Pasan los minutos y seguimos fundidos en un abrazo. Incluso he dejado de llorar. Lágrimas secas adornan mi rostro y se que tengo los ojos hinchados.
Seguramente me veo tan patética como me siento.
Kyle es el primero en soltarme y alejarse de mí. Entonces los dos nos reincorporamos y nos sentamos son cruzar miradas. El silencio es entumecedor. Así que me veo en la necesidad de terminar con el.
―Entonces... ¿Lena? ―cuestiono, intentando comenzar una conversación casual. Necesitamos eso, normalidad.
El chico carraspea y gira su cabeza en un intento nulo de evitar que note como su cara se pone rojita como manzana. No puedo evitar sonreír por la ternura que me causa.
―Sí, hemos hablado un par de veces ―contesta, encogiendose de hombros para intentar restarle importancia.
Casi suelto una carcajada, pero me controlo. Acabamos de tener un momento, no quiero que vuelva a odiarme.
―Una persona no arriesga su trabajo por alguien con quien ha interactuado un par de veces ―comento.
Le doy un pequeño empujón en el hombro sin borrar mi sonrisa. Él no dice nada, pero la comisura de su boca se eleva y se que intenta no sonreír también.
El sonido de la puerta deslizándose nos saca de nuestra pequeña conversación. Mis músculos se tensan y puedo decir que el cuerpo de Kyle también. Me levanto del suelo, en un intento por no lucir tan derrotada. Con los hombros derechos, hacia atrás y la frente en alto, doy mi mejor imitación de una persona segura. Kyle también se levanta y se queda junto a mí.
Por la puerta, se asoma la cabeza rubia que ya es tan familiar para mí. Mi corazón comienza a latir aún más rápido si eso es posible. Mis ojos pican y quiero correr hacia él cuando entra por completo a la habitación.
―Kath... ―susurra mi nombre en un hilo de voz. Me ha inspeccionado y puedo decir que nota lo derrotada que me siento.
Esto confirma que sí me veo patética.
Lágrimas resbalan por mis mejillas y camino hacia él tan rápido como mis adoloridas piernas me lo permiten. Él no tarda en imitarme y se acerca corriendo conmigo. Sus brazos me rodean cuando estamos juntos y me aprieta contra él. Respirar parece una tarea difícil ahora que lo tengo cerca. Me siento segura y en peligro al mismo tiempo. Tranquila y muerta del miedo. Siento todo y nada al mismo tiempo. Tengo un huracán de emociones por dentro y me desespera no saber cómo controlarlo.
Ethan da caricias en mi cabello. Suaves caricias, llenas de serenidad. Suspira a mi lado y, si es posible, me acerca aún más a él.
―Lo siento mucho, castaña ―dice con voz ronca mientras hundo mi cabeza en su cuello―. No te mereces nada de esto... No te mereces... ―Exhala con fuerza y se separa un poco para verme a los ojos―. No te mereces toda la mierda que he hecho.
Mi ceño se frunce al no entender lo que Ethan está diciendo. Sus ojos castaños me miran con una tristeza infinita. El chico que tenía repetidas pesadillas por las noches en el colchón al lado de mi cama, reemplaza al muchacho sin pasos vacilantes que entró por la puerta. Su alma está rota y puedo verlo en sus pupilas.
Llevo mi mano a su rostro y tomo su mejilla, en un intento por disminuir su dolor. Él ladea la cabeza hacia mi mano y cierra los ojos con fuerza. Su respiración parece volverse dificultosa y abre los ojos, para tomar mi cara entre sus manos también.
―No sabes cuánto me arrepiento, Kath ―murmura con pesar, mientras da caricias en mi rostro con sus pulgares―. Soy un pedazo de mierda que no te merece.
Junta nuestras frentes y nuestras respiraciones se combinan. Casi puedo escuchar el palpitar de su corazón a la distancia. No comprendo nada de lo que me está diciendo. La confusión ha inundado mi sangre y el presentimiento de que estoy apunto de quebrarme aun más se instala en mi corazón.
― ¿Por qué dices eso, Ethan? ―pregunto en un susurro―. Tú no eres malo... Tú eres bueno ―digo segura de mis palabras, intentando convencerlo a él más que a mí misma.
Él suelta una pequeña risa carente de humor y separa nuestra cercanía para mirarme a los ojos.
―He hecho algo imperdonable, Kath... ―Luce atormentado y sacude la cabeza sin dejar de verme ni un segundo―. He hecho algo... que me ha hecho merecedor de toda la mierda que me ha rodeado toda la vida. ―Su mandíbula se tensa aún más si eso es posible, y traga con fuerza para después decir: ―. Y no se si alguna vez tú serás capaz de perdonarme.
Quiero decir más, hacer más preguntas, buscar más respuestas y hacerle sentir mejor. Pero la puerta se vuelve a deslizar. Y entonces se que las presencias que van a entrar no me gustarán nada.
Por la puerta entran los cuerpos ya conocidos y repugnantes de Brianna, Mirla y Brythel. Los dos seres humanos que más me asquean en la Tierra. Y la chica que no tiene corazón o conciencia. Tampoco me agrada pero no he llegado a odiarla. Sin embargo no puedo decir lo mismo de su madre y la vicepresidenta.
Brianna camina con la frente en alto, con su aire de superioridad y luciendo satisfecha. Nos mira a Kyle y a mí como si fuéramos dos niños tontos, cuyas travesuras no les resultaron. La expresión de Mirla no es diferente. Sin embargo Brythel no nos ve así. De hecho, ni siquiera nos observa. Su mirada está posada en el piso. No camina como si fuera la reina y simplemente sigue a su madre sin parlotear. Bueno, eso es nuevo.
― ¿Cómo se encuentran mis dos ingenuos favoritos? ―pregunta Brianna con una sonrisa radiante―. No puedo creer lo estúpidos que pudieron llegar a ser ―suelta una carcajada y sacude la cabeza―. Es que aun no lo entienden... Aquí no hay salida.
Un escalofrío me recorre la espalda y frunzo el ceño, sintiéndome de repente muy chiquita. Sin una pizca de seguridad en mí, me abrazo a mí misma en un intento por consolarme. Seguramente me veo patética de nuevo, pero ya no puedo ocultar como me siento.
―Veo que tienen un poco de compañía. ―Su mirada se posa en Ethan. Frunce el ceño una fracción de segundo para después mirarme a mí. Y entonces el reconocimiento inunda sus facciones―. Ella no lo sabe, ¿verdad? ―Apunta hacia mí con su dedo índice y suelta una risotada, regresando su vista a Ethan―. ¿A qué estás jugando, hijo?
El estómago se me revuelve al escucharla llamarle de esa manera. Todo dentro de mí ya lo sabía. Muy en el fondo, estaba segura que la mujer despreciable que le hizo tanto daño a Ethan era la rubia en frente mío. Sin embargo, eso no quita el malestar que siento cuando la escucho.
― ¿Qué es lo que pretendes? Te he dicho que ya no es necesario que la frecuentes ―reprende a Ethan, mirándolo ahora con más seriedad.
Siento una punzada de dolor en el pecho y miro al rubio en busca de respuestas. Sus ojos están posados en el piso y no me hace falta mirarlo más de dos segundos para darme cuenta que la vergüenza domina su rostro. Todos sus músculos se ven tensos. Y la confusión pica aún más en mi sistema.
Volteo hacia las mujeres frente a mí. Brianna observa a Ethan, cruzada de brazos. Parece estar perdiendo la paciencia. Y Brythel... ella me mira a mí, con pena. Pareciendo sentir lastima de mi situación. He recibido muchas expresiones de su parte, pero nunca esta. Eso me inquieta.
―Lo siento ―susurra Ethan a mi lado llamando mi atención.
Sus ojos me gritan perdón. Me suplican. Pero el problema es que yo no se porque.
― ¿Por qué, Ethan? ―Finalmente suelto mis pensamientos―. ¿Por qué tendría algo que perdonarte?
Él suelta un suspiro entrecortado y me enfrenta, con la mirada baja pero sobre mí. Quisiera saber lo que pasa por su cabeza. Entender lo que sus pupilas me dicen a gritos. Pero lo único que logro al verlo a los ojos, es hacer crecer el peso sobre mí corazón. Respirar parece una tarea difícil ahora.
―No tenemos tiempo para esto, hijo ―sisea Brianna, acercándose a nosotros. Sin embargo yo no separo la mirada del rubio―. Si te di la oportunidad de salir fue para que la engancharas a ella, no al revés.
Siento el palpitar de mi corazón en todo mi cuerpo. Más punzadas dolorosas se instalan en mi pecho mientras analizo las palabras de Brianna.
¿Ella lo dejó salir para acercarse a mí?
― ¿Ethan? ―lo llamo, desesperada por explicaciones.
Él me mira con los ojos llenos de lágrimas sin derramar. Con la tormenta que tantas veces he presenciado en su interior. Me ve y mi corazón quiere dejar de latir. Porque se que lo que está a punto de decir es algo que terminará de romperme.
―Kath ―pronuncia mi nombre con un matiz que no logró descifrar―. Cuando salí de la prisión en la que vivía... Fue bajo una condición. ―Traga con fuerza y puedo decir que le cuesta trabajo sacar las palabras de su boca―. Brianna me dejó irme voluntariamente de ahí si yo... ―Carrraspea―. Si yo aceptaba entrar en tu casa. Con la condición de durar ahí lo suficiente para conocer la seguridad y desactivar la capa de protección nocturna que rodeaba tu hogar...
Siento como mi alma se rompe poco a poco. Como si fuese una muñeca de porcelana vieja, y con un simple toque me destruyera lentamente.
No es cierto. No es cierto. Dime que no es cierto.
―Castaña...―murmura Ethan con la voz áspera y entrecortada. Y mi mundo se detiene―. La verdad es que nunca nos encontramos por casualidad.
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¡BOOOOOOM! Dos actualizaciones en dos días. Apuesto a que no se la veían venir, ¿verdad?
Volveré a actualizar pronto, lo prometo.
Espero que hayan disfrutado la lectura, personitas que tanto quiero♡
¡Les mando un abrazo navideño!
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LOS QUIERRRRROOOOOOOO.
Hasta el próximo capítulo wuwuwuwuwuw.