Capítulo 30: He hecho algo imperdonable, Kath.

1.7K 208 97
                                    

Pasan los minutos y seguimos fundidos en un abrazo. Incluso he dejado de llorar. Lágrimas secas adornan mi rostro y se que tengo los ojos hinchados.

Seguramente me veo tan patética como me siento.

Kyle es el primero en soltarme y alejarse de mí. Entonces los dos nos reincorporamos y nos sentamos son cruzar miradas.  El silencio es entumecedor. Así que me veo en la necesidad de terminar con el.

―Entonces... ¿Lena? ―cuestiono, intentando comenzar una conversación casual. Necesitamos eso, normalidad.

El chico carraspea y gira su cabeza en un intento nulo de evitar que note como su cara se pone rojita como manzana. No puedo evitar sonreír por la ternura que me causa.

―Sí, hemos hablado un par de veces ―contesta, encogiendose de hombros para intentar restarle importancia.

Casi suelto una carcajada, pero me controlo. Acabamos de tener un momento, no quiero que vuelva a odiarme.

―Una persona no arriesga su trabajo por alguien con quien ha interactuado un par de veces ―comento.

Le doy un pequeño empujón en el hombro sin borrar mi sonrisa. Él no dice nada, pero la comisura de su boca se eleva y se que intenta no sonreír también.

El sonido de la puerta deslizándose nos saca de nuestra pequeña conversación. Mis músculos se tensan y puedo decir que el cuerpo de Kyle también. Me levanto del suelo, en un intento por no lucir tan derrotada. Con los hombros derechos, hacia atrás y la frente en alto, doy mi mejor imitación de una persona segura. Kyle también se levanta y se queda junto a mí.

Por la puerta, se asoma la cabeza rubia que ya es tan familiar para mí. Mi corazón comienza a latir aún más rápido si eso es posible. Mis ojos pican y quiero correr hacia él cuando entra por completo a la habitación.

―Kath... ―susurra mi nombre en un hilo de voz. Me ha inspeccionado y puedo decir que nota lo derrotada que me siento.

Esto confirma que sí me veo patética.

Lágrimas resbalan por mis mejillas y camino hacia él tan rápido como mis adoloridas piernas me lo permiten. Él no tarda en imitarme y se acerca corriendo conmigo. Sus brazos me rodean cuando estamos juntos y me aprieta contra él. Respirar parece una tarea difícil ahora que lo tengo cerca. Me siento segura y en peligro al mismo tiempo. Tranquila y muerta del miedo. Siento todo y nada al mismo tiempo. Tengo un huracán de emociones por dentro y me desespera no saber cómo controlarlo.

Ethan da caricias en mi cabello. Suaves caricias, llenas de serenidad.  Suspira a mi lado y, si es posible, me acerca aún más a él.

―Lo siento mucho, castaña ―dice con voz ronca mientras hundo mi cabeza en su cuello―. No te mereces nada de esto... No te mereces... ―Exhala con fuerza y se separa un poco para verme a los ojos―. No te mereces toda la mierda que he hecho.

Mi ceño se frunce al no entender lo que Ethan está diciendo. Sus ojos castaños me miran con una tristeza infinita. El chico que tenía repetidas pesadillas por las noches en el colchón al lado de mi cama, reemplaza al muchacho sin pasos vacilantes que entró por la puerta. Su alma está rota y puedo verlo en sus pupilas.

Llevo mi mano a su rostro y tomo su mejilla, en un intento por disminuir su dolor. Él ladea la cabeza hacia mi mano y cierra los ojos con fuerza. Su respiración parece volverse dificultosa y abre los ojos, para tomar mi cara entre sus manos también.

―No sabes cuánto me arrepiento, Kath ―murmura con pesar, mientras da caricias en mi rostro con sus pulgares―. Soy un pedazo de mierda que no te merece.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Where stories live. Discover now