indignada.

—¿No has dormido Dobby? pero Harry, seguro tú no le dijiste que no...

—No, claro que no lo hice— dijo Harry rápidamente.—Dobby, puedes dormir, ¿Está bien? ¿Averiguaste algo?— se apresuró en preguntar, antes de que Hermione interviniera de nuevo.

—¿Ha estado yendo a algún lugar que no debería?

—Harry Potter, señor—chilló Dobby—El Amo Malfoy no está rompiendo ninguna regla que Dobby sepa, pero ha estado haciendo visitas con regularidad al séptimo piso, con
algunos otros estudiantes, que se quedan vigilando mientras él entra...

Algo dentro de Harry pareció iluminarse ante la revelación de su vida, entonces exclamó con triunfo: —¡El Cuarto de los Menesteres!— dijo golpeándose en la frente. Hermione y Ron lo miraron con interés.— ¡Ahí es donde se ha estado escabullendo!
                                •••••••

Hermione ostentaba mostrarse
desinteresada en sus planes de entrar forzosamente en el Cuarto, lo que molestaba a Harry, pues sabía que ella podría ser de gran ayuda si lo quisiera.
—Por favor— dijo suavemente, inclinándose y descansando su cabeza en su hombro y le quitó El Profeta, que ella acababa de tomar de una lechuza en busca de su atención —No me he olvidado de Slughorn, pero no tengo idea de cómo conseguir esa memoria entonces ¿por qué no debo averiguar que está haciendo Malfoy?

—Ya te lo he dicho, necesitas persuadir a Slughorn— dijo Hermione.—En lugar de estar perdiendo el tiempo.

Tiró de El Profeta fuera de la mano de Harry y lo abrió en la primera pagina

—¿Alguien que conozcamos...?— preguntó Ron, mientras Hermione veía los encabezados.

—¡Si!— exclamó Hermione, causando que Harry y Ron se ahogaran con su desayuno.—Pero está bien, no está muerto... Es sobre Sirius. Hablan acerca de su audiencia, aunque lo muestran más como si lo hubieran pescado.

Harry torció el gesto, preocupado. Hace poco había hablado con él y sabía que ahora estaba en Grimmauld Place, muy a salvo, dónde preferiría que se quedara. Terminaron de desayunar en silencio y Hermione se mostró más comprensiva con él debido a su preocupación, Harry la extrañó cuando se fue a su clase de Runas, Ron se fue a la Sala Común a terminar su ensayo de Snape y Harry se fue al corredor del séptimo piso, se puso su Capa Invisible y esperó pacientemente, atento a lo que fuera.
                                   •••••••

A la semana siguiente, Ron se unió con Hermione y el resto de los alumnos de sexto que habían cumplido diecisiete años para tomar la prueba. Harry se sintió algo celoso al verlos prepararse para ir al pueblo. Como sea, había decidido usar el tiempo para intentar otro asalto al Cuarto de los Menesteres.

—Mejor deberías— dijo Hermione repartiendo besos por su rostro persuasivamente, cuando le confió sus planes a Ron y a ella en la entrada— Acompañarme a la prueba, podríamos ir a otro lado después…

Ron se ahogó con su saliva y avanzó torpemente dejándolos despedirse.
Y aunque la propuesta era verdaderamente tentadora Harry se recordó la importancia de su misión, negando finalmente.

—¡Oh, entonces ve directo a la oficina de Slughorn e intentar recuperar esa memoria!— le reprochó irritada.

—¡He estado intentándolo!—se excusó Harry arrepintiendose por negarse—¡No quiere hablar conmigo Hermione! Sabe que he intentado acercarme ¡y no va a  dejar que suceda!

La corta fila de personas comenzaba a moverse. Le deseó a Hermione suerte, que igual de insatisfecha sólo atinó a darle un frío beso en la mejilla y a dedicarle una mirada desconfianda al tener que dejarlo solo.
— Espera— la retuvo sujetándola de la mano a último momento— Esa no es una despedida correcta.

—¿Ah, no?

— Últimamente siempre estás molestas conmigo— gruñó Harry.

—Y supongo que lo hago sin ningún motivo en particular ¿Verdad?

Hermione lo miraba con los ojos entrecerrados y ese gesto de «Yo sé todo sobre todo»

— No, pero tú nunca te enfadadas tanto conmigo. Además, ese libro me está siendo de mucha ayuda, podría lograr ablandar a Slughorn con eso y…— luchó por morderse la lengua y no decir más, cosa inútil pues prosiguió ante la atenta mirada de Hermione— Intentaría deshacerme de él.

—Que tramposo— murmuró ella para sí misma— ¿De verdad lo harías?

— Supongo que si con eso dejas de quererme matar cada que lo saco…— accedió Harry revolviendose el cabello con pesimismo.— Sí, podría…

—¡Oh Harry! Eso sería fantástico.

—Entonces…— prosiguió él acercándose tentativamente a sus labios, ella no retrocedió.

— Entonces— terminó Hermione alisandole la ropa y dándole unas palmaditas en el pecho— Deberías ir y convencer a Slughorn.

—¡Oh vamos, Hermione!— se quejó Harry dejando caer sus brazos a los costados.

—No seas, tonto.— dijo sonriendo autosuficiente y dicho esto lo tomó de las solapas, haciendo que se agachara quedando a su altura para poder besarlo cómodamente mientras él levantaba los brazos y la pegaba a su pecho sonriendo en medio del beso.

—¡Hermione! ¡Ugh! ¿Es que ustedes siempre…? Oh, olvídenlo.

La voz de Ron comenzando a acercarse los hizo separarse, parecía que todos se habían marchado a Hogmeade.

—¿Podrían despegar sus labios por un momento? ¡Llegaremos tarde a la prueba, Hermione! ¿No eres tú la señorita puntualidad?

Hermione puso los ojos en blanco girandose a ver a Ron.

—¿Y no eres tú quién siempre se comía la boca de Lavender?— rebatió disgustada.—¡Que inoportuno eres, Ronald Weasley!

El agarre de sus manos se deshizo y Hermione se dió la vuelta, discutiendo con Ron hasta que desaparecieron por el sendero.
                                  ••••••

En su visita al séptimo piso Harry no encontró a Malfoy como le hubiese gustado, y la vista de Tonks en tal mal estado solo servía para avivar sus dudas. Todo el mundo parecía ahora tan misterioso que no tenía idea de que les ocurría.
Una tarde, mientras Ron y Hermione estudiaban para su examen de Aparición de ese día recibieron una carta de Hagrid, dónde les expresaba la triste y lamentable noticia sobre que Aragog había muerto, pidiéndoles que fuesen al entierro. Harry tomó la nota otra vez y se la quedó mirando.

—Harry no puedes estar pensando en ir— lo llamó Hermione con angustia. Harry suspiró.

—Si yo sé— dijo—Supongo que Hagrid tendrá que enterrar a Aragog sin nosotros.

— Sí tendrá que hacerlo— suspiró Ron aliviado.

—Mira— opinó de repente Hermione— Trata de ablandar a Slughorn esta tarde...

—¿La cincuentaysieteava vez es la de la suerte no crees? — bromeó Harry amargamente. Hermione estaba por replicar cuando se quedó muy callada, segundos después dió un brinco y se le colgó a Harry del cuello casi derrumbándolo en el asiento.

—Suerte— pronunció repentinamente —eso es Harry ¡vuélvete suertudo!

—¿Que quieres decir?

—¡Usa tu posión de la suerte!

Harry la miró fijamente.

— ¿Felix Felicis?— pronunció aturdido. Entonces la idea dejó de parecerle extraña y sonrió incredulamente.

—¿Harry? ¿Estás ahí?— preguntó ella.

—¡Eres brillante, Hermione!— estalló riéndose con enorme alegría a la vez que la alzaba entre sus brazos y la besaba apasionadamente.
  
                              •••••••

Esa tarde cuando Ron y Hermione volvieron ella llegó gritando felizmente.
—¡Harry!— gritó Hermione mientras entraba por el hueco del retrato y Harry la atrapaba cuando se le colgó del cuello abrazándolo— Harry, ¡Pasé!

—¡Bien hecho! — la felicitó orgulloso— ¿Y Ron?

— Él… él no pasó— susurró Hermione apagándose, mientras Ron venía  muy
malhumorado.— ¿Cómo te fué con Slughorn?

—Nada bien— dijo Harry mientras Ron se unía a ellos— Mala suerte amigo pero lo podemos tomar juntos.

—Si, eso creo— admitió Ron derrotado. —Entonces, Harry… ¿vas a usar el Felix Felicis o qué?

                                ••••••

—¿Cómo se siente?— susurró Hermione horas después.  Harry no respondió por un momento. Después una sensación estimulante de infinita oportunidad le recorrió todo el cuerpo, sintió que podía hacer
cualquier cosa… conseguir el recuerdo de Slughorn y todo lo que quisiera. Se paró sonriendo, rebosando confianza.

—Excelente. Bueno… Me voy a ir donde Hagrid.

—¿Qué?—dijeron Ron y Hermione al mismo tiempo horrorizados.

—No, Harry… tienes que ir donde Slughorn ¿recuerdas?

—No— se rehusó Harry con confianza— Me voy con Hagrid, tengo una buena corazonada.

Tomó la mano de Hermione y le dió una vuelta antes de atraerla a él y besarla de tal modo que al separarse ella parecía sin aliento y sonrojada ante su arrebato.

—Créanme— sonrió— yo sé lo que estoy haciendo…o por lo menos— caminó con confianza hacia la puerta —Felix lo sabe.
                               ••••••

Horas después Harry se hallaba entrando al despacho de Dumbledore con una botellita extendida entre sus brazos. —Señor… la tengo. ¡Tengo la memoria de Slughorn!

— ¡Harry, esas son noticias espectaculares!

Dumbledore tomó la botella con la memoria de Slughorn y la echó al Pensadero.

—Ahora por fin veremos. Harry, por fin…

Harry se inclinó obedientemente sobre el Pensadero y sintió sus pies abandonar el suelo del despacho.
   
                                ••••••

Tanto Hermione como Ron se mostraron muy contentos con su logro, y los días siguientes fueron mucho más tranquilos, eso hasta que Katie Bell volvió al castillo. Días después de su llegada y como últimamente Harry acostumbraba, y esta vez, por un extraño motivo se encontró solo en medio del pasillo cercano al baño de chicos. Abrió la puerta tratando de no hacer ruido y se encontró algo que jamás esperó.  Draco Malfoy estaba parado de espaladas a la puerta, con sus manos se apoyaba en un lavabo.

—Ya, ya… — lo calmaba Myrtle— Quizá pueda ayudarte…

—Nadie puede ayudarme.— gimió Malfoy. Estaba temblando— No
puedo hacerlo… no puedo… y si no lo hago él… dijo que me mataría…

Y entonces Harry se dió cuenta que Malfoy estaba llorando, llorando de verdad. Las lágrimas recorrían su pálido rostro y se perdían entre sus manos. Malfoy tosió, y levantó la cabeza, y, a través del espejo  miró a Harry observándolo.

Lo siguiente se desencadenó tan pronto que Harry en cuestión de segundos ya se hallaba escondido entre la pared de un cubículo con varita en mano.  Harry pensó
“¡Levicorpus!” y agitó su varita, pero Malfoy logró esquivarlo y levantó su varita para arrojarle otro maleficio…
Se escuchó un  estruendo y la cabina que estaba junto a Harry explotó;
intentó hacer el hechizo de las piernas pegadas pero éste lo rozó y golpeó la pared cerca de donde Myrtle gritaba.
Harry se resbaló al mismo tiempo que Malfoy, con el rostro contorsionado, en un grito de odio:—Cruci

—¡SECTUMSEMPRA!—gritó Harry con todas sus fuerzas al tiempo que agitaba salvajemente la varita.

La sangre llenó el suelo mezclándose con el agua y perdiéndose en el suelo, haciendo una aureola siniestra alrededor del cuerpo de Draco, que gemía del dolor.

—No… —jadeó, Harry se puso de pie y avanzó tambaleando hasta Malfoy que ahora estaba más pálido conforme se desangraba. —No… no quise…

Myrtle la llorona dejó salir
un ensordecedor grito:—¡ASESINATO!  ¡ASESINATO!

La puerta se abrió de golpe detrás de
Harry que sólo observaba, horrorizado, lo que había hecho.

                                 ••••••

Horas después, cuando se hubo quitado la ropa empapada de sangre y Snape lo hubiese castigado de por vida, Harry yacía hundido en el sofá, sentía las manos frías y el resto del cuerpo invadido de miedo y vergüenza, Hermione seguía acariciando su cabello preocupada, pese a que Harry deseara hacerse un ovillo bajo las sábanas, lejos de las miradas curiosas de Ron y Ginny.

Lo que había pasado corrió como pólvora por todo el castillo y para este punto todos lo sabían. Harry creía que todo lo que hacía estaba destinado a convertirse en tragedia, no sólo logró casi matar a Malfoy y dejar al equipo sin buscador, sino que consiguió que Hermione y Ginny discutieran cuando esta última interfirió a su favor sobre el libro del príncipe, pese a que Harry sabía perfectamente que imitar el hechizo ahí leído había sido totalmente estúpido y no hallaba razones para que Ginny defendiera una acción tan horrible como era casi matar a alguien.
                                  •••••••

El sábado siguiente recibió una carta de Sirius antes de su audiencia cuando iba camino a su castigo con Snape. No era mucho, pero sirvió para mantenerlo inquieto el resto del día.
"Harry.
Quise contactarte antes de ir al ministerio, esperando que todo salga bien para nosotros. De cualquier modo, he asegurado la mansión perfectamente y pasado todos mis bienes a ti, como mi único heredero. (Sólo por precaución) Si todo sale bien te contactaré lo más pronto posible y seguramente, seré un hombre libre para poder ser el padrino que esperabas.
-Sirius"
                                   •••••

El castigo con Snape fue horrible, pues se esforzó en hacerlo sentir más desdichado que antes obligándolo a mirar el reloj con ansias, cuando por fin salió y se presentó frente al retrato no escuchó ni un ruido, ansioso por saber si habían ganado se apresuró por el hueco y entró rápidamente.

—¡Ganamos!— bramó Ron, que se acercó a él dando brincos y le pasó la Copa plateada.— ¡Cuatrocientos cincuenta a ciento cuarenta!

Harry miró alrededor; Hermione estaba corriendo hacia él con una carta entre sus manos.  Tenía un rostro resplandeciente cuando envolvió a Harry con sus brazos.

—¡Harry! ¡Es libre!

—¿Quién…?

— ¡Sirius, es libre, Harry!— chilló, sus ojos llenándose de lágrimas de alegría y le tendió la carta. Harry parpadeó sin creerselo, pero revisando rápidamente el papel halló que Sirius le comunicaba que iría a verlo en unos cuantos días que, en efecto, estaba absuelto de todos los cargos.

Sin ser conciente comenzó a reír casi con histeria, un peso que no sabía que cargaba pareció desaparecer y cualquier acontecimiento malo de semanas pasadas se esfumó.

La tomó de las mejillas y unió su frente con la suya sonriendo, para luego abrazar a Hermione y darle vueltas en el aire. Y sin pensarlo, sin preocuparse por el hecho que cincuenta personas estuvieran viendo, Harry la besó como nunca antes.

Harry aún mantenía una mano sobre su mejilla sonrojada cuando se separaron. La sala común se llenó de risas, vitores y aplausos.  Hermione sonreía radiante y Ron, metros más allá le hizo una señal de aprobación con sus dedos, feliz por ellos.
Harry tomó la mano de Hermione y la llevó fuera de la Sala Común, ahora mismo era ella con la única persona con quién quería celebrar y sintió, que nada podría ir mal.
                                •••••••

El corazón de Harry latía con fuerza, casi con la misma intensidad con la que lo traspasaba los orbes azules de Dumbledore. Tan serio como nunca antes, parecía incluso ligeramente preocupado.

—Si te digo que te escondas ¿así lo harás?
—Sí.
—Si te digo que huyas ¿me obedecerás?
—Sí.
—Si te digo que me dejes y que te salves ¿harás lo que te digo?
—Yo…
—¿Harry?
Se miraron por un momento.
—Sí, señor.

Harry corrió lo más rápido que pudo, derrapó al entrar por el retrato y no se detuvo hasta subir a los dormitorios pese a las miradas de sus amigos, que no tardaron en seguirlo escaleras arriba. Ron hizo un amago de avanzar hasta él, mientras sacaba todo el contenido de su baúl.

—No tengo mucho tiempo— jadeó Harry—Dumbledore piensa que estoy
buscando mi capa invisible. Escúchame…— se volvió hacia Hermione y le colocó el Félix felicis en la mano.

Y rápidamente les contó a dónde iría y las desconfianzas para con Snape y Malfoy. Hermione lucia horrorizada.

—Harry —empezó Hermione con los ojos llenos de miedo.

—No tengo tiempo de discutir— alegó Harry apretándole la mano y caminando a la puerta.

—¡Harry! No...— Hermione corrió detrás de él con la botella en mano—No la queremos, llévatela, quién sabe a qué te vas a enfrentar.

—Voy a estar bien. Voy a estar con Dumbledore— la calmó Harry.—Quiero estar seguro de que estarás…— se corrigió— Estarán bien. No me mires así Hermione, te veo más tarde.

Aún aferrada a su brazo Hermione le sujetó el rostro entre las manos y lo besó débilmente.
Al marcharse, algo en su pecho dolió pero se obligó a olvidarlo. Mientras estuviera con Dumbledore nada habría de pasarle.

                                   ••••••

Harry temblaba mientras el cuerpo de Dumbledore se balanceaba apoyándose en él, nada de lo que creía estaba sucediendo, esto era más grande, tenía miedo, por Dumbledore y por él mismo. Pero debía sacarlos de allí, los rasguños y el sentimiento de sentir las manos de los inferis en sus brazos le provocaba náuseas.

—No estoy preocupado, Harry— dijo Dumbledore, su voz sonó un poco más fuerte a pesar de lo débil que estaba— Estoy contigo.

Y así, ambos desaparecieron de la cueva, Harry sin esperarse lo que le esperaría al llegar a los muros del Castillo.

                                  ••••••

La marca tenebrosa brillaba, verdosa y siniestra sobre la torre de Astronomía. Como una corona de muerte y destrucción. El miedo iba aumentando dentro de Harry como nunca antes, impidiéndole respirar y caminar.   ¿Habrían tenido Ron y Hermione la suerte de escapar hasta ahora? ¿Fue uno de ellos por quien había puesto la marca sobre la escuela? Si era así, él sería el único responsable.

                             •••••••

Harry se sentía impotente, moviéndose, o intentando hacerlo frenéticamente sin nunca lograrlo.
Los minutos pasaban y Dumbledore seguía ahí, tranquilo mientras Malfoy le apuntaba con su varita. Una lucha horrible seguía oyendose debajo de ellos pero para el director era como cualquier momento, ni siquiera estaba sorprendido, pues sabía todo aquello que Draco había hecho.

—Draco, tú no eres un asesino.

—¿Cómo lo sabe usted?— dijo Malfoy inmediatamente, muy pálido.  En algún lugar de las profundidades del castillo, Harry escuchó un grito.

Malfoy se puso rígido y miró sobre su hombro. Pero no dijo nada, escuchaba lo que ocurría abajo y parecía tan paralizado como lo estaba Harry.

—Las intenciones de tus ayudantes han sido frustradas por mi guardia. Como habrás podido observar hay miembros de la Orden del Fénix también aquí, pero no necesitas ayuda realmente... No tengo varita en este momento... No puedo defenderme.

Malfoy lo miró fijamente.

—Ya veo— dijo Dumbledore suavemente, cuando Malfoy no habló— Tienes miedo de actuar.

—¡No tengo miedo!— gruñó Malfoy, auque tampoco hizo ningún movimiento —¡Es usted el que tendría que tener miedo!

—¿Por qué? No creo que vayas a matarme, Draco.

Malfoy se lo quedó mirando como si tuviera el impulso de vomitar pero finalmente y sin dejar de apuntarle confesó todo aquello que Harry se moría por escuchar. Y todas sus dudas tuvieron respuesta.

De repente los pasos tronaban desde la escalera y un segundo más tarde Malfoy fue empujado del camino cuando aparecieron cuatro personas. «Mortífagos» Todavía paralizado, sus ojos miraban fijamente como todos formaban un círculo alrededor de Dumbledore acorralándolo. Estaba aterrado, tanto o igual que Draco.

—AHORA, Draco, ¡Rápido!— gritó Fenrir Greyback, pues los estallidos volvían a escucharse abajo. Draco levantó el brazo pero la mano le temblaba tanto que no lograba apuntar.

Cuando Greyback avanzaba dispuesto a hacerlo él mismo la puerta se abrió como una explosión y apareció Snape, con su varita agarrada en la mano y sus ojos negros mirando la escena. Harry sintió una repentina oleada de alivio, una, que no duró mucho.

—Severus...

El sonido de su voz había asustado más a Harry que todas las experiencias que había sufrido aquella noche. Por primera vez Dumbledore estaba suplicando. Snape no dijo nada, pero avanzo unos pasos y quitó a Malfoy del camino. Harry se retorcía con más fuerza que nunca. Snape miró fijamente a Dumbledore, durante un momento con odio en sus ojos, más negros que nunca.

— Severus... por favor...

Snape levantó su varita y apuntó directamente a Dumbledore que miró en dirección a Harry y cerró los ojos con gesto pacífico. Y Harry lo entendió, sabía lo que vendría, sabía que nada podría hacer para ayudarlo y se odió, se llenó de rabia y odio que lo quemaba por dentro. La impotencia echaba raíces en su interior y sin poder evitarlo sus ojos, nuevamente, presenciaron la muerte en primera fila.

— ¡AVADA KEDAVRA!

Un rayo de luz verde salió de la varita directamente hacia el pecho de Dumbledore que se desplomó y cayó hacia atrás ante la mirada horrorizada de Harry.

                                  •••••••

Harry sentía tanto odio que se aferraba a él mientras corría, como su más grande impulso para seguir avanzando pese al dolor de su pecho.
¿No decían que el asesinato rasgaba el alma?  Harry no era ningún asesino, pero lo sería, de todos modos, su alma estaba rota en pedazos desde los primeros momentos de su vida. Y entendió perfectamente que en efecto, la muerte era la que verdaderamente rasgaba, cortaba, hería y reducía a cenizas a todos aquellos con los que arrasaba, no sólo era la víctima, eran todos los que dejaba detrás.

No oía nada ni veía más allá de las figuras de Snape, Malfoy y los mortífagos escapando detrás de la verja, allí donde seguramente se escaparían.  Harry se abrió paso hasta más allá de Hagrid y de su adversario, apuntó a la espalda de Snape y gritó:—¡Desmaius!

Falló, el chorro de luz roja flotó por encíma de la cabeza de Snape que corrió más fuerte. 

Snape gritó:—¡Corre, Draco!— y se volvió hacia Harry con una mueca indescifrable.  Se miraron el uno al otro antes de alzar simultáneamente las varitas.
—¡Cruc...!

Snape detuvo el maleficio tirando a Harry de espaldas. Harry rodó  y se  levantó mientras el enorme mortífago a sus espaldas vociferaba.

—¡Incendio!—Harry oyó una explosión y la casa de Hagrid estalló en llamas.

—¡Fang está ahí dentro malvado!— rugió Hagrid y corrió.

—¡Cruc...!—gritó Harry otra vez, apuntando a Snape que ahora era iluminado por las llamas, Snape movió el brazo y bloqueó el hechizo fácilmente. Podía verlo burlándose.

—¡Maldiciones Imperdonables de ti no Potter!— vociferó más fuerte—No
tienes el temperamento ni la habilidad. ¿Que diría de ti tu padrino si te viera?

—¡Pelea conmigo!—le chilló Harry. —¡Pelea conmigo, cobarde de...!

—¿Me has llamado cobarde, Potter?—aulló Snape. —Tu padre jamás me atacaba a menos que fueran cuatro contra uno... Me pregunto cómo deberías llamarle...

Harry forcejeó nuevamente y lanzó hechizos a diestra y siniestra que Snape esquivaba avanzando hacia atrás.

—¡Te bloquearé una y otra vez hasta que aprendas a callarte y a cerrar la mente Potter!

Harry levantó la varita, y sin poder evitarlo las palabras de Bellatrix volvieron a su mente, mezclándose con la imágen de Dumbledore cayendo por la torre y todos esos años contenidos. «Debes sentirla» ahora entendía, ese sentimiento de odio y la espera de satisfacción al querer causar dolor, el mismo que él sentía.

Pero antes de poder terminar su maldición, un dolor atroz alcanzó a
Harry. Se dobló sobre la hierba y escuchó las risas de un mortífago a lo lejos. Sintió que iba a morir de
agonía, pensó que seguramente Snape le torturaría hasta la muerte o la locura... Pero una parte suya sabía que la maldición no provenía de él.

—¡No!— rugieron dos voces a la vez, Snape se quedó quieto y el dolor cesó tan súbitamente como había empezado.

Harry estaba en el suelo, encogido, agarrando su varita y temblando cuando un par de manos se aferraron a él, abriendo los ojos y sin creerselo distinguió a Hermione arrodillada y sujetándolo con una mano y apuntando a Snape con la otra con una mirada fiera y peligrosa. De la punta de su varita salió un haz de luz que impactó en la espalda del mortífago más cercano, que cayó de bruces y aunque se levantó, fue tambaleándose. Harry tomó nuevas fuerzas, se levantó y arrojó a Hermione detrás de él.

¡Secrumsempra!

—¿Te atreves a utilizar mis propios hechizos en mi contra Potter?— bramó Snape sonriendo— ¡Yo, soy el Príncipe Mestizo! ¿Y utilizarás mis invenciones contra mí como hizo tu asqueroso padre, verdad? No lo creo....

Harry avanzó, Snape levantó su varita y en un milésima de segundo, contrario a ir contra él apuntó a un punto detrás suyo. Harry se dió la vuelta con una mueca de pánico y descubrió a Hermione jadeante en el suelo, luchando por levantarse.
Sin pensarlo corrió hacia ella ayudándola a levantarse mientras ella le gritaba que estaba bien, que no podían dejarlo escapar. Pero Harry sabía que era tarde, Snape había conseguido desaparecerse justo más allá de los límites de la escuela.
                                •••••••

"Al Señor Oscuro.

Sé que llevaré mucho tiempo muerto cuando leas esto, pero quiero que sepas que fui yo quien descubrió tu secreto. He robado el auténtico Horrocrux e intentaré destruirlo lo antes posible. Me enfrento a la muerte con la esperanza de que cuando te planten cara serás mortal una vez más.
-R.A.B"

Harry leyó el pergamino guardándolo. Presionó el medallón contra su pecho y se hizo un ovillo entre sus sábanas sin cubrirse realmente.

— Yo lo cuidaré— decía una voz en la puerta mientras un gruñido le respondía.— Por favor, Sirius. No es el momento.

Momentos después la puerta se cerraba y la cama se hundía bajo el peso de su acompañante. Unas manos tibias y pequeñas recorrían el rostro de Harry apartando los mechones sucios de su frente.

— Lo siento tanto Harry...

— No no…— su voz era ronca debido al reciente llanto y el cansancio.

— Sí, debí haber confiado en tí.

Harry comenzaba a negar entonces, con la imágen de Dumbledore tendido en el suelo, Bill en una camilla, Sirius y Lupin mirándolo con preocupación y Hermione dejándolo llorar en su pecho cuando estuvo arrodillado frente al cadáver de Dumbledore.
La charla con los miembros de la Orden, Sirius hablándole rápidamente con las órdenes de Mcgonagall de fondo eran, en efecto, no más que recuerdos lejanos.

Cuando finalmente se resignaron a que no obtendrían más de él accedieron a que subiera a los dormitorios sin hablar con nadie más.
Entonces había aparecido Sirius demandando hablar con él, pero era verdad cuando decía que no quería escuchar nada más, estaba tan exahusto que lo único que quería hacer era dormir hasta que el dolor desapareciera.
—¿Por qué me seguiste?

Al abrir los ojos encontró los de Hermione que estaban rojizos a causa del llanto clavados en él. Su pregunta parecía haberla deslocado pero aún así se esforzó en responder.

— Porque fue mi culpa que Snape llegara hasta Dumbledore. Yo dejé que él pasara frente a todos nosotros. Yo debí haber creído en lo que nos dijiste pero parecía tan preocupado… ahora entiendo porqué.— su voz se quebró y sollozó débilmente— Cuando bajaste detrás de ellos fue cuando todo cobró sentido. No sabía que ocurría, pero te seguí mientras los perseguías y…

—No debiste—la cortó Harry evitando mirarla— Podrían haberte hecho algo peor.

—¿No lo entiendes? Tenía que estar ahí contigo.

—No, no tenías— siseó Harry y la sujetó de la muñeca impidiendo que siguiera con sus caricias, no las merecía.—No puedo permitir que te sigas arriesgando por mí. Entiéndelo.

—¡No necesito tu permiso!— chilló Hermione mordiéndose los labios para evitar llorar.— Estamos en esto juntos.  Yo estaré ahí lo quieras o no. Y si tú idea es desplazarme para hacerte el hacerlo tu solo yo no....

Harry se enderezó tan rápido que la chica dió un salto cuando la tomó por los hombros.

—¡No quiero verte morir!— gritó Harry—No soportaría que quién estuviera ahí fueras tú. Deja de salvarme Hermione, yo no podría soportar que algo te sucediera... Yo ya pasé por eso una vez y no lo toleraría una vez más, tú no...

El agarre de sus manos se aflojó y sin evitarlo ni importarle seguir con el escudo que el mismo había formado capa por capa, Harry se echó a llorar, lágrimas gruesas resbalaban por sus mejillas hasta perderse entre las sábanas. La mirada de Hermione se suavizó, limpió cada una de sus lágrimas entendiendo cómo se sentía, y, por primera vez dejó de lado las preguntas, se tumbó a su lado y dejó que Harry se aferrara a su cuerpo hasta caer dormido.

                                 •••••••

El día del funeral la mañana estaba despejada, y mientras se acercaban a los terrenos mucha gente comenzaba a acercarse, magos, brujas, criaturas y cualquiera que hubiese querido presentarle sus respetos a Albus Dumbledore. 

Harry asió la mano de Hermione y se sentó a su lado en la última fila desde dónde podía ver a Sirius y Lupin una fila más adelante. Las miradas recaían en el primero y Harry observó que nunca habían festejado realmente su libertad.
Durante los días posteriores Sirius no había abandonado el castillo a la espera de la orden sobre si sería cerrado o no y aunque platicaron nunca fue de nada profundo. Normalmente se limitaban a quedarse en silencio, maldecir a Snape y trazar planes sobre todo aquello que Dumbledore le había confiado.

Hermione sollozó a su lado y descansó su cabeza en el hombro de Harry mirando al frente, ahí donde la tumba blanca estaba, reposando por siempre el cuerpo de Albus Dumbledore. Ron estaba muy pálido al igual que Ginny y todos los demás miembros de la Orden pero parecía entero y maduro. 

Harry escuchaba sin derramar una sola lágrima, desde aquella noche con Hermione se prometió no derramar ni una más. Exhaló hondo y miró a todos los presentes, sin prestar atención al hombre de túnica negra que enumeraba y enaltecia todas las cualidades de Dumbledore, pero él no podía hacer más que pensar en sus últimos momentos con el director. Los que no aprovechó como debía, esos dónde no pudo ayudarlo como él merecía.

Cuándo todo acabó, lo que menos quería era verse frente a frente con Scrimgeour, que sin perder tiempo lo alejó de Sirius y los demás para hablar nuevamente. Pero la respuesta fue la misma, Harry era y sería fiel a Dumbledore hasta el final.

Cuando el Ministro se dió la vuelta cojeando con enfado ante su negativa a ayudarlo, de regreso a su comité, Hermione y Ron se acercaron a él.

—No puedo soportar la idea de que quizá nunca regresemos — suspiró Hermione tristemente.—¿Cómo puede cerrar Hogwarts?

—Quizá no lo haga— dijo Ron— Corremos el mismo peligro aquí que en nuestras casas. Incluso diría que es mucho más seguro Hogwarts, hay muchos magos dentro para defenderlo. ¿Qué estás considerando Harry?

Hermione lo miró fijamente en espera de una respuesta que parecía ya esperarse.

—No voy a regresar, incluso si abre de nuevo. —dijo Harry firmemente.
Ron miró boquiabierto a Harry, Hermione en cambio dijo tristemente.
— Sabía que ibas a decir eso, ¿Pero entonces que harás?

—Regresaré con los Dursley una vez más, así lo quería Dumbledore— sentenció Harry— pero será una visita corta, luego me iré. Tal vez con Sirius por un tiempo. Pienso que podría regresar al Godric´s Hollow alguna vez— murmuró Harry, había tenido esta idea desde la noche en que Dumbledore murió.— Para mi todo empezó ahí, tengo el presentimiento de que debo ir allá. Y podría visitar las tumbas de mis padres, eso me gustaría. Luego tengo que rastrear al resto de los Horcruxes —dijo Harry con sus ojos puestos sobre la tumba  de Dumbledore. —Eso es lo que él hubiera querido que hiciera, es por eso que me contó todo acerca de ellos.

—Estaremos contigo Harry— prometió Hermione acercándose a él.

Observó el reflejo de sus manos entrelazadas en el agua del Lago y negó vehemente.
—No, no pueden.

—En la casa de tus tíos— secundó Ron. Hermione asintió.:—Y luego iremos contigo, a donde quieras que vayas.

—No— dijo Harry lentamente, había contado con eso, había pensado exactamente qué Hermione iba a querer ir con él, seguirlo igual que había hecho en su persecución a Snape y no podría permitirlo. Si Severus se había dado cuenta de su debilidad para con ella cualquiera podría usarlo en su contra y ella estaría en peligro.

—Estamos contigo pase lo que pase— continuó Hermione.— Aquí me tienes.

—Pero amigo— interrumpió Ron— antes que nada tendrás que ir a casa de mis padres, incluso antes de ir a Godric´s Hollow.

—¿Por qué?

—La boda de Bill y Fleur, ¿recuerdas?

Harry se quedó pasmado, asombrado ante la idea de una boda en tiempos como esos. — Sí, no debemos perdernos eso— sonrió débilmente.

Su mano se cerró automáticamente alrededor de la de Hermione y sintió que su corazón se alegraba. Ella le sonrió y por ese momento pareció que todo estaría bien, al menos por ese instante. 
Los tres se dieron la vuelta, dirigiéndose hacia Sirius que no tardó en pasarle un brazo por los hombros y revolverle el cabello cariñosamente.

Al menos, pensó Harry caminando hacia el Castillo, ese día sería disfrutado con las personas que más quería. 

----------------------------

¡Y otro libro más! Quise abarcar bastante de la trama, ¿Por qué? Bueno, siempre quise saber que habría pasado si Harry y Hermione mantenían una relación ¿Que habría cambiado en la trama? ¿Como habría sido? Y de una cosa estoy segura, no todo habría sido color de rosa.

Está claro que esta versión de Harry, con Sirius y Hermione a su lado se deja ver más vulnerable, y no es algo que esté mal, sino que está aprendiendo a abrirse y a ser lo que muchas veces olvidamos, un simple adolescente.
A mí me habría gustado que tuviera ese apoyo de Sirius, no significa que vaya a dejar de lado sus responsabilidades, sino que luchará más por ellas, por el bien de los que quiere. Me a gustado mucho ir escribiendo a este Harry más abierto a las emociones y que se terminará de desarrollar en las reliquias de la muerte con situaciones más difíciles, que sí, ya es un hecho que haré una continuación.

Sólo sería cuestión de esperar,  probablemente lo empezaría al otro año  (casi no falta nada)

Por si no alcanzó a publicar antes o después de Navidad. ¡Feliz Navidad a todos los que me leen! Y a los que no también, porque hasta los Romione y Hinny se lo merecen pese a sus malos gustos 😂 (es broma)

Si me alcanza a dar tiempo y casi casi como milagro de Navidad pueda haber una actualización antes de Navidad o en año nuevo, aún no estoy segura.  Después de tanto drama me voy. ¡Felices fiestas! ❣⭐

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