Capítulo 10: Tiene que ser idiota o unineuronal.

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¡Gracias por leer!<3

Capítulo dedicado a HadassHernndez ¡gracias por tu apoyo! :*


Si hay algo que deteste más que hacer ejercicio, es hacer tarea. Tonta, torpe, estúpida tarea. Es lo más tedioso del planeta. Si la escuela no es para dormir, entonces el tiempo libre no es para hacer tarea.

―Quiero golpear a mi maestra en la cara ―refunfuño.

―Golpearla no hará que dejes de tener tareas. No seas floja, castaña.

Ruedo los ojos. ¿Desde cuándo le dio por decirme castaña?

―Disculpa, señor Existencia Desconocida, ¿alguna vez te encargaron tareas? ―le pregunto y él sonríe perezosamente sin responderme―. Entonces no opines.

Le doy la espalda con la intención de seguir completando el código genético para encontrar la dichosa mutación. Llevo dos horas, noventa y ocho renglones y aún no la encuentro. Y antes de esto completé otras tareas. Siete horas seguidas de mi vida que nunca serán recuperadas. Estoy apunto de rendirme.

―Si no duele, no sirve ―susurro para mí misma.

―Entiendo que sea tu primer año, pero ni en la Universidad, ni en la vida entera hay descansos. Tendrás que acostumbrarte.

―Ya lo sé ―replico de mala gana―. Quejarme me ayuda a desahogarme. Me quejo porque quiero y puedo, ¿tienes algún problema con eso?

El chico levanta las manos en señal de paz y aprieta los labios. Buena decisión.

―Oye, ―interrumpe la concentración que había reanudado―, Kathery, oye...

― ¿Qué quieres?

―Necesitas un descanso ―dice, como si no lo supiera.

―No voy a descansar, entre más rápido acabe, mejor.

―Sí vas a descansar ―me contradice y puedo escuchar la sonrisa en sus labios―, y hasta te vas a divertir.

― ¿Qué planeas? ― Alzo las cejas con genuina curiosidad.

Su sonrisa se ensancha y se levanta de la cama, para dirigirse hacia mi ventana, deslizar las persianas y abrir ésta sin vacilar.

― ¿Qué estás haciendo? Alguien podría verte ―Me paro rápidamente y lo alcanzo, dispuesta a cerrar la ventana de nuevo.

― ¿Sabes qué hora es, Kathery? ―pregunta, a la vez que toma mi muñeca para evitar que cumpla mi intención.

―No lo sé, ¿las diez? ―contesto sin el menor interés.

―Son las dos y media de la madrugada. ―Un brillo raro pasa por sus ojos y los míos se abren como platos. ¿Tan tarde es?

―Vaya, el tiempo se me pasó volando ―comento sorprendida.

― ¿Sabes lo que eso significa?

― ¿Un café cargado y una futura cruda del sueño, más un terrible humor irritante por la mañana?

―Significa libertad, Kathery.

Desde qué conocí a Ethan, sus ojos no han expresado más que indiferencia y dolor, una que otra vez. Pero en este momento, su mirada transmite adrenalina, emoción y euforia. Parece prometer un montón de cosas. Resulta incluso escalofriante verlo con esa expresión en el rostro.

―Vamos a salir.

― ¿Estás bromeando, cierto? ― La sorpresa e incredulidad se apoderan de mi rostro y no puedo evitar soltar una ridícula carcajada.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Where stories live. Discover now